Capítulo 19
Celeste se encontraba nerviosa, estaba centada sobre los bordes de la fuente mientras su traicionero pie se movía sin parar. No encontraba una posición y solía variarla cada dos segundos, se peinaba en exceso y trataba de ver su reflejo en la clara agua para divisar si estaba bien con respecto a su apariencia; el molesto sonido de la corriente de la misma solo la irritaba aún más. Esa misma noche se había mirado al espejo cinco mil veces antes de salir de su habitación para esperar a Zeldris, desde que descubrió que albergaba fuertes sentimientos por él había estado realmente histérica. Para colmo ese estúpido mechón rosado de cabello se empeñaba en no mantenerse detrás de su oreja, era tan rebelde que la chica terminó por hacer un puchero a su propio reflejo mientras comenzaba una ardua batalla por ver quien vencería.
En medio de ese segundo fugaz de vergüenza ajena, Celeste se percató como el rostro del pelinegro por quién aguardaba sobresalía por encima del suyo, como si el chico hubiera estado curioso por ver qué hacía esa joven con tanto afán. La pobre terminó por dar un brinquito asustada en el lugar —tratando de reincorporaese— y en el proceso se golpeó el cráneo con la barbilla del varón.
—¡Ay! —exclamarón los dos a la vez sobándose el lugar del impacto.
El momento de la verdad había llegado. Estaban frente a frente, de pie, sosteniéndose la mirada, incapaces de tratar de huir de la del contrario. Cuando chocaron ambos buscaron separarse ligeramente, pero ahora que recordaban con claridad lo ocurrido ayer, querían cortar esa distancia nuevamente.
—Hola —dijo la pelirrosa, alzando una mano y sonriendo tímidamente. Pocos instantes después llevó esa misma mano a la zona alta de la otra y se encogió de hombros, mientras jugaba con su pie con el pasto.
—Hola —repitió el demonio, dedicándole una sonrisa sincera. Después de un tiempo al lado de esa mujer, había aprendido a no ocultar sus emociones.
Un silencio los envolvió, este era distinto al que disfrutaban comúnmente, era aterrador, escalofriante, incómodo y hasta tenso, significaba que ninguno sabía cómo hablar de lo ocurrido, o peor aún, que no querían hacerlo, que preferían olvidar y seguir adelante; así lo veían ellos. Estaban impacientes y las palabras simplemente no salían por mucho que lo quisieran. En más de una ocasión abrieron su boca con la intención de comenzar la conversación, pero no terminaba bien.
Joder, solo se habían saludado. Tenían que actuar o nada cambiaría, tal vez durante mucho fue lo que quisieron, vivir eternamente en esa bonita mentira de amistad, pasar los días hasta el final fingiendo que no sentían nada más allá de puros sentimientos nobles, malgastar cada segundo engañándose, haciéndose creer que podían apagar los gritos de sus corazones con meras ilusiones; pero ya no, ahora conocían el sabor del deseo en los labios del contrario, ahora sabían que existía una posibilidad de ser correspondidos, ahora no podían dejar de pensar en el "tal vez" que durante mucho tiempo ignoraron, ahora estaban allí, frente a frente, y solo hacía falta iniciativa.
—¿Cómo estás? —inquirió la fémina, alzando su rostro para poder encararlo. Estaba decidida, Jaqueline no tenía problemas con ello, Zeldris era bueno con ella, sus hermanos lo amaban, ella lo amaba. Esta solo era una pequeña frase de lo que sería una gran confesión, intentaba hayar mediante una conversación trivial el coraje para declararse.
—He tenido días mejores —sinceró, dando un paso al frente para colocarse más cerca. Sin cuidado ninguno revolvió sus propios cabellos y dejó escapar un suspiro antes de proseguir —. He abandonado mi clan y ahora no tengo donde ir, mi padre me odia y me convertí en lo que tanto critiqué durante tres largos años.
—Zel... eso es horrible —Su voz sonó rota y se mordió el labio ahogando una mirada de dolor.
—No lo es —corrigió, atreviéndose a tomar las manos de Celeste. Sin temor alguno clavó sus esmeraldas en el oro que encerraban los orbes de su compañera, no huiría, está vez no —. Fue apresurado de mi parte, pero ya no quería estar allí, quizás ahora comprenda las decisiones alocadas y exageradas de mi hermano, desde que te conozco las entiendo. No quiero pelear ni asesinar, quiero estar a tu lado, reír por tonterías y llorar por otras. Te amo, Celeste, has sabido convertir todas y cada una de mis tristezas en motivos para amarte cada vez más, has sabido sacarme sonrisas cuando nadie más ha podido, has sabido hacer que sueñe con un futuro a tu lado, has sabido encantarme de un modo peligroso, y no pensé que algún día tuviera el valor para decírtelo.
Celeste abrió sus ojos de par en par, tratando de asimilar tales palabras, no esperó que fuera él quien tomara la iniciativa, generalmente no lo hacía, y mucho menos esperó tales argumentos. Estaba feliz, tan feliz que se podía leer en su frente. Quería ayudarlo, y para ello, ella también pondría de su parte. Sin mucha cavilación, soltó las manos del pelinegro y con las suyas lo agarró de su ropa y lo atrajo a sí, para de este modo, poder clavar el mejor de los besos en sus labios.
En un principio a Zeldris le costó procesar que estaba ocurriendo, pero cuando lo hubo hecho, cuando dedujo que esa era la extraña forma de Celeste de decirle que ella se sentía igual, abrazó su cintura y la apegó a su cuerpo, en respuesta la pelirrosa apretó su agarre sobre las telas de la vestimenta de él y profundizó aún más ese beso.
Estaban absortos, enviciados y embriagados.
—Bueno, no es de día —bromeó la fémina contra la boca de su receptor.
Aún mantenían la posición mientras se devoraban con la mirada.
—Si, fue tu sentido del humor por lo que regresé ese día —soltó, haciendo alusión al día en que todo comenzó, cuando por primera vez había vencido a su orgullo para regresar a ver a esa jovencita.
—También te amo —declaró, con las comisuras de sus labios elevadas su máximo explendor, no podía ocultar cuan alegre estaba—. Puede que yo no sepa decir cosas tan lindas como Jaqueline y sea patética a la hora de mostrar mis sentimientos, pero si pones una mano sobre mi pecho podrás ver lo alterado que está contigo cerca, esa es una verdad certera que no podría ocultar. Quiero intentarlo, puede que termine en fracaso por lo inexpertos que somos ambos, pero no lo sabremos sino lo intentamos, decidí que si ignoraba mis sentimientos por tí mañana me arrepentiría, y no quiero arrepentirme de nada, he tenido bastante de eso.
—Te prometo que saldrá bien, yo haré que salga bien.
—No tienes que hacerlo solo, podemos hacerlo juntos, si es así, estoy segura que de algún modo lo lograremos —siseó, volviendo a acortar esos mortales milímetros que la condenaban a no poder besarlo.
Saldría bien, seguro que si lo haría, porque él le había proporcionado la fuerza y el valor que le faltaba, porque ella le había llenado el alma con gentileza y amabilidad, porque juntos eran la combinación perfecta. Zeldris era el principe azul de Celeste, y Celeste era un obsequio que el destino le había dado a Zeldris, ella era su segunda oportunidad para hayar la felicidad.
Esta vez no había espacio para dudas, esta vez, simplemente amarían.
.
.
.
Palabras del autor:
Ya mañana final, re sad :(
Luego de terminar esta historia me centraré en Tus Recuerdos, la había abandonado porque con más de una no puedo, mi fanatismo por Nanatsu anda por los suelos últimamente. Hace como dos meses que no me veo el anime y estoy esperando que salga completo para poder verlo, además de que me ví una serie —Jujutsu Kaizen— que baff, me encantó y deseo hacerla fanfics, añadiendo a esto mi creciente deseo de escribir de todos los personajes de Kimetsu no Yaiba. Por todo esto ahora mismo no estoy emocionada con Nanatsu.
Espero que les haya gustado la pareja de Celeste y Zeldris, son un tanto peculiares, pero se aman.
Espero estar subiendo el final mañana, junto con el epílogo.
Ayer no actualicé porque no tuve ganas :v y hoy tengo un perro dolor de cabeza épico. So, perdonen mis faltas.
Si te está gustando la historia vota y comenta para que llegue a más personas ~(˘▽˘~)(~˘▽˘)~
No olviden seguirme en mi Twitter: Mio_Uzumaki
Lean comiendo palomitas ( ̄ω ̄)🍿
~Sora.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro