Capítulo 17
Celeste y Zeldris se encontraban envueltos en un agradable silencio, ambos sonreían mirándose, con sus hermosos orbes posados solo en la persona a su lado. Con el tiempo habían aprendido a compartir cosas sin la necesidad de hablar; empleaban esa habilidad cuando se encontraban demasiado cansados por las tareas que los aturdían todo el día, y cuendo en la noche, los escasos momentos que pasaban juntos las palabras no fluían con facilidad. Habían estado muy ocupados últimamente, ambos. Celeste tenía que encargarse de sus hermanos para que ellos jamás volvieran a sentirse abandonados, además de que le dijo a Jaqueline que no quería dejar ser cocinera, porque necesitaba pagar de algún modo su estancia en el castillo y la atención que se le daba a su familia, realmente se sentiría mal sino lo hacía. Zeldris tenía asuntos con su padre y la guerra que estaban a un paso de perder, todo aquello ya no le importaba, con el paso del tiempo había empezado a odiar tener que estar en medio de aquel conflicto, si pudiera cambiar cada combate por estar con esa pelirrosa lo haría encantado, ahora comprendía la decisión estúpida de su hermano, y aunque no lo justificaba, no podía negar que cuando estaba al lado de esa mujer, ese palpitante deseo de querer dejarlo todo lo asustaba.
Se encontraban sentados en el suelo, uno al lado del otro, recostados a la cama de la habitación de Celeste, sus manos —apoyadas también en el piso frío— se hayaban a excasos milímetros de lejanía, con tan solo un movimiento podrían ser unidas, pero la cobardía y el miedo al rechazo los calcomía a los dos. Habían pasado largos meses desde que Joaquín y Rocío vivían con Celeste, y durante todo ese tiempo la confianza entre Zeldris y ella se fue afianzando con buena base; tanto así que él ya podía entrar en sus aposentos sin necesidad de preguntarlo, tanto así que ella podía insultarlo con total libertad, tanto así que ya hablaban de temas ligeramente personales.
Zeldris le contaba de sus inseguridades respecto a los actos atroces que se veía obligado a cometer, con el miedo constante de que ella pudiera rechazarlo en algún momento por tales cosas pero incapaz de poder mentirle. A ella no parecía importarle aquello, y lo tranquilizaba diciéndole que no la iba a perder, si bien era cierto que aquello podría herir su integridad personal, para Celeste era más importante su amistad, y el pequeño picorsito en el pecho que había comenzado a sentir desde hacía mucho.
Celeste le contaba de todo el trabajo que conyebaba criar a sus hermanos, los amaba, eso estaba en claro y jamás lo pondría en duda, mas amarlos no quitaba el hecho de que requirieran mucho tiempo y empeño. Cuando Joaquín le pedía jugar por un lado, por el otro Rocío solicitaba su ayuda para aprender a hacer algún tipo de dulce o algo parecido. La volvían loca, ella no podía dividirse en dos y quería complacerlos a ambos, a esto sumarle que tenía una tarea para con su mejor amiga. El poco tiempo de descanso que tenía, en las noches, prefería usarlo en compañía de Zeldris.
No era culpa de ella que los ojos se le cerraran involuntariamente a veces.
—Creo que debería irme —dijo el demonio, viéndola luchar contra el sueño. Sonrió cuando ella abrió los ojos de golpe para rogarle con la mirada que así no fuera.
—Un poco más, te juro que me mantendré despierta —susurró en tono bajo, atreviéndose al fin a juntar sus manos, colocando la palma de la suya sobre la del otro, en un vago intento por impedir que se pusiera en pie y la abandonara. Ni siquiera podía moverse con facilidad, hoy había sido un día en extremo agotador. Trataba de mantener sus orbes dorados abiertos pero los muy traicioneros se le cerraban.
—Me quedaré contigo, pero descansa un poco, duérmete —rebatió, entrelazando sus dedos para indicarle que no se iría.
—Pero no quiero... —murmuró, poniéndole empeño a la tarea de mantenerse despierta, mas esa era una batalla difícil de ganar, eventualmente sucumbió ante los brazos de Morfeo y se arropó en el dulce tacto que le proporcionaba aquel demonio que se había convertido en su consejero y amor imposible.
Zeldris la observó, cuando ella no se encontraba en sus cinco sentidos todo a su alrededor se tornaba con un mutismo escalofriante y la oscuridad lo azotaba, únicamente iluminada por su rostro cómodo y sonriente, así que se centraba solo en ella. Admiraba sus largos cabellos revueltos, sus largas pestañas que chocaban contra sus finas mejillas color rojas casi siempre, su semblante tranquilo, su boca entreabierta... Sus labios, los mismos que en esos momentos se moría por capturar entre los suyos.
¡Maldita y estúpida línea que lo obligaba a ser meramente su amigo! ¡Maldito terror a ser detenido por ella y obligado a salir de su vida! ¡Maldita distancia que quería acortar con decespero en esos instantes!
Dejó que los minutos fluyeran con lentitud mientras la divisaba sin distraerse con nada. Dejó que esos mismos minutos se conviertieran en horas, tal vez una, tal vez dos, inclusive tres, no estaba seguro porque no miró el reloj, no quería hacerlo y perderse un solo segundo de Celeste.
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La muchacha despertó exaltada recordando a Zeldris, deseaba encontrarlo a su lado y así fue. Se encontraba avergonzada por después de tanta palabrería al final ceder y dormirse, pero también feliz porque a pesar de todo él no dejó su lado ni un solo momento.
—Ahora si debería irme —comentó el pelinegro con una leve sonrisa.
—¡Lo siento! Prometo que mañana tendrás toda mi atención, es más, haremos lo que tú quieras, te lo prometo.
—Tranquila, no es como si hubieras cometido un pecado capital —argumentó, y para su profundo dolor tuvo que separar sus manos con el objetivo de ponerse en pie. ¿Tan solitaria se sentía su piel sin la de ella?
—Aún así... —Ella hizo lo mismo y lo acompañó hasta la puerta. Estaba sonrojada.
El pelinegro negó y salió de su cuarto. Se encontraba de espaldas, mas sabía que ella estaba apoyada a la puerta sonriéndole, siempre lo hacía. Tuvo que detenerse en seco a unos pasos de distancia para mirar su mano, la misma mano que le rogaba con todo fervor volver a encontrarse con la de esa jovencita.
Estaba tan asustado. Se sentía tan vulnerable y fuerte con ella, se creía un rey a sus servicios, un simple humano con tontas emociones. La última vez que le sucedió aquello no terminó bien, fue un desastre, bajó las defensas y terminó herido.
Ah, pero si Celeste lo cortaba con el puñal de los sentimientos esa sería una cicatriz que portaría con orgullo.
Hoy simplemente no tenía ganas de fingir.
—Celeste, ¿podemos dejar tu promesa para hoy, para este instante? ¿Puedo hacer lo que yo quiera ahora? —cuestionó, girándose ligeramente para mirarla por encima del hombro.
—¡Claro!
La respuesta positiva de la inocente muchacha provocó que su cuerpo actuara con más rapidez que su mente. Dio media vuelta sobre sus talones y se lanzó sobre ella, atrapándola entre sus brazos y posando, con total deseo, sus labios sobre los de ella. Los envolvió en un cálido y necesitado beso que había estado rogando desde hacía más de medio año.
¿Por qué esperó tanto? Se sentía tan jodidamente bien besarla, y se sentía aún mejor ser correspondido con la misma pasión por Celeste.
Esa estúpida línea que separaba lo correcto de lo incorrecto, ese hilo que los mantenía como simples amigos o conocidos, esa ridícula distancia impuesta por su pánico a volver a ser dañado por el amor.... Todo eso lo rompería, lo superaría, porque nada era mejor que eso que estaba experimentando allí, con ella.
Separarse no fue fácil, pero era necesario. Dos minutos enteros devorándose debían llegar su fin cuando juntó sus frentes sin cortar la mirada, clavándose en el alma de la mujer a la que podía aclamar amaba.
No dijeron nada, el pelinegro tan solo se apartó tras un tiempo y emprendió su camino lejos de allí.
La pelirrosa no pudo detenerlo, porque aún, con los dedos posados en sus rojos e irritados labios, trataba de procesar lo que había pasado.
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Palabras del autor:
Hey, I am yo :D
Hice el capítulo un poco más largo porque lo creí necesario, no quería cortar el momento ni mucho menos, me pareció correcto dejarlo hasta aquí. He de confesar que este es mi capítulo favorito en todo el libro, les juro, me encantó escribirlo.
IMPORTANTE:
También quiero informarles algo, tengo una cuenta en Twitter que hasta el momento era solamente para tonterías y cosas tontas, pero recientemente una amiga me dió una idea que pienso abrazar. Sería muy lindo si pudieran seguirme, allí estaré publicando adelanto de los capítulos, ediciones para mis historias, portadas, hablando de nuevos proyectos, haciendo encuestas y muchas cositas más, me gustaría tener su apoyo para esto :3
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Me ayudaría mucho si fueran a seguirme, muchas gracias a quien lo decida :'3
Lean comiendo palomitas ( ̄ω ̄)🍿
~Sora.
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