Capitulo 28
—¡¿Acaso has perdido el juicio, Colagusano?!—exclamó Sirius furioso.
—¡Es verdad! ¡No puedes trabajar ahí! ¡Estas confraternizando con el enemigo!—apoyo James.
—¡Es una gran oportunidad para mí!—replicó Peter con el ceño fruncido.
En la mansión Potter solo se escuchaba la fuerte discusión que ocurría entre tres de los cuatro merodeadores, todo esto debido a que el más pequeño y, aunque suene feo, usualmente el menos importante, había decidido aceptar un puesto de trabajo en el ministerio para trabajar junto a Lucius Malfoy, Rodolphus Lestrange y Severus Snape, situación que claramente no alegro en lo absoluto a sus amigos.
Marlene McKinnon y Dorcas Meadowes, dos de las mejores amigas de los merodeadores, se encontraban en el segundo piso, recargadas en las escaleras observando la escena con preocupación. Acababan de acostar al pequeño Harry, a quien fueron a visitar para ver como se encontraba al igual que los chicos, más no esperaban que estuviera ocurriendo lo que sucedía en ese momento.
Remus Lupin, el cuarto merodeador, por otra parte, se encontraba sentado frente a sus amigos, escuchando los gritos y replicas que se intercalaban los otros tres. Siempre fue el cerebro del grupo y también el más empático de ellos, por lo que el debería poder comprender el deseo de Peter de superarse laboralmente y aceptar esa buena oferta de trabajo...
Pero no podía.
No podía, porque eso significaría que uno de sus mejores amigos estaría en contacto permanente con sus mayores enemigos, principalmente Severus Snape, lo que provocaba que su egoísmo fuera más que la amistad que sentía por su amigo de tantos años.
—¡YA BASTA!—grito Peter, rabioso, sorprendiendo a los presentes. El hombre los miro furioso y con la mirada ensombrecida, dijo:— Estoy harto. Harto de ser su sombra, —los miro a los tres con un odio y envidia que sorprendió a todos.— la sombra de los grandiosos James Potter, Sirius Black y Remus Lupin.
Durante unos pesados segundos, todos guardaron silencio, impactados por la sorprendente revelación de envidia de Peter hacia los chicos. El hombre tomó su chaqueta que se encontraba en el comedor y se la puso.
—Peter...—intento hablar Remus pero este lo interrumpió.
—No me interesa escucharlos, en realidad, no me interesa nada más de ustedes.—sonrió irónico y los miro.— Si no pueden alegrarse por las oportunidades que me ofrece la vida para superarme, no volveré nunca más, este es el fin de nuestra amistad.
La puerta de la mansión Potter fue abierta dejando entrar la fresca brisa de la noche, la cual acompaño la figura de Peter Pettigrew al salir, dejando en el lugar un ambiente triste y tenso.
Los rostros de los tres amigos restantes eran de completa tristeza e impotencia por lo sucedido, pero principalmente por la forma en que Peter se refirió a si mismo como la sombra de ellos, haciéndolos sentir terrible. Marlene y Dorcas bajaron las escaleras y se colocaron frente a ellos, acariciando sus hombros a manera de conciliación por lo sucedido.
—La vida es una mierda.—masculló Sirius con coraje, dejándose caer en el sofá.— Primero Jamie y ahora Peter, todos se van con esas malditas serpientes.
—Necesito un poco de aire para despejarme.—dijo Remus.
Sin voltear a ver a nadie, salió de la casa, siendo seguido por Dorcas, que lo miraba preocupada. Caminan hasta quedar en medio del patio y ella se coloca a su lado. Remus mira el cielo con tristeza.
—¿Te encuentras bien?—pregunto Dorcas con timidez, aunque luego se reprocho mentalmente por lo tonto de su pregunta. ¿Cómo podría estar Remus bien despues de lo sucedido?
—No.—respondió Remus.— Las únicas personas que siempre me han aceptado y amado por quien soy desde el principio...son los chicos, ellos y Lily. Ahora Lily y James se han divorciado, Sirius esta muy ausente debido a la furia que siente por lo de Jamie y Regulus, y para el colmo ahora Peter se ha ido para siempre...No.—negó con la cabeza con un nudo en el estomago— No puedo estar bien cuando mi única familia se desmorona en mil pedazos.
—Yo aún estoy contigo y siempre lo estaré.—dijo Dorcas y ambos se miraron.
Ella se sonrojo ante su profunda mirada y, armándose de valor como buena Gryffindor, confesó los sentimientos que guardaba desde hace mucho tiempo:
—Te amo, Rem.
El la miro en silencio con la mirada entristecida y llena de pena, provocando que la pequeña sonrisa que tenía Dorcas en el rostro, se borrara gradualmente.
—Lo lamento tanto, Dorcas.—dijo Remus suavemente.
Y con esas palabras, el corazón de Dorcas Meadowes se rompió.
(...)
Jane Yaxley se miro al espejo con expresión fría mientras se colocaba el costoso collar de diamantes que Severus le había regalado por su aniversario. Estaba vestida con un precioso vestido largo y negro que enmarcaba su bella figura.
Aquella era una noche especial para su pareja, pues despues de varios meses trabajando junto a Rose, Lucius, Rodolphus, Regulus y sorprendentemente con un poco de ayuda de Peter Pettigrew, habían logrado algo que revolucionaría el mundo de la sanación magica.
Se miro al espejo con frialdad, de pronto, sintió que se desconocía a si misma, y no fue hasta que Severus apareció a su espalda, abrazándola con calidez, cuando pudo sentirse tranquila y colocar una sonrisa genuina en su rostro.
—Ya es hora, cariño. ¿Lista?—pregunto Severus dejando un beso en su hombro.
—Nací lista, amor.—respondió Jane con una sonrisa.
La pareja se transporto al Ministerio de Magia, más precisamente al salón principal de eventos, donde se llevaría a cabo la tan importante velada. Tomados de la mano, ambos pudieron contemplar como el matrimonio Lestrange y Malfoy ya se encontraba ahí.
Sonrieron a los reflectores de las cámaras cuando estos se enfocaron en ellos al llegar al salón. Despues de responder algunas preguntas y permitir que les tomaran algunas fotografías, Severus y Jane se acercaron a sus amigos, quienes les saludaron alegremente.
Era verdad que Jane sentía un enorme alivio de haber arreglado las cosas con todos, aunque eso no significaba que Severus estuviera enterado de la situación anterior, pues aún no hablaban de ello.
—Llegaron los reyes de la fiesta.—comentó Lucius con una sonrisa.
Regulus Black y Rose Potter. El rey Black y la princesa Potter. Los reyes de Slytherin.
La pareja apareció con una sonrisa educada en sus rostros. Rose vestía un elegante y largo vestido rojo que hacía resaltar su cabello y la blanca piel de su pareja, quien vestía un sobrio traje gris muy elegante.
Acostumbrada a los flashes de las cámaras, Rose sonrió con amabilidad. Desde que fue oficial la noticia de su compromiso, la prensa siempre buscaba obtener más información de ellos.
—Parecen perros hambrientos.—murmuró Regulus, harto de la situación, haciéndola reír levemente.
—No seas tan cruel, Reggie.
—Como desees, princesa.
—¡Hola, hola! ¡Aquí esta la parejita más famosa del mundo mágico!—saludó Bellatrix, notablemente borracha y alegre.
Todos los amigos se saludaron, pero mientras Regulus hablaba con Lucius, la mirada de Rose fue al fondo del salón, donde pudo divisar a Marlene McKinnon jalar bruscamente a Jane hasta una esquina.
Frunció el ceño, analizando la escena frente a ella. Ambas lucían furiosas, pero no sabía que estaban diciendo. Y mientras Rose intentaba saber lo que ocurría, Jane solo se mordía el labio inferior, castrada de escuchar a la McKinnon.
—No tengo tiempo para tus estupideces, McKinnon.—dijo Jane con frialdad.
—Escúchame bien.—ordenó Marlene con furia.— No se que pretendan tu y Rose, Yaxley, pero si siguen lastimando a mis amigos, se las verán conmigo. —amenazo.
—¿Ya terminaste de ladrar, perra?—cuestionó Jane con indiferencia y una sonrisa de lado.— Déjame en paz, McKinnon. El mundo no gira alrededor tuyo o de tus amigos.
Sin darle oportunidad de responder, Jane se alejo del lugar rodando los ojos con fastidio y sonrió cuando vio a Rose acercarse a ella.
—¡Rosie! ¡Hola!
—¿Qué quería Marlene McKinnon contigo?—cuestionó Rose abruptamente.— No parecían tener una conversación de lo más amable.
—No debes preocuparte de nada. —le aseguró Jane encogiéndose de hombros.— McKinnon anda demasiado histérica desde que se realizo el divorcio de tu hermano y Evans.
Rose la miro y se quedo quieta durante unos segundos con expresión inescrutable, Jane bebió un sorbo de su copa y la miro confundida.
—¿Esta todo bien, Rosie?—pregunto Jane, preocupada.
—Sí..sí.—asintió Rose.— Bueno, volvamos a la fiesta.
—Te sigo hasta el fin del mundo, querida.—bromeó Jane, guiñándole el ojo y ambas rieron.
Ambas chicas emprendieron camino hacia sus parejas, sin ser conscientes de que a lo lejos, en una de las esquinas del salón, Remus Lupin observaba embelesado la figura de Jane Yaxley caminar grácilmente junto a Rose Potter.
Y desde el otro extremo de la sala, Severus Snape no pudo evitar romper su copa entre las manos al apretar tan fuerte, debido a la furia que le daba ver a aquel licántropo anhelar lo que era suyo.
Porque Jane Yaxley era suya.
Siempre lo había sido.
Y el se encargaría de unir sus vidas por toda la vida.
Ya estamos más cerquita del final:) ¿Qué les pareció el capitulo? Los amo!
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