Capitulo 26
El lugar estaba sumido en un incomodo silencio del cual el unico que no lo notaba era el pequeño Harry Potter, quien en cuanto abrió la puerta corrió hacia la cama de su tía, sentándose a su lado y abrazándola con delicadeza. Rose, quien no recordaba de nada aquel niño, no pudo evitar sonreír al ver como ese pequeño poseía la característica melena azabache alborotada de los Potter, aunque su sonrisa menguo ligeramente al ver que también portaba los ojos verdes de Lily Evans.
—Tía Jamie, —habló el niño con tono preocupado— el sanador dijo que tienes menesia y que no nos recuerdas.
—Amnesia, Harry.—corrigió James suavemente.
—Es verdad, pequeño.—afirmó Rose y le sonrió, acariciando sus cabellos.— pero eso no importa, ¿tú cómo estas?
—Estoy muy bien.—aseguró Harry asintiendo repetidas veces.— Muchas gracias por protegerme, tía Jamie.
—No es necesario agradecer, pequeño.
—Sí que lo es.—intervino James mirando a su hermana con gratitud.— Si no fuera por ti, Harry...—su voz se quebró y carraspeo.— Gracias, Jamie. A pesar de todo, lo protegiste.
—Los problemas que hayan entre tu y yo no tienen porque afectar mi relación con Harry.—dijo Rose con seriedad.— Que no pueda recordar nada no significa que mi moralidad haya cambiado. El niño es parte de nuestra familia y no iba a dejarlo morir.
—Se que he cometido errores y no tengo derecho a pedirte que me disculpes.—dijo James con tristeza.— Entiendo que ahora tienes tu propia familia y comprendo tus sentimientos, pero...aunque eso haya pasado, te aseguro que a partir de ahora siempre estaré para ti. Ya se que es tarde, muchos años tarde, pero...mamá siempre decía que es mejor arrepentirse y hacer algo al respecto que arrepentirse y seguir en el error.
Rose no respondió nada, solo miro a su hermano con seriedad mientras acariciaba los revoltosos cabellos de su sobrino. No sabía bien que responder, despues de todo, su hermano la había dejado con los elfos cuando solo tenía once años.
—Si tan solo hubieras enviado cartas...quizá no te resentiría tanto.—admitió Rose.
—¿De que hablas?— pregunto James confundido.— te envíe cartas cada semana para saber como estabas, pero nunca me respondiste.
—Yo no recibí nada...
Ambos se miraron confundidos y de pronto dijeron:
—Lily.
—...
—Rose, yo...
—No, James.—le interrumpió Rose con firmeza.— Estoy muy cansada, son demasiadas emociones en un día para mi y no es un buen lugar para que hablemos, sin contar que no deberíamos hacerlo frente al niño.
—Ya no soy un niño, tía Jamie.—se quejó Harry haciendo un puchero.
—Si ya eres un niño grande entonces no puedo seguir haciendote cariños.—se burló Rose dejando de acariciar su cabello.
—¡Soy un bebé!—exclamo Harry rapidamente, volviendo a abrazarla y ambos adultos rieron ligeramente.
Durante unos minutos más, Harry y Rose estuvieron conversando animadamente. El niño le contaba cosas como lo feliz que era cuando su tío Sirius se convertía en perro y lo dejaba montarlo cual caballito; o lo mucho que le gustaba usar su escoba de juguete; y lo mucho que le gustaría que fuera ella a su cumpleaños en unas cuantas semanas.
Prometiendo ir a su cumpleaños si es que se recuperaba del todo, Rose se despidió cariñosamente de su sobrino y, pese a la tensión que sentía, permitió que su hermano besara su frente rapidamente.
En cuanto ambos se fueron, Rose pensó que nunca había sentido tanto cariño por un niño como por Harry, aunque tampoco es que conociera a muchos niños.
Los días pasaron y una semana despues, durante cual se había dedicado a analizar la situación con su hermano, con la elite mágica y con su prometido, (siendo también visitada diariamente por este último) Rose Potter fue dada de alta, por lo que aquella mañana fueron Regulus y Jane por ella, quien pronto noto la tensión que había entre ambos.
—Me alegro de que estés mejor, Rose.—dijo Jane con una sonrisa en cuanto salieron de San Mungo.— Recuerda que el sanador dijo que debes estar en constante vigilancia, que no debes hacer muchos esfuerzos y que aún debes tener reposo en cama dos semanas más.
—Te escuche las primeras tres veces, Jane. —se burló Rose.
—Vamos.—dijo Regulus extendiéndole la mano a Rose.
—Pero, mi apartamento no esta muy lejos de aquí.—dijo Rose, esperando poder caminar aunque sea unas cuadras.
—Te quedaras en mi apartamento estas semanas.—explicó Regulus con tranquilidad.
—¿Qué?—Rose miro a Jane, quien sonrió nerviosa.— Pensé que me cuidarías tu...
—Bueno...—Jane se removió incomoda.
—Yo soy tu prometido.—intervino Regulus mirando seriamente a Jane y despues viendo con suavidad a Rose.— Es mi deber cuidarte. Se que no recuerdas nada, pero mi apartamento siempre te ha gustado mucho y ahí estarás bien atendida, aparte, Jane tiene muchas cosas que hacer, ¿cierto?
—Sí.—confirmo Jane rapidamente.
—Par de mentirosos.—pensó Rose con frialdad, más no replico.
Tomando la mano de Regulus, los tres se aparecieron en el apartamento del Black, donde Rose tuvo que admitir que era cierto que posiblemente le gustaba mucho, pues en realidad el estilo era bastante de su agrado.
Jane, quien cargaba una maleta, la oriento hacia la habitación mientras que Regulus dijo que iría a informarle personalmente a Lucius que ya estaban ahí y que no tardaba en volver. Al llegar a la habitación, Rose, quien vestía una camiseta holgada que decía I LOVE NY y un suéter, miro indignada a su mejor amiga.
—¿Me puedes explicar que estas haciendo?—cuestionó Rose, notablemente irritada.
—Te ayudo a instalarte.—respondió Jane con una sonrisa nerviosa.
—No te hagas la tonta conmigo.—replicó Rose molesta y colocó las manos en la cadera.— ¿Se supone que debo quedarme a dormir estas semanas en cada de un tipo que se supone es mi prometido pero que no recuerdo de nada, en lugar de que mi mejor amiga me cuide?
—Efectivamente.—asintió Jane.
—Con esos amigos para que quiero enemigos.—masculló Rose.
Ninguna de las dos volvió a hablar, Jane acomodo la ropa de Rose en los cajones y la arropo en la cama mientras esta se mantenía en silencio, observando sus movimientos.
Rose no era tonta, siempre había sido demasiado perspicaz y sabía que su amiga le estaba ocultando algo, y ese algo era la razón por la cual no la cuidaba y parecía querer mantener una gran distancia con ella.
Durante esos días que estuvo internada, Rose recordó como Jane solo la visitaba si estaba Severus con ella o cualquier otro, pero nunca a solas. Regulus, por otra parte, pasaba casi todo el día con ella sin importarle si había más gente, pero aunque Rose notaba que el parecía genuinamente preocupado y enamorado de ella, también sentía que el estaba bastante distante, aunque no podía juzgarlo bien del todo, pues no recordaba de nada la actitud de este anteriormente.
En cuanto Regulus hubo vuelto, Jane se despidió brevemente de Rose besando su frente.
—Hasta luego, Rosie. Te amo.—dijo Jane con una sonrisa triste y desapareció.
—¿Estas cómoda?—pregunto Regulus en cuanto la chica se fue, quitándose la corbata.
—Sí...—respondió Rose, algo incomoda al verlo cambiarse.
—En el cajón de a lado hay pociones para el dolor de cabeza, las prepare porque el sanador dijo que quizá tendrías mucha migraña.—explicó Regulus mirándola de reojo.
—¿Puedo tomar una ahora?—pregunto Rose.
—Por supuesto, no necesitas preguntarme.—dijo Regulus.
La joven abrió el cajón y tomó una de las pociones, sin embargo, de pronto se quedo viendo fijamente algo en al esquina del cajón, provocando que Regulus la mirara confundido.
—¿Ocurre algo?—preguntó él.
—Um...¿me engañas?—pregunto Rose sin poder evitar cierta punzada de dolor en su corazón.
—¿Disculpa?—la miro molesto.
—Es que hay muchos condones aquí de diversos tipos.—dijo Rose en voz baja, encogiéndose de hombros.
—A ti te gusta probar de sabores.—explicó Regulus con una sonrisa torcida y Rose se sonrojo inmediatamente.
—T-Tú...y-yo...¿nosotros...?—balbuceó y Regulus no pudo evitar sonreír con ternura, pero no se acerco para no incomodarla.
—Sí.—respondió a las sospechas de la chica, divertido.
—Vaya...—suspiró Rose y se mostró más sorprendida que avergonzada.— supongo que en verdad debo amarte mucho.
—¿A que te refieres?— Regulus la miro confundido.
—¿Nunca te conté sobre eso?—pregunto Rose y el enarco una ceja.— Bueno, como ya sabes mi madre murio cuando yo solo tenía once años, pronto iba a entrar a Hogwarts así que mi mamá me dio...ya sabes... "la platica"— hizo comillas, sonrojada.— ese día le hice la última promesa a mi madre, la cual fue que solo entregaría mi primera vez a alguien que en verdad amara...era una promesa muy importante para mi.
Ante la explicación de Rose, a la mente de Regulus llegaron las palabras que Lucius le había dicho antes del accidente de su amada:
No importa el motivo por el cual se acerco a ti, lo único que importa es el hecho de que ella te ama y tu a ella, ¿En realidad quieres pasar la vida lamentando lo sucedido solo por no poder perdonarle un error?
Suspiro pesadamente y miro a la chica, quien lo veía confundida. Una parte dentro de el estaba feliz de que ella no recordara nada entre ellos, pues podía volver a iniciar de cero y superar aquella traición que le había dolido hasta el alma, pero otra parte de el dolía al pensar que ella no recordaba, que no sabía lo que había pasado entre ellos, y que el no podía decirle que aceptaba sus disculpas y que quería continuar a su lado.
Sin decir ni una palabra, Regulus se quito la corbata de un tirón y salió de la habitación, todo ante la atenta mirada de una silenciosa y confundida Rose.
¡Aquí les traigo el nuevo capitulo de Princess Potter! ¿Qué les pareció?
Quiero agradecer a @prong-ss por la nueva portada de la novela (una disculpa por tardar tanto en colocarla). Es una preciosa portada y me alegro que te guste tanto la historia que decidiera hacer una portada:)
Ya estoy trabajando en los demás capitulos pero quiero escuchar sus teorías sobre que será lo próximo que ocurrirá, ¿Qué creen que pase con Rose y Reg? ¿O que creen que pase con Severus, Jane y Remus? ¿Cómo terminará esta dramática historia?
Me sentí locutora escribiendo eso.
Los amo mucho!
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