En el despacho de Lucius Malfoy se encontraban reunidos Rodolphus Lestrange, Severus Snape y Regulus Black. Todos tenían un vaso de whiskey en mano, rostros ceñudos y maquinaban mentalmente cual era la mejor manera de torturar a los merodeadores hasta la muerte. Lucius bebió un trago y suspiró.

—Debemos proteger a Rose de ellos.—dijo con seriedad.

—En otras circunstancias diría que ella es totalmente capaz de defenderse sola, pero viendo como se puso con Black, Lupin y Pettigrew...—dijo Regulus haciendo una mueca.

—La conozco desde hace mucho, yo mismo le di clases—hablo Severus— Rose Potter no es una chica débil, jamás en todos los años que llevo conociéndola la vi llorar, ni siquiera estar triste. Siempre ha sabido soportar las cosas muy bien. Verla así...

—Fue horrible.—completo Rodolphus.— Rose siempre es muy alegre y...que coraje lo que esta pasando.

—No hay mucho que discutir.—dijo Lucius con frialdad.— estoy harto de ellos desde la escuela, dejaremos pasar esta situación, fue mera coincidencia que se encontraran, pero si vuelven a acercarse a ella...

—En ese caso, —intervino Regulus en el mismo tonó.— los destruiremos.

—A ellos.—dijo Rodolphus.

—Y a todo lo que aman.—añadió Severus.

(...)

A Jane le había gustado el apartamento de Severus desde el primer día en que lo vio, que fue el mismo día que inició su relación con él, desde entonces vivía con él, sin embargo, en esos momentos Jane se reprendía mentalmente por haber vendido su propio apartamento, pues quedaba más cerca del apartamento de Regulus, que es donde Rose se encontraba viviendo ahora.

Termino de hacer su maleta, pues aquella noche volvería a pasarla con Rose. Revisó que no faltara nada y se dirigió a la sala. Estaba a punto de ingresar a la chimenea cuando el timbre sonó insistentemente, lo que la hizo fruncir el ceño, ¿Quién se atrevía a llamar de esa manera?

—¡Voy! ¡Ya voy!—exclamo Jane acercándose a la puerta.

En cuanto abrió la puerta, Jane tuvo que hacer un gran esfuerzo por no demostrar sorpresa al ver frente a ella a una guapa pelirroja de ojos verdes, quien la miro con una ceja alzada y rapidamente sonrió amablemente.

—Buen día, ¿Quién eres tú? Estoy buscando a Sev, ¿podrías decirle que Lily esta aquí, por favor?—pidió Lily con un tono de voz como quien habla con un niño pequeño.

—Me llevas solo siete años, Evans, no veinte. No me trates como a una niña.—dijo Jane con frialdad.

—¿Quién demonios eres tú?—cuestionó Lily borrando su sonrisa y mirando de arriba abajo.

—Jane Yaxley, la novia de Sev.—respondió Jane cruzándose de brazos.—El no esta aquí, ahora lárgate. 

—Quítate de mi camino.—dijo Lily con irritación.

Empujando con brusquedad a Jane, Lily Potter ingresó al apartamento gritando «¡Sev! ¡Sev!» repetidas veces. Jane inspiró hondo y se repitió mentalmente que no podía asesinar a nadie o quedaría en Azkaban, por lo que se dio media vuelta y grito:

—¿Qué crees que estas haciendo? ¡Lárgate de mi casa!

—¿Tu casa?—repitió Lily despectivamente.— Esta es la casa de Sev, no de su revolcón semanal.

—Oh querida, —Jane sonrió de lado— que más te gustaría que yo fuera un revolcón semanal, incluso de esa manera yo le hago sentir más cosas de las que tu nunca pudiste hacerle sentir.

—Yaxley, ¿cierto?—cuestionó Lily con desdén y Jane asintió con tranquilidad al mismo tiempo que la pasaba de largo y se dirigía a la sala— Bien, supongo que quizá no lo sepas así que te permitiré rectificar tu error, yo soy...

—No hables tan rápido, no me da tiempo de ignorar todo lo que dices.

—...he sido la mejor amiga de Sev durante muchísimos años y el no va a cambiarme por una...¿Qué estas haciendo?—Jane le colocó una silla a lado.

—Para cuando te canses de decir pendejadas.

—¡Deja de hacerte la estúpida conmigo!—grito Lily furiosa.— ¡Nunca te va a amar más que a mi!

—¡Cállate!—grito Jane con los ojos cristalizados. Lily había tocado su punto sensible, sentirse inferior a ella. Lily rió.

—¡¿En realidad crees que Severus te preferirá a ti?! ¡Siempre he sido yo!

La mano de Lily se alzo en alto dispuesta a abofetear a Jane, sin embargo, la mano fue sujetada con fuerza antes de chocar contra el rostro de Jane. Ambas chicas giraron el rostro sorprendidas, contemplando que quien sostenía la mano de Lily era nada más y nada menos que Severus Snape, quien miraba fríamente a Lily.

—Sev.—murmuró Lily.

—Severus.—dijo Jane.

—¿Qué carajo estas haciendo en mi casa e insultando a mi mujer, Lily?—cuestionó Severus soltando bruscamente la mano de Lily y miro a Jane. —¿Por qué esta ella aquí adentro?

—¿Tú...mujer...?—susurró Lily incredula.

—Ella sola se metió, al parecer, como tu revolcón de la semana, no tengo mayor derecho sobre tu hogar a comparación de ella.—dijo Jane con desdén e ironía, cruzándose de brazos.

—Sev, ella no me quería dejar pasar y...

—Ella tiene todo derecho de no dejarte pasar, es nuestra casa.—replicó Severus cruzándose de brazos.— No lo volveré a repetir, ¿Qué haces y que quieres aquí, Lily?—cuestionó.

—Sev...—Lily lo miro sorprendida y respondió:— Remus, Sirius y Peter nos contaron de su encuentro con Jamie, la hermana de James. Tengo entendido que fuiste su maestro en Hogwarts y que tenían una buena relación, es por eso que quería pedirte de favor que convenzas a Jamie de volver a casa de sus padres, aún es una niña, no puede estar viviendo sola y...

—¿Ahora te importa que sea una niña?—intervino Jane furiosa. —No recuerdo que eso te importara cuando ella solo tenía once años y la dejaste sin su hermano justo despues de que .—replicó irónica.

—Tú cállate, maldita...

—No te atrevas a terminar esa oración, Lilianne.

Las frías palabras de Severus hicieron que ambas mujeres lo miraran sorprendidas.

—Será mejor que te largues.

—Pero Sev...

—Tu y yo no tenemos nada más de que hablar, Lilianne.—le interrumpió Severus con brusquedad.— No pienso tolerar a nadie tan hipócrita como tú, mucho menos consentiré que trate mal a mi mujer. 

—¡Fuimos mejores amigos!

—Y en nombre de esa antigua amistad es que trato de correrte de forma decente, pero lo menos que tendría que hacer sería hechizarte por insultar a Jane.—replicó Severus.

—Váyanse al infierno.—escupió Lily indignada.

—Yo también te mandaría al infierno, pero que culpa tiene el diablo.—se jacto Jane.

—Veo que son tal para cual.—dijo Lily con el ceño fruncido.

—Mastica bien esa envidia, Evans.—dijo Severus con sorna.

 —Es Potter.—replicó Lily.

—Tú nunca serás una Potter.—replicó Jane.— Ellos no son tan rastreros como tú.

—Sev, ¿Cómo puedes permitir que ella me hable así? ¡Tienes que defenderme y ayudarme! ¡Yo siempre he estado ahí para ti!—chilló Lily indignada.

—La única razón por la que viniste aquí es porque quieres quedar bien con el imbécil de Potter, no por otra cosa, Evans.—intervino Jane

—Es cierto. Lo que menos te importa soy yo y si mal no recuerdo, nosotros no somos nada desde quinto grado.—dijo Severus con frialdad.— Ya vete, Lilianne. Es mi última advertencia.

Indignada, humillada y aún bastante incrédula, Lily Potter apretó su bolso y dando media vuelta, salió del apartamento azotando la puerta. En cuanto se fue, Jane se giro a ver a Severus con cierta curiosidad a lo que el enarco una ceja en alto.

—¿Qué pasa con esa mirada?—pregunto Severus confundido.

—Me defendiste.

—¿No es obvio?

—Me defendiste de Lily Evans.—insistió Jane, incrédula.

Severus sonrió y se acercó a paso tranquilo hasta quedar a escasos centímetros de su novia. La tomó del rostro con suavidad y la miro profundamente a los ojos.

—Tú siempre me escoges por sobre todos, ¿Cómo podría no corresponderte de la misma manera?

Dicho esto, la beso.