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Capitulo 12

Rose disfrutaba las fiestas. Siempre había sido fanática de ellas, aunque más que ser invitada, le gustaba ser la organizadora, sin embargo, ser invitada a la fiesta de padrinazgo de Draco y Severus era algo que la emocionada de sobre manera.

Severus Snape había sido amigo intimo de Lucius Malfoy desde que ingresó a Hogwarts, pues el Malfoy pronto había notado las sorprendentes habilidades del mago en cuestión de pociones. Desde entonces, Severus siempre había estado en su grupo de amigos, llegando a convertirse en su mejor amigo, por esa misma razón es que ahora le pedía que fuera el padrino de su unico hijo.

A diferencia de Rose, Jane no es que estuviera molesta con la idea de que su novio fuera padrino del heredero de los Malfoy, no, sino más bien estaba preocupada. Severus, pese a mostrar una apariencia fría y a veces algo hosca, era un hombre que le gustaban los niños. En realidad, Severus incluso le había confesado a Jane que su más grande sueño era tener un hijo al cual poder corresponderle como su padre nunca lo hizo con el, lo que la hacía pensar que en algún punto Severus querría avanzar más en la relación.

Ese día la mansión Malfoy estaba llena de los invitados a la fiesta. El padrinazgo no era un tema extraordinario en el mundo de la magia, se trataba de un simple conjuro realizado por los mismos padrinos, sin embargo, en la elite mágica se trataba de algo bastante serio y trascendental.

Mientras que en el resto de las familias mágicas eran los padres quienes escogian a los padrinos de sus hijos, en la elite no se realizaba así, aquí las familias dejaban que sus hijos llegaran a los cuatro años de edad para poder por ellos mismos escoger a quienes consideraban eran la mejor opción para ser sus padrinos (siempre bajo supervisión de los padres, claro).

Jane y Rose llegaron juntas a la mansión Malfoy, esto debido a que Severus y Regulus habían llegado ahí desde muy temprano para ayudar con todos los preparativos. Ambas chicas fueron recibidas por un elfo, quien tomó el regalo de ambas colocándolo en la mesa de regalos y les indicó que pasaran al jardín, junto a los demás invitados.

—Vaya...casi no invitaron gente, eh.—se burló Jane en voz baja.

—Esto esta repleto.—murmuró Rose al ver tanta gente conversando.— que bueno que somos invitadas de honor o no tendríamos lugar.

—Cierto, aunque odio estar en conglomeraciones.—dijo Jane con una mueca.

—Te apoyo, me ponen muy incomoda y nerviosa las multitudes.—asintió Rose.

—No tan nervioso como deben estar los demás ante su belleza, Princesa Potter.—dijo una voz a sus espaldas.

Ambas chicas se giraron, topándose frente a un hombre alto, de aspecto delgado pero firme, con piel palida y pecosa con un cabello rubio paja. Tenía unos ojos avellana con un brillo de diversión y una sonrisa agradable en el rostro.

—Perdón, ¿lo conozco?—pregunto Rose confundida.

—Usted a mi no, pero yo si que la conozco muy bien a usted.—aseguró el hombre acercándose peligrosamente a ella.— Es más hermosa de lo que me habían comentado.

—Oye.—intervino Jane con el ceño fruncido, al ver como Rose daba un paso atrás, incomoda. El hombre la miro con diversión.

—Oh, lo siento, tu también eres bastante hermosa, ambas lo son.—afirmó el hombre sonriéndole a Jane.

—¡Jane! ¡Rose!

Regulus, Rodolphus Lucius y Severus se acercaban con una sonrisa, la cual se congelo en sus rostros al ver al hombre que estaba con ellas. El hombre se colocó entre Jane y Rose, abrazándolas por los hombros y ambas lo miraron asombradas.

—Vaya, vaya, ya estan aquí. —sonrió el hombre— Dejen se los presento bien, chicas...

»La rubia narcisista—señalo a Lucius

»El gigolo gratuito —señaló a Rodolphus

»La madre Sevy-Sobreprotectora— señalo a Severus

» Y el principito bebé—señalo a Regulus.

» La rubia es esposa de la madre, el gigolo es el tío que visita de vez en cuando, el principito es el hijo y yo siempre me cole. Puedes encontrar a la rubia siempre en la peluquería, al gigolo en su cama, a la madre en su oficina y al principito entrenando. Supongo que no ha cambiado nada de eso, ¿verdad?

Los cuatro varones estaban furiosamente sonrojados y miraban furiosos al hombre, quien seguía sonriendo con diversión. Rose y Jane se miraron confundidas. 

—Sigues siendo el mismo idiota de siempre, admito que me da gusto verte, pero...—dijo Regulus acercándose a el, tomando a Rose la cintura y jalándola rudamente hacia el.— aleja tus manos de mi novia, Barty.

—Bah, siempre tan territorial, bebé.—se burló Barty y miro a Jane.— ¿Tu no preferirías salir conmigo? Soy más agradable que Sevy. 

—¡Barty!—riño Severus tomando a Jane.

—Amargaaadossss.—dijo con diversión.— Ah, creo que estan confundidas, ¿verdad?—cuestionó a Rose y Jane y sonrió.— Soy Barty Crouch Jr, el amor de la vida de estos imbéciles.

—¡BARTY!

Asombradas, ambas chicas contemplaron como aquellos hombres que siempre lucían tan serios y firmes, ahora estaban sonrojados y risueños junto a su amigo. Jane y Rose se miraron, compartiendo un mismo pensamiento: incluso entre las serpientes siempre hay un conejito lleno de diversión. Ellas mismas la habían tenido, Pandora Lovegood, su buena amiga Ravenclaw y esposa de Xenophilius Lovegood.

—¡Barty! ¡Que agradable sorpresa!—saludo Narcisa llegando con Draco y Bellatrix.

—Es verdad, no creímos que vendrías.

—¿Cómo podría faltar al padrinazgo del pequeño Malfoy?—sonrió Barty. 

—Rosie.—llamó Narcisa con una sonrisa.

—¿Si, Cissy?

—Draco quería preguntarte algo.

—¿Mmm?—Rose miró al niño y se agacho con cuidado, mirándolo con ternura.— ¿Qué ocurre, mi hermoso dragón?

—Tía Rosie...hoy voy a ser ahijado de mi tío Sev...—comentó Draco jugando con sus manos.

—Lo se, cariño...¿Qué hay con eso?

—Es que...yo quería saber...si tu...—Draco suspiró sonrojado y la miro a los ojos.— Tía Rosie...¿Quieres ser mi madrina?

Las mujeres soltaron exclamaciones de ternura, pero Rose se mantuvo seria. Miro a Narcisa, quien borró un poco su sonrisa y la miro confundida.

—¿Estas segura de esto, Cissy?—pregunto Rose— yo no tengo ningún problema, pero...si Reggie y yo llegáramos a...

—Incluso si eso pasa, —interrumpió Narcisa

—Que no creo.—agregó Lucius.

—Seguirás siendo mi amiga y mi hijo te solicito expresamente a ti como su madrina. Entonces, ¿Qué decides, Rosie?

La joven miro al niño, quien sonrojado miraba al suelo. Rose sonrió con ternura y lo cargo entre sus brazos, dándole un beso en la mejilla, haciendo reír a Draco.

—Digo que ya es momento de iniciar.

El matrimonio Malfoy informó a los invitados que ya se llevaría a cabo la ceremonia, por lo que todos en el jardín se colocaron en sus lugares, mientras que Rose y Severus se colocaban al frente y al centro de todos, con Draco en medio. 

El primero en realizar el hechizo fue Severus. El hechizo de padrinazgo era sencillo y las palabras dichas siempre eran a decisión del mago o bruja. 

—Yo, Severus Snape, te tomo a ti, Draco Lucius Malfoy, como mi ahijado para guiarte y cuidarte en las adversidades durante tu trayectoria de vida. Lo prometo y si llegase a faltar a mi palabra, que la muerte sea mi castigo.

En cuanto el hilo dorado brillante se unió entre Severus y Draco, todos aplaudieron y ambos varones se abrazaron.

En cuanto guardaron silencio, Rose supo que era su turno. Miro alrededor, Narcisa y Lucius le sonreían con cariño, al igual que Regulus, quien estaba junto a Barty y parecía realmente orgulloso de que ella fuera a ser la madrina de su sobrino. Regresó la vista a Draco y le sonrió, levantando su varita:

—Yo, Jamie Rose Potter, te tomó a ti, Draco Lucius Malfoy, como mi ahijado para protegerte, amarte, cuidarte y apoyarte durante el resto de tu vida. Prometo estar ahí en cada momento importante y si llegase a faltar a mi palabra, que la muerte sea mi castigo. 

El hilo dorado brillante se unió entre Draco y Rose. Todos aplaudieron emocionados y Rose abrazó con fuerza al pequeño de los Malfoy. Un camarógrafo se acercó a tomar una foto de los padrinos junto a su ahijado, mientras que desde el público, Regulus y Barty sonreían.

—Parece una buena chica.—comentó Barty.

—Ella es perfecta, quiero pasar toda mi vida con ella.—afirmó Regulus.

—¿No crees que vas muy rápido?—pregunto Barty.— podrías asustarla.

—Ella me ama y yo a ella.—afirmó Regulus.

—¿Te lo ha dicho?

—¿Perdón?—lo miro confundido.

—Que te ama. ¿Te ha dicho Rose que te ama?—pregunto Barty.

Regulus miro a Rose, quien cargaba a Draco con una sonrisa en los labios y pronto se dio cuenta que era verdad. Ella jamás le había dicho que lo amaba, pero lo hacía, ¿no? Era obvio que debía amarlo despues de todo lo que habían pasado juntos...

¿Cierto?

—Ella me ama.—repitió Regulus intentando convencerse más a si mismo que a Barty.

—Pues hacen una hermosa pareja.—asintió Barty.—lo apruebo.

Pero pese a que su amigo se mostraba feliz por el, Regulus no dejo de pensar toda la fiesta en eso. ¿Rose no le había dicho que lo amaba porque el aún no lo decía? ¿O quizá no lo amaba? 

Por primera vez en sus casi veinticinco años de vida, Regulus Black sintió algo que nunca había sentido: temor.

Temor a no ser suficiente.

Temor a no ser amado.

Jamás había recibido un cariño antes. Si bien tenía a sus amigos, venía de una muy disfuncional familia, por lo que Rose era su refugio, pero...¿y si ella no lo amaba? ¿Y si se cansaba de el?

—¿Todo esta bien, Reggie?—pregunto la suave voz de Rose, al verlo tan serio.

La miro con seriedad y la abrazó con fuerza, besando su mejilla repetidas veces, haciéndola reír. Mientras la tenía entre sus brazos, Regulus se dio cuenta que en realidad no le importaba si Rose lo amaba o no. Siempre y cuando ella siguiera con el, no le importaba nada más.





























Feliz San Valentín, mis amados lectores, los amo <3

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