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Epílogo

﹌✿❀✿﹌

Fredrick

A veces, la vida nos prepara para superar sus mayores retos, es para saber que tan aptos estamos superar lo demás que venga. Algunos luchamos hasta cansarnos, mientras que otros, simplemente, se rinden cuando siente que es demasiado para ellos. 

No me malinterpreten, no es malo rendirse, pero es malo estancarse en un lugar solo porque no quieres avanzar. 

Mi vida ha cambiado en tan solo meses, pronto se acabará el año y lo único que he hecho es... Cuidar de Erik, cuidar de mi madre y hacerle la vida más fácil a Elsa para compensar un poco el tiempo que estuve en cautiverio. 

Erik está llorando demasiado, estoy haciendo la comida, lo veo y lo cargo mientras voy de nuevo a la cocina. No quisiera tenerlo cerca de la cocina, pero debo averiguar qué le ocurre. Intento ofrecerle algo de comida, lo rechaza con repudio, algo que me frustra mucho. 

—Vamos, Erik, dime que tienes —le suplico, no funciona. 

—Holaaa —la voz de Gus aparece en la casa, Erik se calma con su presencia. 

—Hola, Gus. 

—¿Necesitas ayuda? —se ofrece a ayudarme cargando a Erik. 

En ningún momento sentí algún parentesco con Erik, siento que es el bebe de otra persona, pero no el mío. Últimamente, veo una gran conexión entre Gus y Erik, lo envidio porque tiene mejor relación con el que yo, quien se supone es su padre. 

—¿Cómo lo hiciste? —pregunto al ver la tranquilidad con la que carga a mí "hijo". 

—No lo sé, desde que nació es así —responde restándole importancia.

Hago lo mismo, termino de preparar la comida, estoy a punto de servirla cuando soy llamado por mi madre. Llego a la habitación, ella está recostada viendo la televisión, me señala el canal de las noticias. El príncipe Dedric ya está aqui. 

—Su alteza debió venir para poner orden a la situación —concluye mi madre. 

—Mamá, sabes que la princesa no permitiría que otra persona tome el control de su reino —contradigo. 

—¿Entonces que hace aqui? —inquiere. 

Trato de buscar una respuesta a su pregunta, pero no le encuentro otra explicación y es que la princesa ya despertó de su descanso, tal vez este pensando en formar una alianza con el príncipe para mejorar la seguridad de la ciudad. Pero tal vez, me esté equivocando y haya algo más allá de todo esto. Con la princesa nunca se sabe...

—¿Qué te tiene tan pensativo, hijo? —mi madre me interrumpe en mi momento de reflexión. 

—N-Nada, no te preocupes, no debe de ser nada malo —su rostro se suaviza con mis palabras. 

—De acuerdo. 

Vuelvo a la cocina, Erik está siendo alimentado por Gus, lo hace mejor que yo... Como sí...

No, no es posible, tal vez tiene experiencia porque él se encargó de cuidar a su hermana cuando ella nació. 

—¿Iras a la plaza? —pregunta Gus. 

—¿Por qué iría a la plaza? —inquiero. 

—El príncipe de Dinamarca va a dar un anuncio —informa mi mejor amigo —. Deberías ir con Elsa y Erik, yo me puedo encargar de cuidar a tu madre. 

—¿Lo harías? 

—Somos hermanos, haría lo que sea por ti —sigo pensando que este imbécil es el mejor amigo del mundo. 

—Gracias, por todo Gus.

—De nada, hermano. 

﹌✿❀✿﹌

Dos horas después; Elsa, Erik y yo salimos del vecindario para ir a la plaza, mientras caminábamos recordábamos viejos momentos que pasamos Elsa y yo meses atrás. Erik estaba feliz en su cochecito, observaba todo con atención, esos ojos azules brillaban con mucha luz. 

 Llegamos a la plaza, toda la gente de Steecwood estaba allí reunida, expectantes de saber que anuncio daría el príncipe de Dinamarca y porque estaba aqui. 

—¿Sabes qué sucede? —pregunta Elsa. 

—Solo pienso que puede tener que ver con alguna especie de alianza política. 

—Esperemos que sea eso...

—¡Atención, ciudadanos de Steecwood! —la voz del príncipe nos llama la atención a todos, pero se desatan una cantidad de murmullos entre la multitud por la persona que se encuentra al lado del príncipe. 

La chica lleva un vestido negro que la hace resaltar su figura, es elegante y sencillo. Sus ojeras no se notan por el ligero maquillaje y su cabello está brillante, como si nunca hubiese sido maltratada físicamente durante nuestro cautiverio. 

—¿Quién es ella? —se preguntan todos a la vez. 

—No puede ser... —un ligero murmullo sale de mis labios. 

—¡Saluden a su princesa! ¡Lovisa Lundin! ¡Está viva! 

Al principio, todo se mantiene en silencio, ya me estaba preparando para la peor reacción de los ciudadanos, pero sorpresivamente, la gente comenzó a ovacionarla con mucha euforia. Hice lo mismo, Elsa no hizo nada, ella solo se quedó mirando con asombro a la princesa como si se tratara de un fantasma para ella. 

Dejamos de aplaudir para darle la palabra al príncipe. 

—Silencio —ordena que hagamos un poco de silencio —. Princesa Lundin, sé que no llevamos mucho tiempo de conocernos, hemos pasado solo tres días maravillosos, al menos para mí, que fueron los mejores donde me di cuenta de la clase de persona que eres y que has mostrado a los demás. Yo mismo, fui quien te vio en tu momento más vulnerable, y te apoyo en todas las situaciones en las que te encontraste sumida en tu desgracia —hace una pausa para respirar hondo y arrodillarse —. Por eso... Quisiera saber... Si me permites ser, más que tu aliado, tu amigo incondicional, tu amante y, sobre todo, tu esposo...

Todos estamos boquiabiertos, miro con atención la reacción de la princesa, ella se encuentra con mis ojos, no están llenos de odio, solo de rabia por la manera en que todo termino para nosotros luego de ese día en que el príncipe nos rescató. Me sigo sintiendo mal por como la trate, lo que le hice y lo que estoy sintiendo por haber pasado esos dos meses con ella. 

Duda, se le nota en el rostro, soy el único que lo nota. Mi corazón late con fuerza, quisiera ser tan afortunado como el príncipe de poder pedirle matrimonio a la princesa que se robó mi corazón de una manera muy particular. 

Bajo la mirada, apenado por lo que siento al verla, ella sigue esperando a que diga algo, pero...

—Yo... Yo... —sigue dudando, hasta que en su rostro se asomó una ligera sonrisa —. Find ud af det selv...

¿Danes? ¿Desde cuándo sabe hablar danes? 

—¿Quieres saber algo totalmente estúpido? 

—¿Qué?

—Cuando conocí al príncipe de Dinamarca... No entendía una sola palabra de lo que me trataba de decir...

—¿Eso no es normal?

—Las princesas siempre deben aprender todos los idiomas de su continente, Fredrick.

Así que ahora... Sabes danés...

Sonríen como un par de tortolos, algo que me causa un sabor amargo en la garganta. ¿Qué es esto que estoy sintiendo?, bueno, algo que se llama "celos" porque la única mujer que estoy amando en este momento se va a casar con otro hombre sin ella saber algo...

Y es que se convirtió en...

La Princesa de mi corazón. 

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