4. Locuras
﹌✿❀✿﹌
Henrik
La lectura nunca me ha fascinado, siempre he sido un hombre de campo, un soldado empedernido que quiere luchar por su ciudad representando a la corona como un buen líder de la guerra. Las armas son mi fascinación, se todo lo que hay que saber de estas aunque ella no se compara con nadie.
Mi lectura de aquel informe de guerra fue interrumpido abruptamente por el ruido que emitían las puertas dejando entrar al teniente a cargo de las tropas. Me dedica el saludo militar y este empieza a cantar:
—Lamento interrumpirlo, señor —Se disculpa a lo cual hago caso omiso —. Pero recibimos un mensaje del enemigo
—Habla.
—Solicitó una fiesta de paz en la capital, quiere hablar personalmente con... —Dice su nombre y se perfectamente lo que diría, pero no puedo omitir le esta información
—Se lo hare saber, puede retirarse teniente —Le ordeno y este se va sin chistar
Me levanto de mi silla para luego salir de mi oficina y dirigirme al campo de entrenamiento. Durante mi trayecto puedo ver el retrato del matrimonio Lundin. Fueron grandes reyes y siempre van a ser recordados. Sigo caminando hasta que encuentro la puerta que da hacia el campo y...
Una flecha es clavada justo en el blanco por ella...
Su cabello castaño está recogido en una coleta alta, su piel luce mas palida cada dia y su concentración no se desvía en ningún instante. Está estresada.
—Espero tengas buenas razones para venir aquí sin el temor de que pueda clavarte una flecha en el pecho, Henrik —Me dice sin mirarme
Esta chica siempre me sorprende cada dia mas, no entiendo como aún no tiene un hombre a su lado.
Tu eres ese hombre que necesita...
Tienes razón.
—Vine porque recibimos un mensaje del enemigo —Camino hasta su lugar y quedo cerca de su espalda. Unos centímetros más y sucederán cosas inapropiadas —. Solicitaron nuestra presencia en la capital para llevar a cabo una fiesta pacífica.
—No.
—Tal vez podríamos estudiar la petición con el consejo —Trato de convencerla
—No.
Es muy rígida. Siempre lo ha sido.
—Pero —
—Ya dije que no. —Dispara otra flecha con enojo e impotencia. Esta irritada y estresada. Voltea a mirarme con frialdad y determinación, puedo sentir su respiración mezclarse con la mía. Si doy un paso más, cosas muy turbias pasarán en fracciones de segundos —. Si tu quieres ir a representar a Steecwood, hazlo, pero no pondré en riesgo a mi reino solo por los caprichos de un tirano dictador.
Sonrio en mis adentros por la propuesta que hizo. Claro que aceptare, ella no puede salir a la luz como lo que es en realidad. No ahora. Necesito que se mantenga asi, escondida de todos.
—Bien.
Fue lo ultimo que salio de mi boca antes de perderme en los pasillos de aquel edificio con una gran arquitectura. Entre a mi oficina nuevamente y llame al consejero real, quien llegó demasiado rápido a mi parecer.
—¿Qué desea, General?
—Dile al enemigo que yo iré a la fiesta mañana por la noche representando a Steecwood.
—Si, señor.
El viejo se va sin mas y yo sonrio satisfecho hundido en el silencio reconfortante de mi oficina. Pobre novata, no sabe a quien está dándole todo el poder y espero que se mantenga asi.
﹌✿❀✿﹌
Fredrick
Soy un maldito idiota. Nunca debí nacer. Jamás debí conocer a Elsa. No puedo hacerle esto. No, no, no, no...
Mi madre va a matarme...
Aunque, en este momento no parece que me estuviera arrepintiendo de lo que hago, por dentro estoy ardiendo en cólera por la gran estupidez que estoy cometiendo. ¿Por qué no logre aguantar un poco más? ¿Qué me sucede?
Los gemidos de la pelinegra me hacen salir de mis martirios haciendo que me concentre en la excitación que me provocan sus gemidos placenteros. Lo hace cada vez con más fuerza, sin escrúpulos y tengo que cubrir su boca para que los gritos no se escuchen hasta el otro lado de la puerta.
Es la primera vez que se me ocurre hacer algo como esto. Soy un maldito pervertido.
La sensación de que ya vamos a terminar acelera nuestras respiraciones. La embisto con más rapidez hasta que...
Una ola de orgasmos arrasan con nosotros dejándonos exhaustos y jadeantes. Ella me besa con deseo, yo le correspondo. Nos separamos para mirarnos a los ojos, el sudor se nota a simple vista y ella sonríe.
—Eso estuvo...
Elsa es interrumpida por el leve toque de la puerta. Nos apresuramos a vestirnos antes de que a alguien se le ocurra entrar y es entonces cuando la voz de Gus nos hace relajar un poco y tomar nuestro tiempo para arreglarnos como se debe.
<<Soy un maldito idiota>>, me repito una y otra vez.
Antes de salir del baño, Elsa me da un beso lleno de deseo y lujuria como despedida. Salimos del baño un poco más relajados y Gus nos mira con cierta curiosidad.
Que no se le ocurra preguntar...
—¿Qué hacían?
¡IDIOTA!
—¿Estaban haciendo cochinadas sin mi? —Sonríe con perversión y ahora mismo quiero lanzarle una roca a la cabeza
—¿Querias acompañarnos? —Inquiere Elsa con diversion y yo sonrio con vergüenza por como se comporta ahora mismo. Ella me sorprende todo el tiempo
Creo que solo es tímida con las personas desconocidas pero conmigo... es totalmente diferente. Es como si fuera otra persona.
Los altavoces anunciando el momento del torneo me hicieron entrar en crisis nerviosa. Estoy aterrado por que tengo miedo de que perdamos por mi culpa. No quiero ser abucheado como antes. No quiero...
—Hey —La voz de Elsa me hace olvidar mis miedos y mis preocupaciones —. Lo harás bien, confio en ti
Creo que... ahora estoy empezando a volverme loco...
Los gritos y aplausos de todos los ciudadanos de Steecwood me hace querer ocultarme de todos y de todo. Si perdemos será mi culpa...
Corro con velocidad hacia el lugar más oscuro del edificio. Mi lugar tranquilo para pensar, es la cima de aquel edificio. Una torre hecha en aquellos años en los que aún vivían los reyes Lundin. Entro a la torre jadeando y asustado. No se que hacer, no puedo pensar bien, necesito calmarme.
—¿Acaso estás hiperventilando? —La voz de una chica me hace desviar mi atención a su figura que está sentada en una silla mirándome con curiosidad.
Parece muy joven para estar aquí.
—¿Quien eres tu? —Pregunto curioso
—¿Quieres saber quien soy? —Lo dice en un tono sensual y extraño
—¿Crees que me interesa saber quien eres?
—¿Entonces por qué preguntaste quien soy?
—¿Estamos jugando a responder con preguntas? —Inquiero cansado de este jueguito estúpido
—Quizá... —Lo dice sin ese tono divertido que tenía al principio —¿Estas nervioso?
—¿Por que estaría nervioso? —Bufo —. No me conoces
—Mira allá —Me pide que mire hacia la ventana en donde se nota la multitud de personas que están esperando por el capitán del equipo representando al instituto.
Soy un cobarde.
—Tienes miedo —Concluye la chica —. Tienes miedo por que crees que tu equipo puede perder por tu causa, pero esto no se compara a situaciones mucho peores. Las personas se alimentan del miedo por que en cualquier momento hallaran una forma o el más mínimo detalle para verte caer en el lodo y terminar peor que ellos.
Su mirada se pierde entre la multitud de personas que observa a través de la ventana. Parece un cuerpo de una chica apagada por la crueldad de la sociedad. ¿Tiene miedo?
—Tienes que volver a allá y demostrarle a esos idiotas que nunca será tan fácil verte caer, sino que cada dia sera un nuevo momento para levantarte y seguir adelante —Es lo último que dice antes de terminar la conversación con un silencio sepulcral
—¡Damas y caballeros, con ustedes el equipo que representa al instituto de Steecwood, las Águilas Suecas! —El maestro de ceremonias habla por el micrófono dando le la entrada a mi equipo. Debo llegar o seremos descalificados
Miro a la chica quien entiende el mensaje y asiente con la cabeza para que yo me vaya dejándola sola. Llego al sitio en donde esta mi equipo y respiro hondo un par de veces recordando las palabras de aquella chica misteriosa que no conozco pero que sus consejos me ayudaron para lograr canalizar mis miedos y preocupaciones.
—Gracias... —Murmuro para mí mismo agradeciéndole a la chica
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro