2. Máscaras
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Ya es Martes por la noche y hoy se llevará a cabo el gran evento que tiene planeado el gerente del club. Me visto acorde a la vestimenta que nos había indicado el gerente y salgo de mi habitación para revisar que mi madre ya se haya dormido.
Ayer no tuve tiempo de contarle mi experiencia en el castillo con Elsa ya que se había quedado dormida y hoy en la mañana estaba concentrada en su tratamiento de recuperación.
Le planté un beso en su frente y luego me fui de mi casa para esperar en el camino a mi amigo Gus, quien llega dos minutos después. Nos vamos al callejón en donde se encuentra el club el cual recibe el nombre de La Lundin como homenaje a los reyes ya fallecidos.
Entramos y aún no había nadie dentro del club. Nos dieron nuestros brazaletes plateados que eran los que diferenciaban a los empleados de los clientes. Nos dieron nuestras máscaras y entramos a la barra para arreglar los licores y los cócteles que vamos a servir.
El gerente está dando órdenes aquí y allá para que todo salga perfecto, lo que me hace tener más curiosidad sobre quién será el invitado especial de esta noche.
—¡Ya es hora, chicos! —Anuncia el gerente dejando entrar a los clientes que llevaban sus respectivos brazaletes dorados y máscaras.
Esta noche sera muy interesante...
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Son las diez de la noche y el club se ha llenado de un montón de personas bebiendo y bailando. La barra estaba llena de personas ordenando sus copas de Snaps, tequila y punsch. Hubieron varias personas borrachas que terminaron vomitando las instalaciones pero otras incluso disfrutaban del espectáculo que daban las bailarinas del club. El invitado especial se encontraba en la zona VIP en un rincón en el segundo piso del club con muebles de terciopelo rojo y bordes de oro.
—Fred, una ronda de snaps en la zona VIP —Me informa Gus colocando los chupitos en la bandeja
Salgo de la barra y tomó la bandeja para luego subir las escaleras que dan paso al segundo piso. En este piso, todo el que entra, no vuelve a salir con ropa ya que aquí es donde las personas se liberan y hacen sus mayores pecados. A un rincón se encuentra la zona VIP en donde están unas cuantos personas con antifaz del mismo color azabache.
Me acerque con nerviosismo hacia aquellas personas que estaban allí. Habían dos mujeres y un hombre, más otros dos que estaban vigilando los alrededores lo que me dio a entender que eran guardaespaldas.
Una de las mujeres me sonrio con picardia mientras que la otra solo se me quedaba mirando con frialdad. La chica coqueta llevaba un antifaz negro con detalles dorados, su cabello era castaño y pude detallar que sus ojos eran de un color avellana, su piel era blanca y llevaba un vestido rojo que hacía resaltar su cuerpo.
—Hola, guapo —Hablo la voz de la chica coqueta. Su voz era suave y sensual. Me jalo de la corbata haciendo que me baje a su altura para que me susurrara al oído —¿Trajiste nuestros chupitos?
—Dejalo en paz, Freya, lo estas asustando —Reprocha el hombre con antifaz plateado con su voz que me parecía levemente familiar
—Tu los asustas a ellos, piensan que eres nuestro novio o quien sabe —Exclama la chica de cabello castaño
—Prefiero ser gay antes que ser tu novio, oh espera, ya lo soy —Se burla el chico y luego fija su mirada en mi —. Disculpa si te incomodo, es que esta muy caliente y quiere desquitarse con alguien, ¿te gustaria hacernos ese favor?
La pregunta me toma por sorpresa. No es que no me la hayan hecho pero esta noche no pensaba en tener una noche de pasión con nadie. Si me niego podrían poner una queja al gerente y eso me llevaría a muchos problemas.
—Claro —Respondo forzando una sonrisa
—No estás siendo obligado —La voz de la chica de antifaz negro me hace estremecer. Es suave pero firme, muy dominante
—No me siento obligado, señorita
—Claro y yo no soy importante en la sociedad —Dice con sarcasmo mientras bebe un chupito. Me mira fijamente a los para luego responder: —. Esa sonrisa forzada no pasará desapercibida, no soy estúpida.
—Nunca he dicho eso, señorita
—Perdonala, esta algo estresada —Dice la castaña interviniendo en la conversación. Mira a su amiga y le da una leve sonrisa —. Tu deberias ir con el, debes relajarte un poco, has tenido un día muy estresante.
—Freya tiene razón.
La chica de cabello azabache y labios carmesí lo piensa por unos segundos. Acto seguido, se levanta de su asiento para tomar mi corbata y arrastrarme a las habitaciones privadas del club, el jalon hace que la corbata llegue a ahorcarme. Llegamos a una de las habitaciones que eran oscuras para evitar que los clientes o empleados vieran los rostros de los demas y asi mantener el anonimato, solo había una luz y era la luna brillando con intensidad en la habitación.
Sin esperarlo, unos labios empiezan a devorar los míos desesperadamente. Es un beso lleno de tensión, estrés y desesperación. Sus labios se acoplan a los mis perfectamente como si nuestro destino era nacer para acoplarnos.
Nunca me habían besado con esa intensidad. Es algo muy nuevo para mi.
—Terminemos con esto —Me ordena y solo me limito a asentir
—De acuerdo.
Esta noche marcó mi vida. Suena cliché pero es cierto, ha marcado algo en mi y me ha dejado con la curiosidad de volver a pasar una noche con aquella fría y seria mujer. No se su nombre y no pude ver su rostro pero quisiera ver esos labios carmesí una vez más.
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