Había salido de mi casa con éxito, nadie se había percatado de mi huida y eso era algo magnifico. No me gustaba estar en casa encerrada, yo quería salir a ver todo lo que había fuera de mi casa, pero mi padre siempre me lo impedía. Él siempre está exigiéndome que entrene, que vea mis modales y que me olvide de ser como las otras personas, que yo nací para dirigir el clan algún día.

Según lo que me ha contado Sora, mi cuidadora, es que los Hyuuga han criados a su primer hijo siempre de esa forma y yo al ser la única hija del líder del clan no me quedaba otra que asumir mi responsabilidad, pero no quería asumirla, es mucho para alguien como yo.

—¡___-sama!

La voz de uno del clan Hyuuga me alteró. Uno de ellos se había dado cuenta de mi escapada; comencé a correr tanto como pude intentando perderle de vista y mientras corría no pude evitar reírme al estar siendo perseguida de esta manera.

Siempre sucedía lo mismo, yo me escapaba y era vista por uno del clan, y este comenzaba a perseguirme por toda la aldea hasta atraparme. Luego me llevaría de vuelta a casa donde me estaría esperando mi padre y comenzaría a regañarme, y después hacerme trabajar el doble.

Pero esta vez sentía que sería diferente, sentí que por fin hoy podría divertirme como alguien de mi edad.

—¡Ah! —gritó un chico quien se había interpuesto en mi camino. Yo he chocado con este chico dándome un golpe en mi frente con sus lentes. —¿Quién eres?

—¡Ayúdame! —exclamé paranoica. Aquel muchacho me miró confundido y entonces apunté hacia atrás viendo al hombre que me perseguía. —Intenta hacerme daño. Ayúdame a escapar, por favor.

—¡Supongo que tendremos que correr!

Aquel chico me tomó de la mano comenzando así a correr, en el camino él iba lanzando algunas cosas a su paso para que así mi perseguidor se tropezara. Ambos hemos corrido por varios minutos hasta perder de vista a mi perseguidor; hemos llegado a un bosque, miré a mi alrededor fascinada al ver todo este paisaje.

—¡Genial! —exclamé emocionada mientras me acercaba a ver unas flores que había en el lugar. —Mira. Mira, es una flor muy bonita, ¿verdad?

Le mostré la flor que tenía en mis manos a aquel chico, él simplemente se me quedó viendo fijamente y lo miré un poco confundida sin entender porque me miraba de esa manera.

—¿Quién eres?

—Es cierto. No me he presentado. —sonreí para luego dejar la flor en el suelo. Sacudí mis manos y coloqué mis manos en las puntas de mi vestido para luego hacer una reverencia. —Un gusto conocerte. Mi nombre es Hyuuga ____.

—Yo soy Obito. Uchiha Obito. —me decía con una gran sonrisa. —Dime... ¿por qué te estaban persiguiendo?

—Oh. Porque me escapé de casa. —dije casualmente como si fuera normal. Bueno, para mí era bastante normal el escaparme y que me estuvieran persiguiendo.

—¡¿Te escapaste?! —exclamó paranoico. Yo he asentido ante su pregunta. —Oh por dios. Estoy siendo cómplice de un escape, mi abuela me va a matar.

—No te preocupes. Nada malo sucederá. —sonreí para tranquilizarlo. Él soltó un suspiro de alivio. —Todo mientras ninguno de mi clan te atrape.

Lo que he dicho lo dejó bastante mal que hasta incluso se desmayó. Yo no pude evitar soltar una risa, este día sí que estaba siendo genial.

✴✴✴

Obito despertó minutos después, él se quitó sus lentes para dejarlos en el suelo y entonces frotar sus ojos. Yo he aprovechado el momento en que dejó sus lentes en el suelo para tomarlos y luego colocármelos.

—Genial. Estos lentes son geniales. —dije comenzando a ver a todos lados con aquellos lentes. Cuando miré al Uchiha él se encontraba con la boca entreabierta. —¿Qué sucede?

—¿Nunca antes habías visto unos lentes?

—En mi clan no he visto a nadie usar lentes. Todos tenemos buena vista y usar algo que nos complique al momento de utilizar nuestra habilidad es perjudicial. —comenté mientras me quitaba sus lentes para devolvérselos. —Bueno. Aún hay muchas cosas que no conozco.

—¿Sabes jugar a patear la lata?

—¿Patear la qué?

—Patear la lata. —volvió a decir. Yo he negado. —Me juntaré con unos amigos. Puedes venir y jugar con nosotros.

—¿Estás seguro? —pregunté dudosa. —Yo no sé jugar. ¿No estorbaría?

—Puedes aprender y seré yo quien te enseñe. —me decía con una gran sonrisa para luego extenderme su mano. —Ven. Vayamos con los demás.

—Está bien.

Tomé su mano para así comenzar a irnos, ambos hemos caminado por un par de minutos hasta llegar a un parque donde lo estaban esperando varios niños y entre ellos se encontraba el chico asombroso del festival.

Hatake Kakashi.

—Llegas tarde, Obito. —le reprochó una chica de cabellos castaños. Ella al verme junto a Obito se quedó sorprendida. —¿Quién es ella?

—Ella es ____. Mi amiga.

Cuando he oído la palabra "amiga" salir de la boca de Obito me entró una sensación de felicidad, era la primera vez que alguien me consideraba su amiga.

—Mi nombre es Rin. Nohara Rin. —me decía la chica con una sonrisa. En ese momento Kakashi se colocó a su lado y no despegó su mirada de mí. —Y él es...

—Hatake Kakashi... —interrumpí a Rin. Ella me miró sorprendida, pero inmediatamente su expresión cambió y me miró con seriedad. —Estuviste asombroso en el festival infantil. —dije ignorando la mirada de Rin.

—¿Qué sucedió con tus ojos? —preguntó un chico inesperadamente.

—¿Mis ojos? —dije confundida. —¿Qué tienen de malo?

—Son raros. ¿Verdad chicos? —cuando ha dicho eso lo seguí viendo confundida, pero al escuchar las risas de sus amigos me hicieron sentir incomoda. —¿De verdad puedes vernos?

—¿Y si no puede? Podríamos herirla por accidente y eso sería malo para nosotros. —habló otro chico. —¿Por qué la has traído, Obito?

—Ya basta. —los detuvo Kakashi con una voz seria causando que los chicos que se reían detuvieran sus risas. —Ella es del clan Hyuuga. Sus ojos son así porque todos los de su clan los tienen así, eso es algo que los caracteriza y estoy seguro que podría noquearlos si ella quisiera.

Me sorprendí ante las palabras de Kakashi, él había dicho todo eso tan maduramente.

—Ustedes deberían de pensar antes de hablar. —les reprochó Rin a los que se burlaron de mí. —¿Sabes jugar a patear la lata?

—No. Pero Obito se ofreció a enseñarme. —dije con una sonrisa.

—¡____-sama! —la voz de un miembro de mi clan me hizo sobresaltar. Aquel hombre se acercó para tomarme de la mano. —No debería de estar aquí.

—Yo iba a jugar con mis nuevos amigos.

—Sabe muy bien lo que piensa su padre al respecto de que se junte con personas fuera del clan. —me decía mientras me arrastraba lejos del parque. —Usted no debe relacionarse con esta gente.

—Mi padre no se enterará. —realicé un puchero mientras veía como los demás me veían confundidos por esta escena. —Solo quiero hacer amigos.

—Como futura heredera usted debería de estar pensando en su clan.

Aquel hombre comenzó a arrastrarme por todo el camino hasta que llegamos al clan Hyuuga, ahí me esperaba mi padre con una cara totalmente sería.

—Papá...

—Mañana trabajarás el doble y sin descanso. —informó con seriedad. —Este comportamiento que estás teniendo no lo dejaré pasar tan fácilmente.

He asentido ante lo que me decía para luego ir a mi cuarto con una expresión de tristeza.