Epílogo
— ¿Valery? — la nombrada alzo la cabeza, había pasado alrededor de unos minutos de que el estúpido de Scott saliera corriendo.
— Ya caminas— dijo al ver como Bella cargaba a Ariel en sus brazos.
— ¿Qué pasó? — preguntó Ariel viendo como lloraba sin poder contenerse.
— Scott— fue lo único que Valery pudo decir.
— Toma— algo cayo a los lados del cuerpo inerte de Happer. —Disculpa que te lo tire así— dijo Ariel avergonzada.
— ¿Qué es? — preguntó Valery mientras se limpiaba los mocos con la manga de su traje y procedía a agarrar la bolsita.
— Son escamas de la cola de Ariel, me salvaste la vida y estoy en deuda contigo por eso, quizás no sea mucho, pero en algún futuro te servirán.
— Gracias— dijo y miró a Happer teniendo que ahogar un sollozo.
— Ella no está muerta, Valery— dijo Ariel haciendo que las otras dos chicas la miraran.
— ¿Acaso no la vez? Ya perdió demasiada sangre, le tomé el pulso, no tenía— Valery comenzó a temblar.
— Todavía tiene el aliento de vida, su corazón no late porque su alma está en espera, Hades todavía no se la quiere llevar— Bella miro a Ariel como si le hubieran salido dos cabezas más.
— ¿Qué hago para que no muera? — preguntó Valery con cierta esperanza.
— Tápale las heridas— dijo Bella. — En el bolcito también hay dos habichuelas.
— ¿Como las de Jack? — preguntó mientras agarraba las escamas, le temblaban mucho las manos.
— Debes de relajarte Valery, y si, como las de Jack— dijo Bella.
— Solo que estas son portales y no saldrán raíces hasta el cielo— aclaró Ariel.
— Pensé que no leías nada de lo que te dejaba— susurro Bella con una pequeña sonrisa.
— Tontita— le susurro de vuelta Ariel.
— ¿Qué hago ahora? — Valery las saco de su pequeña burbuja.
— Regresa a tu hogar con ella, confío que en tu mundo Happer se salvara.
— ¿Qué pasará con las demás? — preguntó Valery con la habichuela en la mano.
— No te preocupes por ellas, solo vete, buscaremos la forma de mantenerte informada chica.
— Muchas gracias a las dos— dijo Valery y dejó caer la habichuela al piso.
— Cuídate— dijeron al unisonó Bella y Ariel.
Valery les dio una pequeña sonrisa, se puso de pie y miró como un espiral de color rosa se formaba en el aire, este daba vueltas y comenzaba a mostrar otro lugar. Abrió mucho los ojos al ver como un lugar con mucha vegetación la esperaba del otro lado.
Agarro a Happer de las axilas y la arrastró hasta haber pasado el portal, Valery terminó tropezando con sus propios pies, quedando encima de Happer. Se hecho a un lado y miró el cielo, soltó un suspiro, alzo un poco la cabeza y vio como el portal terminaba por cerrarse.
— ¿Valery?
— ¿Sí?
— ¿Por qué acabas de salir de un portal, hija?
Valery se sentó de un solo, buscó a su padre con la mirada y lo encontró en una esquina con una maceta en sus manos.
— ¿Qué le pasa a ella? — vio en cámara lenta como su padre se sacudía y dejaba caer la maceta para correr hasta donde estaban.
— ¿Papá? — este no le respondió, simplemente comenzó a pasar las manos por encima de Happer y sintió como salían hondas de ellas.
— ¿Como? ¿Por qué Happer está así, Valery?
— ¿Como sabes que se llama así? — le respondió con una pregunta.
— No seas irrespetuosa y contesta bien.
— Un chico— fue lo único que dijo.
— Esto no lo hace un chico cualquiera, tienes que contarme muchas cosas niña.
— Tu también— dijo Valery mientras lo miraba con los ojos entrecerrados. — Estas haciendo magia y conoces su nombre, parece que me has estado ocultándome cosas Mer— sabía perfectamente que a su padre no le gustaba que lo llamara por su nombre.
— Primero búscame unas flores azules con espinas rojas y luego hablamos, tu amiga está muy mal.
Valery se levantó y fue directo a las flores que su padre le pedía, eran justamente las que a ella le gusta cultivar desde pequeña.
— Aquí están— se las dio a su padre, él las encerró en una especie de bola de energía amarrilla, la puso en la frente de Happer y explotó, regándose todo el contenido en forma de polvo por el cuerpo de ella.
— Mi verdadero nombre es Merlín, se de ella como se de otras personas que traje a este mundo para salvarlas del mal en Orbis— Valery abrió la boca asombrada. — Hay muchas cosas que contar, pero no es el momento, tenemos que bajar a Happer.
— ¿Para que eran las flores? — preguntó mientras ayudaba a su padre a levantar a Happer.
— Cuando despierte tendrá demasiado dolor, tanto físico como emocional, las flores son para que olvide todo lo que paso.
Valery no dijo nada.
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— ¡Ya llegué! — el gritó la sobresaltó haciendo que se tirara la cuchara con la que estaba revolviendo el estofado.
— ¿Cuántas veces te he dicho que no grites así? — dijo mientras recogía la cuchara y la dejaba en el lavabo.
— Lo hago para ver si hay alguien en casa— negó con la cabeza mientras sonreía.
— Sabes que si no estoy yo esta mi papá— comenzó a servir los platos de comida. — ¿Puedes llamar a mi papá a comer? — preguntó y asintió.
— ¡Merlín! ¡Tú hija dice que vengas a comer! — puso los ojos en blanco al escuchar el grito.
— ¡Voy!
— ¿Me ayudas? — con la ayuda de su amiga llevaron los platos a la mesa.
— Huele delicioso cariño.
— Gracias papá.
— ¿Cómo te fue hoy en la universidad?
— Muy bien Merlín, mis profesores dicen que tengo talento puro para la costura.
— ¿Y tú cariño? — miró a su padre y sonrió.
— Aprendí a hacer un delicioso postre, prometo preparárselos este fin de semana.
— Nada nos haría más feliz hija.
Siguieron comiendo con tranquilidad, su papá se había ofrecido a lavar la vajilla así que ellas fueron a la sala a ver las noticias.
— ¡No puede! — las dos se alarmaron al escuchar el gritó de su papá después de un tiempo.
— Papá ¿Estas bien? — al no recibir respuestas, se levantó y camino hasta la habitación él.
— Se lo llevaron, se lo llevaron...
— ¿Papá?
— Se lo llevaron...
— ¿Qué se llevaron? — preguntó entrando en la habitación.
— Se lo llevaron— su papá la miró. — Se llevaron el cetro de Maléfica.
Abrió los ojos hasta más no poder y corrió de vuelta a la sala llamándola por su nombre.
— ¿Qué pasó?
— Sigues aquí— dijo aliviada.
— Obvio ¿A dónde iría?
— Valery
— ¿Sí? — preguntó.
— Hay que poner protecciones.
— Papá, Happer está aquí— dijo algo incomoda.
— Es hora de que recupere sus recuerdos.
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