Capítulo 4
— ¡Bienvenidos una vez más al baile más esperado de todos los años!— saludo Linda al pueblo. — Hoy, como otros años, esperamos la llegada de nuestras salvadoras—los invitados comenzaron a murmurar. — Y para mi es todo un honor decirles que ellas están hoy con nosotros, nos ayudaran a salvar nuestro reino—los aplausos y silbidos no se hicieron esperar haciendo que Linda sonriera más. —Lo se gente, por fin todo volverá a la normalidad, la oscuridad será vencida y los objetos sagrados regresarán con sus dueños, sin más preámbulos ¡Nuestras salvadoras!
La gran puerta fue abierta y las chicas por fin salieron, algunas personas lloraban de la emoción y otras gritaban de alegría. Hicieron la respectiva presentación de cada uno pero sin revelar el objeto que debían de traer, una vez que terminaron las presentaciones, la música comenzó a sonar, las chicas se vieron obligadas a bajar y bailar con cada persona que les invitara.
Katherine se colocó en una esquina y comenzó a observar todo mientras tomaba un trago, que según le dijo la chica, solo eran rosas fertilizadas, sea como sea, la bebida estaba buena. Puedo observar como las demás chicas se divertían bailando y comiendo, dejando a un hombre para bailar con otro de mayor edad o menor que ellas, suspiro cansada, dio media vuelta y se dirigió a las escaleras, cuando ya iba por la mitad de ellas, el caos se desató.
Mucha gente gritaba, se escuchaban llantos desgarradores y llenos de pánico, el castillo tembló. Era una emboscada, podía ver como bolas de fuego atravesaban las paredes, como personas eran aplastadas por ellas, como monstruos entraban y mataban gente mientras buscaban algo.
— ¡Es la oscuridad! ¡Protejan a las princesas! ¡YA!—escucho que alguien gritó pero en vez de seguir subiendo, ella bajó.
Comenzó a correr a la puerta principal, por donde entraban y salía gente gritando, de cierto modo se sentía desesperada, el aire comenzó a faltarle, cayó de rodillas y se agarró el cuello en busca del preciado aire, ya sin fuerzas, terminó por caer al piso y lo último que vio fueron unos ojos verdes a lo lejos.
— ¿Están todas?—preguntó Linda al entrar a la habitación en donde las tenían antes.
— Cristina fue a buscar a Katherine—respondió Valery.
— ¡Ayúdenme que pesa!—hablando del rey de roma...
Linda la ayudó y la colocaron en una cama, lucía más pálida de lo normal, lo único que hicieron fue esperar a que despertara. Una vez que lo hizo le dieron de comer y ropa cómoda para que se cambiara.
— ¿Ya nos explicara qué fue lo que pasó allá afuera?—preguntó Betty.
— La oscuridad ya sabe que ustedes están aquí—Linda suspiro. — No quieren que encuentren los objetos ya que si los tenemos de nuevo, los cuentos volverán a hacer lo que eran, el bien triunfaría y el mal pasaría a otro plano, cosa que no quieren ellos, quieren destruir los objetos ya que ellos le dan la vitalidad al pueblo y a cada persona de los cuentos, en estos momentos las respectivas princesas de cada uno están en cierto estado de coma—se volteó para verlas. — Solo ustedes pueden salvarnos y lo saben, estoy seguro que sienten que pertenecen al pueblo... —se calló abruptamente cuando, después de varias horas, el castillo comenzó a temblar de nuevo. —No hay tiempo para más, tienen que ir ya ¡Vamos!
Sin tiempo a decir nada y con Katherine a medio comer, Linda las llevó hasta la cocina, en donde había una puerta que daba directo al bosque, una vez todas a fuera el hada les sonrió tristemente.
— El pueblo de Orbis está con ustedes, sus corazones las guiarán hasta su objetivo y las traerán de vuelta con ellos ¡Éxitos!
En un abrir y cerrar de ojos, estaban cubiertas de alguna especie de humo, cuando este se disipó, cada uno se puedo dar cuenta que estaba ya introducida en alguna parte del bosque y que se encontraba sola.
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