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27

— En vista que no harás nada, avanzaremos a Camelot y nos llevaremos a Isabela— dijo Betty a ver a Marcel inmóvil.

— Espera niña— Maléfica la paró. — Ustedes dicen que esa— apunto a Cristina— Es mi hija, que nos transporte hasta Camelot— sonrió malvadamente.

— Yo no sé cómo...

— ¿Ven? Eso no puede ser de mi sangre.

— ¡Eso fue muy grosero! — dijo enojada Valery liberándose de Rohan.

— No me interesa— Maléfica le quito importancia volteándose.

— Perdón— susurro Happer antes de golpear fuertemente a Scott en los testículos y caminar hasta donde estaban las chicas.

Scott se encogió en su lugar maldiciendo a todo el mundo.

Abril miro a Ansel y este la soltó sin decir nada.

— Buen chico— le palmeo la cabeza, guiñó el ojo y se fue con las demás.

— No necesitamos ayuda, hemos llegado hasta aquí solas y podemos permanecer así— dijo Katherine.

— Tuvieron ayuda de Linda, Katherine— dijo la Reina malvada.

— No era ayuda buena— intervino Abril.

— Solo unas estúpidas como ustedes confían en ella— Maléfica se metió a la conversación.

— Y solo ustedes piensan que nosotras los seguiremos— dijo furiosa Cristina.

Todas se tomaron de las manos, Cristina estaba demasiado furiosa con Maléfica, la miro y comenzó a desafiarla con la mirada. Lo mismo hizo Katherine con su madre.

— Mmmm ¿Debería de preocuparnos el lecho de que nos estamos rodeando de humo rosa? — Happer le pregunto en susurro a Valery.

Valery le iba a responder pero sintió un vacío en el estómago muy grande, la boca le salivo en exceso, iba a vomitar. Uy que asco la sensación que tenía, no se iba, cerró los ojos con fuerza. No los abrió hasta que la estúpida sensación paso, se quedó maravillada después de eso. Ya no estaban en el bosque, estaban en un lugar distinto. Era un lugar mucho más abierto, con más luz, se sentía la magia al alrededor.

— ¿En donde estamos? — preguntó Cristina desorientada.

— ¿Cómo? ¿Cómo llegamos aquí? — dijo Betty soltando el agarre.

— Creo que esto es Camelot— dijo Abril y todas la quedaron viendo.

— ¿Por qué crees eso Abril? — preguntó Valery.

— Miren— señalo hacia Dios sabe dónde.

Todas se voltearon hacia la dirección señalada, se podía observar cómo era un lugar céntrico donde la luz del sol daba más fuerte, pero lo que hizo decir que estaban en Camelot a Abril fue la gran piedra en este lugar con una espada clavada en ella.

— Wooa, pues si se parece— dijo Cristina.

— ¿Por qué la espada sigue en la piedra? — preguntó Betty.

— Saben, algo me dicen que aquí las cosas son muy diferentes a lo que conocemos en realidad— dijo Valery mientras caminaba hasta la roca.

— ¿Recién te das cuenta? — preguntó Abril.

— La verdad no pero alguien tenía que decirlo— se encogió los hombros y se acercó más.

Al llegar a la piedra puedo ver todo con mejor claridad. Esta estaba cubierta por trozos su superficie de sangre, había otra cosa que no pude identificar pero era transparente con ciertos patrones que le sobresalían, uh le daba asco acercarse más.

— ¿Dónde está Isabela? — pregunto luego de un rato Katherine.

— Bueno, nosotras estábamos agarradas de las manos, quizás por eso no está con nosotras— le explico Abril.

— Yo la agarre— dijo Cristina.

— Ok, quizás se quedó con ellos.

— No me he quedado con nadie, estúpidas— la voz de Isabela hizo que se volteara.

— ¡¿No se supone que estas hechizada con magia muy poderosa!? — chillo Happer, pues Isabela había hablado a su lado y la asusto demasiado.

— Nah, que va, solo estaba descansando.

— Estoy más confundida que antes— dijo Betty dirigiéndose hasta donde estaba Valery.

— Les explicaría pero creo que tenemos cosas mejores que hacer— Isabela se estiro y grito. — ¡ESTOY DE VUELTA MALDITAS PERRAS!

— No grites, vamos a ver esa piedra— dijo Katherine avanzando.

Una vez todas frente a la roca, estudiaron las probabilidades, dieron vueltas y llegaron a una sola conclusión, no sabían que estaban haciendo allí.

— Debimos de haber hecho caso— dijo Happer tirándose al suelo.

— ¿Y si esta cosa transparente son las alas de Linda? — dijo después de una hora Abril.

— Puede ser.

— ¿Cómo esta roca da cosas a cambio de sacrificios? No entiendo— dijo Valery.

— ¿Y si dejamos de hacer preguntas y sacamos esa espada? — dijo Betty.

— Eso ni nos pertenece, es por gusto— dijo Cristina.

— Lo podemos hacer para distraernos un rato, al final ellos nos encontraran y sabremos que hacer— propuso Valery.

— ¿Para qué quiero una espada si tengo poderes? — dijo algo altanera Katherine quien trato de demostrarlo pero no pudo. — No funciona ¿Por qué no funciona?

— ¿Y si Camelot neutraliza poderes ajenos a sus habitantes? — dijo Happer mientras se paraba y caminaba una vez más a la roca.

— Yo creo que ya tenemos muchas supo... ¡¿Qué se supone que hacer Happer?! — estaba diciendo Abril pero se alertó al ver como Happer se subía a la roca.

— ¿No íbamos a tratar de sacar la espada? — pregunto ella confundida.

— Si, pero no veo que sea necesario estar trepada en la roca.

— Lo que Abril quiso decir es que es asqueroso que te pares en ella— Dijo Isabela mientras repetía el acto de Happer.

— ¡Tu también te estas subiendo Isabela! — chillo Valery.

— La niña mimada encima de algo asqueroso, vaya, enserio estamos en problemas— dijo Katherine en forma de burla.

— No me conoces Katherine, así que cállate.

Happer agarro la espada por su empuñadura y jalo, lo hizo varias veces pero no logro moverla ni un centímetro.

— No va a funcionar, no somos de aquí, mucho menos tenemos descendencia del Rey Arturo— dijo Cristina al como Valery también se esforzaba por sacar el arma.

— Verlas a ustedes me quita las ganas de intentarlo— dijo Isabela mientras se volteaba para bajar.

— Isabela... Isabela...— escucho su nombre ser susurrado.

— ¿Qué? — preguntó.

— Nadie te ha llamado— Dijo Betty tendiéndole la mano para que bajara.

Otra vez su nombre fue susurrado y se volteó, mirando directamente a la espada y esta le devolvió el susurro.

— Quítense, es mi turno— dijo Isabela mientras miraba desafiante la espada.

— ¿No que no? — dijo entre risas Katherine.

— Esa cosa se está burlando de mi llamándome, me está retando a sacarla— dijo Isabela apuntando a la espada.

— No seas dramática, es una espada ¿Cómo te puede llamar? — dijo Abril uniéndose a Katherine en las risas.

— Lo hizo.

Isabela puso sus dos manos en la espada y tiro de ella. No hubo resultado diferente, no la había sacado.

— ¿Ves? — dijo Abril.

— Una más— Dijo Isabela, no se rendiría tan fácil.

Esta vez cerró los ojos y se concentró, tiro y tiro hasta caerse de espaldas por la fuerza que utilizo, saco un grito de frustración y se levantó de la asquerosa piedra. Se bajó de ella y vomitó del asco.

— Isabela...— comenzó a decir Valery.

— Cállate, ya sé que estoy asquerosa ¡Maldita sea! ¿Por qué no me detuvieron? — se lamentó.

— Deberías de ver tu mano derecha Isabela— le sugirió Betty.

— ¡¿Pero que mierda?! — chillo al ver que tenía la espada en su mano.

— ¡La sacaste! — exclamo contenta Happer.

— ¿Cómo puede ser posible si quiera? Se supone que nosotras no somos de aquí— dijo Abril tratando de buscar algo coherente en la situación.

— Saque a excalibur ¿Por qué tengo la excalibur? ¿Cómo sé que se llama así? ¡Nunca me vi esta historia!

— Algo me dice que ni nosotras sabemos quiénes somos.

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