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La manzana brillaba muy fuerte, todas estaban atentas a lo que ocurría. El nombre de Katherine apareció.
— ¿Y bien que tengo que hacer?— pregunto fastidia
— Esperar a las demás— se vasto en decir Linda.
La zapatilla fue la segunda en brillar por unos momentos para después lanzar el nombre de Isabela.
— Me parece perfecto— dijo, ya que a ella le encantaban las zapatillas con taco.
Linda la miro pero no dijo nada, la vanidad no le iba a servir más adelante.
Y así fue con cada objeto restante, quedando de la siguiente manera: Abril con la rosa, Cristina con la máquina de coser, Valery con la capa y por última las hermanas Betty y Happer obtuvieron el muñeco de nieve.
— ¿Y ahora?— preguntó Cristina.
— Todas agarren las manos de la persona que tienen a los lados, tenemos que hacer un círculo, cuando yo les diga cuentan hasta 3—.
Explicó, con un simple movimiento, comenzaron a contar. Una luz las segó y de un momento a otro perdieron la conciencia.
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— ¿Quiénes son ellas?— preguntó en un susurro su amiga Marie.
— Son las chicas que nos salvarán— respondió con alegría.
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— Mi cabeza— gimió Valery.
Se removió en la superficie que se encontraba, abrió los ojos lentamente y se sentó. Estaba en una habitación con varias camas, las cuales estaban ocupadas con las otras chicas con las que estaban.
Salió de la cama y camino hasta la primera puerta que vio, ni loca se quedaba allí.
— ¿A dónde vas?— le preguntaron. Lentamente se volteó para ver parada a Katherine.
— No quiero estar aquí— susurro.
— Pues te toca, ¡¿Tú crees que nosotras queremos estar aquí?!— elevó su tono de voz.
— Sé que nadie quiere estar aquí, pero simplemente yo no puedo. Tengo muchas cosas que hacer— no quiso llorar pero sus ojos cristalizados decían otra cosa.
— Niñas ¿Porque pelean?— Linda había aparecido de la nada.
— Lo que pasa que esta estúpida se quiere ir y no enfrentar las porquerías que nos vas a mandar a hacer— escupió con rabia.
— Valery, linda no llores — Linda caminó hasta ella. — Verás que va ser divertido, solo descansa que ya mismo tienen que ir a una fiesta antes de empezar con todo— trato de animarla.
— ¡Una fiesta!— gritó Isabela.
— ¿Porque gritan mucho?— preguntó bostezando Abril.
— Veo que todas se están despertando, me retiro, nos vemos más tarde en la fiesta— sin más que decir se fue.
Katherine, frustrada se tiró a la cama, ella no iría a ninguna fiesta.
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