19
— No lo puedo creer— volvió a repetir Betty.
— ¿Cómo te sientes, Cristina?— le preguntó Valery mientras que las demás la miraban con curiosidad.
— No sé, diferente, normal ¿Qué soy?— Cristina alzó su mirada con ganas de llorar.
— Bien, yo tengo una gran teoría— Abril dejó de dar vueltas a su alrededor y la miró fijamente.
— ¿Por qué tengo alas?— preguntó.
— Eres hija de Maléfica— le respondió Abril.
Happer soltó una exclamación ahogada, ahora tenían dos hijas de villanas, puede que alguna de ellas resulten lo mismo o quizás algo mucho peor.
— Querida Abril, eso es imposible, Maléfica nunca tuvo hijos— le dijo Aurora.
— Yo creo que es muy posible— se metió Valery.
— ¡Ilústranos!— exclamó Cenicienta con expresión aburrida.
— No sé si ustedes conozcan, pero para nosotros son cuentos...
— Los sabemos— le interrumpió Blanca Nieves.
— Como decía, ustedes son cuentas en nuestro mundo, pero también tenemos películas, hay una en especial que me hace pensar que Cristina es hija de Maléfica...
— Todavía no sé a dónde quieres llegar— esta vez la interrumpió Aurora.
— En la película cuentan como Maléfica vivió las cosas, todo lo que pasó para que llegara a ser mala...
— ¿Por qué no vas al grano?— le preguntó Pocahontas interrumpiendo la de nuevo.
— ¡Si dejarán de interrumpirla tanto ella llegaría al punto rápido!— gritó molesta Happer.
— Gracias Happer— respondió Valery.
— Haber, más fácil ¿Conocen algo de la vida de Maléfica? ¡Qué no sea la parte mala! Antes de eso— ninguna de las princesas respondió. — Maléfica es una hada, a ella le quitaron sus alas— Concluyó Abril al ver que nadie decía nada.
— Ella se quitó las alas— le contestó Aurora. — Se las dio a Walt para que las cuidara.
Las humanas (por así decirlo) se miraron entre sí algo confusas.
— ¿Hablas de Walt Disney?— preguntó Betty.
— Si, él.
— Buenooo, digamos que la productora de las películas es de él.
— ¿Digamos?— preguntó Elsa.
— Bueno, en nuestro mundo, Walt Disney está muerto.
Esta vez las princesas se miraron entre sí confundidas sin saber que decir o hacer.
— Chicas, miren— Cristina atrajo la atención de todas.
Frunció su ceño y miró las alas, haciéndolas aletear un poco. Poco a poco comenzó a elevarse.
— Creo que ya sé cómo vamos a salir de aquí.
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