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Era se una vez, un instituto donde la gente estaba dividida en grupos, desde los más populares hasta los nerds.

Isabela, una chica del grupo popular, le encantaba humillar a los demás, en especial si se trataba de Marcel, un nerd que estaba enamorado de ella. No había día que no falta que el confesara su amor, y so ya la tenía harta.

Camino despreocupadamente por los pasillos en dirección a su casillero, llamando la atención de los demás, a veces esta situación la mareaba, últimamente quería dejar de ser el protocolo de Barbie a ser Isabela, la chica que se la pasa encerrada en su habitación jugando videojuegos y viendo películas de ficción y fantasía.

Abrió el casillero y algo cayó, esperaba que no fueran las estúpidas notas que Marcel le metía. Levantó el pedazo de cartulina y leyó el contenido.

Cristina era una chica como Isabela, ella quería ser igual a ella, estaba en los populares y molestaba a todo el mundo, sin embargo a ella nadie la molestaba por estar enamorado de ella. Sabía que nunca lograría ser tan perfecta, se levantó del césped y leyó la nota que había encontrado en su cuarto esta mañana.

Betty termino su entrenamiento de soccer 10 minutos después de las demás. Se dirigió a las duchas, estaba muy cansada y solo quería ir a su casa, evitar a su fastidiosa hermana Happer. Suspiro pesadamente y abrió su taquilla para sacar su ropa. Al sacarla algo cayo, rodando los ojos lo recogió.

Valery era una chica tímida, siempre le costó hacer amigos, no digamos que era fea, ella era muy bonita como para ser ignorada. Por eso cada vez que un chico se le acercaba era a pedir sexo. Ella solo quería a alguien que la quiera, a un príncipe que la llevara lejos. Pero eso solo sucedían en los cuentos y la mayoría eran falso. Reviso por última vez su casillero y encontró un pedazo de cartulina.

Katherine se sentía observada, ya llevaba días así y le fastidiaba. Entro al baño a retocarse el delineador, ella era una emo. Le encantaba la música pesada y odiaba a los populares. Ellos siempre molestaban sin razón alguna. Ya había peleado algunas veces con ellos y siempre terminaba en detención. Eso era algo bueno, ya que, para ella ir a su casa era un martirio. Su padrastro era de la mierda y su madre nunca la veía porque siempre estaba trabajando. Ella solo quería ser la niñita que comía mucho y pasaba tiempo con su verdadero padre. Una nota le llamo la atención, estaba pegada en la puerta del baño, la curiosidad la mato y la cogió.

"Ven al bosque antes de las 7:00, te estaré esperando. No faltes, sabes que eres muy importante.

Atte.: LiXxx"

Frunció el ceño ¿Muy importante? Quizás era su padre, pero no lo creía, su padre estaba desaparecido hace ya mucho tiempo. Miro el reloj de su muñeca ¿Cuánto tiempo ya llevaba en el baño? Se encogió los hombros y emprendió su viaje al bosque.

Happer te miedo, ya estaba oscureciendo y no encontraba el punto de encuentro que le decían en la nota, camino hasta que se tropezó con una rama, otra vez se le cayeron los lentes ¿Por qué era tan torpe? Ya entendía la razón de que su hermana nunca la quisiera.

Abril ya se encontraba en el círculo del bosque, estaba agotada que hacer su tarea y la de Ansel, todavía no entendía porque se la hacía y sin cobrarle nada «Es porque te matara si no lo haces» Un punto para su conciencia, ese chico era peligroso.

Las otras 6 chicas llegaron al mismo tiempo, todas se miraron confundidas. Happer vio a su hermana, más ella solo le dio una mirada de desprecio, eso fue directo a su corazón.

— ¿Quién fue la estúpida que me mando esto?—pregunto enojada Katherine.

— Yo que sé, mira donde estoy. Con un montón de perdedoras— respondió sarcástica Isabel.

— ¿Pueden relajar los ovarios?— intervino Betty.

— ¡Qué hermoso! Llegaron temprano— todas las miradas se dirigieron a la chica que recién aparecía-Espero que se estén llevando bien, porque lo necesitaran- Sonrió de oreja a oreja.

— ¿Quién mierda eres y porque nos trajiste aquí?— pregunto furiosa Katherine.

— ¡No, no, no! Las princesas no hablan así, debes de ser más refinada— volvió a sonreír. —Bien comencemos— dijo emocionada.

— ¿Con que?— pregunto Happer.

Linda sonrió e hizo aparecer unos objetos en filas, Happer admiro el muñeco de nieve, recordando cuando jugaba con su hermana en la nieve.

— ¿Qué hacemos? ¿Elegimos?— pregunto Cristina.

— No, el objeto las tiene que elegir, y ustedes serán encargadas de encontrarlo en el cuento— explico brevemente.

— ¿Cuento?— pregunto Abril.

— Ya se darán cuenta—sonrió y la manzana comenzó a brillar. —La manzana ya ha elegido—.

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