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08: ❝Christopher.❞

Como ya lo había dicho anteriormente, este es un capítulo para leer con calma y recapacitar en cuanto a las acciones y reacciones de Christopher.

Tómense su tiempo, no se apresuren y disfruten el capítulo con el instrumental de fondo 🤎

Chan caminaba apresuradamente entre los estudiantes acumulados en el pasillo buscando al pequeño rubio con la mirada, Jeon lo tenía bajo una especie de hechizo que no lo dejaba pensar con claridad, se la pasaba siguiéndolo todo el tiempo y ya no era el mismo MinHo tierno de antes.

Al encontrarlo alzó ambos brazos y empezó a sacudirlos en el aire tratando de llamar su atención pero al no lograrlo se vió en la necesidad de gritar su nombre.

— ¡Honnie! ¡Honnie! ¡Por aquí! — el pelimenta sonreía de manera abierta, se alegraba mucho de ver al pequeño rubio después de un largo fin de semana y mientras este se acercaba a él su sonrisa iba decayendo al ver el estado de su mejor amigo. — ¿Qué pasa bebé?

MinHo estaba notablemente descuidado, su ropa se encontraba fuera de lugar, no había maquillaje en su rostro y esto hacía que se notaran unas grandes ojeras por no descansar lo suficiente o tal vez por haber llorado demasiado, sus pequeños labios no tenian color y se veían lastimados.

Ese no era su MinHo.

— JungKook, él... Anda extraño los últimos días y ya no me pone atención, ¿Crees que se haya aburrido de mí?

JungKook, JungKook, todo era JungKook. Maldito idiota que solo sabía lastimar al pequeño MinHo.

— No bebé, no digas esas cosas. Seguro... Seguro tiene muchas tareas pendientes, si, eso debe ser. — el mayor dijo aquello tratando de convencerse más a sí mismo que al menor, sabía que algo estaba pasando con JungKook y su repentino cambio de actitud con el rubio. — ¿Que te parece si vamos a la cafetería y olvidamos todo esto?

— Vamos.

Chris recuerda haber tomado la mano del pequeño y haberlo guiado hasta lo que rompería su corazón completamente. Si él hubiese sabido lo que pasaría en ese lugar, nunca lo hubiera persuadido para ir allí.

En cuanto ingresaron por la gran puerta de la cafetería, un bullicio proveniente de la mesa del supuesto novio de su bebé los recibió, un tumulto de estudiantes rodeaba la gran mesa y no permitían el paso a la vista.

Llenos de curiosidad ambos chicos se acercaron a la mesa y conforme más se acercaban la respiración de Christopher se volvía más pesada, algo le decía que no se acercara, que era una mala decisión, y le hizo caso a su intuición, era mejor no acercarse.

— Honnie bebé, es mejor ir a comprar algo para comer, no creo que sea algo importante.

— No, yo necesito saber qué pasa y hablar con JungKook de una vez. — Chris sintió al menor zafarse del agarre involuntario que mantenía en su antebrazo.

Vió como corría en dirección a la tan aclamada mesa y lo siguió de cerca, pero lo que pasó después no se lo esperaba.

Si le daban a elegir entre volver a su país natal o quedarse en Corea, definitivamente se quedaría con MinHo, el pequeño rubio siempre fue su apoyo.

Aún recuerda el primer día de escuela, estaba enfadado con todo y todos, él no quería mudarse. Extrañaba su antigua casa, su escuela, sus amigos, su vida. Vagos recuerdos de cómo MinHo se acercó a él a pesar de los gestos de enfado que le dirigía constantemente a todos y como lo había arrastrado hasta su banco sentándole junto a él y como empezó a contarle toda su vida, preguntándole cosas que se limitaba a responder con monosílabos pero que aún así recibía con los ojos llenos de brillitos que parecían pequeñas constelaciones inundaron su cabeza.

El MinHo que tenía enfrente no se parecía ni un poco al pequeño niño que enamoró su corazón, ese niño que se volvió su alma gemela en tan solo año y medio.

Ya no quedaba rastro en su mirada de lo que alguna vez fueron brillos, su sonrisa fue remplazada por una mueca de tristeza pura.

No podía creer que JungKook era capaz de lastimar a un ser tan inocente como lo era MinHo.

— JungKook... — el débil susurro que abandonó los labios de MinHo inundó los oídos de todos los más cercanos al pequeño chico y poco a poco las voces se fueron silenciando ante la presencia del más afectado con toda la situación.

— Oh, Hola MinHo, ¿Sabes quién es ella? — Jeon era completamente consciente de todo el daño que le hacía a MinHo, la sonrisa enteramente falsa que portaba hacía hervir a Chris pero siempre mantuvo distancia, sabía que su amigo sabría enfrentar la situación, solo. — Ella es Jennie, mi amante, una de las muchas que compartió cama conmigo, una de las muchas que si supo satisfacerme.

Para ese entonces MinHo era un desastre de lágrimas pero mantenía la cabeza en alto, le dolía mucho todo lo que estaba sucediendo y Chris lo sabía, perfectamente.

— Por eso estabas tan distante, si ya no me querías debiste...

— No MinHo, yo nunca te quise, solo fuiste una divertida apuesta que gané.

¿Escucharon eso? Fue el corazón de MinHo quebrándose.

En ese momento Christopher irrumpió la plática, no podía solamente observar como un idiota pisoteaba los sentimientos más puros que pueden existir en una persona como lo es MinHo.

— Cállate idiota, ¿No tienes corazón acaso? MinHo siempre fue transparente en cuanto a sus sentimientos, siempre te demostró su amor incondicional, ¿Y así le pagas? — la impotencia de no poder hacer algo para acallar los contantes sollozos de MinHo a sus espaldas le rompían el corazón, tenía muchas ganas de llorar junto a él y ahogar los sentimientos, pero no podía, era consciente de que MinHo necesitaría con quién desahogarse y llorar sin ser juzgado, ese sería él sin dudas. Daría todo por aquel que lo salvó sin saberlo. — Debería partirte la cara aquí mismo pero no me ensuciaré las manos en vano. Te diré una última cosa antes de irme, espero nunca volver a verte cerca de MinHo porque soy capaz de cualquier cosa por él.

— No te preocupes, nunca me verás cerca de él nuevamente.

— Eso espero, Imbécil.

Se dió vuelta, tomó a MinHo entre sus brazos y lo alejó de todos los susurros que iban dirigidos al rubio. Sin importarle las clases restantes o la sanción que le impondrían a ambos, Christopher llevó a MinHo hasta su casa porque sabía que no estarían sus padres por trabajo y sus hermanos regresaban cuando terminaba la jornada escolar.

En todo el camino hasta la habitación del mayor nunca soltaron sus manos, Chan tenía miedo de soltarlo, sentía que si lo soltaba él desaparecería, como si MinHo solo fuera un sueño.

Un muy hermoso sueño, a pesar de sus lágrimas y constantes sollozos, continuaba siendo el niño más lindo que jamás vió.

— MinHo... — Chris llamó al más pequeño, sin embargo, este se había aferrado a su camiseta y se había ocultado en su pecho en cuanto Chan le propuso acostarse en la gran cama para estar más cómodos, podía sentir las lágrimas y mocos ajenos humedecer de a poco su ropa pero no le importaba, lo único que importaba en ese momento era MinHo. — Bebé, quiero que me mires. — levantó el rostro del más pequeño encontrándose con sus ojitos hinchados y rojizos, un ser tan inocente como MinHo no merecía todo lo que JungKook lo estaba haciendo pasar. Alguien tan hermoso y con sentimientos tan bellos no merecía enfrentar la cruel realidad de esa forma.

Este mundo no merece la gran persona que es Lee Min Ho.

— Quiero que sepas que a pesar de todo, yo estaré ahí, asi no me necesites, asi te canses de mi presencia, asi me odies; yo siempre voy a estar para tí, porque hoy te prometo estarlo siempre. MinHo, me salvaste la vida sin siquiera ser consciente de ello, tus sonrisas, tus anécdotas, tus chistes sin sentido, todo tú, eso me hizo quererte como no tienes idea. Más que mi amigo eres mi hermanito, mi ángel de la guarda. — las lágrimas salían sin aviso de los ojos cansados del mayor, tanto retener el llanto estuvo mortificandolo internamente. En silencio tomó una de las manos de MinHo y la llevó hasta donde se supone está su corazón. — Entraste aquí sin siquiera pedirme permiso antes, empecé a quererte sin darme cuenta y cuando fui consciente de ello ya eras dueño de mis recreos, mi compañero de banco y mi fiel colega de trabajos. Te amo MinHo, como no tienes idea y si alguien llegase a hacerte más daño y sufres igual que ahora sé que soy capaz de matarlo, porque tu sonrisa es lo único que necesito para estar bien, es lo único que necesita el mundo para estar bien.

Entonces rompió en llanto y abrazó lo más fuerte que pudo al ojiazul, no soportaría verlo llorar de nuevo, la sensación de no poder hacer nada para curar su corazón era tan desagradable, sin embargo esperaba que aquellas palabras lo ayudaran de alguna manera.

Entre llantos y murmullos inaudibles se pasaron más de una hora exactamente en la misma posición y antes de quedarse dormido MinHo decidió romper el cálido silencio que había en su roto corazón.

— Yo también te amo Chris, gracias por ser mi amigo.

Silencio.

La cálida sensación que recibió su pecho ante las palabras dichas por el pequeño antes de caer dormido profundamente tranquilizaron un poco más el corazón de Christopher logrando que cayera a los brazos de Morfeo.

Y ahí, esa habitación fue testigo de la promesa silenciosa que hicieron sus corazones; estarían juntos, para siempre.

1565 palabras.

Este capítulo tiene un significado muy, muy profundo para mí. Yo atravesé una situación un tanto similar a esta, mi corazón estaba completamente destrozado, pero ahí estaba ella, queriéndome y cuidándome desde el primer instante.

Nunca duden de lo que es capaz de hacer alguien por tí sí te ama realmente.

Algo que aclarar, el amor que le profesa Christopher a MinHo es amor fraternal, no amor romántico. Lo digo por si alguien se confunde.

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