Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

14

Volvió a golpearla con la almohada mientras estaba sobre su cama, evitando que Minji la alcanzara.

—¡Es mía!

—Ay Yoo~ Ven.—Recibió otro golpe en la cabeza al intentar acercarse.

—¡No! Bora mí amiga, mi mejor amiga. ¡No puede ser tu mejor amiga!

Minji contó hasta 3 mentalmente para no molestarse demasiado y la miró seriamente, cruzandose de brazos. Solo queriendo advertirle sobre su mal comportamiento.

—Así que... ¿no puedo ser amiga de Bora por que es tu mejor amiga? 

—Yo em...—Bajó su arma al ver como Minji la miraba, entendiendo a qué se refería. Toda persona que se acercara a Bora de esa forma la ponía nerviosa. ¿Cómo hacían para llevarse excelente de un momento para otro? Tal vez su amistad sería más duradera al entenderse, o podría ser que solo fueran más compatibles. Con SuA lo único que tenían en común era el baile, el resto eran completamente diferentes. Hasta físicamente tenían una notable polaridad. Pero no podía comportarse así cada vez que tuviera una nueva amistad. Con Gahyeon ya lo había reflexionado y no quería hacer lo mismo con Minji. ¿Qué mejor que tu novia y tu mejor amiga se llevaran bien?... Dios, comenzaba a sentirse como una idiota.—Perdón.

—Esta bien, ven. —Por suerte no parecía molesta al hablarle, incluso había estirado sus brazos en su dirección, incitandola a acercarse y abrazarla. Lo hizo sin dudarlo, dejando el almohadon tirado en su cama.

—Me porté mal...—Yoohyeon apoyó su cabeza en el hombro izquierdo de Minji mientras rodeaba su torso. Se escuchó el silencio ser quebrado levente con un beso en su cabeza siendo seguido de algunas carecias.

—Y lo notaste. Eso está bien. 

—¿De verdad? ¿Y estás enojada conmigo?

—Solo un poquito pero ya se ésta pasando. ¿Sabes por qué?

—Porque... Entendí que estar celosa está mal.—Terminó sonando a pregunta pese a querer afirmarlo.

—No. Porque entendiste que está mal reaccionar así cuando estas celosa, pero es normal en algunas personas. Lo importante es cambiarlo antes de que alguien salga herido.

—¿No está mal que sienta celos de ti? —Preguntó extrañada, aunque luego de hacer la pregunta, la respuesta llegó por sí sola a su cabeza. Tenía una gran diferencia su reacción a la que había tenido con Gahyeon. La primera vez terminó hablando con Bora pero esta vez se había molestado mucho con Minji y la había tratado feo, eso nunca lo habia hecho con Gahyeon. Algo era tener celos y saber manejarlos, otra muy diferente era dejarse llevar por ellos hasta el punto de gritarle a alguien que no podía ser amiga de su amiga. Eso era infantil.— Ooh entiendo.

—Lo sé, bebé. Creo que ya es hora de dormir ¿no crees?

—Mmm no sé... Pensé que jugariamos un ratito.—Levantó su cabeza para mirarla, simulando inocencia con su mirada y abultando apenas los labios. Vió la sonrisa de Minji formarse a un costado de su rostro diciéndole que sí lo harían. 

Tomo su rostro con una mano y la besó por algunos dulces segundos.

—Un pajarito me dijo que en la mañana tienes consulta con el oculista. Podemos jugar otro día.

Yoohyeon quería protestar, todo aquel día había sido horrible y lo único que quería era que Minji la hiciera suya otra vez. Quería sacarae de la cabeza a la deslumbrante amiga de su hermano, después de verla en la sala y hablar apenas unos minutos no logró borrarla de sus pensamientos. Era hermosa, su cabello negro hasta los hombros, su sonrisa tan amable y dulce. Su mirada tenía un brillo que le llamaba la atención. Estudiaba Psicología con su hermano y por mirar accidentalmente su celular sabía que le gustaba SNSD. Eso había despertado una gran curiosidad en la menor, una curiosidad que para Yoohyeon se tornó peligrosa al ver sus labios.

Pero no era idiota, no iba a caer tan fácil en una mera tentación de la vida. No cuándo su novia era todo lo que quería. Por mucho que en ese instante la torturase por tener que aguantar las ganas que tenía. No iba a replicar o se ganaría un feo castigo, de esos que no le gustaban ni un poquito. Ese día ya había hecho suficiente escandalo.

—Mm ¿pero te quedarás a dormir? Por fis~

—Está bien, a dormir sí.

Yoohyeon la abrazó con fuerza y luego esperó a que Minji se acostara en la cama. Se sacó las zapatillas, los lentes, la camisa, dejando ver su abdomen que comenzaba a marcarse por el entrenamiento. Mordió su labio por que sabía que la estaba tentando aproposido. Luego se sacó el Jean exponiendo sus piernas y su ropa interior blanca, perfecta para el tipo de ropa que ya no tenía. Y se veía tan irresistible con el cabello rojo, asentuaba su sensual mirada. 

Definitivamente Minji la volvía loca. 

Se acostó a su lado, dejando que la mitad de su cuerpo descansara sobre el de su novia mientras esta la abrazaba. Apenas las cubría una fina sabana por el calor que solía hacer en esa época del año. Unos besos de buenas noches y ambas se dispusieron a dormir.

Minji era su novia, era su Dom. Era a quién se había entregado y lo haría cada vez que ella lo quisiera. Sunmi no era nada de eso, apenas podía salir de la zona de desconocidos. No tenía ningún derecho a usurpar sus pensamientos. No tenía por qué importarle su vida, sus gustos, sus hobbies o sus sueños. Por muy agradable que fuera estar en su compañia, quería mantenerla lejos. Para evitar confusiones inecesarias, de hecho tontas, por que era claro que amaba a Minji.

—De rodillas.—Dijo con un tono autoritario, viendo de reojo como Yoohyeon obedecía mientras ella sacaba de un cajón una venda negra. Luego se paró frente a ella, viéndola como su cabeza se mantenía gacha, su cuerpo estaba quieto. Le puso la venda y luego tomo parte de su cabello. Tiró de él, se escuchó un pequeño gemido de dolor, y alineó el oído contrario con su boca.—Sabes que no me gusta que grites, y te estás portando muy mal... Ahora te voy a enseñar por qué gritar.

Y la soltó. Yoohyeon sintió un pequeño vértigo antes de poder apoya sus manos en el suelo, su corazón latía rápido por su siguiente castigo. Estaba nerviosa, anciona y una pizca de miedo recorría su espina dorsal. Corrección, era el fino y nuevo
látigo de Minji. Respiró suavemente y esperó a que le diera la siguiente orden. Tuvo que bajar la frente hasta sus puños en el suelo. 

—¿Volverás a gritarme, maldita perra?

—N-No Ama, perdón.—"Ama" era la primera vez que le decía así. Era como si tomara aún más poder sobre ella. Sintió el escozor que dejó el látigo al golpear su piel y mordió su labio. Una ola de calor recorrió todo su cuerpo, recién la estaba calentando para el juego.

—¿Sabes por qué te disculpas?

—Me porté mal.—Otro azote, otra ola de calor.— No le puedo gritar Ama. Mhg.—Si dolía ¿por qué no quejarse? Podía hacerlo, quería hacerlo.—No le puedo faltar al respeto. ¡Mhg! 

—Pero parece que no lo entiendes ¿cuántas veces me harás repetirlo? ¡¿Cuántas?!

Ese azote había dolido el doble, no sólo por su brutalidad sino también por el grito. Por que ella no solía hacerlo, la había hecho enojar mucho. Era mala niña, tenía que aceptar el castigo y compensarlo. Su pulso había pegado un salto y parecía no poder recuperarse, lo sentía en cada parte de su cuerpo ese fuerte impulso. 

—P-perdón Ama.—Volvió a disculparse, avergonzada de su comportamiento. Avergonzada de que ese escozor mojada su intimidad.— N-No lo volveré a hacer...—Su voz comenzaba a afianzarse, temeroso por el presentimiento que tenía. 1, 2, 3, el cuarto fue el peor. Una exitante escalera de dolor.

—Ve a la cama, ahora.

—Sí Ama.—¿Que el dolor y el sufrimiento no formaban parte del placer? ¿Que someterse así era para débiles? ¿Que Minji estaba abusando de ella? No, a todo. La pelirroja sólo la llevaba al límite para que pudiese disfrutar de lo fuerte que era. Que podía decidir hasta dónde ir, cuál era el límite que soportaba. Ella podía detenerla cuando quisiera."Rosa" se repetía en su cabeza todas las secciones y no era muy agradable para ella usarla. Por que era ambiciosa. Por que quería mejorar con Minji, siempre había algo para aprender, algo nuevo para experimentar.

—Quiero que seas una buena niña.—Había tomado su mentón una vez estuvo con las cuatro extremidades sobre la cama. Tembló por el contacto tan cálido de su mano y como éste pasó sobre su espalda, recorrió su trastero y sus muslos, luego sus tobillos y pies mientras respondía que sí. Luego volvía sobre sus pasos, torturandola. Ella podía imaginar que la tocaba, que aliviaba esa molesta humedad entre sus piernas. Pero elegía darle esa decisión a su Ama, elegía que ella fuera la que juzgara si se lo merecía o no, si podía llegar al orgasmo o si podía hacer ruido. Por que elegir por si misma no la hacía temblar de placer, por qué le sacaba el propósito al juego.—Buena niña.

Y todo valía la pena por escuchar ese dulce susurro. Por que Minji había disfrutado también de hacerla sufrir y llegar al éxtasis.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro