CAPITULO 7
Soe se encontraba camino hacia dónde supuestamente estaba su madre. Aquella persona de la que apenas tenía recuerdos, pero que al enterarse que aún estaba con vida, poco a poco fue recordando cosas de ella.
Se veía a ella misma reflejada en esos recuerdos que tan profundos estaban arraigados y comenzaban a aflorar lentamente. En uno de esos recuerdos se veía a ella misma de pequeña, muy inquieta y habladora con una sombra que la acompañaba, la cual poco a poco iba tomando forma a la de una persona, a su madre.
Fue inevitable para Soe no pensar en Akay en esa circunstancia, de forma innegable pudo entender tal nivel de simpatía hacia ella en tan poco tiempo, ya que la recordaba mucho a ella misma, aunque le costó recordarlo.
Todo esto pasaba por la mente de Soe mientras se dirigía a toda velocidad, inclusive más de la que el mecanismo de transporte podía soportar, pero eso ella no lo sabía. En un punto la máquina no pudo soportar más y se detuvo en seco, quedando Soe enterrada en la arena al salir disparada por el detenimiento tan abrupto.
Se puso de pie y se percató de inmediato que no tenía idea en qué punto del desierto se encontraba y peor aún, no tenía la menor idea de donde debía dirigirse. Todo esto provocó en ella una exaltación tal que sintió el corazón le iba a salir disparado, la respiración se le dificultaba mientras no dejaba de pensar en su madre y en Akay. Pensó por un momento que detenerse allí fue lo mejor, aún no tenía decidido por completo a quien de las dos debía salvar.
Para este punto a Soe le quedaba solo una opción y ella lo sabía, se sentó mientras la arena agresiva golpeaba su rostro y vientos fuertísimos la acompañaban. Cerró los ojos e intento calmar su propia respiración, utilizando esas técnicas de respiración que había aprendido a usar desde pequeña. Pero algo se avivó en su mente, al comenzar las respiraciones parecía haber recordado algo importante, otra cosa que estaba escondida en sus recuerdos.
En este recuerdo ella estaba frente a una anciana, que a primera impresión le recordó a su madre pero esta tenía evidentemente muchos más años de edad, ella le estaba enseñando a usar las técnicas de respiración. Y mientras recordaba a esa anciana Soe ponía en práctica esas técnicas.
Siempre llevaba su concentración hacia un solo punto de su cuerpo, generalmente el pecho. Pero en el recuerdo ve a la anciana haciendo comentarios sobre la importancia de concentrarse en un punto de la mente pero que esté fuera de ella. Para cuando Soe era pequeña no entendía esto, para ella era más fácil concentrarse en una parte de su cuerpo tangible y real, pero ahora lo entendía, ese enfoque de concentración le iba a permitir poder controlar al robot dorado, pero los recuerdos se difuminan cuando la anciana se prestaba a darle más consejos de respiración a una pequeña Soe.
Para este punto Soe comenzaba a alterarse poco a poco, temía no tener el valor suficiente para salvar a ambas personas que corrían peligro. todo esto provocaba en ella una especie de cortocircuito mental que le impedía meditar, no era capaz de lograr tal nivel de concentración que se requería. Se le vino a la mente la situación vivida anteriormente, cuando estaba cautiva y le administraron algo para obligarla a entrar en un estado meditativo muy profundo, pero claramente esto era una muy buena opción pero casi imposible de realizar en su circunstancia.
Cada momento que pasaba agudizaba en ella un sentimiento de culpa y frustración por no poder lograr el cometido en ese momento. Entro en una especie de estado de shock e intento ponerse de pie. Pero la arena golpeaba tan fuerte su cuerpo que cayo de espaldas, quedándose inmóvil por largos pasajes.
Asi pasaron los minutos, en una escena en donde no se deslumbraba opción alguna para que Soe pudiese siquiera reaccionar e intentar hacer algo. Lo que ella no sabia es que no estaba sola, nunca lo había estado.
Mientras la tormenta de arena crecía sin parar, dejando enterrada a Soe, una persona totalmente encapuchada llega al lugar. Intenta escarbar en la arena buscando a la joven, sosteniendo en la mano un dispositivo que mostraba flechas hacia todas las direcciones, todas de color roja. Justo en el punto en donde esta persona encuentra a Soe, la tormenta parece haber alcanzado su punto mas alto. Quien parecía ser un salvavidas, se convertía mas en un acompañante de este momento trágico. La persona encapuchada se arrodillo a un lado de la joven quien parecía que poco a poco recobraba el conocimiento.
En el dispositivo que esta persona cargaba algo cambio, en ella se despejaron las flechas rojas y se juntaron todas en una única flecha verde. Esto hizo al encapuchado levantarse y a duras penas cargar a Soe en la dirección de la flecha, para cuando la flecha se convirtió en un punto se detuvieron. Comenzó a escarbar en la arena, adentrándose en ella casi medio cuerpo. Segundos después se abrió una compuerta en el suelo dejando caer al encapuchado con Soe, quienes amortiguaron un poco la caída en la gran cantidad de arena que cayo junto a ellos.
— Creí que no lo íbamos a lograr, menuda suerte hemos tenido — dijo el encapuchado con una voz muy desgastada y con una tos que interrumpía cada palabra que decía.
Pasaron unos minutos y Soe despertó, estaba sola. No recordaba nada de los sucesos anteriores por ende su sorpresa era enorme al no saber donde se encontraba y nisiquiera sospechar que sobre ella descansaba el vasto desierto que casi acaba con su vida.
Se sentó en el gran tumulto de arena que descansaba a sus pies e intentaba recobrar energías. No tardo mucho en recordar que era lo que debía estar haciendo. Intento ver a su alrededor buscando pistas de donde estaba y hacia donde debía dirigirse, pero solo disponía de 3 caminos, 2 a cada lado de ella y uno hacia el frente.
No pudo esconder su sorpresa debido al gran parecido que tenia todo esto con su ultimo sueño o meditación que tuvo lugar en la nave donde fue presa. Pero eso le hizo recapacitar de una forma que la perturbo demasiado, pensó que talvez se encontraba bajo los desiertos, como antes había escuchado hablar a uno de los captores, ya que efectivamente afirmaban que existía un mundo bajo las grandes arenas. Era la única opción para ella ya que escapar de ese gran desierto no podía ser obra de magia. En su mente, claramente uno de esos caminos llevaba hacia su madre y el otro hacia Akay, pero que hay del tercer camino, que pudiese esperar para ella en ese, quizas nada.
Presa por el miedo y las ganas dominantes de querer resolver los conflictos, se puso de pie siguiendo el camino que tenia en frente. Mientras daba los primeros pasos por ese túnel no dejaba de pensar hacia que lugar llegaría. Sintió calma por unos instantes, ya que aun no tenia en claro que camino era el que debiese tomar, pero dejarlo en las manos del destino le quitaba el peso a sus propias decisiones.
El camino se hizo largo y desprovisto de luz, lo que llevo a Soe a seguir el camino tocando con la palma de su mano la pared para ir guiándose. Decidió cerrar sus ojos para agudizar sus demas sentidos y experimento algo único. Parecía poder sentir el túnel , escucharlo y verlo dentro de su mente. Se detuvo un momento a analizar la situación, tenia grandes sospechas de que lo que estuviese viviendo fuese un sueño, pero debido a la ausencia de luz se quedo pensando en como iba a percatarse de si aquello era o no parte de la realidad.
Decidida a seguir el camino, pero con unas dudas acrecentándose cada vez mas, llega a un punto en que deja de sentir la pared con sus manos, sintiendo una especie de vacío en esta misma. Esto le hizo abrir los ojos, que ya entrecerrados veía unos leves atisbos de luz. Frente a si misma posaban imágenes de ella misma, algunas mas grandes, otras mas pequeñas, por un momento dudó sobre esas personas, pero solo duró un instante, la calma vino a ella cuando al acercarse a las figuras se percato que estaba rodeada de espejos, se vio a si misma como pocas veces lo hacia, esa cicatriz que la acompañaba desde siempre, pero de la que olvidaba tener. Aquellos reflejos gozaban de características únicas, generando reflejos dispares unos de otros de una misma figura, en este caso Soe. Aquí se acababa el camino, esto generaba desmotivación en ella, pero antes de dar media vuelta unos espacios vacíos llamaron la atención, unos lugares específicos en donde faltaban partes de los grandes espejos. Habían diversas formas faltantes y una de ellas le trajo recuerdos, ya que tenia una forma de rayo, de dimensiones muy parecidas a la que poseía en casa.
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