Capítulo 2
En una habitación mediana de color verde, reinaba la paz y tranquilidad. Desde los estantes con libros, escritorios llenos de documentos, un clóset pidiendo auxilio por la poca ropa que estaba desordenada. Hasta el suave y acanelado cuerpo que descansaba cómodo en la cama individual.
Todo estaba tranquilo.
Las cortinas blancas se movían por la fuerte brisa de la tarde.
La alarma sonó por décima vez en el día y Taehyung nuevamente se quejó.
“Que alarma tan fastidiosa. Mmh ¿Por qué tanto escándalo?” con cada gramo de fuerza puesto en su brazo, se estiró para callar de una vez por todas la fastidiosa alarma.
— Ya deja el escándalo — miró la hora y el sueño salió disparado de su cuerpo — ¿¡Qué!? — se levantó de golpe ganándose un mareo y dolor de cabeza, las arcadas escalaron su estómago y todo su conducto digestivo.
Se levantó corriendo llevándose las sábanas de por medio, el impacto contra el suelo fue repentino, pero no le dio tiempo de chillar o quejarse. A rastras llegó a la puerta del baño y se apoyó en el váter expulsando todo lo que no tenía dentro.
Su respiración era errática, las gotas de sudor habían salido más rápido de lo que esperaba. Se recostó en las baldosas, intentado calmar su acelerado corazón y apaciguar un poco el dolor de cabeza por levantarse de pronto.
Se levantó y cepilló sus dientes para quitar el agrio y nada agradable sabor de su boca. Enjuagó su rostro mientras hacía de cuentas lo que había pasado el día anterior.
Había ido a casa de Jimin, compañero de trabajo, que le tenía una sorpresa por su cumpleaños. Recordaba haber visto otros tres de sus amigos, acompañados de su hermana menor que era pareja de uno de ellos.
Habían comido mucho e incluso, se pusieron a jugar diversos juegos en la casa de Jimin. Se descontroló todo cuando empezaron a beber whisky y luego, pasaron a otras bebidas que habían en el refrigerador del mayor, provocando así la resaca infernal que tenía en ese momento.
Arrastrando sus pies a la habitación se acostó de nuevo en su cama. Suspiró y revisó su teléfono, lo más probable es que uno de sus amigos lo llevara a casa, después de todo, cuando se embriaga de esa forma no reconoce ni su género.
Su bandeja de entrada pedía auxilio por la cantidad de mensajes que tenía sin revisar desde muy temprano. La alarma había sonado desde exactamente ocho horas.
Había faltado al trabajo. Los mensajes de su jefe le confirmaban que había sido mala idea ir a la casa de Jimin.
O tal vez, lo malo fue beber de más.
Los mensajes de su madre le confirmaron que se había saltado la salida a la que iba a ir para acompañarla.
Debía haber llevado los correos a primera hora para el cierre del año en la oficina.
No había arreglado nada para la Cena de la noche.
No había comprado el alimento para Yeontan.
Y le quedaba poco tiempo para completar las múltiples tareas que debía y le faltaron hacer.
Buscó píldoras para el dolor de cabeza, apagó su teléfono dejando mensajes sin revisar y se puso manos a la obra para completar todas sus actividades en el corto tiempo.
Sin pensarlo mucho, se aseó y vistió rápidamente. Solo le dio tiempo de tomar un poco de jugo y salió de casa como nuevo.
Totalmente fresco.
Lo primero, era ir hasta la oficina de su trabajo y dejar los correos que debía haber entregado varias horas antes. Apuró su paso para llegar antes de que cerraran.
Lo bueno de ser un maniático calculador que tiene todo al alcance de su mano, es que busca que todo esté accesible.
Taehyung se había mudado hacía un año de nuevo a Seúl.
Se había especializado en Diseño Gráfico y Computarizado, a la vez que se desarrollaba como fotógrafo. Sin embargo, trabaja en una empresa de bienes y raíces donde también destacaba muy bien, a pesar, de no ser su pasión.
La razón por la que trabajaba allí era por el pago y por supuesto, quedaba relativamente cerca de su casa.
Quería trabajar en lo que se había especializado, pero era difícil encontrar un trabajo a finales de año, la mayoría viajaba, se mudaban, tomaban vacaciones, entre otras cosas, por lo que no recibían ningún personal nuevo y también por obvias razones, finalizando el año es donde más gastos hay, además de las acostumbradas liquidaciones y obsequios que se le daban a los mejores trabajadores del año.
Esperaría al año entrante en recibir respuestas.
Por ahora, se encontraba corriendo por el pasillo del edificio llegando a duras penas antes de que el ascensor se cerrara.
La anciana que estaba dentro lo miró sin expresión alguna y lo ignoró.
Era lo mejor, Taehyung no podía tratar con ese tipo de personas en ese momento.
Debía llegar temprano a la cena familiar o mejor dicho, mucho antes de que llegara su familia.
Cuando llegó al piso correspondiente, se encontró con la oficina donde todos trabajaban vacía, por suerte, el jefe aún estaba en el lugar.
Con la carpeta intacta en sus manos tocó la elegante puerta blanca que fue abierta segundos después.
Desvió la mirada al encontrarse con el ceño fruncido de su jefe. Se obligó a no hacerse bolita ante la intensa mirada oscura que le daba el mayor, como si con ella pudiera ahorcarlo y darle vueltas por toda la oficina.
Si la intención era reflexionar sobre sus acciones, lo había logrado.
— ¿Amor? – una cabellera rubia se asomó detrás del fornido hombro que obstaculizaba tanto el paso como la vista — ¿Q-que p— Oh, ¡Tae! — y el ambiente, claramente fue aliviado por esa sonrisa que le regaló su otro mayor — Pero — frunció el ceño y golpeó el hombro de su jefe — Siwon ¿Qué estás haciendo? Deja de mirarlo así, no es un criminal.
— Faltó hoy al trabajo y no quiero imaginarme el por qué — respondió Siwon aun con voz firme, pero, con una expresión más calmada.
Cuando los ojos del jefe se quitaron de él para posarse en el rubio, Taehyung respiró profundamente “Gracias Señor Hee” pensó y sonrió internamente.
— No seas duro con él además, ayer fue su cumpleaños Siwon, debes ser más comprensivo con los jóvenes — Heechul pasó forzadamente por el poco espacio que su esposo dejaba en la puerta.
— Él ya no es un niño, Hee. ¡Deja de consentirlo! — reprochó el pelinegro.
— ¿Ah? — indignado, Heechul lo miró acusadoramente — Primero, no me hables en ese tono. Segundo, dije que jóvenes, no niños y tercero, no lo estoy consintiendo, Choi Siwon y si dices lo contrario te quedarás sin cena esta noche.
Y todos los reproches que había ideado Siwon se esfumaron en dos por tres.
Taehyung había sido desplazado, sintiéndose culpable por la “discusión” marital que tenían ambos.
Siempre le pasaban desgracias por ser tan torpe.
— Jefe — dijo, llamando la atención de los mayores — Lo siento mucho, no fue mi intención faltar pero, desperté tarde luego de una reunión con unos compañeros — Hizo una pronunciada reverencia — No medí mis acciones y éstas, repercutieron en mi trabajo. Lo siento mucho.
Aun inclinado, veía como ninguno de los pares de pies se movían frente a él. Cerró sus ojos con fuerza esperando lo peor, pero las cálidas manos que lo levantaron y la tierna sonrisa que ambos les regalaron, le quitó un gran peso de encima.
— Tranquilo, Tae — sonrió Siwon — Jimin vino a mi oficina y explicó tu falta. Para la próxima, se moderado al beber ¿Si?
— Sí, jefe — asintió Tae.
— Más, cuando no tienes mucha tolerancia o resistencia al ingerir una gran cantidad de alcohol — Taehyung asintió sonriendo.
— Gracias — dijo Tae a Siwon y Heechul negó.
— No le agradezcas a él, es a mí por salvarte de nuevo — reprochó el rubio.
— L-lo siento señor Hee — hizo una nueva reverencia, esta vez, dirigida al rubio que sonreía tiernamente — Muchas gracias por su ayuda, prometo no incomodarlo más.
— No incomodas, tonto — se burló el rubio mientras acariciaba su cabello. Taehyung sonrió ante el acto — ¿Quieres pasar?
— No, no, gracias. Solo venía a traer los correos faltantes — se los extendió a Siwon — Me gustaría quedarme, pero la verdad es que voy atrasado el día de hoy, tenía unas cosas que hacer y no las he podido completar — se rascó su nuca avergonzado — Si no llego a tiempo a la Cena, mamá me cortará las orejas y la cola.
Heechul rió — Vaya, tu mamá sí que da miedo. Es mejor que vayas rápido.
Taehyung asintió, pidiendo disculpas y agradeciendo, emprendió de nuevo su camino dirigiéndose al supermercado donde, probablemente, tardaría más de lo esperado.
Debía comprar alimento para Yeontan, suplir la alacena con ingredientes que probablemente se acabarían rápido por la llegada de ambas familias a su casa.
Tanto la de su padre como la de su madre se reunían en un solo lugar para celebrar el año nuevo.
Le tocaba reponer lo que se gastaba en su hogar o por lo menos, parte de ella como hombre responsable y trabajador.
La fila para entrar al supermercado no era tan larga, sin embargo, había mucha gente dentro.
Suspiró “Tendré que esperar” iba a sacar su teléfono pero el hombre de seguridad los dejó entrar al ver las pocas personas fuera.
Volvió a guardar su teléfono y se dirigió a los estantes donde estaba lo que compraría. Se había repetido varias veces en su mente lo que necesitaba y lo que no.
Con su carrito de supermercado se movía de un lado a otro buscando un producto a la vez. Lo malo de que fuera tan grande el supermercado y se encontrara todo, era la distancia de una cosa a la otra.
Sin embargo, eso no era impedimento para Taehyung.
Él disfrutaba de llevar su carrito repleto de productos, había visitado tantas veces ese supermercado por ser tan práctico y tener de todo, que sabía dónde estaba cada cosa.
En media hora, su carrito estaba con las cosas que necesitaba. La fila para pagar era mediana. Suspiró mientras su colita se movía inquieta de un lado a otro, lo que más detestaba era esperar, pero, no tenía opción.
“Por más que me apure, igual debo esperar” pensó. Mientras pasaba el tiempo, sacó su teléfono para avisar a sus amigos que estaba vivo con la primera y última resaca del año.
Sus dedos oprimían las teclas contestando todos esos mensajes sin que quedara uno.
Algo que lo estresaba era ver esas notificaciones sin revisar.
Era muy maniático y perfeccionista, pero, así llevaba su vida y hasta ese momento, no había tenido algún problema con su manera de ser.
Estiró sus dedos que protestaban por el uso, revisó los mensajes y uno de ellos llamó su atención.
Su colita y orejas se tensaron, la sorpresa y el asombro se instalaron en su pecho. Su corazón latía desenfrenado, podía sentir el calor invadir su cuerpo y como la pantalla se volvía borrosa debido a la acumulación de lágrimas en sus orbes.
El mensaje aparecía como visto, pero estaba seguro de no haberlo visto antes.
El número era desconocido, pero el mensaje…
El mensaje no era desconocido al igual que el emisor.
“Hola… No sé cómo iniciar esto, soy malo en los textos porque ninguno de ellos logra captar lo que siento”
“Por favor ¿podemos vernos en el parque del vecindario?”
“A las nueve, estaría bien”
“Con amor: Jungkook”
Sus manos temblaban ligeramente, su corazón se sentía acongojado con esos sentimientos que había dejado de prestarles atención.
Entró a la foto del perfil y sonrió como tonto.
Era Jungkook.
Su Jungkook.
Tenía el cabello azul suelto mientras miraba a otro lado permitiendo a la cámara captar su perfecto perfil; en la foto portaba una camisa animal print con los primeros botones desabrochados dejando a la vista una hermosa y apetecible piel.
Suspiró de nuevo.
Jungkook se veía hermoso.
Desde siempre, Jungkook era hermoso.
Se lo había dicho muchas veces, sería un modelo por tal belleza y sobretodo, tenía la personalidad y características para ello.
Mentiría si dijera que no lo había seguido.
Desde hacía dos años, aún mantenía contacto, enterándose del resurgimiento de su carrera y con ella, el abordo de actividades que ocupaban la gran mayoría del tiempo del mayor.
Ese año habían dejado de comunicarse. Eran los exámenes finales de Taehyung y justo, Jungkook estaba al tope de su carrera. Las ventas y el comercio se dispararon en gran manera al implementar que la moda es la misma para hombres y mujeres.
El proyecto y concepto del año, tuvieron mucha relevancia y una gran aceptación por parte de las personas.
Varias tiendas pequeñas fueron impulsadas y financiadas por Jungkook. Gracias al concepto, el capital de esas tiendas que no tenían tantas ventas subieron, a tal grado, de ser reconocidos al nivel mundial, llamando la atención de marcas reconocidas para financiamiento y patrocinio.
Más de una vez, Jungkook fue modelo de la ropa que promocionaban y cada vez, las ventas subían con tan solo verle la vestimenta al joven empresario.
Más de una vez, Taehyung vio las pasarelas en las que se mencionaba mucho al mayor y también, lo mostraban posando para las cámaras con su elegante presencia haciendo a muchos babear.
Incluyéndolo a él o mejor dicho, sobre todo a él.
Todo ese tiempo, Taehyung se sintió seguro y confiado de las últimas palabras que Jungkook le dijo esa vez que fueron al parque del vecindario.
Esperaría por él.
Lo que más a Taehyung le sorprendía, era que aún tenía las orejitas y la colita.
Una señal de que aún se guardaba.
Aún había esperanza.
Aún podían volver a verse.
Aún podían estar juntos.
Él también se guardó para Jungkook. Había prometido darle su pureza al amor de su vida.
— Señor — el toque en su hombro lo alertó y volteó encontrándose con una chica que le señalaba hacia adelante — Lo llaman.
Taehyung volteó, era el próximo para pagar.
— Gracias — le susurró y se dirigió a la cajera colocando todas su cosas para registrarlo.
Aun con el rostro de Jungkook en mente y una sonrisa en su rostro, suspiró.
“Jungkook ¿Regresaste por mí?”
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