Después de un momento de estar arreglando su casa encontró una foto donde la familia estaba unida, sus dos hermanos mayores a cada lado de sus padres y ellos tenían sus manos apoyado en sus hombros.

— Es una buena fotografía— se susurró.

Sus hermanos mayores habían sido bueno con él, siempre dándole la mitad de su tiempo para compartirlos juntos, siempre regañando, siempre demostrando lo que lo querían. Entonces fueron separados, ellos eligieron quedarse, sin pensar que él lo necesitaba, que la familia debía estar unida para que su infancia estuviera bien. Les odiaba después de ese momento.

Pero no podía tampoco exigirle aquello, aunque debían hacerlo para la familia. Ellos querían estar en el lado fácil, en esa vida de suelo que estaba, él no diría nada, en una parte muy en el fondo de él se había alegrado verles.

Bajó al comedor viendo la hoja que Isabelle le había dejado los números, disfrutar de un momento con ellos sería bueno para ver cómo eran, si no le agradaba entonces dejaría de verlos.

Marcó el número de aquella muchacha, la de su hermana y se llevó el celular a su oído mientras mordía su pulgar con cierta duda ¿Debía llamar o ignorarla? Al tercer llamado Isabelle contestó.

— ¿Hola?

Alec comenzó a morder su labio un poco incómodo, podía cortar si lo quería, aunque quería conocer a su sobrino.

— Soy Alec, estaba pensando tu propuesta de una comida familiar.

Un grito de emoción se escuchó del otro lado de la línea haciendo que Alec se separará de la línea.

— Te mandaré la dirección por mensaje, y la hora— respondió Izzy— estoy tan feliz de que vengas.

— Yo también.

Y cortó, aún no estaba feliz, no quería saber en qué barrio viven, o que era de sus casas, tenía miedo de ver que sus hermanos estaban en ruinas y perdidos.

Cuando llegó la hora de ir al lugar, se cambió y tomó su celular para ir al garaje de la casa, donde un auto había estado guardado esperando por él, Isabelle en el mensaje se lo había dicho, al parecer era un regalo. Esperaba nunca enterarse de dónde había sacado esa plata.

Se imaginaba a su hermana entrando en moteles o a autos con distintos hombres para conseguir plata o Jace haciendo apuestas para ver cuál de los dos hombres se daban golpizas hasta caer uno vencido. No, le desagrada.

Configuró el GPS hacia el lugar y cuando estaba por arrancar y poner marcha atrás una llamada entrante de sus padres interrumpió aquello, colocándolo en manos libres contestó.

— Padres— saludo.

Había estado esperando su llamado todo el día, ellos le darían la noticia si habían podido conseguir que él pudiera comenzar con la misión que el grupo "El círculo" había comenzado a hacer. A él le había tocado en ese lugar pero había más chicos repartidos por otro lado esperando lo mismo.

— Ya lo conseguimos, ya puedes empezar.

La voz de su padre se escuchaba más grave detrás de la línea, algo que hizo que Alec se le eriza la piel, solo por portarse rebelde había ganado ver el lado malo de su padre.

— Bien, mañana mismo lo haré.

Cortó la llamada agradeciendo que su padre no haya pedido una explicación de lo que hacía, porque tenía prohibido relacionarse con sus hermanos, algo que él estaba desobedeciendo, solo quería ayudarles a ver que era el lado bueno.

Arrancó su auto, cerró su casa y se dirigió al lugar donde la comida familiar estaba. Después de un rato, al llegar al lugar se llevó una sorpresa, no era un barrio bajo, si no uno privado, donde en la entrada le pidieron los documentos, identificación, y la casa, la casa era enorme, de un color carmesí y pasto a su alrededor, afuera había una mesa y cinco personas, le estaban esperando.

Después de estacionar se acercó a pasos lentos hasta las persona, estaba su hermana con un vestido veraniego de flores y a su lado abrazando a su cintura un señor, no grande pero con facciones de uno, en la mesa charlando había un niño de rizos rubios y ojos dorado con una joven mujer de rasgos asiático, mientras Jace hacia la comida, asado, en el patio.

Se acercó hasta su hermana saludando con la mano al hombre que la tenía sujetada como si no viera que cerca había un niño ¿Cliente o novio?

— Te presento el es Nathan.

Su pelo estaba bien cortado, llevaba una camisa con rosas, una bermuda y una barba que tapaba mitad de su cara, sonreía con simpatía y parecía no notar que en la cara de Alec había un brutal desacuerdo.

— Alexander Lightwood.

Isabelle a notar la tensión, se separó del hombre y dirigió a Alec hasta las otras dos personas que estaban sentadas.

— El es tu sobrino Samuel.

El niño de rizos dorados se levantó de su lugar y abrazo a Alec, este quedó sorprendido por el cariño.

— Estaba ansioso por verte tío.

— Y ella es Maddy, pareja de Jace.

Alec la miró, era una chica linda, su piel miel, su pelo largo, su pintura y sus facciones, era linda y parecía llevar tiempo con Jace o eso suponía, algo había despertado dentro de él.

— Soy Alexander Lightwood—se presentó.

Dedicando una sonrisa y tratando de saludar, la chica le evitó un poco asustada y le dio un saludo de mano, algo que una mujer no debía hacer.

— Encantada, iré donde Jace. — su voz era muy chillona.

Y se levantó para irse hasta el cocinero, a pasos largos y ligero, Alec sintió algo extraño en él, pero nada arreglo que se sintiera ofendido.

— No deja que nadie toque parte de su cuerpo, excepto Jace– dijo Izzy.

Desde lejos podía ver la mirada de la chica que parecía hablar con Jace y estar peleando. Aunque en su mirada había algo que Alec no podía descifrar.