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Magnus.
"Cinco años"
Vio como Alexander era retirado de la sala mientras el juez y sus compañeros hablaban con los uniformados que había mandado a llamar, arrestando a quienes estaban haciendo la contra a Alec en aquel tribunal, ahora ellos también se estaban afectados. Caminó detrás de Jace quien había comenzado a seguir a Alexander, aunque no llegaría, se lo llevaban a pasos rápidos y otros uniformados iban cuidando de que nadie se le acercara. Cinco años, era mucho tiempo.
— ¡Te iré a visitar todo estos años Alexander Lightwood! ¡Lo prometo!— gritó.
Viendo como todos se le quedaban viendo y como Alexander le miró como pudo para sonreír demostrando que había escuchado a su comentario, lo había prometido, no iba a romper aquella promesa por nada del mundo. Abrazó a Jace cuando el ojiazul salió de sus vista y trató de alentarlo a que cinco años se pasaban rápido, aunque no era así, a veces esos años podían ser lentos y torturantes, más para el que estaba encerrado, pero estaban ellos ahí para que el ojiazul no se sintiera tan solo.
— Bueno, iré a ver por última vez a Alexander, veré cuando son las visitas y la horas, y lo más importante a que prisión irá a parar— dijo Jonathan acercándose— los fiscales investigarán a pesar de la orden del juez si hay parientes del niño, si no los hay o no lo quieren, el niño podrá quedarse aquí. Esperen, vengo en unos minutos.
Asintieron mientras el chico se acercaba al uniformado de la puerta donde llevaban a los calabozos para hacerlo pasar, de seguro lo iban a transferir a la prisión más cercana en algunas horas, rezaba para que aquel lugar no fuera tan duro para el ojiazul. Clarissa sugirió salir afuera, ninguno se opuso viendo como la chica abrazaba a Jace susurrando palabras que no podía escuchar, debían ser de consuelo ya que el rubio asentía a cada oración que la chica decía. Magnus miraba hacia ningún lado, solo pensaba y pensaba, rezaba por lo bajo cuando se acordaba y recordaba a Alexander de pequeño para aferrarse a pensamientos bueno y no malo.
— Maldigo tanto a mis padres por haberle hecho terminar así a Alec, si no hubiese sido por ellos él no estaría así— sollozó Jace— y es mi culpa por no buscarlo años atrás, estaba tan ocupado en otras cosas que me olvide que mi hermano menor había ido a caer en las manos de aquellos monstruos.
— Cálmate Jace, no vas a lograr nada haciéndote esto— dijo Magnus— no tienes la culpa, nadie de aquí tiene la culpa.
Iba a tener que ayudar a la familia de Alec más de lo que pensaba, ambos hermanos se echarían la culpa de aquello que le había pasado a su hermano menor y conocía tanto a los dos Lightwood mayores como para saber que comenzarían a bajonearse por aquello, iba a tener que alentarles, distraerlos y acompañarlos cada vez que fueran a visitarlo para que no se sintieran mal al verlo. Esperaba que se hiciera compañeros de las personas de adentro y no enemigos porque de seguro saldría herido, hasta podía morir si sus impulsos agresivos salían a la luz.
— Magnus ¿Tú amas a mi hermano? Todo este tiempo que estuviste pasando con él ¿Volviste a amarlo?
Miró sorprendido al rubio tratando de ver porque le decía aquello.
— ¿A qué quieres llegar con esto, Jace?— preguntó.
— ¿Esperarás a mi hermano cinco años? Ya sabes, sin tener alguna relación y sin ponerle un padrastro a Rafael.
Le salvó de responder Jonathan quien había llegado bostezando llamando la atención de los tres, Magnus suspiro al saber que no debía responder pues no sabía que decirle a Jace sobre aquello, aún estaba tratando de descubrir si aquello que su pecho sentía no era más por los recuerdos o porque en verdad volvía a sentir algo por el ojiazul ¿Y si no era así? Si no sentía nada, si estaba engañándose por todos aquellos gestos buenos que el chico estaba haciendo por él. Aún tenía que aclarar su mente, un poco más.
— Muy bien, muy bien, la prisión no queda tan lejos de aquí, se llama "Ciudad de los huesos" particular nombre ya que allá van todos los asesinos, violadores, etc.— comentó el abogado— las visitas pueden arreglarse según me dijeron, los horarios me lo darán por vía e-mail. Y debo arreglar algunas cosas de aquella prisión para comodidad de Alec, se lo llevarán de aquí mañana a la mañana.
— Y tú ahora irás a descansar— interrumpió Clarissa— por lo menos unas horas, de seguro Isabelle no va a dudar ofrecerte la habitación de anoche de nuevo, a la tarde todos volveremos a la casa. Y no espero un no como respuesta.
El chico no dijo nada, solo obedeció cuando tuvieron que subirse al auto, Magnus no pudo evitar sonreír pensando que los pantalones lo tenía aquella chica pelirroja. El auto iba en silencio, Jace no tenía ánimo de hablar ni seguir las conversaciones de su nueva novia, Clarissa que iba de acompañante trataba de animar el ambiente algo que no estaba funcionando, Jonathan andaba dando cabezazos indicando que estaba ya durmiéndose y Magnus, bueno el solo estaba mirando por la ventana con tristeza, aquella tristeza que sintió desde el día anterior, es que no era un día lindo para estar feliz al contrario podía ser uno de los días más triste que toda la familia tuviera, habían perdido a Alexander Lightwood por cinco años, de eso no podía sacarse nada bueno.
Trató de pensar en otro problema que se le estaba presentando, uno que debía arreglar cuando llegara a casa donde tendría que hablar con Rafael sobre todo lo sucedido, diciendo la verdad, explicándole al niño donde estaba su padre y porque estaba ahí, cuánto tiempo estaría, era mejor decirle ahora que verlo después odiándolo por no haber contado la verdad, sabía que Rafael y Alexander se habían vuelto inseparables, el niño era quien había salvado al ojiazul de todo aquello trayéndolo a la familia, si no le contaba la verdad entonces sería traición de su parte.
"Yo puedo."
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