Magnus.

Miró como de la cocina salía Isabelle un poco pensativa, traía algunos pocillos para sentarse en su lugar, al parecer nadie se había dado cuenta de su cara excepto el y el amigo de Alexander, que desde que había llegado no podía dejar de mirarla, era como un tipo de acosador a no disimular lo atontado que lo había colocado, el moreno sin dejar pasar aquello se levantó y llamó a su amiga a que le acompañará hacia afuera, quien no dijo nada y le siguió quedándose en la puerta.

— ¿Sucede algo Izzy?— preguntó.

Viendo como su amiga negaba, aunque aún su mirada estaba perdida.

—Izzy, soy menor que vos pero no soy tan idiota para saber que fuiste a la cocina y algo ha sucedido, y sé que debe ser algo que relaciona a Alexander.

Vio a su amiga sonreír como si hubiese sido captada en aquello que quería ocultar, se cruzó de brazos y miró hacia otro lado como si no quisiese mirarle a los ojos por lo que iba a decir.

—Hoy vi a Alexander— respondió— no, no es eso, en la cocina le vi de pequeño, saliendo de aquel cuerpo que fue una amenaza para nosotros. ¿Puedo estar cayendo en su trampa? No podemos caer en su trampa Magnus, cuando ya estemos ahí, embobados con su nuevo el nos llevará al sufrimiento.

El moreno hizo que su amiga le volviera a mirar, mostrándole una sonrisa consoladora.

—Te preocupas mucho Izzy— dijo— ¿Acaso no amas a tu hermano?

—Sí.

— ¿Acaso no te has enterado que el mató a todos los del "Círculo" por el bienestar de ustedes?— preguntó no teniendo respuesta— ¿O qué ha vuelto a pesar de que podía irse a otro país después de tener a Rafael?

— ¿Qué tratas de decirme Magnus?

—Todos tenemos que dar una segunda oportunidad— susurró— es tu hermano, el menor, lo amas con tu alma y sé que es así, yo te he escuchado decirlo muchas veces antes de que apareciera por primera vez, tienes la oportunidad de volverle a ver y recuperar a tu hermano, amalo porque no sabes que podría pasar, puede que sea la última vez que veas a tu hermano y dolerá, te lo digo por experiencia querida Izzy.

Vio como Isabelle le miraba con lágrimas acumulada en sus ojos a darse cuenta que estaba tratando con alguien que ya había pasado la pérdida de un hermano, Magnus colocó una mano en su mejilla acariciando como sabía hacer con Fran cuando recordaba a Ragnor y la nostalgia llegaban a ellos, esa vez la acaricio aquella consolándole de lo que le estaba pasando.

—No seas mala con él— susurró— eres la única hermana mujer que tiene, y ahora debes remplazar aquel dolor que le hizo pasar tu madre, no lo dejes solo Isabelle.

—Hice algo malo Magnus— dijo— le dije que tú tendrías una cita con el doctor Sam

— ¿Qué hiciste qué?— preguntó asombrado— ¡Isabelle!

Caminó dentro de la casa, con el rengueo entre medio, caminó hasta la cocina por última vez que lo había visto, hace años que no salía con nadie ni tenía parejas, solo los trabajos que sabía hacer, pero nunca nada serio, así que debía darle una explicación de eso a Alexander, porque después de que los separaran él no había vuelto a estar con nadie. Cuando llegó a la cocina vio por la ventana a Alexander apoyado en una columna, dándole la espalda, caminó hasta donde estaba llamando su atención.

— ¿Ha sucedido algo Magnus?— preguntó.

—Estas aquí solo, cuando tu familia está ahí dentro y no la estás disfrutando.

—A veces pienso que no merecía ser salvado, estoy causando dolores de cabeza— susurró el ojiazul— soy el recordatorio del mal momento que tuvieron que pasar y juro que quiero acabar con esto, mi cabeza no deja de decirme que no tendría que estar aquí ¿Pero cómo? Si mi otra parte dice que ustedes son mi salvación.

—Lo somos, no puedes estar solo, nosotros estamos para apoyarte.

Escuchó como el ojiazul dejaba escapar una risa sarcástica al comentario.

— ¿Acaso no crees que lo notó? Isabelle quiere librarse de mi sin ocultar sus sentimientos de odio hacia mí, Samuel me teme, Clarissa no puede hacer una vida porque está vigilando de que no haga nada malo, Rafael, no hay nada que pueda decir de él— dijo— y tú, tú tienes una cita con ese doctor y te apoyaré en esa relación, solo quiero que no me odies.

—No tengo ninguna cita, ninguna relación Alexander, mi objetivo ahora está en cuidar de Rafael y de ti, le prometí a tu familia cuidarte— dijo el moreno— no he estado con nadie, nunca, en nada serio Alec, un doctor y paciente no puede estar juntos, solo fue una broma de mal gusto de tu hermana, pero hablé con ella, no te molestara más.

Vio como el chico le volvió mirar sonriendo, como si acabara de escuchar algo que le había alegrado, Magnus pudo suponer que algo tenía en su cabeza antes de que dijera eso porque ahora se veía más aliviado.

— Gracias por dedicar a tu vida a nosotros Magnus, después de todo lo que has pasado, sigues ayudándome como el amigo que eras— susurró el ojiazul— me alegro que sigas a mi lado.

—Ven vamos, creo que ya ha llegado el postre.

Ambos entraron a la casa viendo cómo Isabelle estaba esperándole en la cocina en compañía de Merliot, que parecía querer establecer una conversación con la chica, pero que está no le estaba dando ningún tipo de interés, solo mantuvo la atención en el ojiazul que se acercó hasta ella.

— Fue una broma de mal gusto, pero me lo merecía ¿No?— preguntó Alec a su hermana. — me merezco eso y mucho más.

Magnus miraba todo de una distancia más lejos, con la compañía de Merliot que se había colocado a su lado para no interferir en aquel momento.

—Lo lamento Alexander, cuesta confiar en ti después de todo lo que has hecho— respondió— pero Magnus, me dijo que te dé una oportunidad, y si el después de todo lo que le has hecho ha sabido perdonarte ¿Quién soy yo para no hacerlo? Pero esta será la última Alexander, la última, si vuelves a fallarnos prometo que sufrirás.

La chica se abrazó a su hermano y Magnus sintió como sus ojos se llenaban de lágrimas por aquel momento, porque Alexander parecía abrazarla con fuerza buscando protección en los brazos de su hermana mayor, queriendo darle intimidad a los hermanos, se llevó a Merliot a la otra sala llevándose la sorpresa de que Jace y Clarissa estaban a puro besos en la sala haciendo que el moreno carraspear para llamar la atención mientras su compañero reía a su lado.

— ¡Apa! La situación esta fogosa aquí.

Y viendo cómo la pareja se separaban en una situación incómoda ambos, lo que estaba molestando, comenzaron a reír con gracias. Y Magnus sintió que toda la situación estaba comenzando a establecerse para bien.