Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

(23)

Alec.

— ¿Puedo verle?

Estaba en la puerta de la habitación donde habían llevado a Magnus después de que se desvaneciera en la sala de espera cuándo habían estado peleando y había confesado que sus padres habían matado a su familia, Isabelle había llegado cuando Jace había aparecido con la compañía de Clarissa, la que tenía el antídoto, que no se habían detenido hasta entrar a la habitación de Samuel, ya quedaba poco tiempo, la otra Lightwood había salido descubriendo lo que había pasado cuando uno de los doctores se había acercado a ella para ponerle al tanto y de ahí estaba cuestionando la puerta mirándole molesta.

— No vas a ver a nadie de mi familia, nunca más en tu vida, mira el daño que has hecho, mira lo que has causado desde que llegaste— dijo la chica— tú cuando eras pequeño me dijiste que te gustaba Magnus ¿No te acuerdas? ¿Qué te hicieron para que esos sentimientos se convirtieran en este odio que tienes? No puedes cambiar los sentimientos así porque sí, por favor dime ¿Qué te han hecho para que estés así? solo dime para entenderte.

La chica parecía a aquella que había visto por última vez, solo que su pelo azabache era mucho más largo y lo llevaba suelto cuando antes lo tenía trenzado, llevaba vestidos cuando antes usaba conjuntos de ropa que Maryse le elegía, algo conservadora, llevaba un suave maquillaje que antes no tenía al igual que su humor, era mucho más fuerte y decidida, que antes no lo era, ahora estaba defendiendo a Magnus como si fuera un hermano más y no le importaba las consecuencias. Alexander no sabía que decir, no sabía que sentir, quería llorar frente a ella o recibir un abrazo por su parte.

— Lo siento Izzy, lo siento— dijo Alec— por favor, déjame verle y después me voy a marchar a donde mis padres, no voy a estorbar en sus vida nunca más.

Isabelle le miraba desde su lugar, no parecía contenta, pero tampoco triste por su comentario, cuando iba a hablar la puerta se abrió mostrando al doctor que parecía tener una confianza con la muchacha susurrando algo a su oído, la puerta se cerró un poco quedando ellos tres, Alexander podía mirar de reojo hacia dentro, viendo una pared blanca.

— Quiere verte a ti— musitó Isabelle— a solas.

El ojiazul hizo un movimiento como para entrar, pero fue detenido por ambos.

— Niño, Magnus está en un estado complicado, su salud está mal por su enfermedad, algo más que lo haga desvanecer y podemos perderle— dijo el doctor— trata, por el amor de Dios, ser bueno.

Asintió viendo como Isabelle a la quejas y a las fuerzas por el doctor, se hizo a un lado, cuando el ojiazul se adentro cerró la puerta detrás de él para acercarse a la camilla, en la de al lado había un chico durmiendo con cables en su cuerpo, Magnus también tenía pero uno en su nariz y otro en su brazo, se tenso al acordarse cuando había visto a Raphael así y estaba por matarlo, cerró los ojos para volver abrirlo y ver al moreno casi con los ojos abiertos, le miraba atento haciendo que el ojiazul se sintiera un poco mal por aquello ¿Pero que decía? Había estado esperando aquello desde que había llegado, después de tantos obstáculos, el chico estaba ahí a punto de su muerte ¿Por qué no estaba feliz? Trato de suponer que era por la preocupación que tenía por Samuel.

— Termina tu trabajo Lightwood, estoy en tus manos, mátame de una vez para que seas feliz— dijo en un susurró Magnus— m-mándame con mi familia, monstruo.

— No soy un asesino.

El moreno comenzó a derramar lágrimas haciendo que Alexander hiciera, sin notarlo, una seña con sus manos y sus partes faciales para respirar tranquilo y no se ahogara mientras lloraba, no quería que Isabelle entrará y lo asesinada por seguir haciendo estas cosas, solo se iría para no molestar más, aunque tenía miedo que sus padres no respetan eso, como estaban haciendo, para venir a matarlos.

— H-Has querido esto desde que has llegado.

— Pero no lo haré, eres importante para esta familia, la de Isabelle y Jace, Samuel te considera un tío, yo no pertenezco aquí y he derruido todo a mi paso, como mis padres— susurró el ojiazul— volveré con ellos, no sé qué me espera allá, pero sé que ellos vendrán por mis hermanos, te he dejado vivir para que cuides de ellos, no porque me importes, no me importas para nada, ellos si ¿Entendiste?

El moreno asintió, sorprendido sin poder creer lo que escuchaba, y Alexander estaba igual, no era algo que hubiese esperado dejar de salir de su boca, parar aquello que había querido hacer desde hace mucho, Magnus tenía razón, lo tenía ahí para matarlo, pero todo dentro de su cuerpo decía que no estaba satisfecho, que se diera un retroceso y descubriera si en verdad quería matarlo, si en verdad él tenía la culpa de que estuviera así o solo era la idea que sus padres le habían dado todo esto tiempo, por esas razones se iba para enfrentar lo que le pasaría en el círculo y si podía detener a sus padres desde allá cuando quisieran venir a detener a sus hijos, además ya estaba sufriendo mucho.

— ¿Estoy en un sueño?

— Solo estoy dando un tiempo, no puedo lastimar a un inválido— dijo Alec— cuando estés sano podré retomar todo, así es como una ventaja para mí, y no me gusta ganar así.

Magnus sonrió apenas, y Alexander sin estar consciente también, ambos debían haber recordado uno de sus momentos de niñez cuando el ojiazul había elegido el día de su juego, cuando jugaban a los espadachín enemigos.

Era un día de lluvia y Alexander había estado molesto ya que su día de ir en busca de insectos se había arruinado, era el único juego que tenía en su mente para pasar su día, pero se había arruinado, estaba sentado en la habitación de Magnus sentado en el suelo molesto, con la mirada baja, maldecía el clima por ser tan injusto con él, pero en el proceso se sorprendió a ver una espada de cartón, levantó la mirada viendo al moreno con lo mismo entre sus manos y una sonrisa divertida.

— ¡Vamos, levántate, te desafío!

El se levantó de donde estaba con la espada de juguete entre sus manos, sonriendo por la idea del otro chico.

— ¿Qué tratas de hacer? No te gustan estos juegos Magg.

— Pero a ti sí, quiero que juguemos así te pones más feliz— dijo el moreno.

Alec dejó caer la espada, caminando hasta el escritorio para tomar unos lápices y una hoja y volver a su lugar viendo en la cara del moreno confusión.

— ¿Qué haces?

— Solo estoy dando tiempo, no puedo lastimar a un principito— dijo Alec— cuando estés grande y fuerte podremos retomar todo, así es como una ventaja para mí, me sentiría culpable de lastimarte y no me gusta ganar así.

Alexander volvió a la realidad viendo como Magnus ya estaba por cerrar los ojos para descansar, podía notar como hacía fuerza para no dormirse sabiendo que estaban hablando, por primera vez hablando bien.

— Te esperaré Alec, t-tratare de ganar esta vez, y te haré sufrir todo lo que has hecho.

— Ya lo veremos— carcajeo— ya lo veremos a su tiempo.

Después de eso Magnus cerró los ojos para descansar y Alexander salió viendo a Isabelle en la puerta, abrió la puerta un poco para comprobar que no había sucedido nada y después le miró, aún tenía esa mirada, sabía que nunca podría mirarlo de otra manera cuando había causado todo.

— Agradece que nadie podrá cargó contra ti, Jace no quiere saber nada de tu presencia, y yo tampoco, tienes prohibido acercarte a algunos de los cuatros— musitó la chica— espero que entres en razón ¿Esa vida quieres llevar? Maryse y Robert mataron a los Bane, a la esposa de Jace, maltratando muchas personas, traumando a nosotros en ello, nos separaron y cortaron nuestras decisiones. Alexander recapacita.

— Me iré de regreso junto a ellos, no tienes por qué preocuparte ya.

Comenzó a caminar hasta la salida del hospital, pasaría por la casa a buscar sus pertenencias, llamar para reservar un vuelo y desaparecer de ahí de una vez. En su auto, asentada estaba Clarissa esperándolo con un cigarrillo en su mano, había venido con Jace sin saber porque, tampoco quería saberlo.

— Alec, tanto tiempo amigo— sonrió la chica— has metido la pata, pero no te desanimes Samuel está muy bien, ya ha expulsado todo.

— Córrete, quiero irme— gruñó el ojiazul.

— ¿Ahora qué harás? Buscará un plan B para tu misión seguro.

— Me iré a donde el círculo, debo hacer algo allá.

Sacó de su bolsillo el frasquito donde estaba el veneno, no había colocado todo en el helado por si acaso, la pelirroja le miró sorprendida, tapando su boca con ambas manos asustada.

— ¿Q-Qué vas a hacer?

— Matar por la raíz— susurró— algo que ambos debíamos hacer antes, vengare la muerte de tu familia Clarissa a cambio cuida a la mía.

— T-Tú... ¿Qué harás contigo?

El ojiazul le guiño un ojo para correrla del auto, abrir la puerta y arrancar para marcharse viéndola por el espejo retrovisor, apretando el volante con fuerza mientras respiraba profundo para no llorar, tenía que decidir entre la vida de sus padres o la de sus hermanos, aunque ya sabía con anticipación lo que debía hacer, tenía que reponer todo lo que había hecho, por el bien de su conciencia.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro