
(12)
Magnus
Después de toda aquella escena Raphael lo mando de día de descanso, le prestó su tarjeta para que comprara una vestimenta apropiada para su ascenso y se olvidará de lo que había pasado con Alexander, pero para el moreno era imposible no pensarlo, sus palabras hicieron que volviera al comienzo donde estaba de luto por la muerte de su familia, la herida se había abierto y parecía recaer otra vez, ese día le pidió a Fran que comprará por él, sus cuerpos no era diferente y tenían casi los mismos gustos, sabía que su amigo no se negaría y él se dedicó a estar en la habitación llorando en vez en cuando, cada vez que las palabras se repetían en su cabeza sus lágrimas bajaban por sus mejillas y sentía un vacío dentro.
Su celular comenzó a sonar, haciendo que secara sus mejillas y tomará un pañuelo para secar su nariz, después agarró el celular y vio el nombre de su compañera Isabelle y su foto, contesto sabiendo que era para un trabajo, pero está vez se negaría.
— ¿Sí?— preguntó Magnus.
Se escuchaba el ruido de la carretera, la chica andando en auto.
— ¡Sal de tu casa, vete!— gritó la chica— ¡Alexander te descubrió! ¡Descubrió a Maddy!
Magnus se sentó asustado, la chica gritaba lo mismo una y otra vez, como si temiera lo que pasara, estaba comenzando a ponerse nervioso, se había tensado y tenía miedo.
— Te esperaré atrás de tu casa, Alexander está loco, sal ahora y espérame estoy llegando.
— Está bien.
Corto y se llevó el celular al bolsillo trasero, bajo por las escaleras con una mano en su pecho, debía tranquilizarse, busco a la madre de Fran y a Simón quienes se habían quedado en la cocina hablando como solían hacer siempre, pero solo encontró a Simón quien estaba tratando de llamar de su celular a alguien.
— Simón— susurró Magnus.
Este alzó la mirada prestando atención.
— ¿Mm?
— ¿Dónde está Annie? — Preguntó Magnus— Tengo que hablar con ustedes.
Simón, quien parecía un poco triste por no poder contactarse con Raphael, seguramente era él, señaló hacia la ventana donde se pudo ver a Annie hablando con un chico algo, mirándolo bien y viendo cómo caminaban hacia la entrada de la casa Magnus agarró de la remera de Simón y lo tiró hacia la sala trasera donde tenían que cruzar la cocina y una sala más para llegar donde ellos ahora estaban.
— ¿Qué sucede?— preguntó Simón confundido.
—Es Alexander, debes decirle que me he ido a ver a un cliente, que se vaya de aquí—susurró agitado Magnus— te llamaré cuando todo esto pase.
Comenzó a abrir la ventana, cuando Simón le agarro del brazo.
— Por favor ten cuidado.
Magnus asintió saliendo por la ventana, con un poco de dificultad para caminar y ya sin fuerza para moverse, comenzó a negar queriendo llorar, su medicamento estaban en su pieza pero si volvía encontraría a Alexander, siguió caminando hasta encontrar el auto de Isabelle, entro al auto y se tiró sobre el asiento, la chica arrancó y sacó el auto de ahí, lo último que vieron fue a Alexander tratando de alcanzar.
— ¿Estás bien?— preguntó la chica.
El moreno negó, sentía palpitaciones en su cabeza y su pecho.
— Necesito mi medicamento— susurró Magnus— ¿Puedes comprarme algunos?
La chica asintió, parando en una farmacia de la ciudad, Magnus le paso su tarjeta dónde se podía retirar medicamento sin una receta, la chica salió y volvió a los minutos con lo pedido y un vaso de agua, comenzando de nuevo el viaje.
— Deberías ir al médico, Fran me ha dicho que te ha visto un poco desorientado estos días.
— Estoy bien, ahora cuéntame qué ha sucedido.
La chica asintió, comenzó contando cómo Alexander había llegado a unas de sus medias tardes matutina con Jace todo hecho furia, exigiendo una explicación a sus dudas, Isabelle había estado apretando el volante todo este tiempo, contando asustada y enojada como le decían que no sabían de qué hablaba.
— Maddy, Maddy era Magnus.
— No claro que no ¿Qué estupidez estás hablando?
Isabelle terminó dando una resumida explicación de cómo Jace había explotado contando todo la broma cometida frente al ojiazul mientras se burlaba, eso había hecho enfurecer más a Alec quien había salido de la casa enfurecido, entonces la chica contó cómo le había llamado su amigo Raphael, contándole de un incidente en el hotel, se había prendido fuego y no había sobrevivido nada material.
— ¿Y las personas?— preguntó Magnus asustado.
— Están bien, Raphael quedó en el hospital.
Entonces Isabelle pensó en él y vino a toda velocidad a rescatarlo, diciendo que sabía de algún incidente en el pasado y que todo lo ocurrido en el hotel fue culpa de Alexander y sus dos padres, que pertenecían al grupo activista llamado el círculo.
— Alexander no sería capaz de hacer tales barbaridades.
Isabelle le miró triste.
— Ya no es nuestro Alexander, cambio desde que se lo llevaron— susurró Izzy— y quiere destruirte.
Magnus comenzó a quedarse sin aire, sintiendo un dolor torácico muy grande.
—Izzy llévame al hospital.
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