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Alec.

No había descansado en todo el día, buscar a Magnus Bane era como encontrar una aguja en un pajar, no sabía nada, no había pista, los diarios habían dejado ese tema como ya del pasado y no daban noticias del sobreviviente, solo decían que era alguien que pertenecía a la comunidad que el tanto aborrecía. Sus días se habían vuelto pesados, raras vez podía dormir más de una tres horas, sus sueños eran atormentado por ese niño que se reía de él, burlándose de su sufrimiento, sonriendo porque no iba a poder encontrarle.

En el tercer día, decidió hacer lo que nadie haría, buscar información en esa comunidad para encontrar pista del muchacho, no podía estar tan cambiado, ni ser alguien de clase si se trataba de un huérfano desde su niñez, no podía tampoco estar lejos de su lugar de nacimiento, debía encontrarle antes de que le volviera poco. Al quinto día había recorrido cada página de internet de homosexuales de la ciudad, había pedido ayuda de sus compañeros, quienes eran bueno para encontrar personas en redes sociales, y había estado hablando con los vecinos para saber más. Magnus Bane parecía haber sido tragado por un hoyo.

Al sexto día, olvidando de hacer llamado a su madre recibió la noticia de que ellos sabían su movimiento, Clarissa y Jonathan Morgenstern le habían informado de lo que él hacía y cuando Alec estaba dado por fallado la situación, de que su madre le daría la orden de volver a donde ella, le sorprendió la orden que le dio, seguir a Magnus Bane y destruirlo, sin evitar darle cada día detalles de cómo iba su misión. Unos minutos después en su laptop llegó la información que deseaba saber haces días, dónde está el chico que le hizo llegar hasta esos extremos, ansioso y emocionado por acabar con una vida leyó todo con lentitud, disfrutando saber todo lo que arruinaría.

Nombre: Magnus Bane.

Edad: 20 años.

Orientación: Homosexual.

Lugar de trabajo: Hotel Dumont.

Alec cuando leyó eso no pudo evitar relacionarlo con Maddy la chica de Jace, aunque no supuso nada, porque podía ser que trabajaban juntos y nada más. Aburrido el ojiazul leyó solo dirección de su hogar, que quedaba a 50 km de donde vivía él y el lugar de trabajo, sorprendería a ese muchacho en aquel lugar y haría que ese fuera su último día que pasaría ese hotel.

Ese día, paseó por la casa, no había entrado a las habitaciones desde que había llegado, solo era la sala y la habitación que él ocupaba, pero necesitaba saber si había guardado algo, si habían secreto que él no sabía, porque esa casa lo estaba comenzando a atormentar y parecía que cada vez más estaba perdiendo la cabeza, y podía recordar que su padre era así en aquel lugar, no quería ser igual que él, quería ser mejor. Sus hermanos, habían temas que aún no terminaba de entender, ellos tres eran de la misma sangre, creados por los mismos padres, pero estos dos no sentían el mismo aprecio que él tenía por sus padres, al contrario, había un desprecio, pero cuando llegó a la primera habitación, el de sus padres, se arrepintió y se dirigió de nuevo a la sala, no estaba preparado aún para husmear entre pertenencias ajenas.

Cuando llegó el día siguiente, Alec había podido dormir apenas, se vistió lo más formal, desayuno y junto los papeles que servirían para el despido del moreno, quería ver su cara cuando lloras por haber perdido su trabajo, rogando por ello. Al llegar al lugar y haber preguntado por el chico lo vio, casi deja escapar una carcajada, era un maldito limpiador de piso, nadie importante, una basura que podría sacar con facilidad. Comenzó a caminar hacia él, viendo como el chico le miraba como si le hubiese reconocido, cuando llegó al frente entonces habló.

— Magnus Bane.

Cada letra era como una basura salir de su boca, una asquerosidad.

— ¿Creíste que yo no sabría de ti? Las redes sociales son muy rápidas de conseguir información, prostituta— musitó el ojiazul— me voy a vengar por todo lo que me has hecho puta barata, y verás tu mundo caer como yo lo hice.

Podía ver la expresión que había visto días atrás, la satisfacción de ver a alguien a punto de llorar.

— Por favor no, he perdido a mi familia, este es mi único trabajo que tengo, por favor Alexander—suplicó.

Alec sintió cómo algo se clavaba en su pecho, pero para no darle importancia dejó escapar una carcajada.

— Tu familia descuartizada, abierta en par en par, con cruces en su frente— se burló— no me importas pecador, no me importa tu vida, porque tú me quisiste hundir contigo y solo era un niño, mi vida también se arruinó, todo por tu culpa.

Miró a su alrededor viendo cómo la gente se había comenzado a acercar, hablando por lo bajo, miró al chico moreno viendo como este miraba al suelo, sintiendo un poco de asco y un poco de arrepentimiento comenzó a caminar hacia una chica a quien le pidió hablar con el jefe del hotel, dirigiéndose a un ascensor, cuando las puertas se cerraron comenzó a agobiarse, se había sobrepasado con sus insultos, nunca había insultado, debía tener más odio de lo que pensaba. Después de unos minutos el ascensor se abrió y la chica lo dirigió hasta una puerta, lo dejó esperando ahí hasta que ella lo dejó pasar.

El ojiazul acomodó su ropa y trató de que sus facciones fueran las más seria que podía, ya que hablaría con alguien que podría haber visto su comportamiento a través de sus cámaras, al entrar vio una habitación grande, con un ventanal detrás del escritorio donde un chico, que parecía de su edad estaba sentado, con un traje opaco, estaba serio, sus manos arriba del escritorio mirándole fijamente, algo le decía a Alec que el chico no sería para convencer.

— Siéntate, soy Raphael Santiago, siéntete cómodo ¿Qué necesitas?

Alec se sentó sacando una hoja donde mostraba lo que él hacía.

— ¿Usted cree que va a venir aquí, mostrarme un papel donde hay una frase de la biblia escrita fuera de contexto para despedir a Magnus Bane?

Alec vio en la muñeca del hombre una cadena con los colores del arcoíris.

— Estas personas son el pecado, cada persona que esté cerca o conviva con un pecador como ellos está condenado a no entrar al paraíso del señor.

Vio cómo el chico se paraba y sonreía.

— Vamos a omitir toda esta charla que llevará horas y no quiero escuchar, soy un bisexual, alguien de la comunidad, así que lo que diga no me va a cambiar Alexander Lightwood— dijo el chico— ah, si ve a Magnus Bane dígale que venga, que ahora es mi socio, ahora puede retirarse.

Raphael toco un botón y dos hombres entraron haciéndole seña para que saliera, Alec ofendido y no haber podido conseguir lo que quería salió sin evitar llamarlo enfermo en su salida. Cuando bajo por el ascensor y caminó hacia la salida prometió frente a los ojos de Magnus que iba a vengarse, fuera del hotel aviso de lo sucedido a sus padres y ellos se harían responsable de sacar a ese hombre de su cargo y el lograr sacar al chico, a quien cada día más odiaba, de ese trabajo y dejarlo en la calle.

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