El primer beso entre Jisung y Jeongin fue extraño, así como cada uno de ellos.

Las clases ya habían terminado y tendría el día libre para pasarlo con su novio.

Novio

La palabra sonaba tan bonita en su mente que no podía evitar sonreír, habían pasado ya tres días desde que Jisung se lo había pedido de esa manera tan...

Jisung

Solo una persona como él podía hacerlo tan perfecto, su corazón no podía creer que todo aquello fuera real. El cuadro con las flores lo saludaba animadamente, no sabía si era por la felicidad que le habitana cada parte de su ser, pero podría decir que la imagen se veía aún más bonita. Absolutamente todo se veía, se sentía, se respiraba más hermoso, simplemente...

Perfecto.

Toco la puerta, el día anterior Jisung le dijo que tenía una sorpresa y que le avisará cuando llegara tocando la puerta.

—Contraseña—

Se escucho la voz del castaño del otro lado, Jeongin rió divertido. No le había dicho ninguna clase de contraseña o eso recordaba.

—No se ninguna contraseña—

—¿No recuerda su contraseña?—

Jeongin soltó un sonido de negación ¿En qué estaba pensando Jisung en ese momento?

—¿Quiere crear una nueva?—

—Si por favor—

Jisung empezó a hacerles preguntas tontas, como si fuera una persona que debía llenar un formulario para entrar a una suerte de secta o aún mejor, para entrar a esa casa. Su nombre, su color favorito, el número de talla de su camiseta, cosas que Jeongin no entendía porque debía responder. Aún así lo hizo esperando poder entrar rápido a la casa.

—¿Me dejaras pasar?—

Su novio no respondió, se limitó a abrir la puerta y dejar el paso libre para que Jeongin entrara a su hogar.

Dió un paso adentro, observó a un lado y al otro buscando con la mirada al chico que se había metido en sus suelos y hoy aparecía real, era lo que no sabía que había estado buscando. Lo que le faltaba para estar completo.

Dió otro paso cuando unas manos le impidieron seguir viendo, llevo sus manos hasta aquellas que lo cegaban. Sintió lo cálidas que eran y la sensación de fortaleza que le daban a su tacto. Aquellas ambas fueron reemplazadas por un tela, suave y delicada que hacían que sus ojos se cerraran y se dejará guiar por la voz que se posaba en su oreja, la respiración tranquila alteraba sus sentidos y quería salir corriendo, dejándose caer en aquel sentimiento que lo estaba atacando.

—Jeongin, te has olvidado de algo—

—¿Qu—

Un beso, uno cálido y suave. A penas un roce en sus labios. Deteniendo el tiempo, dejándose llevar. Movió los suyos con lentitud e inquietud, torpes en cualquier sentido.

—Estuvo mejor de lo que pensaba, creo que Kelly Marcel no sabe describir cómo se siente un beso—

—¿A qué te refieres?—

—Estuve investigando con libros—

Su mente empezó a trabajar, a unir cada palabra y acción que había hecho Jisung. Ese nombre lo había escuchado de algún lado y no necesariamente de un libro de historia o uno inocente como era el de Alicia en el país de las maravillas, menos aún de un libro de romance clásico.

—Ji-Jisung—

Jeongin quitó la venda que cubría sus ojos, espero a que estos se volvieran a acostumbrar a la luz. Observó que sonreía de manera infantil.

—¿Que clase de libros has leído?—

—De romance—

—¿Qué tipo de romance?—

—Humano—

Como podía explicarle a Jisung sin que su rostro se ponga rojo, que esa historia no era un buen ejemplo de un romance.

—Tu dijiste que tenías una biblioteca en casa ¿No?—

Asintió. Recordaba el día en que le había dicho como era que había leído tanto, su tío le regalaba libros de todo tipo o simplemente los intercambiaban cuando no los leía en una biblioteca pública en las cercanías.

Fue la primera vez que Jeongin entro a la casa.

Dentro hacía calor, estaba ambientado al clima cálido de los países tropicales. Como si el tiempo no pasara dentro de esas paredes, camino detrás del chico que lo guiaba con sus manos entrelazadas. Pareces claras, plantas verdes que le daban esa sensación de calidez que poco se comparaba a la que le radiaba la mano junto a la suya.

Subieron unas escaleras de mármol bien cuidadas, observó a los lados como las habitaciones se mostraban de lado a lado en el corredor, cada una tenía un cartel donde indicaban que era lo que guardaban detrás de ellas, logro identificar el baño, la cocina, la habitación de su tía, una extraña con el nombre de "Sala de tratamientos".  Estuvo a punto de preguntarle por aquella habitación cuando se detuvo frente a una grande que decía Biblioteca.

—Cuando a penas llegue a esta casa, me perdía fácil y las indicaciones quedaron desde entonces—

Entro en aquel lugar que podía ser descripto como un paraíso literario.

Estantes llenos de libros, organizados alfabéticamente y por géneros. Sagas completas, historias largas, libros sobre fantasía, terror, misterios, lo que se imaginaba estaban ahí.

—Este es mi estante favorito—

Le señaló un pequeño estante donde había pocos libros, y un cartel con la letra que reconoció como la de Jisung.

“Para mi príncipe”

—Estas historias leía mientras esperaba a que el invierno se acabara, cada una de ellas me recordaba a ti—

—Jisung, no necesitas un libro para aprender sobre el romance—

El castaño lo miro confundido, sujeto sus manos; acariciando suavemente con su pulgar donde ambas se unían.

—Eres romántico a tu manera—

Ambos sonrieron, dejando que el ambiente los dejara actuar instintivamente. Uniendo sus labios en un nuevo y dulce beso, rozando ambos labios disfrutando de la sensación que causaban al estar juntos. Sonrieron en medio del beso, dejando que sus frentes se unieran.

—Ahora no sé que es lo que me gusta más—

—¿Qué cosa?—

—Tu o los libros—

—Yo creo que ambos—

Todos los días a partir de aquel se juntaban en la biblioteca a leer por horas, a veces juntos en un abrazo, otras llevaban los libros al jardín para leerlos mientras el sol les daba en la cara. Jeongin recibía besos mientras estaba concentrado en su lectura u observando alguna flor.

Esos sin dudar eran sus favoritos.