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🌹 Capitulo 5

Ambos Dioses se encontraban de pie a lado del otro, mirando el pequeño estanque del Jardín de Zeus. Persefone encontraba la presencia del Rey del Inframundo reconfortante y extrañamente cálida.

Hades permanecía estoico al observar el pequeño estante de peces, estaban sin hablar ni dirigirse la mirada. Persefone por un momento creyó que el Rey del Infierno la estaba ignorando pero la realidad no era así. La forma en como permanecía a lado de la rubia con sus brazos rozando levemente le agradaba mucho a Hades, por un momento deseo no tener puesto su gabardina y sentir la suave piel de Persefone.

—¿Porque abandono la fiesta?—pregunto Persefone, haciendo un intento de iniciar conversación.

Una sonrisa interna se hizo presente en Hades que tuvo que hacer un gran esfuerzo por no hacerla presente en su rostro.

—Me gusta estar solo.

Hades estaba tan acostumbrado a la soledad en el Infierno, que estar en medio de fiestas con Dioses merodeando a su alrededor, resultaba agotador. La soledad en el Infierno era caótica, pero la soledad era su única amiga y el único confort que tenía ahí abajo, ya sea con monstruos o con los demonios que ahí nacieron.

—¿Y tú solo veniste a disculparte o vienes por algo más?

—No, no, no... Yo solo vine a disculparme por lo que hice con mi liana. —dice Persefone a regañadientes como niña pequeña.

Hades soltó una pequeña carcajada mientras llevaba su mano a su barbilla y la acariciaba con suma diversión.

—No actúes como mocosa.—se gira y la mira con una sonrisa divertida.—¿Acaso lo eres?

—No claro que no.—frunce el ceño y sus puños se aprietan a cada lado suyo.

El Rey del Inframundo se queda mirando fijamente los ojos sangrientos de la Diosa de la Primavera como si estos fueran imanes y lo tentaran adentrarse en ellos. Quería ver más allá que esos ojos sangrientos.

—Tienes prohibido actuar como mocosa en frente mío, ni que fuera Demeter.

La rubia se quedo sin habla ante esas palabras repentinas del Rey del Inframundo. Hades tenía esa habilidad de ser aterrador y cambiar drásticamente a alguien relajado. Tenía el respeto de todos los Dioses de cualquier Panteón. Y de extraña manera también estaba ganando sus respetos a su manera.

—Hay Dioses que me tienen miedo cuando me ven, pero tú pareces tenerle más miedo a tu Madre que a mi.—dice cambiando a su semblante frío de nuevo.

—Esque podría castigarme.

—¿Castigarte?—bufó—Dejame adivinar... ¿No salir? ¿Encerrarte en tu habitación? ¿Prohibirte actividades que adoras hacer? ¿Una bofetada? ¿A eso le llamas castigo?

La enorme inundación de preguntas dejan a Persefone abrumada y en cierta parte ofendida. Para ella eso eran castigos terribles, aunque se imaginará lo peor que Hades podría hacerle si decidiera castigarla, con Demeter tenía más miedo. Un miedo que no podía explicar.

—Para usted seran castigos ridículos. Pero para mí son terribles, si usted hubiese crecido en mis circunstancias, lo entendería.—reprende con la mandíbula apretada, sacando valentía de quien sabe dónde.

Hades analiza cada palabra que salían de  la Diosa de la Primavera con atención.

—Es cierto no crecí en tus circunstancias, para mí esos castigos eran suaves.

La rubia no supo que decir tras esas palabras ¿A qué se refiere que para él esos eran castigos suaves? Su mente se inundó de varias atrocidades que Hades pudo haber sufrido en sus primeros siglos de vida. Él permanecía impasible como si no le importará lo que Persefone fuera a decirle. Solo dedico a desviar la mirada hacia otro lado buscando alguna respuesta que le sirviera y contraatacar. Los castigos de Demeter eran una burla para los castigos que tal vez Hades sufrió, aún así su mandíbula se apretaba fuertemente y su respiración se ponía pesada. No le gustaba en lo absoluto que Hades minimizará los castigos de su Madre, eran motivos distintos y situaciones distintas.

—Ahi estás otra vez comportandote como una mocosa.—hablo con un ligero tono de voz de desagrado.—¿Quieres gritarme? Hazlo, prefiero eso a verte actuar como mocosa.

—Si le gritó y le digo de hasta de lo que se va morir me haría ver como una mocosa inmadura.

Hades soltó una pequeña risa divertida con el comentario de la Diosa de la Primavera y volvió a acariciarse la barbilla.

—Eres muy lista, me sorprende viniendo de la hija de Demeter.—se cruza de brazos y ve a Persefone a los ojos.—Para ser sincero a veces es bueno mostrar ira cuando algo te molesta, pero claro si te pones a insultar sin pensar primero porque te enfado, te hace un mocoso inmaduro. La ira es buena, siempre y cuando sepas usarla en los momentos correctos para que todos entiendan o conozcan tus límites.

—¿Y si no comprenden los límites?

—Entonces son estúpidos ignorantes que no valen la pena ponerles atención.

Persefone no dice palabra alguna, jamás había dicho verbalmente que estaba furiosa de frente con alguien. Solo mostraba indiferencia y apretaba los puños y mandíbula. Cuando le preguntaban si estaba enojada ella solo dedicaba a decir que 'no' con voz seca. Y una de esas personas con las que más se enfadaba y no podía expresarlo era con su Madre. Y si lo expresaba, Demeter se enfadaría y le daría una bofetada.

Tal vez era lo único que Demeter pudo haberle enseñado bien a base de bofetadas, permanecer callada con Dioses peligrosos a los que deberia dar respeto, si se lo merecían o no.

—Enfadate.—dijo Hades interrumpiendo sus pensamientos.—Eres la cazadora, no la presa.

Las palabras del Rey del Infierno la estremecían y en una parte la hacían sentir fuerte y capaz de varias cosas. Su Madre jamás la había hecho sentir bien con palabras claras y precisas. Solo le decía que debía quedarse a lado suyo y que debía ser buena hija por haberla traído al mundo.

Dioses con los que formó amistad la trataron mil veces mejor que su propia Madre, la hacía ver aún más lo critico que estaba su situación.

Pero lo más importante ¿Como es que alguien como Hades la hacía sentir poderosa? Vio su ojo púrpura descubierto una vez más y era exactamente parecido a un precioso cristal mágico que te maldeceria si lo miras o lo tocas. Algo en Hades la hacía sentirse viva.

—Anda, enfadate conmigo. Dime ¿Que te molesta de mi?

Dijo el peliblanco sin pensar, a ningún Dios o humano le hubiera dicho aquello. Pero con Persefone tenía esa enorme curiosidad, necesitaba deleitarse con eso.

Persefone no dijo nada solo se quedó observando su rostro con expresión seria pero suave. Hasta que recordó que ya habia pasado minutos en el jardín con Hades a solas, Demeter ya deberia haber terminado de hablar con Adamas y la estaria buscando. Tenía que regresar o podría meterse en problemas y..

—¡Persefone!

Soltó un fuerte suspiro y apretó los ojos esperando que el mundo se la tragara en ese preciso momento. Se giro y Demeter venía a regañadientes hacia ella.

—Mamá yo...

—¿Que estás haciendo aquí? Te dije que no te desapartaras de la puerta.—la interrumpe y exclama molesta, sujetando fuertemente a Persefone de la muñeca.

La rubia no podía decir nada, su Madre tenía tanta autoridad sobre ella cuando se enfadaba que le era imposible enfrentarla.

—Mamá simplemente yo...

—¡No busques excusas! Estás en serios problemas.—Demeter pone su mirada ahora sobre Hades con desprecio.—Y tú Hades ¿Como te atreves a hablar con mi hija?

Persefone se alarma y se interpone entre su Madre y el mismo Gobernante del Infierno.

—Mamá no, espera, el señor Hades no tiene nada que ver aquí. Fui yo la que vino a hablar con él.—exclama a regañadientes.

Hades permanece sin inmutarse y solo veo a Demeter a los ojos, irradiando un aura oscura.

—¡No intentes encubrirlo Persefone!

—Persefone deja de intentar hacerte la heroína, yo fui el que se acercó ¿Y eso te molesta Demeter?—suelta Hades con una sonrisa burlona en su rostro.

La Diosa de la Primavera se queda pasmada con la respuesta de Hades, está tomando la responsabilidad como si nada.

—¡Por supuesto que me molesta!—grita—¿Crees que puedes hablar y cortejar a mi hija?

—¡Mamá él no estaba haciendo eso!—Persefone se pasa una mano por la frente avergonzada.

Hades y Demeter no escuchan a Persefone y en cambio siguen con su miradas retadoras el uno al otro.

—Solo fue una simple conversación ¿Crees que soy del tipo 'te hablo y te llevo a la cama'?

—Eres hermano de Zeus, claro que te creo capaz.

Para los adentros del Rey del Infierno maldijo a su hermano menor por ser tan indebido con sus conquistas. Podra tenerle tanto cariño a su hermanito, pero ahora mismo tenía altas ganas de darle una buena paliza.

—¡No quiero que te vuelvas acercar a mi hija! Si lo haces, no sabes de lo que te haré.

—¿Crees que voy a retroceder con una simple amenaza?—Hades inclina su rostro hasta Demeter con intimidación.—Tienes suerte de tener a una hija mas lista y educada que tú, porque de lo contrario te mataría en este preciso momento.

El tono de Hades era bajo y ronco, en él se veía su aura cargada de ira. Todo aquel que hacía enojar al Rey del Infierno no vivía para contarlo y Demeter debía considerarse afortunada de que Hades se estuviera conteniendo de no matarla ahora mismo.

—Solo no te acerques a mi hija.—expreso Demeter con un ligero temblor en su voz mientras retrocedía con Persefone.

Se dio la vuelta y llevó a Persefone del brazo con ella. La Diosa de la Primavera estaba en estado de shock por lo que vio, había presenciado el lado agresivo de Hades. Logro intimidar a su Madre, era difícil hacerla retroceder debido a su caracter impulsivo. Giro hacia atrás una última vez mirando al peli blanco. La ayudó con su Madre y eso la conmovía. Tuvo un lugar seguro por una vez en su vida.

Mientras tanto, Hades permanecía en su lugar observando a las dos Diosas marcharse. Sus puños se apretaban que ya sus nudillos estaban blancos, su mandíbula estaba igual de apretada que un poco más y sus dientes se destrozarían en pedazos. Si no hubiera sido que Persefone se encontraba cerca ya hubiera matado a la Diosa de la cosecha.

—Persefone.

Susurro el nombre de la Diosa con anhelo.

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