🌹Capitulo 4
No era un secreto para nadie que Hades fuera frío y solitario como la gran mayoría de los Dioses. La diferencia, era el Dios más respetado de todos los Panteones. Su tercer hermano menor, Poseidón, lo consideraba la verdadera imagen de un Dios perfecto. Y para sorpresa del Rey del Infierno, no solo tenía el respeto del Dios de los mares, también tenía su cariño, a su manera pero tenía el cariño de su querido hermano. Hades no se consideraba asi mismo un "Dios perfecto", más bien prefería el término "Buen hermano mayor". Toda su vida tuvo que ocuparse de sus tres hermanos pequeños, Adamas, Poseidón y de Zeus. Así que tal vez por eso estaba muy apegado a sus hermanos pequeños porque los tuvo que criar en gran parte de su vida debido a la ausencia de su Madre y Padre.
Hades no solía salir del Infierno, no por cuestiones de tiempo o por qué estuviese ocupado -a menos que fuera algo importante claro-, le gustaba estar solo en medio del caos y destrucción del Infierno. Había aprendido a vivir con eso cuando fue nombrado Rey del Infierno hace más de siglos. Zeus le había sugerido conseguirse una esposa hace millones de siglos. Ya sea alguna ninfa o una simple humana, Hades no se enfado por esa sugerencia, simplemente dedico a reír. Estaba acostumbrado a esa clase de sugerencias indebidas por parte de su hermano más pequeño. No necesitaba a una esposa para sentirse bien. Jamás en vida había tenido alguna relación donde formará una fuerte conexión con alguien, a lo mucho eran simples aventuras de una noche o por un rato y luego adiós. Por esas razones Hades prefería estar solo y más aun cuando algunas Diosas o ninfas solo les interesaba el Título de Reina del Infierno.
Nadie tenía idea que el convertirse en Reina del Inframundo era demasiado difícil, no solo porque tenías que capturar el corazón o atención de su gobernante, tenías que demostrar ser digna de Gobernar a las criaturas peligrosas que viven ahi abajo. Hades no buscaba una esposa que sirva para darle su compañía o satisfacer todas sus necesidades, necesitaba a una que fuera capaz de asesinar cuando sea necesario y que no tuviera alguna especie de compasión. Hasta que llegó ella...
El Rey del Infierno se encontraba sentado en su trono con las piernas cruzadas, con una copa de vino tinto en su mano derecha y en su mano izquierda un libro. Estaba pasando uno de sus días normales después de haber estado supervisando al Infierno. Escucho algunos Monstruos rugir y empezar a correr, provocando que la tierra temblará. Hades gruñó de fastidio y dejo su copa y libro en una mesa. Saco su Bridente y fue hacia el balcón de su castillo para saber que sucedía. A lo lejos vio varios de esas criaturas correr detrás de algo, y en el suelo se encontraba el cadaver de uno de ellos. Enarcó una ceja con perplejidad y se dirigió a aquel lugar hacia lo que todo el montonal de Monstruos estaba persiguiendo.
Al estar lo suficientemente cerca, observó a una mujer de cabello rubio correr "¿Y ella de donde salió?" Se preguntó así mismo en su mente. Hades se abalanzó contra el enorme cuervo a sus espaldas y atraveso el cuello del animal antes de que esté matara a la chica. Todos los monstruos al notar su presencia, echaron a correr asustados. Se aseguró de que aquel cuervo estuviera muerto y levanto la mirada hacia la chica que estaba en el suelo asustada. Los ojos purpura de Hades se posaron en ella. No solo tenía un hermoso cabello rubio, su piel era blanca como la nieve pero fuese suave como una nube, sus labios eran rosados como una rosa y sus ojos tenían el color precioso de la sangre. Ella lo miraba desde el suelo aterrorizada y en cierta parte intrigada por él.
Hades se encontro hipnotizado por ella por unos segundos hasta que volvió a la realidad. Había lianas con espinas que habían crecido del suelo, esto desconcertó al Rey del Infierno. En el Infierno no crece ninguna especie de planta, lo había intentado una vez pero fracaso en el intento. Hades extrañaba los árboles, las flores y el cesped. Aquella joven no podía ser humana o ninfa, era una Diosa sin duda alguna. Le pregunto de forma dura si ella había hecho crecer aquellas lianas en un tono firme mientras se acercaba. Pero una liana se enredo en su tobillo y tiro de él hacia atrás, soltó su Bridente al suelo y quedó colgado de cabeza por aquella liana. Aquella chica huyó a toda prisa y Hades quedó en shock.
Nunca en su vida lo habían tomado por sorpresa, siempre se mantenía alerta en todo momento. Pero esta fue la primera vez en su vida que Hades fue tomado con la guardia baja y lo atacaron de una manera que nadie se esperaría. Desde aquel día, Hades no había dejado de pensar en aquel encuentro con aquella Diosa desconocida que se encontraba en su Reino, la forma en como lo tomo de sorpresa y esos ojos de ira... lo obsesionaban. Recordaba la forma en como lo miraba, con intriga, curiosidad y temor. En más de una ocasión acudió a aquel lugar del Infierno si es que podía verla de nuevo.
"¿Qué estoy haciendo?"
Se preguntaba a si mismo mientras se apoyaba en su Bridente. Esa mirada de la Diosa que posee sangre, no salia de su cabeza.
Y aquí estaba ahora, en la fiesta por el cumpleaños de su hermano menor. Viendo nuevamente aquella mirada que lo tenía hechizado por completo. Tenía la mirada de un ángel, pero los ojos de un demonio. No podía explicarse porque razón llamaba toda su atención aquella chica.
La rubia estaba a lado de Demeter quien está ultima parecía no querer dejar que se apartará de su lado. Cuando la escucho llamarla "hija". Hades arqueo una ceja perplejo cuando se dio cuenta de que esa Diosa era hija de Demeter. La chica estaba nerviosa, se ponía enfrente de la Diosa de la cosecha como si quisiera que Hades no notará que ella era su Madre. La rubia le dio una mirada que parecía mas de súplica que de lastima. El Gobernante del Hellheim se dio cuenta de que la de ojos sangrientos no quería que su Madre se enterará de que andaba en el Infierno sin permiso de nadie. Hades no pudo evitar soltar una pequeña carcajada.
-Que linda.
.
.
Persefone vio como Hades se daba la vuelta y salía por una puerta que daba directo al jardín del palacio de Zeus. Su corazón golpeaba con fuerza su pecho y sus manos sudaban. Él la vio, ¿Le dirá a su Madre? Empezó a buscar desesperadamente a Ericka pero no estaba por ninguna parte. Lo unico que le quedaba era evitar que Hades se le acercara a Demeter, así que presto atención por todo el lugar en busca del Gobernante del Hellheim por si se le ocurría acercarse a su Mamá.
-Persefone.
La Diosa de la Primavera se sobresalto y se volteó hacia su Madre, quién ya había acabado de hablar con Hestia y a su lado se encontraba el Dios de la Conquista, Adamas.
-¿Qué pasa Mamá?-intento sonar normal pero el temblor en su voz la estaba delatando.-Un gusto en volver a verlo Señor Adamas.-hace una reverencia al Dios de cabello rojo y piel verdosa.
-Igualmente Persefone.-dice Adamas con cortesía pero seriamente, desvía la cara de ella como si no fuera nada más que una molestia.
-Ire a hablar con Adamas en privado, solo serán por unos minutos así que quiero que te quedes aquí y me esperes ¿De acuerdo?-ordena Demeter a Persefone con un tono de voz serio.
Al escuchar aquello, Persefone se sintió esperanzada en poder hablar con Hades y convencerle de no decirle nada a su Madre y de paso disculparse por su comportamiento. Prefería soportar un castigo de Hades que de su propia Madre.
-Si, Madre.-asiente con la cabeza temblando de los nervios y disimular que todo está bien.
Demeter le da un beso en la cabeza a Persefone y se va junto a Adamas. La rubia se quedó ahí solo unos minutos hasta confirmar que su Madre no regresaría por un buen tiempo. Normalmente cuando su Madre hablaba con Adamas tardaba más de lo debido. Se movió de su lugar y comenzó a caminar entre la multitud para ir hacia la puerta que daba al jardín para hablar con Hades. Un brazo tiro de ella hacía un lado, Persefone como reflejo soltó un puñetazo pero fue detenido a tiempo.
-¡Oh tranquila pequeña!-exclama con diversión Budda mientras sostiene el puño de la joven.-¿Desde cuando eres tan agresiva?
-Budda.-dice con alivio. Se suelta de su agarre y se cruza de brazos.-No vuelvas a hacer eso, creí que eras una especie de Dios Pervertido.
Budda solo se dedica a sonreír y sacar de su bolsillo una paleta de caramelo y llevárselo a la boca.
-Solo quería saludarte pero admito que mi método para hacerlo no fue el correcto. Me disculpo.-sonrie entre dientes y sujeta la paleta para sacarla de su boca.-Y bueno ¿Tú Madre te dejo ir por donde tú quieras?
-No.-niega con la cabeza.-Fue a hablar con el señor Adamas y...
-Decidiste escaparte.-Interrumpe.-Si que eres muy traviesa pequeña Persefone.-le revuelve el cabello con su mano acompañado con una carcajada.
-¡Ay! Basta no hagas eso.-se queja y quita su mano de su cabello.-Budda me encantaría divertirme ahora mismo contigo o con Hércules pero necesito hacer algo importante primero.
-¿Y qué es eso tan importante que no puedas pasar tiempo con tu querido amigo?
Persefone comienza a jugar con sus dedos de forma nerviosa ante la pregunta de Budda. Esto obviamente fue captado por el Dios de la Iluminación, su expresión despreocupada se convirtiera a una seria.
-¿Qué hiciste?-preguntó mientras degusta su paleta.
-No hice nada, simplemente quiero resolver un pequeño problemita con Hades.-revela una parte.
-Debio haber sido algo grave para que tengas ese "problemita" con Hades.
-¡Ya te contaré después! Lo que ahora necesito es encontrarlo. Vi que se fue por el jardín.-señala la puerta con su dedo índice.-Por favor dime qué sigue ahí y que no se ha marchado.
Budda piensa por un momento y después suspira de aburrimiento.
-Si acabo de ver que se fue para ese lugar-responde y se coloca las manos atrás de la nuca.-Debe seguir ahí supongo, Hades no es de convivir mucho.
-De acuerdo. Pero ¿Has visto a Ericka?
-Si, la vi. Te estaba buscando, de hecho eso planeaba decirte también cuando te jale del brazo.-el tono de Budda suena despreocupado y con una ligera sonrisita en sus labios, a Persefone le fastidia un poco que se tome las cosas muy a la ligera.-¿Quieres que le diga algo?
-Si, dile que no se preocupe que ya ubique a Hades. Gracias Budda.
Persefone sonríe gentilmente y se da la vuelta para ir hacia la puerta del jardín y dejar a Budda solo.
Llega al jardín y el cielo está oscurecido, se puede ver la luna resplandeciendo. Busca por todas partes a Hades, siente una fuerte sensación de miedo. El tener que hablar con él sobre su comportamiento y explicarle cómo llego al Hellheim sin que Hades se enoje, va ser algo difícil.
-No tengas miedo, no tengas miedo.-se susurra asi misma.
Caminando por unos minutos más por el jardín de Zeus, finalmente encuentra al Rey del Infierno de espaldas contemplando el estanque de agua cristalina con algunas peces en su interior. A pasos lentos se acerca lentamente hacia él, los latidos se aceleran cada vez más con cada paso que da y el sudor de sus manos se acumula.
Detiene sus pies a una distancia segura por si el de cabello blancos se le ocurre atacarla o hacerle algo. Se queda callada y contempla la espalda del Dios del Inframundo, se ve demasiado ancha y fuerte. Hades sigue ignorándola y sigue mirando el estanque. Persefone intenta decir alguna palabra pero su voz se queda atascada en su garganta. Tiene tanto miedo que no puede hablar, aunque Hades es el Dios más respetado por todos, no deja de ser también uno de los más temidos ¿Y si le habla y la asesina por hacer que una de sus lianas lo jalara del tobillo y lo pusiera contra el suelo y de cabeza? Ya ni siquiera sabía que era peor, un castigo de su Madre o un castigo de Hades.
-¿Vas a decir una palabra o te vas a quedar ahí quieta como estatua?
Persefone se sobresalto del susto cuando escucho la voz imponente y gruesa del Rey del Inframundo.
-No, esque yo...-intenta decir pero se siente tan nerviosa que apenas puede articular palabras.
Hades se gira lentamente hacia ella y sus miradas se encuentran. Su rostro permanece sin ninguna emoción, pero en sus ojos hay un ligero toque de interés.
-¿Porque tan asustada? No mostraste eso cuando me tiraste al suelo con tu liana.
La rubia empezó a temblar aún más. La recordaba, él no se había olvidado de ella.
-En realidad quería hablar sobre eso con usted. Quería disculparme...-baja la cabeza hacia el suelo y aprieta sus puños sobre su vestido como si así fuese una forma de protegerse.-...por mi comportamiento, por haberlo tirado al suelo y por haber ingresado al Hellheim sin permiso alguno. No sabía que me encontraba en ese sitio. Quiero pedirle que no le diga nada de esto a mi Madre.
Hades ladea la cabeza hacia un lado y la examina con detalle. La luz de la luna ilumina su rostro y su cabello, haciéndola lucir como una auténtica Diosa. Hades no podía evitar pensar que era muy hermosa pero al mismo tiempo lo ponía tenso respecto a esos ojos color de la sangre que le fascinaban.
Le resultaba algo incrédulo que ella tenga una apariencia imponente sea hija de Demeter. Hades pudo notar que está Diosa le tiene miedo, pero al mismo tiempo le tiene miedo a su Madre. El que le pida que no le diga nada a Demeter sobre que la encontro en su Reino, no era de esperarse ya que conocía a la perfección el caracter de Demeter.
Pero que la rubia tenga la cabeza agachada como un sirviente, ponía a Hades de muy mal humor como su hermano Poseidón. Odiaba ver aquello en ella y más porque posee una belleza imponente.
-Levanta la mirada.-dijo en tono autoritario.
Persefone obedece y pone su mirada sobre él. Estaba encogida de hombros y todavía temblaba todo su cuerpo.
-Deja de temblar. No tienes porque hacerlo y mucho menos una Diosa con tal apariencia imponente.
Volvió a decir el Dios del Infierno con autoridad. Un pequeño sonrojo en sus mejillas se hizo presente en Persefone, de que él le haya dicho algo ¿Lindo? De forma estricta, pero le hizo un halago.
-Si tanto te importa no le diré nada a tu Madre. Se como es Demeter, tiene un carácter bastante difícil.
La mirada de la rubia se ilumina cuando él le dice que no le dirá nada de lo que pasó a su Madre. Puede sentir como su ansiedad disminuye.
-Muchas gracias. Se lo agradezco Señor Hades.-sonrie de forma amable y dócil.
Cuando la ve sonreir, Hades la encuentra preciosa. Tiene tanta curiosidad por esta Diosa que le es imposible no querer dejarla ir. Quiere saber más de ella.
-¿Como te llamás?
-Me llamo Persefone. Soy la Diosa de la Primavera.-hace una reverencia
Tenía sentido que Persefone fuera la Diosa de la Primavera, era la hija de la Diosa de la Cosecha, Demeter. Pero para Hades, se le hacía algo irónico que Persefone tuviera una belleza aterradora y fuese la regente de la Primavera.
Hades estiró su brazo hacia ella y le tendió su mano. Persefone dudo por unos instantes pero el ver esa mirada penetrante como dagas, puso su mano en la de Hades con suavidad.
Sus ojos se abrieron con sorpresa cuando Hades llevó su mano hasta sus labios y le dio un suave beso en sus nudillos.
-Es un gusto conocerla.-dice con una voz firme pero cortes para Persefone le resulto seductora.-Me presentaré adecuadamente, me llamó Hades. Soy el Rey del Infierno y el hermano mayor de Zeus.
"Es todo un caballero, como de esos libros de cuentos de Hadas que leen los humanos."
Otro sonrojo apareció en ella, tenía otra imagen del Rey del Infierno. Algo como un viejo decrépito, egoísta, gruñon y hostil.
-Es un gusto.
Hades no sonrió pero no deja de mirarla con esa mirada que perfora su alma. Su corazón golpea su pecho como si este quisiera salir de donde se encuentra y hechar a correr.
Una ligera sonrisa tímida apareció en el rostro de la rubia, los ojos de Hades se iluminaron de deleite.
La luz de la luna los iluminaba a ambos, Persefone siente esto como un momento mágico. Su mano todavía entre la mano cálida y aspera de Hades, la hacía sentirse... Poderosa.
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