Capítulo 8
Presente
De forma inconsciente los gemelos me habían contado que iban a ayudar a llevar a Potter a un lugar seguro, y por eso me encontraba ahora en Privet Drive, esperando a que le sacaran de la casa. Era la única que estaba tranquila esperando y vigilando, los demás se habían cansado a los cinco minutos de mirar la puerta de la que se supone que es su casa. No podíamos acercarnos, al menos es lo que nos había dicho el señor Tenebroso, que ahora se encontraba escondido en un lugar cercano y en el mismo momento en el que viéramos a Potter teníamos que avisarle tocando la marca. Nunca había recibido una señal por ella, pero Draco ya me había contado que el brazo se calentaba y llegaba, incluso, a doler. Y no quería experimentar eso.
Llevaba desde primera hora de la mañana esperando aquí, habiendo sido la primera en llegar. Ninguno pensaba que fueran a salir pronto, por eso se perdieron como los tíos de Potter se iban en un coche muggle escoltados por aurores. Y volví a agradecer su falta de ganas de vigilancia cuando vi aparecer a la Orden del Fénix delante de la puerta de Potter. Y May no estaba con ellos, lo cual quería decir que no la habían puesto en riesgo de forma deliberada. Y estaba muy agradecida por ello.
Una vez entraron todos a la casa, empezaron a llegar los primeros mortifagos, siendo Bellatrix de las primeras en llegar junto a su marido. Para mi suerte, habían dejado que padre se quedara en casa descansando un poco ya que la huída de Azkaban había mermado bastante sus fuerzas, al igual que lo había hecho con el señor Malfoy. Todo esto facilitaba mi plan, acercarme a algún Weasley, preferiblemente uno de los gemelos y preguntar por May de tal forma que pensasen que seguía con los mortifagos.
—¿Alguna novedad? Seguro que no ha venido nadie y has estado mirando como una estúpida —me pregunta Bellatrix, y yo asiento, dejándola sin palabras.
—La Orden acaba de llegar, he podido reconocer a Moody, Lupin, Tonks, Mundungus y unos pocos Weasley, creo que cinco —le digo, sin mencionar a Granger ni a Fleur, no quiero que las relacionen más con esto, aunque teniendo en cuenta que Granger es la mejor amiga de Potter es una tontería— ni si quiera me has dado tiempo para avisaros cuando ya estabais aquí dando por culo.
—¿Te gusta que te den por culo? Yo no le hago ascos a nada —la voz de Mulciber me saca de mis casillas, y estoy a punto de ir a darle otra patada en los huevos como la última vez que le vi, pero Bellatrix me mira fijamente y me relajo.
—Quiero tus manos lejos de mi protegida, ¿te ha quedado claro? —le amenaza ella, apuntándole con la varita al cuello y no puedo evitar sonreír. Al final estar con Bellatrix no va a ser tan malo.
—Sí, señora, por supuesto, señora —dice Mulciber, totalmente asustado por Bellatrix y no puedo evitar reírme.
—Buen chico —le dice, con una sonrisa que meses atrás me hubiera puesto los pelos de punta y ahora me resulta hasta maternal.
Quiero decirle algo más, pero no me da tiempo ya que el brazo empieza a quemarme y entonces me giro. No hay un solo Potter, hay siete. Mierda.
—¡Yo me encargo del que va con Weasley padre, Potter lo ve como una figura paterna! —digo rápidamente y empiezo a volar como Bellatrix me ha enseñado, viendo como ella también empieza a hacerlo y se sitúa a mi lado—. ¡Si no está con Weasley padre debe estar con Moody o con Shacklebolt, Bella, son los más fuertes!
—¡Cuándo acabe con mi prima iré a por ellos! —me chilla y desparece persiguiendo a Tonks y a un Potter, mientras que yo me esfuerzo por perseguir a Arthur Weasley.
—¡Te ayudo! —oigo gritar a Mulciber detrás de mí, pero pronto oigo un grito y le veo empezar a caer.
—¡Arresto momentum! —digo, apuntando a Mulciber, que frena notablemente su caída.
No es el único que sigue a Weasley y a Potter, pero ha sido el primero en caer y eso me quita un peso de encima, al menos hasta que veo los hechizos que van lanzando por delante. Y ese no es el estilo de Potter. Es un estilo más... agresivo, de actuar primero y pensar después. De ser impulsivo, hasta diría de ser cruel si no fuera porque yo misma estoy persiguiendo a matar, lanzando diferentes hechizos que podrían aturdirles un poco pero sin llegar a matarlos y mucho menos dar la posibilidad de que podamos atraparlos.
Esquivo los hechizos que van lanzando el señor Weasley y la copia de Potter que creo saber quién es. Ninguno de los hechizos que lanza la copia va dirigido a mi, y me fijo en que ni si quiera puede mirarme mientras los lanza. Y yo no puedo dejar de hacerlo mientras que les persigo. Hasta que la marca vuelve a empezar a arder.
—¡Vamos, April, le han encontrado! —me grita el tío Thorfinn, y yo niego.
—¡Les perseguiré, no pueden pensar que nos hemos dado cuenta ya! —chillo, y veo como mi tío asiente y se desaparece junto con uno de sus amigos. Ni si quiera me he fijado en quien era.
Sigo persiguiendo al señor Weasley y al falso Potter hasta que veo como empieza a cambiarle el pelo a pelirrojo, dándome la confirmación que necesitaba. Ellos siguen lanzando hechizos, pero yo he dejado de hacerlo, ya nadie va a desvelar mi tapadera por lo que me dedico a esquivarlos. Hasta que ellos también dejan de lanzar hechizos y desaparecen.
—¡JODER! —grito, con todas mis fuerzas y bajo al suelo, justo en el mismo punto en el que ellos han desaparecido. Sé que no ha sido una aparición, sé que siguen aquí, así que empiezo a chillar—. ¡Espero que George lleve bien la muerte de May, yo estoy encantada con que esa traidora este muerta! ¡Y pensar que iba a dar mi vida por esa asquerosa traidora a la sangre!
Dejo que todo el veneno con el que Bellatrix me ha llenado salga, y con él la frustración de tener que estar siempre fingiendo.
—¡George y ella eran tal para cual, dos traidores a la sangre asquerosos! —sigo diciendo, esperando por una respuesta—. ¡Espero encontrar yo misma a esa asquerosa sangre sucia de Granger y torturarla hasta matarla!
—Esta no eres tú, April —la voz de Fred suena a mis espaldas y me giro para mirarle fijamente.
—¿Qué sabrás tú cómo soy? —le digo, y esta vez el veneno es mío, no me lo ha dado Bellatrix—. Qué sabrás tú si cuando te dije que pensaban venderme a ellos no dijiste nada.
—¿Qué no dije nada? ¡Te dije que te protegeríamos!
—¡Y luego me dejaste! —chillo, todavía dolida por ello.
—¡No querías que nadie nos viera!
—¡Porqué te ponía en peligro, gilipollas!
—¡Y aún así al año siguiente seguiste besándome!
—¡Cómo que tú no lo hacías! —chillo, fuera de mis casillas. Esto ha sido una mala idea, no tenía que haber venido con él, tenía que haberme ido cuando me habían llamado.
—¡Lo hacía porque me gustas, joder! —la voz deja de salirme ante las palabras de Fred. Le gusto.
Pero ahora no tengo tiempo de esto.
—Y gracias a eso llevas pasándome información bastante tiempo, gracias por confirmarme que ibais a venir a por Potter antes de tiempo —le digo, sonriendo de oreja a oreja—. ¿Qué se siente al saber que todo lo que has hecho por sacar a May de este mundo no sirve de nada?
—¿De qué estás hablando, April? —dice, y entonces me acerco a él, levantando la mano.
—Te lo enseñaré —le digo, tocándole la mejilla con mi mano derecha mientras que murmuro el hechizo para compartir mis recuerdos—. ¿Puedes ver lo feliz que está Bellatrix al ver el cuerpo de May?
—Esa no es May, April, ella está bien, está en casa —me dice, mirándome a los ojos—. Te están engañando, April, May está viva.
—Yo la he matado, Weasley, sé que está muerta, ¿por qué no vas a comprobarlo? —le digo, fingiendo una tranquilidad que no siento—. Vuestra casa es muy bonita, por cierto, huele un poco a sangre sucia, pero eso se puede arreglar matando a Granger. Le mandé saludos a Ginny, por cierto.
Trato de desestabilizarle lo máximo posible. Dejo ir algunos recuerdos donde finjo que le he estado utilizando todo este tiempo. Necesito que me odie. Fred da un paso atrás y dejo que mi mano caiga. Entonces levanto la izquierda y la manga de la túnica cae hasta el codo, dejando ver la marca tenebrosa, que está totalmente oscurecida. Siguen llamándonos.
—Me ha encantado elegir La Madriguera como el primer lugar para dejar la marca tenebrosa —le digo, terminando de provocarle—. Aunque creo que a tu madre no le ha gustado tanto mi visita.
Fred saca rápidamente su varita y no me molesto en defenderme, el hechizo me da de lleno y me lanza varios metros a distancia, logrando que me golpeé la cabeza con una piedra que hay en el suelo. No puedo evitar llevarme las manos a la cabeza, notando algo húmedo. Y cuando las quito para mirarme me arrepiento.
Sangre.
—No, no, no, ahora no —empiezo a murmurar mientras que trato de centrar la vista, pero empiezo a ver borroso.
Consigo reunir las suficientes fuerzas como para desaparecerme, mientras que veo a lo lejos a Fred, todavía apuntándome con la varita y temblando de furia.
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¿Ups? En realidad esto no es muy ups :)
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