Capítulo 64
Presente
Hogwarts es un caos. Gigantes, acromántulas, dementores y hombres-lobo están de nuestra parte y disfrutan con la idea de destruir el castillo. Al igual que hacen muchos de los mortifagos. El escudo cae y no tardamos en poder llegar hasta allí y empezar a luchar. Tengo que encontrar a May, eso es lo único que me importa ahora. Eso y encontrar a Ginevra para que me ayude. Y como somos gemelas pasar por Hogwarts es muy sencillo. Los mortifagos no me atacan porque saben quien soy y muchos de los estudiantes me confunden con May porque voy con ropa normal, la túnica me la había quitado nada más poner un pie en el castillo y me había remangado las mangas para que no me molestasen. No me importaba que me vieran la marca tenebrosa o la cicatriz de traidora, solo quería encontrar a May y ponerla a salvo. ¿Dónde puede estar May de todo el castillo? Me voy chocando con la gente, esquivo maldiciones como puedo y casi me caigo por alguno de los agujeros que empezaban a aparecer en el suelo, pero no me detengo, tengo que encontrarla.
—¿May? —me giro para ver quien ha dicho el nombre, Ginevra. Ella levanta rápidamente la varita y frunce el ceño—. ¿Qué haces aquí, April?
—Necesito tu ayuda, Ginevra, por favor —le digo y ella frunce más el ceño—. ¿Dónde está May?
—¿Por qué iba a ayudarte? —dice, sin bajar la varita y suspiro. Esto va a ser más complicado de lo que pienso—. ¡Responde!
—¡Porque tengo que ver a mi hermana antes de que me maten! —le chillo de vuelta y ella parece que baja la varita un poco y noto como me mira el brazo—. Por favor, ¿dónde está May?
—No lo sé —dice finalmente y no puedo evitar gritar de frustración. ¿Dónde está?— ¿Qué es lo que necesitas?
—Tu ayuda —digo y me pienso bien lo que voy a decir porque me puede matar en cualquier momento—. Tu familia me va a odiar por proponertelo si quiera, pero...
—¿Pero qué? —dice y vuelve a levantar la varita.
—¡Si quisiera capturarte ya lo habría hecho, Ginny! —le chillo y ella me mira sorprendida. Es la primera vez que lo hago desde que la conozco—. Tienes que fingir que te capturo.
—¿Qué?
—Mi vida depende de ello, ¿vale? Si quiero tener la más mínima oportunidad de que el Señor Tenebroso no me mate la próxima vez que me vea necesito que estés a mi lado —le digo y me acerco a ella, pero retrocede así que suspiro.
—No lo entiendo.
—Le dije que podría secuestrar a alguien el día de la batalla, alguien que haría que Potter fuera corriendo a sus brazos —digo, repitiendo lo mismo que le había dicho al Señor Tenebroso y eso hace que Ginny levante la varita de nuevo, pero esta vez noto como duda más—. Solo necesito que vengas conmigo, sé esconder la varita, lo harás y entonces Potter saldrá de donde sea y podremos hacer algo para ir contra él no se lo esperará porque tienes dieciséis años y se pensará que no sabes hacer nada, pero si le lanzas un mocomurciélago...
—Espera, espera, ¿quieres usarme de cebo para luego acabar tú también con Quien-Tu-Ya-Sabes? —dice y asiento. Dicho así no suena mal la idea.
—No había pensado en ello así, pero ahora que lo dices... —murmuro y entonces ella asiente.
—Consideralo hecho —dice y entonces levanta la varita de nuevo. ¿Por qué confía en mi? —. No sé donde está May, pero intenta subir todo lo que puedas, quizá encuentras a más gente que te pueda decir algo.
—¿A dónde vas? —le digo, cogiendola del brazo y ella se suelta rápidamente.
—A luchar, ¿a dónde si no?
—¡Pero tienes dieciséis años!
—¡Y me quieres usar de cebo!
—¡Pero estaré a tu lado, no te tocarán ni un pelo!
—¡Anda y vete a la mierda, April!
Ginny sale corriendo antes de que pueda decir nada más y por mucho que podría hechizarla para que se estuviera quieta la dejo irse. Estará bien, es una bruja poderosa. Sigo corriendo sin parar y tengo que lanzar a Travers contra una pared cuando me lanza una maldición, supongo que confundiendome con algún estudiante de Hogwarts. No me paro a ver si sigue vivo o no, paso por encima de su cuerpo y entonces me choco con alguien y me caigo al suelo de culo. Levanto una barrera protectora por instinto, pero la bajo en cuanto veo que es Draco con quien me he chocado. Está lleno de ceniza.
—¿Qué te ha pasado? —le pregunto y él no dice nada, solo se calla y mueve un poco la cabeza, señalandome a su espalda—. ¿La has visto?
—En el Gran Comedor, con ellos —dice y asiento, no necesito nada más porque Goyle está a su lado y parece que sigue estando de parte de los mortifagos—. ¡Ten cuidado!
No le respondo y salgo corriendo de nuevo, tengo que encontrarla antes de que sea demasiado tarde. Y la encuentro, luchando junto a Fred y quien parece ser Percy, me cuesta reconocerle porque está totalmente despeinado y sonriendo. A su lado están Potter, Ronald y Hermione. Contra Rookwood, Thicknesse, Yaxley y Mulciber padre. Yaxley acaba aturdido en el suelo y Thicknesse transformado en un erizo de mar. Siguen luchando sin parar, atacando sin descanso. Rookwood mueve la varita hacia atrás y sé perfectamente que hechizo va a utilizar.
—¡Rookwood no te atrevas a hacer eso! —chillo mientras que salgo corriendo, pero no llego a tiempo.
Todo explota.
May estaba a salvo, protegida entre varias personas y de golpe no está, en tan solo un segundo la pared que tenía detrás explota y salgo volando por los aires, me golpeo la cabeza y solo puedo pensar en que mi hermana está bajo los escombros de esa pared, junto a la única persona de la que me he enamorado nunca. Potter se levanta a mi lado , habiendo salido volando también y entonces reacciono.
—¡ROOKWOOD! —chillo con todas mis fuerzas y le veo al otro lado del pasillo.
No se va a escapar. Salgo corriendo tras él y utilizo todo lo que me han enseñado ellos mismos. Vuelo hasta su lado y le maldigo con lo peor que sé, con lo que me ha enseñado Bela. Él grita, y grita, y grita, pero no es suficiente. Ha matado a May. A Fred. A Hermione. A Percy. A Ronald. Le voy a matar yo misma. No sé en que momento dejo de lanzarle maldiciones para empezar a pegarle de la forma más muggle posible. Le rompo la nariz, le clavo las uñas en los ojos y le araño el cuello de tal forma que empieza a sangrar. Le pego patadas y cojo una piedra de las del suelo, lista para romperle la cabeza.
Me aturden y Rookwood se escapa, supongo que para informar que soy una maldita traidora. ¿Qué importa ya?
May está muerta. Fred está muerto.
¿Qué más da todo? No me muevo del pasillo, me quedo allí tumbada, aturdida, dejando el tiempo pasar.
Quizá alguien me mata y puedo volver a ver a mi hermana.
Quizá muerta pueda estar con Fred.
—Habéis peleado valientemente. Lord Voldemort sabe apreciar el coraje —su voz resuena por el castillo, como si le tuviera susurrando al oído. Y me río, porque lo que menos aprecia—. Aun así, habeis sufrido grandes pérdidas. Si continuais resistiéndoos a mí, todos vosotros morireis, uno por uno. No quisiera que esto pasara. Cada gota de sangre mágica que se derrama es una pérdida y un desperdicio. Lord Voldemort es piadoso. Ordeno a mis tropas retirarse inmediatamente. Teneis una hora. Preparad vuestra muerte con dignidad. Tratad a los heridos. Ahora te hablo a ti, Harry Potter. Has permitido que tus amigos mueran por ti en vez de enfrentarte conmigo. Esperaré durante una hora en el Bosque Prohibido. Si cuando acabe esa hora no has venido a verme, si no te has rendido, entonces la lucha se reiniciará. Pero esta vez yo mismo entraré en la batalla, Harry Potter, y te encontraré, y castigaré a cada hombre, mujer o niño que trate de protegerte. Una hora.
¿Y con eso pretende llamarnos? ¿A todos? Y una mierda. Me levanto mareada. No puedo tenerme en pie, pero tengo que moverme. Tengo que ver a May antes de ir al Bosque Prohibido a matarle yo misma. A él, a Rookwood. La gente parece que anda hacia el Gran Comedor, llevando los cuerpos de un lado a otro y veo como mueven al profesor Lupin para dejarle junto a Tonks. Ambos sin vida. A su lado una familia de pelirrojos, que se tienden en el suelo. La madre llora sobre el cuerpo mientras que el padre le acaricia la cabeza y uno de los hermanos está sentado en el suelo, de espaldas. Ginny está al lado, con los ojos hinchados y sin poder parar de llorar y a su espalda Charlie Weasley, también llorando junto con el que debe de ser Bill y Fleur, a la que abraza. George a su lado, que abraza a una pequeña rubia. Que está de pie. Viva.
—¿May? —pregunto mientras me acerco lentamente, intentando no caerme al suelo y ella se separa de George. ¿Me lo estaré imaginando? Estaba muerta, la pared la había aplastado.
—¡April!
Sale corriendo y cuando llega hasta mi me tira al suelo. La dejo que me tire porque está viva. Está sana y salva. Sé que lloro muchísimo mientras que la abrazo y ella también lo hace. La gente pasa a nuestro alrededor, esquivandonos como puede pero no nos levantamos. No me lo estoy imaginando.
—¿Cómo? —le consigo preguntar cuando dejo de llorar y ella se aleja un poco, sonriendo. Tiene una herida en la frente, pero no parece que esté más dañada.
—Cuando todo explotó conseguí hacer un encantamiento protector. Me di en la cabeza con una de las piedras y Fred me aplastó un poco, pero conseguimos mantenernos vivos —explica y miro de nuevo a los Weasley. Quien está tumbado en el suelo es Percy—. Percy estaba demasiado lejos y mi encantamiento no lo pudo proteger y...
—¿Cuándo ha vuelto con vosotros? —le pregunto y ella se levanta del suelo para luego ayudarme. No tardo mucho en agarrarme a ella. No quiero que se aleje, no otra vez.
—Hace unas horas —me responde ella y suspiro porque no sirvió de nada meterle miedo en aquel ascensor—. Ven, vamos, necesitas descansar.
—No voy a ir ahí —le digo y me paro, a pesar de que May tira de mi—. No, May, por favor.
—¿Pero qué os pasa? —George viene hasta nosotras y se pone al lado de May, abrazandola. Tiene los ojos rojos y parece realmente roto—. ¿No podéis venir ya?
—¿Por qué voy a ir con tu familia? —le pregunto, y él sonríe. A pesar del dolor.
—¿No crees que tú y yo tenemos que hablar? —y entiendo porqué sonríe. Fred está a mi espalda. Me giro lentamente para encontrarle con rastros de lágrimas y los ojos aún más rojos que los de su gemelo. Está roto, como todos—. No me mires así, April.
—No te miro de ninguna forma, Fred—le digo y no sé porqué sonrío. Volver a decir su nombre en voz alta es esperanzador. Quiero abrazarle. May me suelta y luego me empuja hacia él. Pero no le abrazo, me quedo estática. ¿Cómo se supone que tengo que reaccionar si la última vez que nos vimos pensaba que no era real? Madre mía, le comí la boca y todo lo que no era la boca, ¿qué se supone que tengo que hacer ahora?—. Lo siento.
—¿Por qué?
—Por todo —por no haber huido con May. Por haberte torturado. Por haberte dicho te quiero y habértelo hecho olvidar. Por no haber estado para luchar a tu lado. Por haber pensado que eras un sueño. Por no haberme ido contigo entonces.
—Eso es un poco inexacto, ¿no crees? —dice y asiento. Quiero abrazarle. Quiero preguntarle porqué no dijo nada cuando estuvimos juntos en nuestra casa, porqué se iba. Pero no puedo. Vuelvo a ser la April de dieciséis años, asustada en su habitación por salir con Fred Weasley.
—Voy a ver si puedo ayudar en algo —murmuro y me voy lo más rápido que puedo. Huyendo porque ahora mismo no sé si puedo hacer esto.
—¡April, espera!
—Déjala, May, ya está aquí, con nosotros —oigo decir a Fred, y quiero abrazarle. Quiero volver, girarme y abrazar a ambos y no soltarlos, pero todavía no. Están vivos, seguirán vivos cuando todo esto acabe, ese abrazo puede esperar.
—Nos vemos luego —les digo y salgo de nuevo al castillo. Necesito ayudar. Tengo que ayudar todo lo que no he ayudado este tiempo.
Recorro el castillo intentandolo, pero todos parecen estar cubiertos de ayuda. Me encuentro con Daphne, que me grita tantas cosas y me insulta de tantas maneras distintas que cuando me abraza no sé si sigue queriendo matarme o no. Me encuentro a Alexa, llorando en los brazos de Adrian mientras que mueven el cuerpo de su madre al Gran Comedor, con el resto. Me acerco a ella y la abrazo. Ella solo dice que quiere matarle y sé que se refiere a su padre. Él ha tenido que ser quien mate a Emmaline. Tendría que haberle matado cuando me crucé con él en las escaleras.
El Señor Tenebroso vuelve a hablar cuando estoy volviendo al Gran Comedor con Alexa y nos anuncia la muerte de Potter. Todo para nada. Está muerto todo para que ahora nosotros tengamos que sobrevivir porque, sin él, nadie puede matar al Señor Tenebroso. Alexa tira de mi para que vayamos a primera línea y la sigo sin pensar. ¿Qué importa ya? Moriremos todos, nos matarán. Al final va a resultar que no va a haber tiempo para ese abrazo.
—¡No! —oigo gritar a la profesora McGonagall. A Ronald. A Hermione. A Ginny. Todos ellos rotos. Levanto la mirada del suelo y veo a Potter, en los brazos del guardabosques, que no deja de llorar a moco tendido.
—¡Silencio! —grita el Señor Tenebroso, haciendo que ambos bandos callen por el hechizo que lanza al aire. Un hechizo silenciador que no nos permite gritar, no nos permite hablar—. Déjalo a mi pies, semigigante, donde debe estar. ¿Véis? ¡Está muerto! —dice, riendose como un loco mientras que Potter está en el suelo.
—Tenemos que recuperar el cuerpo —no sé de donde sale Ginny, pero aparece de la nada y me mira fijamente, susurrando. Está aún más rota de lo que estaba antes. Ha perdido a su hermano y ahora a Potter. Tiene tanta determinación que ha roto parte del hechizo—. Vamos, sal ahí y di que me has capturado. Le atacaremos y cogeremos su cuerpo. Seguiremos el plan.
—¿Estás loca? —le digo, sorprendiendome, porque yo también lo he roto. ¿Quizá tenemos una oportunidad?
—¡April, vamos! Fred y George ya están avisados, le cogeran en cuanto empecemos a luchar. May me ha dicho que también atacará y está avisando al resto de mis hermanos. Todos lanzarán sus hechizos —insiste y niego. A pesar de ver como May va revoloteando entre la gente. Primero llega a Fleur y se lo dice, que disimuladamente pasa el mensaje a Bill, que se pone bastante serio. Llega a Charlie, que asiente y se prepara. Y la veo como quiere acercarse a Ronald, pero sigue en primera fila, con Hermione y los señores Weasley.
—No voy a hacerlo, Ginny —le digo, pero ella me mira fijamente. No puedo arriesgarla a que la dañen.
—Si no lo haces tú me tiraré ahí en medio para que puedan ir —me dice y suspiro.
—Esconde tu varita en la manga, tiene que parecer que estás indefensa y asustada —le digo y Alexa me coge del brazo y me mira como si estuviera loca, pero no tengo mucha opción, o voy con ella o lo hace sola—. Atacadle, sin piedad.
Alguien se adelanta a nosotras. Neville Longbottom sale corriendo hacia el Señor Tenebroso, varita en mano y fue inútil. Acabó en el suelo, desarmado y con Bella justo delante.
—¡Es Neville Longbottom, mi Señor! Es quien ha estado dando tantos problemas a los Carrow, el hijo de los aurores que torturé hace tanto tiempo —dice ella con alegría y el Señor Tenebroso le mira lentamente.
—Eres un pura sangre, ¿verdad, muchacho?
—¿Y qué si lo soy? —dice Neville para luego escupirle a los pies. Todos tienen esperanza, lo demuestran cada vez que hablan, debilitando el hechizo silenciador.
—Necesitamos gente como tú, Longbottom, con ese espíritu, con ese linaje —sigue el Señor Tenebroso, pero Neville se levanta, con las manos vacías para enfrentarle.
—Me uniré a ti cuando el infierno se congele. ¡Ejército de Dumbledore! —dice, y levanta un puño al aire, a la vez que todos a nuestro alrededor lo vitorean, consiguiendo romper del todo el hechizo silenciador que ha lanzado el Señor Tenebroso.
—Allá tú, volveremos al plan original —levanta la varita y segundos más tarde, entre las ventanas del castillo, sale volando algo que llega hasta su mano. El Sombrero Seleccionador—. ¡No habrá más casas en Hogwarts, todos estarán bajo la de mi ancestro, Salazar Slytherin y le rendirán honor a él! Y ahora Neville nos demostrará qué le pasa a todo aquel que se oponga a mi.
El Sombrero Seleccionador voló hasta la cabeza de Neville, que no se podía mover del sitio, tapandole la cara. Y entronces le prenden fuego.
—Es el momento, April —me susurra Ginny, empujandome y logrando que sobresalga de la multitud, llamando la atención del Señor Tenebroso. Y Ginny se tira al suelo justo delante de mi, como si lo hubiera hecho yo.
—¡April, lo has hecho! —dice él, y viene hacia nosotras. No puede venir o no tendrán rango. Levanto a Ginny como puedo y me pongo entre ella y el Señor Tenebroso, que sonríe con los brazos abiertos. Estoy bajo la mirada de Ronald, Hermione y sus padres, que parece que me quieren matar. Probablemente lo hagan cuando todo esto acabe.
—Por supuesto, mi Señor —le digo y él sonríe sigue sonriendo.
—Y pensar que desconfié de una de mis más fieles mortifagas, que mató a su propia hermana para evitar que huyera con unos traidores —les dice a todos, pero entonces sonrío. No puedo más con esto.
—Quizá debería revisar la multitud, mi Señor, a lo mejor alguna cara le suena familiar —le digo, y noto como Ginny a mis espalda se mueve un poco y menos mal que la tengo agarrada por la camiseta porque si no se hubiera puesto delante. La sonrisa del Señor Tenebroso desaparece y miro a la multitud, donde May ha avanzado a primera línea junto con los gemelos y los tres sonríen.—. ¿No cree que le queda bien el pelo así, mi Señor? Es curioso, la verdad, estabamos separadas y aún así hemos tenido la misma idea. Cosas de gemelas, supongo.
Todo sucede a la vez. Un grito que suena como "Harry" y un montón de cascos acercandose al castillo. Saco la varita y a mi espalada Ginny también la saca de la manga para apuntar al Señor Tenebroso. A nuestros hechizos se unen los de sus hermanos, pero los mortifagos parecen estar también en forma y hay un escudo en el medio.
—¡Retrocede! —le grito a Ginny, que no sé como ha conseguido esquivarme e intenta acercarse hacia ellos y tengo que sujetarla de la manga para que no vaya hacia los mortifagos, que empiezan a atacarnos sin parar.
—¡No veo a Harry!
—¡Le habrán cogido ya, estaban en primera fila, vamos!
Neville Longbottom aparece de la nada, con una espada en la mano gritando y lo siguiente es que está lleno de sangre de serpiente, que salpica por todo el patio. La multitud nos lleva al Gran Comedor —los elfos de las cocinas se unen a la batalla en esos momentos y, no solo hay que evitar maldiciones, si no también cuchillos de cocina, algo realmente surrealista—, donde la lucha continúa y en algún momento pierdo a Ginny. Pero encuentro a Bella. Y me preparo para morir porque esta vez no va a dejar que vaya a ningún lado.
—¡Tenía que haberte matado cuando tuve oportunidad! —me grita y se lanza contra mi.
—Puedo decir lo mismo, Bella —le respondo, lista para empezar el duelo.
Es demasiado agresiva y cada ataque que lanza me hace retroceder y solo puedo defenderme. Conozco su estilo, sus puntos fuertes y débiles, pero no me da tiempo a hacer nada. Cuando me quiero dar cuenta tengo el cuchillo de Bella en el cuello y lo aprieta bien fuerte, empezando a cortarme el cuello. Es irónico que decida matarme de una forma muggle cuando los desprecia tanto.
—¡Alejate de ella!
Ginny vuelve aparecer, seguida de Hermione y Luna, las tres con las varitas en alto. Bella ríe a mi espalda y el cuchillo deja mi cuello para pasar por mi espalda. Duele. Me caigo al suelo cuando Bella empieza a pelear contra Ginny, Hermione y Luna a la vez y sin problema ninguno. Trato de levantarme y lo único que consigo ver es como May lucha contra padre mientras trato de mantener la consciencia.
Quizá no hay tiempo para ese último abrazo.
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Os quierooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
Mil gracias por las 16k visualizaciones, las más de 1,8k estrellitas y, sobre todo, a los más de mil comentarios ankjanekjfnwekjnf sois mi motor para escribir, os lo prometo. No sabéis lo emocionada que estoy, mil gracias por todo vuestro apoyo y, porfa, no me odieis.
Que, de momento, he salvado a Fred.
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