Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 50

Pasado

—¿Estáis seguras de que no queréis venir a pasar la Navidad en mi casa? A madre no le importará —Draco vuelve a insistir, a pesar de saber que ya hemos firmado en el papel que se encuentra en la sala común y que ya no podemos echarnos atrás.

—Tenemos muchas cosas que hacer —le repito, como las otras doscientas veces anteriores. En la última semana nos lo ha preguntado una media de veinte veces al día, sin exagerar.

—No será por las comadrejas, ¿verdad? —pregunta y le miro fijamente, para luego mirar a nuestro alrededor. May, a mi lado, pone los ojos en blanco.

—¿Te estás refiriendo a nosotras?

—¿A quién va a ser?

—Pues no lo sé, Draco, a cualquiera que quiera tratar con traidores a la sangre —le respondo, y él parece sonreír un poco, para volver a estar serio.

—Últimamente os toleráis más, os he visto saludandoos por los pasillos.

—¿Y qué tiene de malo que no estemos discutiendo siempre? —pregunta May, y Draco se queda callado—. Se agradece, ¿sabes? Si acabamos discutiendo con ellos acabamos castigadas, y no es algo que queramos repetir.

—Sí, pero tampoco tenéis porqué ser agradables con ellos —responde Draco y yo suspiro.

—Mejor somos como tú con Potter, ¿no? Potter esto, Potter lo otro, Potter, Potter, Potter —le imito, a lo que Draco se pone rojo y sé que en su interior está agradeciendo que estemos a solas en nuestra habitación y no en la sala común. Draco debería agradecer al sistema que permite acceder a las habitaciones de chicas si no tienes malas intenciones o hubiera acabado como Orion, que todas las veces que intenta subir acaba cayéndose de boca en las escaleras porque se han convertido en un tobogán—. Somos mayorcitas, Draco, por las barbas de Merlín, no tienes que estar cuidando de nosotras.

—Ni de Potter —añade May con una sonrisita, y las orejas de Draco pasan a ser de color rojo, como las de Fred cuando le he conseguido avergonzar más de una vez.

Espera. No Fred. Weasley. El imbécil de Weasley que consiguió que pasara gran parte de primero castigada. El mismo Weasley que se comportó bastante decente cuando los dos orangutanes de Shafik y Fawley —quienes seguían odiandome, pero en silencio, me sorprendía bastante que hubiesen llegado a séptimo sin repetir ni una sola vez— me persiguieron y luego me tiraron al lago. O cuando evitó que me hiciera más daño durante el viaje en tren en el curso pasado. O cuando nos perseguía el hielo maldito. O como nos hemos ayudado mutuamente en ocasiones durante las clases avanzadas de transformaciones. O tan solo hace unas semanas, cuando estrujó la empanada en la cabeza de Accrington. Sigue siendo un imbécil, a pesar de que a veces ha hecho alguna cosa buena. Mi corazón se estremece, como cuando leo alguna de las novelas románticas que me regala Demeter cuando vamos a su casa. Es un estremecimiento agradable, y es un sentimiento que me gusta, pero ¿sentirlo por Fred? Sigue siendo Weasley y le sigo odiando.Es Weasley, no Fred. Le sigo odiando y si puedo hacer que le castiguen lo haré, sí. Aunque no he podido evitar acordarme de lo que dijo el año pasado, en el tren, cuando estaba encima de él porque habíamos tropezado y, para evitar que cayera yo en el suelo, lo hizo él. "Te tengo". Tiemblo al recordarlo, siempre lo hago. Y no ha sido la única vez en la que lo he recordado últimamente. Esa empanada en la cabeza de Accrington me lo devolvió a los pensamientos, a pesar de haberlo intentado mantener en el fondo profundo el mayor tiempo posible.

—¿April? ¿Me oyes? —la cara de Draco aparece en mi campo de visión, demasiado cerca y no puedo evitar dar un bote—. ¿En qué pensabas? Llevo un rato preguntándote.

—En los deberes de Runas Antiguas —digo rápidamente, con el corazón acelerado por el susto. Sé que no puede leer mis pensamientos, pero estoy incómoda—. Es una asignatura que no te gustaría, la verdad.

—¡Oh, no, la redacción de Criaturas Mágicas! —May se levanta corriendo de la cama hasta su mochila, donde empieza a mover todo de un lado para otro hasta que encuentra un pergamino bastante arrugado—. ¡No, no, no, no! ¡Tengo que entregar esto!

Ni a Draco ni a mi nos da tiempo a decir nada cuando May ya ha salido corriendo de la habitación, como un huracán. Incluso ha conseguido que todas las demás hojas que ha sacado de la mochila salgan volando por los aires. Suspiro y me pongo a recogerlas para dejárselas en la mochila, pero una de ellas llama mi atención. Solo pone George, seguido de dos puntos. Tiene muchísimos tachones, pero sé que si me esfuerzo podré entender que pone ahí. Pero no voy a hacerlo con Draco delante.

—Me encanta que estés aquí conmigo, pero ya te lo he dicho, tengo que hacer los deberes de Runas Antiguas —digo, mirando a la pared para luego girarme y mirar a mi amigo, que me mira desconcertado.

—Pero no vuelves a tener Runas Antiguas hasta después de Navidad —dice, desconcertado, y entonces voy hasta mi mochila y saco el libro y el diccionario.

—Estupendo entonces, ¿me ayudas a hacerlo? Es mucho más rápido entre dos —le digo, tendiéndole el diccionario, que lo coge para inmediatamente dejarlo en la cama, pero finjo que no me he dado cuenta y abro el libro por la página de mis verdaderos deberes. Al menos no he mentido con eso—. A ver, te explico, tienes que buscar la traducción de...

—He recordado que tenía que... hacer una cosa, ya sabes... es importante y... —dice, levantadose de mi cama—. ¡Nos vemos en la cena para despedirnos!

Al igual que ha hecho May, a Draco también le falta tiempo para salir corriendo de la habitación y no puedo evitar reírme. Resulta gracioso que haya salido corriendo de esa forma solo por unos pocos de ejercicios.
Me levanto de la cama sin tardar mucho más y hechizo la puerta, por si acaso se le ocurre volver. No quiero que vea lo que sea que ha escrito May.

En cuanto cojo el trozo de pergamino sé que lleva dando vueltas con él mucho más tiempo de lo que estaría dispuesta a admitir, y no solo por la cantidad de tinta que tiene o por las arrugas, si no porque se ve claramente un "gracias por las ranas de chocolate" que está tachado y vuelto a escribir una y otra vez de distintas formas. Empiezo a leer el resto del texto y enseguida me arrepiento porque ha dejado de ser una carta de agradecimiento para ser una nota donde trata de aclararse. Se pueden ver los pros y los contras de hablar con él y, uno de los contras está tachado bastante, además de que tiene marcas de lágrimas alrededor, así que me esfuerzo en entender lo que pone.

—¿April? ¿Por qué has cerrado la puerta? —May hace que me sobresalte y guardo rápidamente el pergamino entre más de sus hojas para luego acercarme a abrirla. Tiene las mejillas totalmente rojas, supongo que de la carrera que se ha metido.

—No quería que Draco se volviese a colar en la habitación, he conseguido que se fuera así que... —digo, sin terminar la frase porque no hace falta.

—No vaya a ser que nos pregunte de nuevo si vamos con él en las vacaciones —dice May riendo y se acerca hasta su mochila—. ¿Has recogido mis papeles?

—Sí, los habías dejado todos por el suelo, te los he metido en la mochila tal y como habían caído en el suelo —digo, y veo como asiente—. ¿Te ha dejado entregar la redacción?

—Sí, el profesor Kettleburn tiene la cabeza en las nubes así que no ha dudado em cogerla, pensaba que había sido culpa suya y obviamente no iba a sacarle de su error —dice May, que empieza a sacar papeles y a ordenarlos—. Quizá debería aprovechar las vacaciones para ordenar esto un poco...

—Pues sí, la verdad, no sé cómo has podido entregar ese pergamino arrugado como redacción —le digo, pinchandola un poco, a lo que ella me saca la lengua.

Es otra de las cosas en las que somos muy diferentes. Yo tengo las cosas ordenadas y no soporto ver las arrugas en mis pergaminos o ver alguna de mis cosas en algún sitio que no toca, mientras que May es... May. No hay mejor forma para definir a mi hermana. Es un torbellino de sonrisas que arrasa con toda sus cosas, no le importa en el estado en el que estén y la palabra orden no forma parte de su vocabulario.

***

—¡Espero que os guste mi regalo! —nos grita Draco antes de irse, por fin.

Nos ha vuelto a preguntar si queríamos ir, y nos hemos vuelto a negar y, por fin, se ha marchado, dejándonos tranquilas. Daphne, por su parte, solo nos había felicitado la Navidad y no había insistido ni una sola vez en que fuéramos a su casa, comprendiendo que queríamos quedarnos y respetando nuestra decisión. Habíamos hablado muchísimo menos con ella de lo normal y casi no la habíamos prestado atención, lo que me hizo sentirme terriblemente culpable. Seguía siendo nuestra amiga de la infancia y mientras que a Draco si le habíamos hecho caso a ella no.

—¿Vamos a desayunar? —me pregunta May y asiento. Es una suerte que todos los alumnos se vayan bien pronto por la mañana para poder tener el castillo solo para los que nos quedamos cuanto antes—. Podemos ir luego a jugar con la nieve, ¿has visto cuánta hay?

—Creo que nos va a llegar a la cintura al menos —le respondo y veo la sonrisa de May al decirlo. Le encanta la nieve—. Te propongo una pelea de bolas de nieve, vamos con cualquiera que nos crucemos, los primeros que pasen por allí, independientemente de quienes sean. Tú eliges a una persona y yo a otra.

—Hecho —dice ella con un brillo en los ojos que solo aparece cuando estamos jugando al quidditch.

Nos gusta competir de vez en cuando y este es un buen momento, no hay mucha gente en el castillo y no importara con quién juguemos ya que todos lo que podrían contar a padre algo estaban en el Expreso a Hogwarts.

Nunca hemos desayunado tan deprisa como hoy, y en cuanto terminamos volvemos a la sala común para conseguir ropa que abrigue mucho más. Nos vamos a empapar con la nieve y ninguna de las dos quiere pasar frío y acabar en la enfermería durante las vacaciones de Navidad, así que nos ponemos tanto los gorros como las bufandas, además de las túnicas térmicas que tenemos.

—¿Tenemos algún tiempo para encontrar a alguien? —pregunta May según salimos de las mazmorras y me lo pienso.

—Te parece si... Salimos al jardín principal y entonces tenemos cinco minutos para encontrar a alguien. Cuando pasen volvemos hasta la puerta y comenzará la guerra —propongo y ella asiente, para empezar a dar botecitos mientras que va andando, presa de la emoción.

—Que gane la mejor —me dice en cuanto llegamos a la puerta y sale corriendo.

—¡Tramposa! —chillo, para luego girarme y salir corriendo yo también.

No parece haber nadie en los jardines y tengo solo cinco minutos, así que decido volver hasta la puerta y atrapar a la primera persona que pille, pero parece que May ha tenido la misma idea, así que nos ponemos cada una en un lado de la puerta y esperamos.

—¡Te tengo, ahora estás en mi equipo, vamos contra ella y quién elija en una guerra de bolas de nieve! —oigo chillar a May y entonces miro a quién ha cogido.

Pelo rojo. Ropa muglge para el frío, bastante vieja y claramente heredada. Dos caras iguales, totalmente sorprendidas. Quizá no deberíamos jugar con ellos, pero suspiro.

—Vamos a aplastarlos, Weasley —le digo, cogiéndole del brazo para ir a construir nuestro fuerte.
—¿Qué? —dice él cuando ve que empiezo a levantar nieve y la pared va tomando forma.
—Vamos contra May y tú hermano, pelea de bolas de nieve, tenemos que aplastarlos así que ya puedes ir construyendo la pared para estar a salvo de las bolas de nieve o perderemos y no me gusta perder, Weasley —le digo, amenazándole, aunque los dos sabemos que es una amenaza sin sentido.

Pero parece surtir efecto ya que a los pocos segundos se pone a levantar conmigo la pared y, cuando tiene una altura considerable —vamos, que podemos estar sentados detrás del muro de nieve— empezamos a hacer bolas para tener munición.

—¡Nada de magia! —oigo chillar a May.
—¡Claro que no! ¿Por quién me tomas? —le grito de vuelta, a lo que oigo su risa.
—¿Estáis listos?

No respondo y miro a Weasley, qué me está mirando fijamente.

—Te cubriré —dice, asintiendo y, por un segundo, se me para el corazón porque parece que, con la mirada, está diciendo te tengo.

—¡Estamos listos! —chillo de vuelta, intentando olvidar todo el lío de pensamientos que tengo en estos momentos.

____________________________

1:43 de la mañana en España pero eh he subido capítulo el lunes (solo en algunos países sigue siendo lunes, pero eso es un detalle en el que no nos vamos a meter ahora).

Espero que os guste y, de nuevo, me disculpo por ser una tardona. De verdad que intento tener todo el domingo, pero entre que no sé en qué día vivo y que para esta semana tenía que hacer tres cursos (mis profesor ha decidido que para que va a repetir la teoría cuando tiene videos de clases de lo mismo por ahí, pero no ha tenido en cuenta que ERAN 45 HORAS DE VÍDEOS EN UNA SEMANA, ESTOY AL BORDE DE LA LOCURA Y TODAVÍA ME QUEDAN UNAS DIEZ HORAS) y he sido absorbida por el bicho de la responsabilidad, ese que te dice que tienes que hacer antes las responsabilidades y luego ya si eso te diviertes.

Bueno que nos vemos la semana que viene adiooooooooooooos

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro