Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 47

Pasado

Que Harry Potter fuera el buscador de Gryffindor era lo peor que le podía haber pasado al equipo de Slytherin. April y yo solo habíamos marcado uno de los seis tantos de nuestro equipo por lo que la bronca en los vestuarios por parte de Flint fue espectacular, pero no podíamos dejar que Potter cayera de su escoba cuando empezó a dar saltos sin sentido. Habíamos intentado volar lo más cercano al niño posible junto a los gemelos Weasey —el resto del equipo  de Gryffindor hablaba con la señora Hooch, intentando que hiciera algo—, por si acaso caía poder cogerle alguno de los cuatro, mientras Flint marcaba los cinco tantos restantes y nos insultaba tanto a April como a mi. Había cometido una falta que había acabado en penalti fallido de Spinnet, y eso ya nos había molestado. Nosotras queríamos juego limpio, no trampas ridículas, por eso cuando Potter cogió la snitch con la boca —algo con lo que teníamos serias dudas de que fuera legal, pero como la había cogido finalmente con la mano no podíamos hacer nada a pesar de los gritos de Flint— fuimos a felicitarle. Había sido su primer partido y no lo había hecho nada mal, no se había caído de la escoba finalmente, por lo que lo dejaba en mejor posición de la que me dejaba a mi.

—¡Intentar salvar al buscador del equipo contrario! —gritaba Flint cuando paró de intentar el resultado del partido con la profesora Hooch—. ¡Hemos perdido por vuestra culpa!

—¡Haber marcado tú solo más tantos! —le gritó April en respuesta, para despues meterse al vestuario femenino, lejos del imbécil de nuestro capitán de equipo.

—Es un niño, Flint, me da igual que sea de Gryffindor —le contesté cuando me miró para gritarme.

Decidí seguir a mi hermana hasta los vestuarios e imité a April, el chorro de agua caliente me caía por el pelo y la espalda, en un intento de entrar en calor. Septiembre había sido relativamente caluroso, pero cuando llegamos a octubre las temperaturas bajaron y en noviembre ya teníamos todo lleno de escarcha todos los días. A diferencia de las temperaturas, nuestros deberes aumentaron, al igual que los entrenamientos de Quidditch. Nos habíamos encargado de filtrar la noticia de que Potter iba a ser el buscador de Gryffindor, en un intento de vengarnos de los gemelos Weasley, pero no había servido de nada, Wood no los había regañado ni nos habían llegado noticias de un entrenamiento más exahustivo para ellos. Sí que habíamos conseguido que Potter estuviera más nervioso porque mucha gente le animaba. 

—¿Os queda mucho? —Alexa había vuelto a entrar en el vestuario, a pesar de saber que teóricamente no se podía porque no era del equipo—. Tengo muchos deberes que hacer y la comida va a ser dentro de poco.

—Puedes ir yendo por mi —le contesto, sacando la cabeza un momento de la ducha. Mi amiga suspira y entonces va hacia la otra ducha, donde April no se ha molestado en contestar—. Y por ella también, estaremos bien.

—Intenta que no se ahogue —me dice y luego vuelve a mirar a la ducha—. ¡April es un maldito partido, ganaréis igualmente!

Alexa se va, por fin, de los vestuarios y decido que es momento de intentar sacar a mi hermana de la ducha, así que salgo yo primero. La dejo todavía un poco más mientras me cepillo el pelo y luego me lo seco con un sencillo movimiento de varita.

—April, venga —le digo, pero como respuesta solo sale aún más vapor de la ducha—. ¡April, no seas cría!

—Vete a comer.

—No sin ti, vamos —digo, pero sigue sin hacerme caso, así que levanto la varita—. Me has obligado.

Gracias a nuestra educación sabemos mil y un trucos de belleza para estar siempre impecables. También conocemos los de limpieza del hogar y, por supuesto, un baño a la temperatura perfecta no iba a ser menos. Sé que el agua de la ducha empieza a salir completamente congelada cuando April grita como si no hubiera un mañana.

—¡Para, para! —chilla, pero no paro, tiene que salir de ahí. Y al final lo hace tras muchos más gritos—. Como enferme me vas a oír.

—¿Estás así por perder? —le digo, ignorandola completamente y sentandome en el banco que tenemos en todo el centro del vestuario. Tiene algunas telas de araña, muestra de que no se utiliza desde hace años. No nos hemos molestado en limpiar y los elfos no han venido por aquí—. Flint solo nos mandará un entramiento extra, no será para tanto.

—No estoy así por perder, May —dice, poniendose rápidamente la ropa. Sigue haciendo bastante frío, por mucho que hayamos utilizado el agua lo más caliente que hemos podido—. ¿Por qué iba a hacer esas cosas tan raras la escoba de Potter? Flint ha chocado contra él y luego...

—¿Crees que le ha maldecido? Pero si le cuesta sonarse los mocos —digo, recordando como en uno de los entrenamientos no fue capaz de hacerlo. Terence no paraba de reír mientras que buscaba la snitch y, para su suerte, Flint no se dio cuenta.

—No es tan tonto, May, y lo sabes, ya tenemos diez años para no saber qué pasa con muchas de las familias de nuestros compañeros —me dice ella y la miro fijamente. ¿Qué me he perdido?—. Sabes de lo que hablo, Potter acabó con el Señor Tenebroso y nosotras no somos las más indicadas para andar ayudandole, si volviera...

—Está muerto, April —la corto. Esa es una época de la que no recordamos nada, pero sabemos las historias que nos ha contado madre. Fue muy oscuro para ella, sin saber si iban a sobrevivir—. Potter lo mató siendo un crío y ya está.

—Tienes razón —dice y me quedo callada. April nunca da su brazo a torcer de esa forma, y menos cuando se le meten esas ideas en la cabeza—. Es solo que... bueno, ¿puede que haya espiado alguna vez a Potter?

—¡April!

—Te prometo que fue para proteger a Draco, no quiero que Cissy piense que no estamos cuidando de él.

—¿Qué escuchaste?

—Que le duele la cicatriz que le dejó el Señor Tenebroso cuando mira al profesor Snape —dice y entonces entiendo su paranoia—. Y tiene sentido, las dos sabemos que el profesor Snape también estaba a favor de sus ideas, madre nos lo dijo antes de que entraramos, que no confiaba en él del todo y...

—¿Qué pasaría con nosotras si volviese? —le pregunto, a pesar de saber la respuesta. O matrimonio concertado o bien unirnos a sus filas.

—No importa, no volverá, tienes razón, Potter acabó con él y si no ha aparecido todavía no volverá, han pasado diez años, no tendría sentido que volviese, ha sido demasiado tiempo —repite de nuevo y no sé si intenta convencerme a mi o convencerse a si misma— Vamos a comer, venga.

La conversación me había dejado mal cuerpo y me había quitado totalmente el hambre, pero aún así asiento y ambas nos vamos en silencio hacia el Gran Comedor. Solo quedan dos de las jugadoras de Gryffindor en los vestuarios y nos despedimos de ellas con un sencillo movimiento de cabeza que ellas imitan. No nos llevamos mal, pero tampoco nos llevamos bien. Son rivales. Quizá si no hubiera tanta competividad entre Gryffindor y Slytherin... 

Cuando llegamos al Gran Comedor toda la comida está ya puesta y Alexa nos hace un gesto para que vayamos con ella. La mesa de Gryffindor es ruidosa y están celebrando la victoria en el partido, a diferencia de la nuestra que está totalmente en silencio. Hay varios grupos de personas, los que nos miran mal, los que nos miran con pena y los que no nos miran en absoluto porque les da exactamente igual el Quidditch. Draco pertenece al grupo de los que nos miran mal, supongo que molesto porque hemos intentado salvar a su enemigo mortal, como hemos empezado a llamar a Potter en su presencia ya que parece que le molesta bastante.

—Pasame las empanadas —dice April nada más llegar al chico que está a su derecha, pero no le hace ningún caso—. Accrington, ¿me has oído? Las empanadas.

—Levantate y cogelas tú misma, Avery —le contesta él, a lo que mi hermana frunce el ceño. No le ha gustado nada que le hable así. Accrington es un año más mayor que nosotras, pero no conoce la furia de mi hermana.

—He dicho que me pases las empanadas, Accrington —April baja la voz, en un tono que me pone los pelos de punta y consigue que Accrington se mueva en el sitio incómodo—. Contaré hasta tres. Uno. Dos...

—¿No has oído a la señorita? —la cara de April pasa a ser un poema, se queda blanca como la nieve y se estira lo máximo que puede, mientras que yo sencillamente me giro para mirar al dueño de la voz.

—Tú no, tú ahora no —oigo el murmullo de mi hermana antes de girarse y matar con la mirada a Fred Weasley. Viene acompañado de George y un tímido Potter que no sabe donde meterse—. A tus asuntos, zanahoria, creo que te lo he dejado claro durante estos años.

—Te intento ayudar, Avery, no te quiere dar las empanadas porque habéis ayudado a Harry —dice Fred, y coge la fuente de empanadas para darselas a mi hermana, que se cruza de brazos—. Cogelas, vamos.

—Ya no quiero empanadas —le responde ella, y se gira de nuevo para mirar el resto de la comida. Claro que quiere empanadas, pero no va a dar su brazo a torcer así que cojo yo la fuente bajo la mirada de todo el Gran Comedor. Esto es un acontecimiento insólito, están hablando sin tirarse nada a la cabeza o sin gritos.

—Espera, Avery, dame una —me dice Fred y le vuelvo a acercar la fuente para que coja una—. Muchas gracias.

—¿Queréis algo más? —le digo, intentando sonar como si no me importase. Pero claro que me importa y no puedo dejar de mirar de reojo a George, que mira a todos lados menos a mí, así que suspiro.

—Hemos venido a acompañar a Harry —dice George, que le da un golpecito al niño que asiente.

—Gracias por poneos debajo —murmura tan bajo que April se gira y le mira fijamente, haciendo que se ponga aún más rojo.

—Supongo que has dicho gracias, espero una compensación, Potter, no he arruinado el partido para tratar de salvarte la vida.

—¡April! —la regaño, y me giro a mirar a Potter—. No la hagas caso, es lo que cualquiera —decido levantar la voz al decir cualquiera, lo que hace que gran parte de los Slytherin, los mismos que están molestos porque hemos perdido, miren a otro lado— hubiera hecho de encontrase en esa situación.

—Me vuelvo con Ron, nos vemos —dice después de asentir y se va, pareciendo más tranquilo. Pero la gente no deja de mirar en nuestra dirección, supongo que siguen teniendo curiosidad de porqué siguen aquí los gemelos Weasley.

—Nosotros también nos vamos —dice George y Fred asiente—. Gracias por intentar salvar a nuestro buscador, tenéis lo que le falta a casi todos vuestros jugadores.

—Y compañeros de casa —añade Fred y veo como se acerca a Accrington, todavía con la empanada en la mano y le veo venir—. La próxima vez que te pidan algo, hazlo.

El relleno de la empanada mancha todo el pelo de Accrington, y se levanta rápidamente para intentar coger a Fred, que ha sido bastante más rápido y ha retrocedido. Y además ha sido lo suficientemente inteligente para poner en el suelo algo que hace que Accrington se resbale, logrando que sea imposible que le alcance. Todo el Gran Comedor ríe ante la situación, incluída April, que ni siquiera se molesta en ocultar la carcajada.

—¡Weasley!  —grita la profesora McGonagall desde la mesa de los profesores—. ¡Quince puntos menos para Gryffindor y está castigado, lo veo en mi despacho esta noche!

—Vale la pena —dice, mientras que se encoge de hombros.

—Weasley —le llama en el último momento, para luego lanzarle otra empanada—. Por si te has quedado con hambre.

—Que considerada, Avery —le dice, sonriendo.

___________________________________________________________________________

EEEEeeeeeeeeeeeEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEHHhhhhhhhhhhhh que solo he subido un dia tardeeeeeeeeeeeeeeeeee!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Venga, ya escribo normal.

¿Qué tal lleváis la cuarentena? Quienes todavía no la tenéis, porfa, hacedla si podéis, no porque sea un virus totalmente mortal que va a acabar con todos, si no por cuidar a los demás. No podemos dejar que la curva de contagios siga y siga y siga subiendo hasta que los hospitales colapsen porque ahí es cuando si que va a ser un virus mortal y todo por todos los contagios que hay. Cuidaos mucho, salid lo imprescindible y bebed mucha agua. Sacad la cabeza por la ventana cuando podáis y cuidad mucho de los vuestros, con los que estéis en casa. Y si estáis solas y necesitáis hablar con alguien mis mensajes están abiertos. O si no estáis solos y solo os apetece desconectar o cualquier cosa.

¡Nos vemos el domingo! O a más tardar, de nuevo el lunes :)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro