Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 38

Pasado

No puedo alejarme de May para dormir. En general no puedo alejarme de May porque cada vez que no la veo recuerdo el boggart, y eso que ya ha pasado más de un mes y medio desde que llenaron el Gran Comedor. Nunca me había planteado cual podría ser mi mayor miedo, pero ahora que lo había visto sabía que era algo que nunca iba a poder superar. Ella es mi media mitad, quien me completa y quien me hace levantarme todas las mañanas con una sonrisa que no siempre muestro. Sé que no la va a pasar nada, pero no soy capaz de alejarme mucho de ella.

Cuando estamos en clase prestar atención se hace bastante complicado. Las bóvedas malditas siguen en boca de todos, y más teniendo en cuenta que empieza a haber rumores de sonambulismo. May, como sabe todo sobre las bóvedas, no duda en informarme de que, si hay casos de sonambulismo, es porque la tercera bóveda se ha abierto y que pronto habrá estudiantes que se dirijan hacia el Bosque Prohibido, como ya pasó hace años. Los profesores, por mucho que lo intentan, no consiguen callar los rumores, por eso, cuando estamos en Historia de la Magia, siempre hay alguien que intenta que el profesor Bins cuente algo sobre las bóvedas, como es el caso de hoy. La convención internacional de brujos de 1289 no interesa a nadie, pero al profesor Bins no le interesan las bóvedas.

Cuando termina la clase he conseguido tomar algunos apuntes por encima que luego completaré con los de May, que como siempre, tiene la parte complementaria a la mía. Había sido un pacto silencioso que hicimos en primero porque no teníamos forma mágica de pasar esta asignatura sin morir del aburrimiento. No tenemos problema a la hora de estudiar, pero sencillamente es imposible atender a las clases del profesor Bins.

—¿Tú crees que nos va a afectar la maldición? —me pregunta May cuando salimos de clase y nos dirigimos hacia el Gran Comedor para comer.

—Ya nos hubieramos dado cuenta, el sonambulismo empezó hace unas semanas —le respondo y ella se queda callada—. ¿Qué pasa?

—¿Sabes que llevas semanas levantandote de la cama en mitad de la noche? —me dice y yo niego. No estoy afectada por la bóveda.

—Tengo mucho estrés —le digo, pero no parece convencerla, así que me paro en un rincón para decirle qué me preocupa tanto—. Cada vez que cierro los ojos te veo muerta, May, me cuesta dormir.

—¿Y por qué no has ido a que Madame Pomfrey te de algo para el sueño? —May frunce el ceño y se cruza de brazos cuando ve como niego—. Yo lo hice despúes de los boggarts y sigue dandome miedo perderte, pero al menos puedo dormir.

—¿Estás tomando pociones para dormir?

—Para dormir sin pesadillas —me aclara ella y yo asiento. No necesito eso, necesito algo que me haga quedarme en la cama tranquilamente—. ¿Quieres que vayamos después a ver a Madame Pomfrey?

—Iré yo después de la cena, no te preocupes —digo, intentando sonar segura. Llevamos sin separarnos demasiado tiempo, el miedo no va a desaparecer si sigo pegada a ella—. ¿Crees que Alexa estará contigo o volverá a estar con Adrian?

—Últimamente hablan más porque Alexa dice que no le hacemos caso —me informa May y no puedo evitar mirar a mi hermana con una ceja levantada.

—¿Cuándo te ha dicho eso? Si no nos separamos.

—Cuando estabas duchandote hace unos días —me dice May nada más entrar al Gran Comedor. Ambas vemos a Alexa ya sentada en la mesa, haciendo un gesto para que vayamos al hueco que ha conseguido en la mesa—. Lo único que no hacemos juntas es ducharnos, ¿no te has dado cuenta?

—Claro que me he dado cuenta, May —digo mientras que me siento al lado de nuestra amiga y May se sienta a su otro lado. Me gusta cuando nos entendemos sin palabras.

—¿Y este cambio? ¿Qué hago en el medio? —Alexa parece que no se lo cree e incluso se cruza de brazos.

—Tienes razón, no te estamos haciendo caso —dice May, que no duda en abrazarla—. Y por eso te lo vamos a hacer ahora.

—¡Perfecto, tengo muchas cosas que contaros! —chilla y empieza a hablar de todos los cotilleos que hay por el castillo.

Intento hacer caso, pero cuando empieza a hablar de los problemas amorosos de los más mayores desconecto automáticamente. Solo me interesa saber los cotilleos de nuestro curso, no más allá. O como mucho algo sobre Orion para intentar desmentirlo frente a padre cuando le volvamos a ver en verano. No sé con que podrá estar contandole, pero seguro que es mentira porque desde que vino no hemos vuelto a acercanos a los Weasley. Y por la sonrisa irritante que pone cada vez que me ve sé que trama algo.

Terminamos de comer tranquilamente y vamos a la siguiente clase del día, transformaciones. De nuevo tengo una pelea con Weasley por ver quien es el mejor de los dos, pero es una pelea en la que ni siquiera nos dirigimos la palabra, sencillamente intentamos ganar el máximo de puntos aplastando las respuestas del otro si hace falta. Cuando llega la hora de la práctica, transformar un escarabajo en un botón, ambos conseguimos hacerlo a la vez, con lo cual no puedo evitar gruñir. Weasley es bueno y eso es algo que no puedo negar.

—Avery, Weasley —la profesora McGonagall nos llama cuando termina la clase y los cuatro la miramos fijamente—. April y Fred, los otros dos podéis ir a la siguiente clase.

—Te espero fuera —murmura May, y noto que está bastante incómoda. Sé que le agradan y que está haciendo todo lo posible para no dirigirles la palabra para no enfadar más a padre.

—Ambos son estudiantes modelo en esta asignatura, y ya se lo pregunté al inicio del curso —empieza a decir la profesora McGonagall una vez se cierra la puerta de la clase—. ¿Les gustaría tomar unas clases avanzadas? Será la última oportunidad para ambos de hacerlo.

—Sí —respondemos los dos de inmediato, a lo que ella sonríe. No me puedo creer que he cambiado de opinión a la vez que él. Si hubiera dicho que sí en septiembre ahora no tendría que compartir más tiempo con Weasley del realmente necesario, que son las clases que tenemos en común y el único partido de Quidditch en el que nos enfrentamos al año.

—Nos vemos entonces esta noche, después de cenar, en mi despacho—dice y ambos volvemos a asentir a la vez.

Ni siquiera me molesto en mirar a Weasley, salgo directamente de la clase y veo como May está mirando el suelo como si tuviera muchísima emoción, todo por evitar la mirada del otro gemelo. Tiro suavemente de ella y casi le falta tiempo para salir corriendo a nuestra siguiente clase, pociones. Que volvemos a compartir con los Gryffindor. Oimos perfectamente los pasos detrás de nosotras de ambos porque vamos al mismo sitio y van a tomar el mismo camino. Que resulta ser el mismo camino que Orion decide tomar durante su descanso.

—Mis gemelas favoritas —nos dice, poniendose en medio de ambas y haciendo que nos separemos. Noto perfectamente el peso de su brazo sobre mi hombro y quiero golpearle, pero sé que luego se lo contará a padre y ese comportamiento no es propio de una señorita. Ese golpe le valdrá para castigarme en verano sin ningún remordimiento—. Había pensado que luego podríamos conversar un poco, ¿no creéis? Hace mucho que no hablamos.

—Porque nunca hemos hablado —le contesto, consiguiendo liberarme de su pesado brazo de una forma que parece elegante—. Si nos disculpas, llegamos tarde a clase.

—Podéis saltarla —dice, guiñandome un ojo. No puedo evitar sentir ganas de vomitar. Es dos años más mayor que nosotras y resulta asqueroso hablar con él.

—¿Quieres soltarla? —insisto, viendo como mi hermana empieza a moverse de forma nerviosa, pero él no la suelta—. ¡Orion!

—La señorita te ha dicho algo —cierro los ojos porque no puede ser verdad. No pueden estar metiendose en esto.

—¿Qué estás diciendo, zanahoria? —Orion aprieta más a May contra él y yo suspiro porque esto no va a acabar nada bien. Cojo la mano de mi hermana y tiro de ella, consiguiendo llamar la atención de Orion ante el tirón y que afloje su agarre lo suficiente como para que pueda salir.

—Que original, Mulciber —le contesta Weasley y sé que es el Weasley con el que May se lleva bien, George, que parece estar bastante molesto—. ¿Por qué no te vas a molestar a las de tu curso? ¿Ya te han dado todas una patada?

—Para eso tendrían que haberle dirigido la palabra, George —dice el otro Weasley, que le mira desafiante a pesar de ser unos centímetros más bajo que Orión y la mitad de tamaño—, pero son todas demasiado listas como para hablar con un orangután.

—Vamos, April —me susurra May y tira de mi para sacarnos a ambas de allí.

No puedo evitar mirar una última vez hacia atrás mientras que andamos hacia las mazmorras. Ambos gemelos están mirando a Orión desafiantes y sé que no van a dudar en pegarle de forma muggle si se da la ocasión, aunque no termino de entender porqué. Acaban la pelea de miradas y ambos Weasley empiezan a andar en la misma dirección que nosotras. Me giro rápidamente a pesar de saber que uno de ellos se ha dado cuenta de que los estaba mirando.

***

—Tranquila, solo es una clase avanzada de transformaciones, no tardaré en volver —le digo a May mientras que cenamos. No le ha agradado mucho tener que irse a dormir sin que yo esté en la habitación—. Pasaré antes por la enfermería a por la poción para el sueño y me la tomaré, te lo prometo.

—Está bien —murmura May, visiblemente descontenta, con lo que le doy una patada a Alexa por debajo de la mesa y ella da un bote, pero pilla la indirecta.

—No te preocupes, tengo un plan para que puedas dormir perfectamente —le dice nuestra amiga y luego le guiña un ojo, lo que hace reír a mi hermana. No sé que tendrá planeado, pero si consigue distraerla para estar tranquila a mi me vale.

Al terminar de cenar me levanto y, sin despedirme, voy a la enfermería. Es estúpido, pero si me despido parece un adios y sencillamente las voy a ver dentro de una hora. Madame Pomfrey me mira desconfiada cuando le digo que me cuesta dormir, pero después de unas preguntas donde se alarma porque llevo durmiendo mal desde diciembre no duda en darme la poción y me voy camino al despacho de la profesora McGonagall. Estoy nerviosa porque no sé que va a enseñarnos.

Weasley está ya en la puerta cuando llego, mirando a todos los lados, nervioso y, por un momento, pienso que me ha estado esperando. Pero se me pasa cuando veo que llama sin ni siquiera esperar a que llegue a su lado. Está claro que no lo ha hecho ni lo va a hacer, no tiene motivos.

La clase resulta de lo más amena. Empezamos a ver contenidos de tercer curso y, cuando la profesora McGonagall ve que transformamos sin problema un gato en un caldero por lo que se atreve a enseñarnos el hechizo desvanecedor. Es el mismo que utiliza el profesor Snape sobre las pociones de Alexa cada vez que corren el riesgo de explotar, lo cual suele ser bastante a menudo. May intenta ayudarla, pero es un caso perdido.

Cuando después de un largo rato, conseguimos hacer desaparecer casi a la vez el agua de nuestros respectivos vasos, la profesora McGonagall da por terminada la clase y me falta tiempo para salir corriendo de allí. No quiero hablar con Weasley, no después de que se haya metido en la conversación con Orion. Que parece que me está esperando cuando llego a la sala común. Se pone delante de la puerta que lleva a los dormitorios de chicas y, por mucho que lo intento, no me deja pasar.

—¿Qué quieres, Orion? —le pregunto, con el ceño fruncido.

—A tu hermana —contesta y no puedo evitar soltar una carcajada.

—Nunca vas a estar con ella, ¿me oyes? —le digo, sonriente. May nunca va a aceptar estar con él y, además, tendría que pasar por encima de mi cadaver para acercarse a ella.

—O a ti, no os voy a hacer ascos, sois iguales —dice con una sonrisa que intenta ser seductora y entonces finjo que me entran arcadas, con lo que consigo que se aparte de mi camino. Solo necesito subir unos escalones para que no pueda cogerme y la escalera le tire al suelo.

—Antes muertas que acercarnos a ti, Orion —le digo, con una sonrisa totalmente irónica que él parece no pillar.

No tiene bastante con pensar que somos iguales, si no que también piensa que nos agrada. Entro a la habitación intentando no hacer ruido por si acaso están dormidas y me encuentro las camas de Alexa y May totalmente pegadas la una a la otra y a ambas durmiendo en ellas totalmente atravesadas. Resulta bastante divertido verlas y lamento no tener una cámara mágica conmigo para inmortalizar el momento. Padre considera que es un invento demasiado muggle para que podamos tener uno.

Cojo mi pijama y me cambio con mi varita emitiendo una pequeña luz que me encargo de tapar con mi cuerpo para no molestarlas. No sabía que estaba tan cansada. Doy un trago a la poción que me ha dado Madame Pomfrey y, en cuanto me tumbo en la cama, caigo dormida.

***

Cuando me despierto tengo frío, siento los pies pegajosos y algo doloridos, además de que noto las sábanas más ásperas de lo que recuerdo. A pesar de tener los ojos cerrados noto mucha más luz de la que debería haber en mi habitación. Y también hay un alboroto que no parece ser de Alexa y May.

—Ya son veinte los afectados en los últimos dos días, y solo en la noche de hoy han sido diez los que he recogido del Bosque Prohibido —no reconozco esa voz, así que abro los ojos despacio, intentando que no me vean moverme y el guardabosques está parado delante de Madame Pomfrey, que está cruzada de brazos mientras mira a una de las camillas—. Cuando MC se entere de que Penny casi acaba en la bóveda...

—Se enterará mañana y no hará nada —le interrumpe Madame Pomfrey, que empieza a acercarse a Haywood para curarle los pies, que los tiene llenos de cortes—. Gracias, Hagrid, por traer a esta también.

—Volveré para seguir vigilando, espero que durante estos minutos no se me haya escapado ninguno —cuando va a salir de la enfermería se tiene que agachar tanto que casi no sale por la puerta. Semigigantes, se creen iguales a los magos, pero claramente no lo son.

—Madame Pomfrey —la llamo, viendo que los pies de Haywood están como nuevos y a mi me siguen molestando los pies. Ella se gira y viene hasta mi cama, donde mueve la varita para que venga un bote con una poción que, por su olor, sé que es para dormir—. Ya me he tomado una hace un rato, no puedo tomar más.

—Te lo vas a tomar igualmente —dice ella, llenando un vaso y poniendomelo en la cara.

—¿Qué es lo que ha pasado? —cojo el vaso y espero a que me lo cuente. No me quiero beber otra pocima para dormir, y no lo voy a hacer.

—Sonambulismo, has caminado hasta el Bosque Prohibido y te ha traído Hagrid —me contesta mientras que me mira los pies. Debían estar bastante mejor que los de Haywood porque en cuando mueve la varita ya los siento bastante mejor. Limpios y no escuecen—. Tomate ya la poción, Avery, no tengo toda la noche.

—Tengo que ir al baño.

Madame Pomfrey suspira, pero me deja ir. Cojo el vaso con la poción y me lleno la boca con todo el líquido que pienso escupir en el baño. Ni siquiera se da cuenta de que tengo toda la poción en al boca cuando paso por su lado ya que está revisando a más estudiantes que hay por la enfermería. Todos ellos están también descalzos y en pijama.

Entro dentro del baño y lo primero es escupir toda la poción dentro del lavavo, para luego enjuagarme bien la boca. Tiro de la cadena, fingiendo que he utilizado el retrete y vuelvo hasta mi cama tranquilamente. Sé que no voy a dormir bien, pero me gusta estar tumbada en la cama, pensando. Cuando Achternaam se entere de que su novia está en la enfermería por una bóveda maldita estallará contra el director y, esperom que lo haga durante el desayuno porque va a ser un espectáculo sin igual. Por su parte, claro, el director estará perfectamente calmado, como están todos en la enfermería. Ninguno de ellos ha tenido la idea de no tomar la poción y estar perfectamente despierto para pensar y disfrutar de la noche. La luna llena ilumina perfectamente la enfermería por lo que no se necesita ningún tipo de luz para ver. Madame Pomfrey da unas cuantas vueltas más por las camas y entonces oigo como se cierra una puerta, así que abro los ojos para comprobar que ya no está.

Trato de levantarme de la cama lo más despacio posible, sin hacer ruido, pero la puerta de la enfermería se abre lentamente, así que vuelvo a tumbarme, fingiendo que estoy dormida. No sé si traerán a otro alumno más o qué.

—Sé que estas despierta —oigo el susurro de Weasley mucho más cerca de lo que me gustaría, pero sigo sin moverme —. Te he visto moverte antes de entrar, con el mapa, deja de fingir, Avery.

—Dejame en paz, Weasley —murmuro, dandome la vuelta. No entiendo qué hace aquí, y no quiero saberlo.

—Pensaba que te gustaría agradecerme que no eres comida de centauro —dice, como si nada y me giro.

—¿Qué tienes que ver en esto? —Weasley levanta el pergamino que lleva en la mano—. ¡Me has estado espiando!

—No, estaba viendo a los alumnos que se levantaban sonámbulos —dice, pero puedo ver como se le ponen las orejas rojas y sé que me está mintiendo—. He visto que... Penny se levantaba. Así que he ido a avisar a Hagrid. La ha traído y entonces te hemos visto a ti.

—Me extrañaría porque a Penny la han traído ahora mismo y yo ya llevaba un rato en la enfermería —le digo, aunque no sé si es verdad. Tampoco es que él lo vaya a saber—. Admitelo, Weasley, estabas espiandome y como lo vuelvas a hacer le hablaré a los profesores sobre el mapa.

—¿Ese mapa que te ha salvado más de una vez? ¿O tengo que recordarte que el año pasado gracias al mapa no te congelaste en el lago? ¿O cuándo esos orangutanes de tu casa te estuvieron persiguiendo?

—¡Fuera, Weasley, dejame en paz! —chillo, poniendome nerviosa. No necesito que me lo recuerde—. ¡No somos amigos ni lo vamos a ser!

Sorprendentemente Weasley me hace caso y se va, para que a los pocos segundos aparezca Madame Pomfrey, en camisón y aparentemente recién despierta.

—¿Qué es lo que está pasando aquí? —me dice al verme sentada en la cama.

—Una pesadilla, Madame Pomfrey, nada más —murmuro, y vuelvo a tumbarme.

Con esto la deuda con Weasley está cumplida.

______________________________________________________________

Llevo todo el día jugando a Pokemon jejejejeje Tenía que terminar una memoria de una práctica y no la he terminado y quería escribir, pero tampoco lo he hecho porque pokemon!!!!!! Me lo regalaron ayer y estoy que salto de felicidad, estoy poniendo motes a mis pokemon nuevos y hay uno que es una ardilla, así que lo he llamado Dilla porque tengo la originalidad por las nubes.

Y por cierto, ¡mil gracias por esas 7k lecturas! Y por todos los votos y comentarios y todo aekjngkjnfjnaf


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro