Noticias de viaje
Ernesto se acerco a la mujer. Sara, le llamaba. Inti ocupado a desenredar los rizos del perrito y pensando en dragones. No presto atención
-Supongo que estará bien, después de todo debes viajar.- Decía la mujer
- ¿Verdad?- concluyó Ernesto, luego se le acerco a Inti- ¿Qué piensa hacer? Si no piensa volver a su habitación ¿saldrá de la ciudad? El tren es la opción más viable. Justamente voy hacia el palacio y me es preciso salir por tren ¿Por qué no vamos juntos? Debo, con todo llevar a Sara a su casa. Antes de que se complete el anochecer. Por lo que dispénseme, pero no me gustaría dejarlo aquí esperando, pronto el viento de la noche pasará y bajo este puente siempre es especialmente frío. Tome por mientras estas llaves - Inti las tomó- Y diríjase de vuelta a la ciudad y siga la calle más ancha. Poco antes de llegar al centro, verá una gran casa, de amplios cristales y pórticos en rojo. No le costará encontrarla...pero ¿Cómo te llamas? yo Ernesto, pero ya lo sabes.
- Inti, mucho gusto- Contestó estrechándole la mano. Quedaron de verse al rato. Dos horas después a más tardar.
Inti siguió las instrucciones. Llegando al gran portón rojo. Subió los escalones de marquesina. Del portón colgaban innumerables candados, algunos oxidados, otros más recientes. Inti miro dudoso las llaves que le había dado y vio que una era más vieja que las otras, y relucía más. Por la gran esmeralda que tenía incrustada. Y dentro de la esmeralda, un pequeño retrato. Miro otra vez los candados hasta encontrar uno con esmeralda semejante. Paso la llave sobre el candado y mágicamente, se abrió la puerta. Conduciendo a un lujoso apartamento.
Se acomodó, con Rafito en el regazo. Hallando un sofacito muy a su gusto y descanso largo rato en el. Pero pronto se percibió de un hombre, que habiendo entrado de quién sabe donde, se hallaba sentado en el sofá de conjunto. Enfrente de él, y lo miraba desde detrás de un periódico. Se oía vapor sonando y el chirrido de tranvía bajo el piso.
Llegó Ernesto, andaba apresurado - Tomamos el tren de la mañana- decía- antes de la quinta llamada habremos llegado, es decir. Nos quedan seis horas...Hubo varios problemas al comprar los boletos- Seguía diciendo- no querían permitir mascotas. He tenido que discutir...muchas molestias. Pero de otra manera el tren habría partido y las llaves no te habrían funcionado. Toma este dinero- dijo alargándole un papel firmado- Vuelvo en un instante..- soltó de pronto como recordando algo, y se fue.
Así que esta habitación formaba parte de un tren, y el había pensado que aún estaba en la ciudad.
Inti se pregunto, si el y Ernesto ya serían amigos. También se pregunto porque había aceptado viajar con él: Me servirá - se decía - Acaso me enteré de que va esta gaviota. El cachorro se acomodaba, abría los ojos y los volvía a cerrar. Adormilado, pero ya tranquilo.
- La idea de alguien volando es interesante ¿no le parece? - le dijo el hombre bajando el periódico, su rostro era de mediana edad . Con una cicatriz en la parte baja de la mejilla cruzando su mandíbula. Inti al principió no sabía si le hablaba a el, pero no viendo a nadie más contesto.
-¿A visto algo en particular? yo he oído mucho de eso, pero la gente habla mucho y de más.
- Es que esta haciendo caso de sus emociones, de las experiencias que solo ha vivido hasta ahora. Pero hace falta más para encontrar al hombre que vuela. De otro modo ... Yo por mí, he salido a darle caza a ese grupo de jóvenes que intenta escabullirse del Imperio. Si puedo darles alcance, claro esta.
-Pues no sé del tema - dijo Inti, entornando los ojos como si se acomodase a dormir.
-No sea ingenuo!- le reconvino el señor- Usted actúa, se engaña así mismo. Pero le interesa el tema. Es evidente ¿A quién no le interesaría? Cuando vale más atrapar a unos muchachos que dar muerte al dragón que se esconde bajo del valle.
- ¿Cuál es la diferencia entre esos dos? - dijo Inti persistiendo en su postura indolente.
- ¿Es que no lee, o finge no estar enterado? Un dragón solo te llevará a un puesto pequeño, un titulo ridículamente modesto en la nobleza. Pero el rey cederá su reino al que le traiga muerto a ese hombre maldito. ¿Comprendes? Si lo atrapas, serías rey ! - Inti no pudo evitar un sobresalto al oírlo. Templando, abrió los ojos y oculto la marca en su mano. Pero no dijo nada y fingió bostezar. El señor se molesto, levantándose. Inti se desconcertó un poco, alzo su mirada hacia el señor pero antes de alzarla por completo, sintió el golpe del periódico sobre su cabeza. El señor le lanzo uno que otro insulto y luego guardándose el periódico salió del vagón.
Inti se removió en su asiento, comenzaba a acostumbrarse. Acarició al perrito nuevamente.
-Yo no podría ser reina ¿sabe usted?- Inti se volvió a la voz, hallando tras de su asiento una jovencita, alta y bien parada ¿Cuándo había entrado?-... tanto me costo- seguía diciendo- separarme de mis padres. Que aún ahora, siento que ninguna responsabilidad es lo suficiente pequeña para mi. - decía eso, pero las marcas en sus manos y las nubes bajo sus ojos, decían otra cosa- Mis amigas me ayudan - continuó- pero a veces se irritan volviéndose violentas contra mí.
- Y ahora ¿Cómo se siente? sin esas personas todo es más tranquilo ¿no?
La muchacha asintió vivamente
- Será nuestro ambiente tranquilo - dijo, poniéndose alegre y tomando asiento junto a él.
Se oyó un ruido. Una niña vendiendo galletas desde su canastillo entro al vagón. Ambos sonrieron ante la intromisión. Y la niña viéndolos murmurar, pensó que serían novios. Ernesto entro luego, casi chocando con la niña. No podía verla, los paquetes se le amontonaban en los brazos. Subiendo hasta cubrirle la vista. La niña alcanzo a oler los paquetes, porque olían muy bien y pensando que no vendería nada. Se sintió inútil y se fue.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro