Inti...
-Creo... Que mis padres me dijeron una vez: No tientes a la muerte... ¿Sería eso? - dijo Inti, estaba cansado. La noche se agitaba con mucho frío y la corrientes de agua se sumaban. Abrazándole en helada caricia que entumía su dolorido cuerpo - Aunque era para que no hurtara dulces de la casa del dentista...-su cuerpo estaba bien, es decir aún tenía los brazos y las piernas en el número correspondiente con el que nació. Pero le dolía. El naufragio había sido como un golpe.
-Hace tanto que las cosas no estaban tan obscuras. Hace tanto que abrir los ojos no había sido difícil. .. Aunque me convence, no quiero morir- pensó mientras se aferraba a la roca- Es más, no moriré, es demasiado salado para morir.
El reflejo de la luna se detuvo, e Inti sintió como se acurrucaba en él.
-La vida tiene sentido...aunque se trate de sufrir. Pero bueno... Diré, que me equivoco...- Empezaba a sentir sueño.
Cuando descuido sus ojos, llego a sentir la calidez de un arrullo que lo cargaba. Y por un momento, se calmó. No parecía cierto, hasta que definitivamente le pareció real que lo llevaban. Brazos como el abrazo de una madre a un hijo que hace mucho no a visto. Y como era cálido, se olvido de la muerte, pero estaba tenso.
Entonces fue que un olor de fantasía, hacia otro mundo lo llevaba. Cada vez se apoderaba de él con cada respiro, y cada vez más arriba. Inti no quería abrir sus ojos, le pareció inconveniente.
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