Inti pestañeo, pálido se levantaba de sus sueño. Un sueño largo que lo abrumaba . Necesitaba considerar sobre su situación.

Estaba ahora, sobre una banca rudimentaria. Pintada de un blanco que ahora se descascaraba, dejando ver las tablas apolilladas. A lo lejos alcanzaba a distinguir dos hombre. Pero no le importaba. Con el dorso de la mano se cubrió los ojos doloridos. Luego volvió a mirar e intento marcharse. 

-Oiga - Lo detuvo una voz firme. Los hombres se acompañaba, de un oficial de uniforme gris muy limpio.

- Escuche - continuo el oficial - Estos aseguran haberlo ayudado. Pero acláremelo usted y no se deje intimidar por su aspecto. Ni teman que tomen represalias contra usted. Que yo sé bien que no son de fiar. Dígame ¿No le asaltaron? ¿No es cierto?- Le miraron.

-No, yo...no. Yo nada mas estaba inconsciente. Es decir, no me paso ningún asaltante.

-Sera cobarde, debió acusarlos. Ahora bien, váyase.- dijo el oficial, y los botones en su uniforme temblaron brevemente. Frustrado, comenzaba a enojarse- Lárguese a los bosques, que estan encantados y acaso algún hechizo le consiga algo de valor y honestidad. - Casi escupió estas últimas palabras. Sus botas removieron el polvo seco debajo de ellas. Y se marcho.