2𓄹𓈒 Parte 4
━━━━━━alerta [Escenas +18]
Se recomienda discreción.
Esta era su primera vez, tal parecía que era también la de su pelirroja, cada toque, cada impulso, cada beso... Todo le había salido como un deseo oculto y necesidad explícita de saciar, nada había sido obligado era como si sus manos y bocas tuvieran vida propia, porque estaba muy claro hasta para ella misma que nunca había estado con una mujer antes. Haber sentido el manjar del orgasmo de su impronta derramarse en sus labios le había sabido sexy y delicioso en su momento de excitacion pero si lo pensaba fuera de esta situación y con la vieja Leah, sabía perfectamente que esto le daría arcadas, pero esto era muy diferente ahora, porque lo había disfrutado tanto que admitía que había sido muy satisfactorio verla caer dormida tras una dosis de orgasmo juntas y su marca.
La marca, nadie se lo había comentado a fondo, pero en el momento en que se lo había hecho a su impronta sentía cada emoción de ella a flor de piel, la posesión que nunca había sentido muy marcada antes se encendía con solo la idea de ver a sus caras pálidas con ella. Aunque la molestia sólo era un momento porque de alguna parte que no entendía la emoción, la felicidad y el cariño la inundaba al saber que les había ganado, había reclamado a su impronta como suya y está parecía encantada, saciada y satisfecha.
Tenerla entre sus brazos aún durmiendo la hacía ser consciente de muchas cosas de las cuales antes no era, como por ejemplo, el cabello cedoso y pelirrojo que Tristana tenía; la suave piel cálida que compartían pero lo que más le gustaba y estaba aprendiendo a no poder resistirse era el besar su marca, donde se había formado una hermosa letra L cursiva con detalle elegante con una pequeña huella de lobo cerca suyo. También había descubierto que si le acariciaba la espalda desnuda a su impronta está parecía nunca más despertar, soltando sonidos suaves y adorable parecidos a gemidos pero muy tiernos como para lograr excitarla.
—Leah... Hija, he dejado comida en el horno. Nosotros nos retiramos ya. —dijo Sue con amabilidad.
Tras las pesadas pisadas, Leah supo que su padre también la acompañaba.
—¡Gracias MA!
Y tras ello, Sue y Harry Clearwater, dejaron la casa, tal vez para dirigirse al supermercado o a visitar a sus amigos. Mientras que de su hermano menor no sabía si se encontraba en la casa, pero por ahora estaban las cosas tranquilas, al fin logrando relajarse y disfrutar del descanso con su impronta.
El sueño embriagó sus sentidos, sintió que su impronta se levantó para ir al baño, la escuchó pero la dejó tranquila para seguir disfrutando de la relajación y cómoda cama que tenía ya de hace años. Sin embargo, no supo si cuantos minutos pasaron pero la cama volvió a hundirse y ella pudo lograr sentir como las manos suaves de su impronta le daban suaves toques por la piel desnuda, aunque previamente hubiera escuchado el sonido de la llave de su puerta ser trancada. Traga saliva.
—¿Tristana... Que haces? —su voz sonó ligeramente ronca.
—Reclamar lo que es mío, también.
La voz y la declaración hizo que sus sentidos se despertaran, pero en cuanto quiso evitarlo. Ya la pelirroja estaba encima suyo, atrapando sus manos a cada lado de su cama, amarrándola con pequeñas medias a la cama. Mientras que su impronta desliza su pierna entre las suyas y deja muy cerca de su vagina la rodilla, rozandola suavemente en pequeños y suaves toques, logrando erizar sus vellos y piel tras ello, inclusive sentir una palpitación en su clitóris.
—¡Mgh!... Q-qur? —jadea nerviosa la nativa ante la sensación de estar atrapada a manos de su impronta.
Conecta mirada con ella, quedando hipnotizada en aquella mirada verdosa con los iris aumentados, disfrutando y degustado lo que ve. Suelta otro jadeo al sentir la mano calida sobre su pecho al igual que el rice del dedo índice y pulgar tomando sus pezones en suaves tirones, provocando que estos se endurecieran ante la atención.
—N-no... No juegues con fuego, Tristana. —gruñe excitada.
Una ligera risa se escucha por venir dela pelirroja que no se preocupa por la advertencia, por lo que prosigue en deslizar y mover su pierna en frotaciones fluidas con dirección al clitóris de arriba hacia abajo, empezando a sentirse la humedad, al igual que enseguida llega un reflejo de exaltación en la nativa al sentir los labios y boca caliente en su pezon, Tristana Marvin estaba chupando sus pezones con tanto mimo que no pudo si quiera evitar su movimiento de cadera y levantar su pelvis hacia arriba, curvando su espalda por la deliciosa y placentera sentacion.
—¡agm! ~ mierda... Mmm
La nativa se estaba deshaciendo como malvavisco al fuego a la cual la iba acercando con cada fina caricia. Lo que no previó en ningún momento fue sentir los besos ir bajando por sus senos y vientre hasta que pudo sentir un pequeño beso en su pubis.
—Me gusta que estés depilada Leah, te queda sexy... —dice tras una voz ligeramente ronca tras aquel acento escocés la pelirroja.
Aquella había sido otra directa pulsación de deseo en su clitóris, que en cuanto pudo sentir una viscosidad distinta y totalmente demandante, absorbiendo y sorbiendo el clitóris con una maestría tan deliciosa, gimió con tanta fuerza que las medias crugieron al intentar desanudarlas, pero algo las tenía bien sujetas pero estas parecían no dañar su piel. Quería cubrirse por la vergüenza que sentía, al igual que el calor que iba consumiendo su cuerpo, todo de ella.
—¿Q-que haces...? ~mmm
Tristana no podía responderla por obvias razones por lo que en cuanto sintió que la lengua se deslizo entre los labios vaginales ya muy húmedos y calientes, tomando posesión en ella y acariciando esas paredes húmedas, cálidas de su interior sin duda alguna la hizo temblar ferozmente, soltando un gemido ronco e incapaz de aguantar los temblores que engullian su cuerpo, empujó su interior contra esa lengua calida y juguetona, haciendo que su cuerpo estallara en extasis y se escuchara perfectamente el chapoteo de estar bebiendo una fuente de agua.
El calor subió a su cabeza y sólo pudo jadear, buscando aire y sentirse muy acalorada más de lo que ya era con su nueva condición, su loba.
—Mm~ eres deliciosa Leah... Muy deliciosa~ —murmura tras recuperarse de la corrida de su amada Leah, sus mejillas iban acaloradas en aquella piel blanca—aún no acabo contigo, aún quiero más...
En ese momento un escalofrío le recorrió a la nativa, quiso decir que le diera un respiro pero no pudo siquiera decir otra cosa que no fuera un sonoro gemido al sentir los dedos delgados escarbar con tanta delicadeza pero afinidad en el punto g que creyó perderse nuevamente del espacio, temblorosa, agitada sentía sus latidos del corazón en sus oídos totalmente excitada ante los toques de su impronta pero lo que no creía era ser capaz de ver el cielo y sentir el fresco total al sentir su boca succionar su clitóris, la mezcla de succión en sitio mencionado y caricia en el punto g, la enloquecieron a tal punto de no demorarse más de cinco minutos en volver a mojar la cama.
—¡m-mierda! Tristanaaaa me estas V-volviendo loca... D-dame un respiro, mujer...!~ —exigió totalmente jadeando por aire,toda temblorosa.
La pelirroja se volvió a relamer sus labios con su lengua al igual que limpiarse con su mano un poco el excedente, hizo caso a la petición de su pequeña cachorra.
—Deseo concedido. —murmura mirándola divertida al ver como el cuerpo moreno de la nativa seguía con los temblores del orgasmo. Pero no demora en sentarse a la par de ella, y unir sus núcleos feminos, empezando a masturbarse con la desfallecida mujer que ya cansada de haber tenido dos orgasmo continuos se dejaba hacer hasta recuperar aliento. —sabes? Nunca creí que me pudiera encantar tanto hacer disfrutar a una mujer, eres la primera y creo... Que está es mi vida correcta con la cual sentir esta experiencia. —admitió con cierta vergüenza mientras jadea de placer al masturbarse en la fricción de ambas vaginas húmedas y sensibles.
—mmmgh~ m-me alegra ser la primera en disfrutar tu deseo oscuro... Pero... Ya márcame... —exigió la nativa totalmente poseída del deseo que volvía a resurgir en vientre, formando otra próxima fuente explosiva.
Tras aquello, Tristana se acercó a tu nativa favorita y dejó de masturbarse, también a punto de llegar como Leah, pero sólo estaba esperando conseguir el tercer y último orgasmo, si es que se podía conseguir. Por lo que, una vez cerca de la nativa, a la altura del rostro, tras depositar un dulce beso en los labios dejando más tonta a Leah, se apartó con delicadeza y tras dirigirse al cuello, ambas sintieron como el tiempo se detuvo.
—A partir de hoy, hasta mi día final... Te reclamo como mi mujer, mi dueña y mi libertad... LEAH CLEARWATER... Desde hoy serás Tlahn Swan... Mi cachorra, solo mía. —clamó con dulces palabras de posesión, culminando tras un beso y chupon tan placentero para Leah, dejando un pequeño tatuaje de unicornio y una T en cursiva.
Leah no pudo evitar gemir al sentir una ráfaga de frescura, deleite y abrumadora sensación de dos dedos en su interior, simulando las penetradas y caricias directa al punto g. El deseo y el placer, junto a los sonidos deliciosos que hacía su nativa, su mujer... La excitaron al nivel que juntas llegaron al tan clamado orgasmo.
Sumergidas en un sinfín de emociones y conexiones que las dejarían idas por un rato más.
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