El colmo era que una pesadilla te siguiera tanto tiempo, cada noche, ahí en su habitación encontraba al chico de la caja, sentado, quieto, esperando algo que él no sabía le podía dar. Le había contado como lo encontró, y en un inicio todo parecía tan increíble que al reírse con ganas lo único que obtuvo fue una mirada llena de confusión.

Al parecer todo era real, todo aquello tan mágico e irreal.

Ahora solo esperaba que llegase la hora de salir del trabajo, para llegar y contemplar aquella figura que con el paso de los días aprendió a sonreírle, que le hablaba sin aquel tono lleno de reproche.

Las cálidas sonrisas que le dedicaba ese ser (para el cual no tenía nombre), llenaban su vida de una gama de emociones desconocidas, que hasta ahora había reprimido por temor a que éste algún día desapareciera como un sueño del que no se quiere despertar.

-¿Cómo han ido las cosas hoy?.-

-Bastante bien, al parecer ya han olvidado el incidente de la vez pasada, la exposición ya está montada, ha quedado muy bonita, muchas niñas van a verla y se emocionan, siempre dicen que quien ser bailarinas cuando crezcan.

-Es sin duda el sueño de toda niña, pero no es tan fácil como todo el mundo cree, siempre hay que sacrificar algo para alcanzar un nivel aceptable.

-Supongo que tú eras muy bueno, quizá el mejor, por ello lo que... Bueno me entiendes.

-Yo jamás descansé hasta hacerlo bien, quería ser perfecto. Tener a un público que apreciara mis movimientos como algo hermoso, como el vuelo de una mariposa, ya sabes tiene las alas frágiles y hermosas pero siempre llegan muy lejos casi hasta tocar el sol.

-Ya veo era lo que te apasionaba...

-No, al decir verdad era lo que me obsesionaba, ser perfecto. Hasta que un día, el día que todo ocurrió... Cometí un error sin saber porque. Y lo demás es historia, ya sabes el tipo loco que me encerró.

-Es tan extraño todo esto... Aun no sé si creerlo.

-Inicialmente yo tampoco lo creía, hasta que jamás pude ver el exterior de nuevo, para mi fueron muchos años, pero veo que el tiempo no transcurrió aquí afuera.

-Dicen que el tiempo es relativo, tú lo sentías así porque estabas solo.

-¿Por qué jamás me has pedido que baile para ti?

Aquella pregunta le tomó por sorpresa, el suponía que bailar sería algo doloroso de recordar, después de todo por ello había perdido tanto.

-No me gustaría ver en tu cara el dolor de hacer algo que te trajo tanta tristeza por tanto tiempo...

kiBum se sorprendió por ello, lo único que él hacía bien era aquello, y ahora alguien estaba preocupado, no solo porque algo pudiera lastimarlo, si no que se había adueñado de su propio dolor, de un dolor ajeno.

Aquel hombre le veía como un igual, no como un objeto, no como le habían hecho sentir por tanto. Y ahora sin saber porque un sentimiento desconocido palpitaba dentro de su alma herida.

-¿Sabes? Quiero bailar, pero no para ti, quiero hacerlo contigo.

Abandonando aquel sofá Key se puso en pie tendiéndole la mano a un sorprendido JongHyn que le observaba estupefacto.

-Yo... Yo no sé cómo hacerlo, nunca he bailado con nadie.

-Y yo jamás baile con alguien, mucho menos con  alguien a quien quisiera como te quiero a ti.

Aquella mano delicada tomó la suya, estrechándola firmemente, sintiendo el calor del otro, el suave tacto despertó suspiros callados, no sabía de dónde pero el suave vals que les acompañaba era utópico y perfecto. Key, su muñeco, su bailarín de la cajita tomaba su cuello delicadamente, acercando sus labios rosas a los muros en los músculos de su cuello.

Lo sentía respirar, y lo guiaba dulcemente, acoplando su cuerpo sin sentido del ritmo a una danza que pareciera habían practicado desde siempre.

Las sonrisas y los pasos torpes, los besos y las caricias. Por primera vez KiBum no sabía que movimiento ejecutar, Jjong le besaba, lento, con cuidado, con amor. Los movimientos de sus labios sobre los suyos eran la cúspide de lo ígeneo.

*Suspira para mi todos los alientos que guardas cuando solo puedes pensarme en silencio y a escondidas.

Entrégame en tus caricias toda la pasión contenida que callas cuando recorres a mi lado este ritmo eterno.

Con ávida ansiedad socaba cada gramo de mi deseo, de mí tu muñeco, de ti mi dueño.

Llena con tus memorias mis espacios en blanco perdidos por el encierro en cada recoveco de mi alma, déjame escuchar los susurros escandalosos de tu voz.

Incrementa el allegro de mi corazón en llamas encendidas en latidos de adagios encendidos.

Has temblar mi cuerpo con el vibrato de tus gemidos ausentes, perdidos en mis entrañas, encontrados en mi pecho, déjame estallar como un volcán que busca el climax de su erupción.

Navega con parsimonia en mis pensamientos, entrega con devoción el calor que a mi encierro falta.

Detén la cuerda de mis movimientos, detén el tiempo y la nostalgia de lo perdido.

Ciega mi orgullo con la pasión desmedida que sucumbe ante la ternura de tus ojos posados en los míos.

Comprende amor mío que en plenitud te pertenezco,

Por destino o por azar, por coincidencia o casualidad.

Que todo de mi está dispuesto por ti incluso antes de saberme tuyo.

Que de tu piel cada caricia retenga mi anterior tortura, y con tus manos expertas cures de mí lo perdido.*

Aquel baile entre sábanas blancas fusionó dos cuerpos. Aquella noche de vals sin fin.

Y en la noche el destello de un espejo iluminaba tibiamente un mueble viejo.

Donde una caja musical reposaba entre las cosas de una anciana que sonreía feliz al contemplar el hermoso regalo que su nieto le hiciese aquella misma tarde.

Sin saber que aquel objeto contenía el corazón de dos personas que se amaron en algún momento, el algún lugar, quizá en un sueño, tal vez en una fantasía que sonaba a vals.

(Supongo que nunca noté que jamás subí completo aquí este fic, me duele y aun la pérdida me ciega por momentos, pero quiero pensar que imaginar un universo diferente para JongHyun y para KiBum es un consuelo que probablemente yo siento, porque el hubiera, existe en tiempo escrito y es justo esto, lo que yo hubiera deseado para ambos)