MARK TUAN

Tiempo después, cuando la guerra terminó y las personas tuvieron el tiempo para honrar a sus muertos, Mark se dio a la tarea de honrar la memoria de los que habían sido sus mejores amigos en sus días como estudiante.

— No voy a permitir que el cuerpo de mi hijo este junto a ese mal nacido. —escupió el señor Lim al enterarse acerca del plan de Mark.

— Yo maté a mis dos mejores amigos mucho antes de que lo hiciera esa horrible guerra. Y usted fue cómplice de ello. Todos lo fueron. Es hora de permitirles descansar en paz de un vez, juntos, como tendrían que haber vivido y como héroes de algo mucho más valioso que una guerra.

—No voy a permitirlo.

— Durante años llevo cargando con la culpa de que he matado a mis dos mejores amigos por culpa de mi rabia al sentir que me estaban dejando a un lado. Llevo años cargando con ese pesar porque si no hubiese sido por mí ellos aún estuviesen juntos o vivos... —se acercó al señor con furia y lo sujeto por la camisa. — Pero me he dado cuenta que todos ustedes tienen la culpa al igual que yo.

— Mi hijo no merecía estar al lado de otro hombre. Eso es inhumano.

— ¿Cómo puedes dormir sabiendo que echaste a tu propio hijo a la muerte sabiendo que él no quería ir a la guerra? —sin más que decir le soltó un puñetazo haciéndolo caer mientras se quejaba del dolor.

— ¡Era su deber! ¡Defender nuestra patria! —gritó levantándose con ayuda de sus familiares.

— No era su obligación mandarlo a la guerra. Su único deber era estar feliz al lado de Jinyoung.

— ¡Cállate! —un leve susurro de la señora Lim le decía que se calmara cosa que hizo caso omiso. — No iba permitir que mi hijo fuera un maricón y por eso lo mande a la guerra. —se acercó a Mark retante. — Para que fuera un hombre de verdad.

— Jaebeom murió amando a Jinyoung y Jaebeom sabía que si Jinyoung moría iba hacer amando a él. La guerra no fue obstáculo para hacer morir su amor. —lo empujó alejándolo de él. — No voy a descansar hasta encontrar los restos de mis mejores amigos y hacerlos descansar juntos... Aunque tenga que pasar por encima de ti o de quién sea.

— Sobre mi cadáver. —gritó con furia.

— Te queda poco tiempo de vida señor Lim. —Mark rió un poco acercándose a él por milésima vez. — Mientras púdrete en el infierno. —le soltó el último puñetazo tanto que hasta su mano le dolió. Lo miró. — No voy a descansar hasta hacerlo. —dicho eso se alejó de todos perdiéndose entre la multitud que observaba dicha escena.

Mark sabía que construir un lugar especial para ellos no compensaría el daño que les causó, ni la búsqueda del cuerpo de Jinyoung por todo el país, ni el robo de Jaebeom. Siempre cargaría con sus penas y la culpa pesada y ardiente en su pecho, pero sabía que Jinyoung y Jaebeom lo merecían, se merecían esos esfuerzos.

Mark trabajó años en ese proyecto, buscando y recolectando, organizando todo para que fuera perfecto, para que sus dos grandes amigos descansaran en santa sepultura, no sólo en el mismo cementerio como héroes de guerra, sino en la misma tumba, bajo la misma lapida que señalaba sus nombres, como héroes de algo más grande que una guerra.

Jinyoung y Jaebeom ahora descansaban en paz, juntos, como muestra de su gran amor.