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Extra: Proposal

Capítulo dedicado a JMjhouJK por darme la idea para hacer este extra, que nunca se me había ocurrido escribir jjjj. Muchas gracias. 💜

El silencio, solo interrumpido por el sonido lejano del canto de unos pájaros, arrullaba a Jimin en su sueño. Sentía su cuerpo relajado en un lago de aguas calmas y temperatura ideal, señal de que estaba en uno de esos intervalos de somnolencia matutina, preludio de un nuevo episodio de sueño profundo. O eso pensó. La temperatura del lago comenzó a incrementarse, hasta sentirse y escucharse así mismo jadear. ¿Este calor tan realista envolviendo su cuerpo, era solo su imaginación?

—Mhmmm —gimió, percatándose de una succión húmeda en su ingle.

Abrió los ojos, a la vez que llevó sus manos a su entrepierna por instinto. La conocida y familiar sensación de unos cabellos algo largos enredándose entre sus dedos, fue suficiente para orientarse en tiempo, espacio y sobre la persona que lo acompañaba.

—Qué buena forma de empezar mi sábado. —Acarició la cabellera negra, apartándosela de los ojos a Jungkook, solo para hacer encontrarse sus miradas—. Buenos días.

—Buenos días. —Jeon dio una fuerte succión al glande, haciendo movimientos circulares con su lengua—. Por supuesto que amas tener mi boca en tu polla, es edición limitada de sábado.

—Podríamos volverlo un ritual —propuso Jimin.

—Solo si también se vuelve sagrado follarte frente al lavabo. —Lo comenzó a masturbar lentamente, mientras deslizaba su cuerpo hasta quedar cara a cara—. Me encanta tu cara en el espejo mientras te follo tan duro, que no puedes sostenerte en pie.

—Me encanta cómo suena eso. —Lo besó, el sabor de su propio presemen estallando en su boca—. ¿Qué te parece empezar ahora mismo?

Un hambre animal titiló en los írides de Jungkook. Se puso de pie y tiró de Jimin. Comenzaron a besarse salvajemente, dando trompicones hacia el baño. Todavía estaban desnudos desde la noche anterior. Los viernes se habían convertido en sus noches, sus momentos para estar juntos sin preocupaciones ni responsabilidades. Irse de copas, visitar bar tras bar, bailar, besarse, tocarse; conversar, reír, aprender cada detalle sobre el otro... Enamorarse cada vez más.

Llevaban tres años de relación ya. Jungkook se había graduado de la universidad y había conseguido empleo en una pequeña empresa de construcción, que había ido creciendo poco a poco. A pesar de trabajar en sitios distintos, tener más responsabilidades y horarios diferentes, lo habían hecho funcionar. Aunque todos pensaban que una relación entre ellos no duraría, habían aprendido a amarse tan bien, que nunca necesitaron buscar a nadie más. Cada fin de semana, tiempo que reservaban para el otro, se lo recordaban y tatuaban mutuamente en sus pieles.

En el baño, Jimin puso a llenar la bañera y alcanzó con manos ansiosas el pomo con lubricante. Jungkook fijó su cuerpo a la pequeña meseta de mármol, de espaldas a él, besó su cuello y lo agarró por la cintura con una mano, mientras que con la otra volvió a acariciarle el pene, todavía duro y goteante, insatisfecho por no haber llegado al orgasmo con la previa felación. Lo sostuvo por las caderas y repartió besos por su columna vertebral, con una mano tomó su propia polla dura y dio unos golpes en cada nalga de Jimin.

—Joder, ¡qué buen sonido! —Amasó los voluminosos glúteos de su novio—. Me encanta tu culo, Park.

—También amo tu trasero, Jeon —jadeó.

—Por eso te lo follaste tan bien anoche, ¿no? —Una fuerte nalgada sonó en el trasero de Jimin, haciéndolo estremecerse en su lugar—. Por eso, ahora es mi turno.

—Menos hablar y más follar. Quiero sentirte todo el día.

—Haré que te lo sientas hasta mañana. —Le volteó el rostro y depositó un beso duro en sus labios.

«Park y Jeon», sin importar lo cercanos que se volvieran, o el tiempo que pasara, llamarse por su apellido era algo que nunca habían dejado de hacer, al menos en la cama. Había dejado de ser un desafío, para convertirse en un catalizador que llevaba su excitación a lo más alto

Jeon se untó lubricante en ambas manos, con una comenzó a acariciarse perezosamente, observando cómo el ano de Jimin engullía los dedos de la otra, uno por uno, y se follaba a sí mismo, retorciéndose. Era una vista deliciosa, que hacía cada vez más sangre llegar a su ingle. La palpitante presión alrededor de sus dedos no hacía más que poner a gotear su polla cada vez más.

—Ya estoy listo, ¡jódeme de una vez! —demandó Jimin.

—Tan mandón —replicó—. ¿Quieres esto? —Presionó la cabeza lubricada en la anhelante entrada—. ¿Quieres que te llene?

—Sí. ¡Joder, sí! —Jimin se empaló a sí mismo de una sola estocada, hasta el fondo—. Mhmmm —gimió complacido. Jungkook era grande, la presión inicial era brutal, pero el placer que sentía luego de acostumbrarse no tenía precio.

—Bebé, si haces esas cosas, no duraré mucho —dijo, sintiendo el estremecimiento de placer, todavía hasta la punta de sus dedos. Jimin era increíble.

Comenzó a moverse en su interior, primero despacio, subiendo el ritmo al sentir los músculos a su alrededor relajarse. Las caderas de Jungkook chocaban con el trasero de Jimin tan fuerte, húmedo y lascivo. Tuvieron que agarrarse de los bordes de mármol hasta que sus nudillos de pusieran blancos, o perderían el equilibrio y caerían. El rostro del profesor tenía una sonrisa lujuriosa y complacida, a la vez que movía sus caderas al ritmo de las estocadas. Tan sucio. Tan bueno.

—Más, Jungkook... M-más fuerte —jadeó entrecortado.

Jeon levantó una de las piernas de Jimin hacia su costado, para tener mejor acceso, cambió la dirección de las embestidas y las aceleró.

—Mírate, Jimin. Tan necesitado, tan pervertido. —Lo sostuvo por la barbilla, para que sus miradas quedaran fijas en el espejo—. ¿Esto era lo que querías, no? Quedar hecho un desastre por mí. Por mi polla. —Se clavó más profundo.

—¡Agh! —Jimin gritó en respuesta, el pulso eléctrico inicial que lo atravesaba cada vez que Jeon encontraba su próstata, lo dejaba fuera de combate por un instante—. ¡Sí! Sí, justo ahí, ¡joder! No pares.

—Lo encontré —rio Jungkook, la malicia filtrándose claramente en su tono.

Todo lo que siguió fue un recuerdo borroso de gemidos descontrolados, gritos extasiados, choques húmedos de sus cuerpos a velocidad desenfrenada. Se vinieron al unísono, tan fuerte, que la corrida de Jimin pintó de cerdas blancas el espejo, y Jungkook podía sentir los espasmos de su polla siendo ordeñada por los músculos anales de su novio.

—Eres jodidamente increíble —dijo Park, apoyando la cabeza en el hombro de Jeon, exhausto—. Te amo tanto...

—Yo más. —Le besó la sien—. Eres tan perfecto. Perfecto para mí. —Sus palabras no fueron escuchadas, Jimin se había quedado dormido, aparentemente, demasiado relajado como para siquiera procesar palabra.

Jungkook salió lentamente de él, sintiéndolo removerse entre sus brazos. Vio su propia semilla escurrirse entre los muslos de Jimin. Tan suyo. Lo limpió con unas toallitas húmedas y puso su cuerpo laxo en la bañera llena de agua tibia. Lo mojó y acarició con la esponja. Jimin, más que salir de su estado, se entregó poco a poco a los brazos de Morfeo. Jeon le dejó un beso en la frente y se puso de pie, se dio una ducha rápida y salió del baño.

Cuando Jimin comenzó a volver en sí, al sentir unas suaves caricias en su mejilla, el agua se sentía algo fría a su alrededor. Recordaba vagamente haber sido puesto en la bañera por Jungkook, pero poco más. Cuando el sexo era así de intenso, sentía su consciencia abandonar su cuerpo, como si se encerrara en otra dimensión, rodeado por los remanentes de placer.

—Hola... —Se remoloneó, aún desnudo dentro del agua—. ¿Cuánto tiempo ha pasado?

—Apenas veinte minutos, pero el agua se está enfriando, podrías enfermarte. Además, he hecho desayuno. No querrás que mi obra maestra se enfríe, ¿o sí?

—Por obra maestra, seguro te refieres a sacar jugo de la nevera, echar jamón y queso a unas rodajas de pan y tostarlos, ¿cierto?

—¿A que suena delicioso? —rio, Jimin también—. Vamos, traje un albornoz para ti.

Esto era otra de las cosa que Jimin amaba de su relación, podían compartir una cotidianidad de manera tan casual y cómoda, sin dejar de ser ellos mismos: aventureros, descarados y elocuentes. ¿Podía ser más perfecto? Sí. Podía. Si pudieran tener momentos como estos todos los días, claro que lo sería. Pero, Jungkook nunca había insinuado algo sobre vivir juntos, tampoco mostraba desear ningún cambio respecto a su relación actual. ¿Sería codicioso para Jimin, querer más?

Durante el desayuno, conversaron sobre las noticias matutinas, el deporte, el concierto de rock al que Jungkook quería ir en un par de semanas, los nuevos estudiantes de Jimin que eran realmente malos, la película de zombies que proyectarían esa tarde en el cine y querían ir a ver juntos; ir al gimnasio, salir a cenar al nuevo restaurante italiano del vecindario. El ambiente era tan perfecto. Tan relajado. Tan auténtico y cómodo para ambos. ¿Por qué era ambicioso pedir más? Jimin no quería cambiar nada de su rutina de fin de semana, solo añadir algo más para los otros días. ¿Estaría siendo demasiado pegajoso? ¿Qué pensaría Jungkook si se lo proponía?

—¿Jimin?

—¿Qué pasa?

—Te preguntaba qué crees que será mejor para ordenar esta noche, pizza o pasta.

—Oh, perdón, me distraje en mis pensamientos.

—Lo noté. ¿Te he dicho lo lindo que te ves cuando lo haces?

—Tonto —dijo, con un pequeño sonrojo, dando una última mordida a su sándwich—. Podemos pedir uno de cada uno y compartir.

—Justo eso pensé —se rio—. Es increíble cómo siempre estamos en sintonía.

—Los años y la convivencia, supongo. Aunque siempre hemos tenido buena química, en más de un sentido. —Le guiñó un ojo y le robó el último trozo de pan del plato.

—¡Oye! No puedo creer que no haya visto venir esto, si lo haces cada sábado. —Negó con la cabeza, derrotado y divertido.

Convivencia. No era la primera vez que la palabra, y las ideas que trae consigo, vagaban por la mente de Jungkook. Quería tanto con Jimin. Quería todo. Pero nunca había sacado a colación el tema. A pesar de la diferencia de edad no ser muy grande, y tener intereses y gustos comunes, no sabía qué tipo de planes tenía Jimin para su futuro, en lo que a su cotidianidad se refería. No se trataba de falta de confianza, sino del miedo a lo desconocido, a salir de su zona de confort, a verse como un niño desesperado. Pero, y si...

—Jimin...

—¿Qué pasa? ¿Volví a quedarme distraído en mis pensamientos? Juraría que no.

—No es eso... Quería preguntarte —dudó—, si alguna vez tú...

—Habla de una vez, me pones nervioso.

Jungkook tomó aire y lo miró. Era Jimin. Su Jimin. Se conocían desde hace tres años y habían creado una conexión más allá de lo que se podía explicar con palabras. ¿Qué podía pasar? ¿Que le dijera que no? Su relación y su confianza no se romperían por eso.

—¿Alguna vez has pensado en si... te gustaría que... —lo miró a los ojos- viviéramos juntos?

Jimin lo miró de vuelta, en silencio, con la expresión que siempre usaba cuando estaban pensando lo mismo a pesar de no decirlo. Sonrió y respondió:

—Definitivamente, estamos en sintonía.

Jungkook le sonrió de vuelta, un brillo de felicidad pura adornando su mirada. No se necesitaron más palabras, todo estaba dicho. Entre ellos, ya no se trataba de orgullo y sexo, sino de algo más profundo, completo y complejo: amor.

¡Holiwis! Sorpresa inesperada jjjj. Lo empecé a escribir hoy en la tarde y salió esto. Espero les haya gustado. 💜

Chao chan 😘

Hasta el próximo fanfic.

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