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Capítulo 4

Bueno, llegó actualización de esta historia cuando nadie seguro lo esperaba. Como los capítulos son un poco más cortos, pude escribir algo esta tarde. Mi espíritu navideño está algo muerto, pero igual quise escribirles algo por la fecha; aunque no tenga demasiado que ver el tema de la historia con la navidad 😅. De corazón les deseo felices fiestas y que pasen un buen día. 💜

Jimin estaba sorprendido. Demasiado. ¿En qué momento había pasado de estar soñando con Jeon, a tenerlo encima?

«¿Acabo de gemir su nombre? No puede ser, tiene que haber sido dentro del sueño». Su propio pensamiento lo abrumó.

—Tal parece que estás más necesitado de mí de lo que estás dispuesto a admitir.

—No sé de qué me hablas. ¡Salte de encima, Jeon, soy tu profesor!

—¿Así que dormido lloriqueas por mi polla, y despierto me sales con esta ejemplaridad barata? —Sonrió con superioridad—. Deberías ser más honesto con tu cuerpo. —Apretó la erección del profesor con una de sus manos.

—¡Joder! —exclamó Jimin en un jadeo. Trató de apartarlo—. He dicho que...

Los labios de su estudiante comenzaron a comerse los suyos con un deseo voraz, como si del más delicioso manjar se tratase, arrebatándole la continuación de su oración. Jimin estaba aturdido, los besos eran adictivos y deliciosos, candentes y salvajes, sus lenguas bailaban al unísono en un compás desesperado que le quitaba la capacidad de pensar. Que la mano de Jeon comenzara a masturbarlo por encima de la ropa al ritmo del beso, a la par que sus caderas se sincronizaban, le terminó de arrebatar el raciocinio.

«¡Mierda! Es demasiado adictivo».

Jeon Jungkook es un torbellino. Lo había sido desde que lo vio por primera vez el sábado. Le quitaba la serenidad y el autocontrol, lo hacía desear el sexo como desde hace mucho no lo hacía.

Como si no estuvieran en el campus de la universidad, con el riesgo de ser vistos, Jimin terminó por dejarse llevar y disfrutar del placer. Pero haber perdido la capacidad de pensar con serenidad sobre lo que estaba haciendo y disfrutar, no era sinónimo de ceder el control. Agarró la camisa de Jungkook y lo acercó más, si es que eso era posible, siendo esta vez él quien lo devorase con vehemencia, arrebatando al chico el liderazgo que había mantenido hasta el momento.

—¡Sé mío, Jimin! —dijo entre jadeos.

Le había dicho que lo tratara de “usted”, eran alumno y profesor, era lo lógico y lo correcto. Pero, la verdad era que escuchar su nombre de los labios de Jungkook había sido tan provocador, que le había encantado demasiado, lo suficiente como para ser peligroso permitirlo. Sin embargo, las palabras que compusieron la oración no las pasó por alto. No pudo. ¿Cómo que ser suyo? ¡Él no sería de ningún otro hombre más! ¡Él sería quien los haría suyos! Ya había sido suficiente de ser subestimado, de ser dominado y doblegado por otros, solo para que masas de testosterona con piernas y un intento de cerebro de jactaran de haberlo controlado.

Con presteza, Jimin rodó sobre el pasto con Jungkook, quedando ahora el profesor encima, colocado entre las piernas abiertas de su estudiante, gracias a las horcajadas previas. El azabache se quedó observándolo con mirada entre sorprendida y confundida.

—¡Tú eres quien va a ser mío, Jungkook!

—¿Tú, follarme? ¡Tienes que estar de broma! —Enarcó una ceja y sonrió con arrogancia.

—¡Eso lo veremos! —aseguró Jimin.

Su lengua embistió cual arma de guerra en la boca del joven, deseosa, vehemente, controladora y hambrienta. Era un beso salvaje que no daba espacio a quejas o inconformidades, aunque por la forma en que Jeon jadeaba entre sus brazos, no parecía haberlas. Descendió por su cuello, dejando un par de besos, y llegó hasta los pectorales bajo la camisa, las tetillas estaban tan erectas como sus penes y se marcaban, apetecibles, por debajo de la tela. Mordió una de ellas y con su lengua le humedeció la punta, logrando que un gemido de placer inundara sus oídos deliciosamente y una fricción más fuerte se comenzara a sentir entre las telas de ambos pantalones.

En otro contexto, y con otro hombre, una declaración como la que le había acabado de dar Jungkook hubiera sido más que suficiente para dejarlo caliente y solo, mientras él le demostraba con creces cómo podía tener a cualquiera a sus pies y no sería quien se quedaría sin sexo. Pero esa actitud rebelde y arrogante del menor solo incrementaba su deseo de poseerlo.

Contexto... ¿Cómo había sido capaz de olvidar en qué contexto se encontraba? Por más que estuvieran en un lugar al que nadie iba y que era el punto ciego desde los ventanales, no cambiaba el hecho de que estuvieran en su centro de trabajo, y que Jeon Jungkook fuera su estudiante. ¡Su estudiante! ¿A dónde había ido su juramento a sí mismo de no volver a involucrarse con uno? ¿Era que había olvidado el trago demasiado amargo de Busan?

«¡¿Park Jimin, en qué carajos estás pensando?!».

Sus propios pensamientos lo sacaron del estado de excitación que lo había dejado sin racionalidad aparente. Se apartó y se puso de pie, bajo la mirada atónita de un excitado Jungkook que se veía caliente y deseable como el demonio. Se mordió con fuerza el interior de la mejilla para traer sus pies a la tierra y obviar el manjar que tenía delante, respiró profundo para calmar su respiración agitada, y sacando hasta el último gramo de su autocontrol, cual si ninguno de los juegos previos hubiese sucedido, dijo:

—Hasta aquí llegamos. Esto jamás pasó, ¿entendido?

—¡¿Qué?! —dijo Jungkook, sin comprender absolutamente nada—. ¡Tienes que estar de broma!

—No lo estoy. —Miró su reloj—. Acomoda tu aspecto y vuelve a clases, el descanso está por terminar. —Se dio la vuelta y se alejó sin mirar atrás.

Esta era la primera y única vez que iba a ceder a sus impulsos con Jeon en el interior de la universidad. Confirmaba una vez más que, tal y como había pensado en un inicio, el chico era un torbellino que le arrebataba el orden a sus pensamientos. Cerró los ojos por un segundo y sacudió su cabeza con fuerza, apartando cualquier atisbo de falta de concentración y decisión. No había olvidado. ¡Por supuesto que no! No iba a volver a poner su profesionalismo en tela de juicio, ni iba a ser tachado de inmoral delante de nadie; no volvería a estar en boca de todos, sin importar el motivo.

—Hola, Jimin.

—¡Santa mierda! —La voz de Jin lo asustó. Estaba demasiado cerca de donde él acababa de salir—. ¿Qué haces aquí? —preguntó perspicaz.

—Esperando a que terminaras lo que estabas haciendo, para no alargar más tu ley del hielo conmigo por interrumpirte.

—¿Escuchaste?

—Y vi —afirmó—. Vine a buscarte porque sabía que si no te veía en ningún sitio, era aquí donde debías estar. Lo que no me imaginé fue encontrarte manoseándote con el chico del sábado.

—¿Lo reconociste?

—Lo que da placer a los ojos, no se olvida fácilmente. Y parece que dio placer suficiente a tus ojos como para hacerte perder el control en tu trabajo, no pensé que volvería a ver eso en ti. —No le pasó desapercibido el ligero rastro de culpa en la mirada de su amigo—. ¿Qué hacía aquí? ¿Vino a buscarte?

Un corto silencio se estableció entre ambos, siendo roto por la voz de Jimin.

—Es mi estudiante, lo supe hoy.

Jin se quedó boquiabierto.

—¡Espera, espera! Si dices hoy, es porque te enteraste en el momento en que te pusiste de pie para largarte hace unos minutos, ¿cierto? —No hubo respuesa—.  ¡Jimin!

—Lo supe esta mañana.

—Y si lo sabías desde antes, ¿qué hacías con él? No solo rompiste tu regla de oro, sino que estabas prácticamente exhibiéndote en este lugar. —Park bajó la cabeza, reconociendo su error a la vez que apretaba sus puños—. ¿Olvidaste que después de lo que pasó con Yumi, dijiste que no ibas a volver a involucrarte con un estudiante tuyo bajo ningún concepto?

—¡No lo he olvidado! —exclamó furioso, no con Jin, sino consigo mismo—. Y no lo volveré a olvidar, no te preocupes. —La amargura en su voz era notoria, no le gustaba hablar de ese tema, la sangre le hervía—. Es tarde y tengo una clase que impartir. Vámonos.

—¿Ya se te pasó el enojo conmigo? —cuestionó con ojos de inocencia, dando también por cerrado el tema.

—Solo un poco. Tendrás que pagarme unas cervezas hoy a la salida, si quieres que te perdone por completo. —Le dio un par de palmadas en la espalda.

—¡Hecho! Nos vemos a las seis en la entrada. —Lo abrazó por el cuello—. Pero, antes de volver a trabajar, ¿por qué no te deshaces de tu erección? Puedo hablar contigo de moralidad sin inmutarme porque soy tu mejor amigo que todo lo comprende, pero dudo que al rector le haga gracia.

Jimin solo negó con un gesto y se dirigió al baño exterior al gimnasio, dispuesto a bajarse la calentura, y comenzar a pensar con la cabeza correcta. Tenía que alejarse de Jeon Jungkook.

Bueno, hasta aquí llega esto por hoy. Quizás esté actualizando seguido esta historia, ya que no es que tenga una trama muy complicada (de hecho, no he pensado la gran cosa —casi nada xD—). Depende de cómo ande de tiempo, para mí estas fechas solo traen trabajo extra.

¿Hay algún tipo de escena que les gustaría que sucediera? Si es así, déjenme su comentario por aquí y trataré de ponerla y complacerles jsjsjs.

Y les reitero: ¡FELIZ NAVIDAD!

Chao chan 😘

Hasta la próxima actualización.

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