Capítulo 10
Capítulo dedicado a AleAri636
Muchísimas gracias por todo tu apoyo y por siempre dejarme lindos mensajitos. Espero te guste. 💜
Jungkook estaba atónito, había pasado de compartir un genial momento postorgásmico, a estar en tensión máxima, y esta vez no sexual. No sabía cómo reaccionar ante un Park Jimin que había roto en llanto, justo después de haber compartido el que él consideraba uno de los más satisfactorios orgasmos de su vida. ¿Qué estaba pasando? ¿Tenía que ver con las constantes negaciones de Jimin a estar con él? Nunca se había sentido sensibilizado ante situaciones como estas, de hecho, nunca se había visto envuelto en una... Quizás por eso le dolía tanto verlo así, y no saber el motivo o qué hacer para ayudarle.
—¿Qué pasa? —Le tomó la barbilla y levantó su rostro—. ¿Tan mal estuvo? —Sonrió con torpeza y se golpeó mentalmente por su comentario tan imbécil.
Jimin solo negó con la cabeza, sin pronunciar palabra. Su barbilla comenzó a temblar.
—Déjame solo, por favor.
—No sin saber qué te sucede o si hay algo que pueda hacer por ti.
—No hables como si te interesara algo más que follarme, eres demasiado descarado como para eso —contestó sarcástico.
—No sé qué pasa, pero deja de echarme la culpa como si te hubiese obligado a algo, porque tus gemidos no se escucharon como que lo lamentaras demasiado. Acepta la amabilidad de los demás y deja de buscarle la quinta pata al gato.
Jimin tomó aire, se secó las lágrimas y su expresión de endureció
—¿Puedes hacer que esto no haya sucedido? O, mejor aún: ¿puedes hacerme menos imbécil? ¿Culparte? ¡Para nada! Ni siquiera sé cuál de los dos deseaba más esto. ¡Te deseo, Jeon Jungkook! ¡Te deseo de una y mil maneras, cada una menos decorosa que la otra!
>>¿Crees que me arrepiento de lo que sucedió? ¡Jodidamente no! Me arrepiento de lo que me sucedió mucho antes de siquiera conocer tu existencia, y me hizo hacer una promesa que desde que llegaste a mi vida no he sido capaz de cumplir. ¡Te deseo demasiado, joder!
—¿Entonces dónde está el problema? No creo que haya mucho de qué hablar.
—¡Eres mi estudiante! ¡¿Te es tan difícil entender eso?!
—¡Tú eres el que no entiende! ¿Qué somos estudiante y profesor? ¡Ni que estuviéramos en la escuela para que te escudes de eso! —Lo tomó por ambas mejillas para asegurarse de enfrentar sus rostros—. Aquí solo somos Park Jimin y Jeon Jungkook, dos hombres adultos que disfrutan de su sexualidad, sin compromiso. Incluso podemos decir que somos dos meros desconocidos.
>>No soy un príncipe de película que dice lo que todos quieren escuchar. Simplemente soy un chico descarado al que le gusta obtener lo que quiere. —Lo besó en los labios—. ¡Park Jimin, tú eres lo que quiero! No debe tratarse de que te preocupe el "qué dirán", tu gusto por los hombres no lo guardas en secreto. ¿Te preocupa que me aproveche de tu posición y te amenace, o algo así? —La forma en que los ojos de Jimin casi salieron de sus órbitas, le dio la respuesta que necesitaba—. Entonces es eso...
—Jungkook, yo... —comenzó a hablar, sin tener muy claro qué decir.
—Entonces me desharé de la fuente de tus preocupaciones. —Sacó su celular y comenzó a grabar un archivo de audio—: “Mi nombre es Jeon Jungkook, nacido el primero de septiembre de mil novecientos noventa y siete, estudiante de tercer año de Economía en la Universidad de Seúl, y alumno de la clase de matemáticas del profesor Park Jimin. En la noche de hoy, él y yo follaremos sin que nos importe una mierda lo que nadie diga. Aclaro por este medio que todo está sucediendo por acuerdo mutuo, nadie me está obligando a nada”. —Le mostró cómo adjuntaba el archivo y lo enviaba a su correo—. ¿Complacido? Olvida todo, deja de pensar. ¡Escapémonos esta noche!
—Estás jodidamente loco. —No pudo evitar reír ante las ocurrencias del chico frente a él.
—Jodidamente loco por ti. —Lo besó. Tomó su mano y salieron del local.
—No vas a follarme, maldito arrogante descarado —le dijo, camino al parqueo.
—Preocupémonos de eso luego, solo sígueme. —Sonrió ladino.
En pocos minutos, ambos estaban sobre la motocicleta de Jeon, rumbo a su departamento. En el elevador no hacían más que devorarse con la mirada, la tensión sexual era palpable en el ambiente. Fueron dando tumbos por el pasillo, enredados en besos húmedos y salvajes. Abrieron la puerta y ni siquiera llegaron a la habitación, todas las paredes fueron víctima de sus choques y tumbos a medida que sus pasos avanzaban, deshaciéndose gradualmente de las prendas
—Abre tus piernas para mí, Jimin. —Apretó y amasó el trasero entre sus manos.
—Te he dicho demasiadas veces que que me hables con más respeto, Jeon —dijo, imitando la misma acción con una de sus manos.
—Sé que te encanta oír tu nombre en mis labios, al igual que tú sabes cuánto me excita que me llames por mí apellido. —Le mordió el labio
—Tengo que disciplinarte, cariño. —Aceleró el vaivén de su mano libre en la gruesa erección de su amante, sacándole un jadeo—. Aquí, yo tengo el control.
Jimin agarró la muñeca de Jungkook y, sin importar la diferencia de estaturas, pudo voltealo con facilidad y dejarlo con la mejilla pegada a la pared, totalmente a su disposición. Mordió el lóbulo de su oreja, le besó la nuca y presionó su erección contra el trasero expuesto, frotándola entre ambas nalgas. Jeon gimió de placer, el calor de ambas carnes rozando era embriagante.
—¡Joder! Eres demasiado sexy. ¡Déjame follarte, Jeon! —le susurró al oído—. Cede. Cede y te llevaré al cielo y más allá.
Jungkook aprovechó el debilitamiento en el agarre en su muñeca producto a la creciente excitación contraria, y se volteó. En ágiles movimientos llevó a Jimin hasta la cama, ganando territorio con besos apasionados que poco a poco los dejaban sin aliento. Le sostuvo ambas manos por encima de la cabeza, liberó sus labios y descendió en un camino de besos hacia su pezón, donde succionó con maestría y mordió con deseo, haciendo al profesor arquear la espalda y gemir.
—¿Quién tiene el control ahora? —sonrió con suficiencia. Un sonrojo tiñó las mejillas de Park, demasiado tentador a ojos de Jungkook, llevando más sangre a su pene—. ¡Cede tú, joder! Te follaré hasta que pierdas la voz por gritar mi nombre. ¡Cede, y te mostraré qué tan tentador puede ser el infierno!
Los músculos de Jungkook se tensaron y un gemido abandonó sus labios; una de las manos de Jimin había comenzado a masajear su erección con un ritmo acelerado y demandante que no le permitía dejar de jadear. Las posiciones volvieron a invertirse, y Jimin quedo a horcajadas sobre él, se acercó a su oído y le susurró:
—Tranquilo, me encargaré de hacerte rogar por mi polla dentro de ti.
Un camino de besos veloces y húmedos recorrió el pecho y abdomen del azabache, llevando los labios de Jimin a los genitales que no había dejado de masajear vehemente con sus manos. Lamió desde la base hasta la punta, mientras le acariciaba los testículos, dejó un beso en el glande e inmediatamente descendió por la gruesa longitud, engulléndola por completo. La succión era frenética y veloz, y al instante cambiaba a lenta y profunda, ambas manos del profesor complementaban el trabajo, de forma tal que no quedara ni un solo sitio sin estimular.
Jungkook se retorcía de placer, sus dedos enredados en los cabellos contrarios, trataban de imponer un ritmo, siendo complacido en demasía inmediatamente; pero denegado cada vez que lo sentía cercano al clímax, retardando irremediablemente su orgasmo. Los ojos de ambos hicieron contacto y la lujuria brilló en la mirada de Jimin, más intensa que nunca, ahuecando sus mejillas y engullendo por completo el pene hasta la base; aceleró el cabeceo y cuando sintió a Jeon al borde una vez más, alejó sus gruesos labios y se relamió con suficiencia mientras lo masturbaba con parsimonia.
—Por favor... —gimió—. Por favor, haz que... —El final de la frase se ahogó en un jadeo cuando Jimin incrementó el ritmo de su mano.
—Por favor, ¿qué? Tienes que ser claro con lo que deseas. —Lo volvió a lamer completamente y succionó el glande, jugando con su lengua en el orificio de la uretra.
—¡Joder! —Jeon tiró de él por el brazo y le devoró los labios hinchados con ferocidad, sintiendo un poco de su propio sabor—. ¡Fóllame, maldita sea! ¡Haz lo que te dé la gana, pero déjame venirme de una vez! —Recostó la cabeza en la almohada, dándose por vencido.
No le importaba nada, quería placer y lo obtendría de la manera que fuese. No dudaba que Jimin sería capaz de darle eso y mucho más, se lo había demostrado todo este tiempo, y se lo había reafirmado en cuestión de segundos.
—Buen chico. —Le acarició la mejilla y depositó un tierno beso en sus labios—. Tus deseos son órdenes.
Para los que querían JK bottom, pues ya ven que lo tendrán kakajaka. Tercera y última actualización del día, me complace complacerles. Si me queda cerebro para mañana, pues seguiré subiendo capítulos; aunque estaré algo ocupada (y creo que mis megas están muriendo 😭). Sigo sin editar, perdón por los posibles errores.
Chao chan 😘
Hasta la próxima actualización.
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