Capítulo 9
El sonido de la música, acompañado con las vibraciones de bajo, el olor a alcohol, nicotina y marihuana; las luces bajas y el murmullo constante y disonante de las personas, unas más ebrias que otras, fue lo que recibió a Jungkook en el bar donde se encontraba. Estaba enojado y sexualmente frustrado. ¿Cuántas veces más Park Jimin tenía planeado dejarlo con ganas de todo y sin esperanzas de nada? Estaba harto de esa bipolaridad. Seguirlo a la salida luego de recuperarse del shock y verlo invitar a Seokjin, el profesor de Literatura, a una salida de viernes, fue la gota que derramó el vaso. ¿Cómo se atrevía a dejarlo a él ardiendo más que un volcán, solo para ir a calmarse las ganas con cualquiera? ¡Eso no iba a pasar! ¡No hoy!
El azabache llevaba cerca de media hora en el lugar, casualmente era el mismo en el que se habían conocido por primera vez.
«¡Qué ironía!».
Todo estaba apuntando a que debían terminar lo que habían dejado a medias, ya demasiadas veces. Y si la señal no iba a esa dirección, pues él la redireccionaría. Había rechazado con frías miradas a todos los hombres y mujeres que se habían acercado en busca de un ligue de una noche. Su polla no había dejado de doler, pero solo quería meterla en un sitio: Park Jimin.
En una mesa, el profesor, totalmente ajeno al hecho de estar siendo escaneado, bebía junto a Seokjin, quien vestía un elegante traje gris, con su cabello desordenado con sensualidad. Mientras tanto, él Lucía su usual atuendo de jeans, tenis y un suéter, se había dejado el saco en el auto, no lo necesitaría. Estaba caliente como el infierno y con las ganas de explotar de un volcán en erupción. Tenía que quitarse esa jodida calentura de alguna manera, o no podría seguir. Llevaba demasiadas semanas a base de masturbaciones matutinas, precedidas de sueños húmedos con Jeon Jungkook como protagonista. No podía creer lo que le estaba pasando, las cosas se habían descontrolado demasiado; ya no se trataba meramente de una calentura cualquiera, o de sexo esporádico, era inaudito cerrar los ojos y tener la imagen de esa sonrisa descarada volviéndolo loco a todas horas.
—Bueno, ha llegado mi momento. —Jin se peinó el cabello con las manos, y se acomodó las solapas del traje.
—¿Qué? —Miró alrededor—. ¿Momento? —cuestionó desconcertado.
—Mi conquista de la noche ha llegado. —Señaló con la barbilla una mesa cerca de la esquina, donde se encontraba un par de hombres trajeados.
—¿Cuál de los dos?
—Me fascinan los hoyuelos del más alto, su cuerpo se nota fornido y compacto, aun bajo el traje.
Jimin lo detalló de arriba abajo, fugazmente.
—Tiene pinta de ser de esos oficinistas mega heterosexuales, que vienen solo a probar por curiosidad. Mejor prueba con otro, hay prospectos para escoger. —Dio un sorbo a su bebida.
—¿Tanta sangre se te ha ido a la cabeza equivocada, que has olvidado la política de nuestras salidas?
—No la he olvidado. —Rodó los ojos—. No me estoy interponiendo, solo estoy dando mi punto de vista sobre él, sabes que no suelo equivocarme con mis impresiones iniciales.
—Y aun así te enredas con hombres que no valen la pena. Mejor deséame suerte y date otro par de tragos.
Jimin observó a su amigo perderse entre la multitud hasta llegar a crear conversación en la mesa de su objetivo. Él solo pidió otra ronda, pero la soledad no duró mucho, un tipo con piel algo bronceada, de alrededor de un metro ochenta de estatura y cuerpo fornido, se le acercó. Park rodó los ojos, ahí iba de nuevo otra muela barata de gorilas que querían poner sus pollas en su interior.
—Hola, precioso. ¿Estás solo?
Era más que obvio que había estado esperando a que Seokjin se marchara para acercarse, pero aún así le siguió la corriente.
—No, en realidad estoy esperando a alguien. —Sonrió, dando un largo trago a su bebida.
—Quizás soy yo a quien esperas. ¿Qué tal un baile? Esas caderas parecen capaces de hacer maravillas.
—Eso dicen todos los que me han tenido dentro —aseguró con suficiencia.
—Espera, ¿qué? —preguntó perplejo—. ¿Activo, tú? No me hagas reír. —Se carcajeó sonoramente—. Pareces de esos monta pollas que gimen como perra en celo. Vamos al baño, te mostraré lo que un verdadero hombre es capaz de hacer.
Agarró a Jimin de la muñeca, pero justo cuando pensó tirar del delicado cuerpo y hacer de él lo que deseara, un presto movimiento lo dejó con la cara contra la mesa, arqueado en noventa grados, con el brazo torcido en su espalda y con el esbelto cuerpo sosteniéndolo con una fuerza que no le creía capaz de ejercer.
—¿Qué decías de un verdadero hombre? —le susurró al oído—. Si quieres, puedo mostrártelo. Aunque no eres para nada mi tipo. —Lo alzó, dejándolo de espaldas a él y con las rodillas algo flexionadas—. ¡Cuida tus palabras y lárgate de mi vista!
El hombre, humillado, se acomodó la ropa y se fue a grandes zancadas sin voltearlo a mirar. Jimin se giró para regresar a la barra por otro trago, lo que no esperó fue cruzar miradas con un Jungkook de respiración agitada, mirada brillante e intensa, y una erección que se marcaba demasiado en sus pantalones. Sus piernas se quedaron paralizadas cuando en menos de dos segundos, tuvo al chico encima, tomándolo de la mano y llevándolo desenfrenadamente a los lavados. Acababa de lograr con facilidad extrema lo que al hombre anterior le había resultado imposible. Sin poder siquiera reaccionar sobre lo que estaba sucediendo, se encontraba encerrado dentro de uno de los cubículos, con Jeon Jungkook comiéndole la boca con ahínco.
El chasquido de sus lenguas húmedas, compartiendo un beso candente y apasionado, unido a gemidos ahogados mientras las manos recorrían los cuerpos contrarios, era lo que inundaba el espacio entre los dos.
—Jeon..., detente —jadeó—. ¿Qué estás...? ¡Agh! —gimió más fuerte al sentir su erección ser agarrada por las manos de Jungkook, que comenzaron a masajear frenéticamente su longitud.
—Esta vez... no voy a detenerme —contestó—. ¡Ya basta de negarnos lo que ambos deseamos! —Sacó su propio falo y comenzó a masturbarlos al unísono—. No hay escapatoria, no te la... daré.
Ambos se fundieron en un mar de gemidos y placer. Jimin olvidó todo y comenzó a mover sus caderas acompasando el ritmo, su cuerpo había sido privado por mucho tiempo. Tal y como decía Jin, tenía demasiada sangre acumulada en la cabeza equivocada; obviamente, ya no pensaba con la correcta. ¡Jeon Jungkook le arrebatana cualquier rastro de cordura! Eran tantos los sentimientos arremolinados en su interior, que decidió encerrarlos todos bajo llave y asumir las consecuencias de una buena vez. El ritmo continuó aumentando hasta que pocos minutos después, ambos se derramaron entre sus manos, incapaces de aplazarlo tras tanta contención.
Jimin se sintió liberado y pleno después de mucho tiempo. Jungkook lo sacaba de su zona de confort de demasiadas maneras. Sus piernas temblaban por el potente orgasmo y su mente nublada por el placer comenzaba a esclarecerse; esto solo dio paso a que la culpa lo carcomiera sin piedad. Acababa de ceder a sus impulsos. ¡Había cruzado con uno de sus estudiantes, la línea que frente a la tumba de su madre había prometido no volver siquiera a pisar!
—¡Mierda! —exclamó.
Dio un suave puñetazo en el pecho de Jungkook, a la vez que las lágrimas de rabia e impotencia se derramaban sin control por sus mejillas. ¡¿En qué clase de monstruo lascivo y lujurioso se estaba transformando?!
¡Segunda actualización del día! Jajaja, quiero terminar esta historia pronto, aprovechando la inspiración,para luego centrarme por completo en "Over lies". No estoy editando, realmente no tengo muchas ganas, y no quiero que los deseos de actualizar se me vayan por andar corrigiendo; perdón si hay errores de dedo y demás. 💜
No sé si me anime a subir uno más hoy, quiero adelantar con un anime que tengo pendiente. Pero si me entra el loco, tal vez me vean por aquí más tarde xD.
Chao chan 😘
Hasta la próxima actualización.
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