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025.

Jungkook entró a la casa después de un pesado y cansado día en la universidad. Había regresado después de unos días en los que tuvo libre. Y los exámenes le estaban consumiendo vivo, sólo podía rezar para que se acabaran de una vez por todas.

—Hey, Kook. ¿Vienes con nosotros? —preguntó Seokjin colocándose un abrigo acompañado de Taehyung, Yoongi y Hoseok.

—¿A dónde van?

—Vamos a cenar afuera, nos da demasiada pereza cocinar hoy.

Jungkook negó con la cabeza ante la vagancia de sus amigos.

—¿Jimin no irá? —interrogó al no verle allí.

—No, dice que no tiene hambre y que está cansado. Ya sabes, desde el asunto con sus padres no ha querido salir de su habitación últimamente.

—Sí, entiendo...

—¿Entonces vienes o te quedas?

Jungkook tenía hambre, sin embargo prefiría mil veces quedarse con Jimin y verlar por su bienestar.

—La verdad vengo muy afligido, chicos. Prefiero quedarme si no les molesta —explicó.

—Bueno, como quieras —murmuró el pelirosa abriendo la puerta de la casa. La pareja y Taehyung salieron y antes de seguirles, se volteó hacia Jungkook—Cuida a Jimin —pidió con una mirada comprensiva.

Jungkook levantó la cejas, sorprendido y después relajó su mirada.

—Claro —sonrió leve.

Seokjin le imitó y finalmente salió de la casa. El silencio gobernando las paredes y haciendo que Jungkook soltara un largo suspiro de alivio. Eran contadas las veces en que la casa se encontraba relativamente vacía. Aún no lograba acostumbrarse del todo a vivir con tantas personas al ser hijo único y vivir sólo con su padre. Aquél cambio fue un poco drástico pero lo aceptó. Sin embargo a veces necesitaba sus momentos de paz.

Además, después de mucho tiempo. Estaría con Jimin a solas. Y no podía evitar sentirse ligeramente emocionado por eso, pues le permitía estar con él libremente.

Después de picar algunas sobras que encontró en la cocina, se aproximó a subir las escaleras a un paso normal y sin prisa. Tocó la habitación de Jimin como era costumbre y esperó unos segundos a que este abriera.

Jungkook jamás se iba a cansar de la belleza que poseía Jimin. Era realmente impresionante y hermoso. Y mucho más al verle con el cabello todo desordenado y las mejillas rosadas.

—Hola, Kook —Jimin sonrió levemente mientras le dejaba entrar.

Cuando lo hizo, el más alto tomó su rostro y probó dulcemente sus labios.

—Te extrañé —susurró sobre estos.

—Sólo fue unas horas, bobo.

—Fue una tortura —hizo un puchero.

Jimin rió un poco.

—Yo también te extrañé —confesó.

Jungkook sonrió pero después un sabor peculiar y que conocía bastante bien se irrumpió en su boca. Miró de reojo el dormitorio del rubio y divisó una botella verde de soju.

—¿Estabas tomando? —preguntó hacia el más bajo con una ceja enarcada.

Jimin suspiró.

—Sí... —admitió alejándose y sentándose de nuevo en su cama para tomar la botella y llevarla sin pudor hacia sus labios.

Jungkook observó el cuello marcado de Jimin mientras bebía y sólo pudo relamerse sus labios al imaginar posar los suyos en aquella suave piel del rubio.

—¿Y porqué? —preguntó mirándole fijamente desde su posición.

Jimin terminó de beber y dejó la botella en la mesa de noche mientras se recogía el cabello hacia atrás. Dándole un aspecto completamente sexy.

—Sólo quise, ¿Acaso no puedo?

—No dije eso —Jungkook se acercó— Sólo que normalmente acostumbras a beber cuando estás triste —terminó, sentándose a su lado.

Jimin abrió la boca para protestar pero después la cerró haciendo un tierno mohín. A continuación se giró para subirse completamente al colchón y acostarse en la cama dándole la espalda a Jungkook.

—Detesto que me conozcas tan bien.
—dijo con molestia en su voz.

El castaño rió ligeramente y se volteó para observar la perfecta silueta de la espalda de Jimin. Le hipnotizaba como su pequeña cintura se acoplaba a todo su cuerpo, en una hermosa curva que le hacía suspirar. Era realmente hermoso.

Sonrió y se subió también a la cama para abrazar al rubio por detrás mientras le dejaba pequeños besos en su hombro descubierto.

—No es mi culpa que te ame tanto
—susurró sobre su piel.

El cuerpo de Jimin se estremeció completamente ante la cercanía y el cálido aliento de su pareja. Se volteó lentamente, encontrando los grandes ojos de Jungkook, negros y brillantes, totalmente preciosos.

Él era precioso ya en si.

Sus rostros estaban muy cerca, lo que les permitía contemplar y admirar las facciones de cada uno.

—¿Alguna vez te dije lo hermoso que eres? —musitó Jeon acariciando su tez, completamente embobado.

—Sí —Jimin tomó su mano y la llevó hasta sus labios bajo su atenta mirada para darle un casto beso— Todos lo días.

—Hago un buen trabajo, entonces.

—Siempre haces todo bien...

Jimin susurró eso último antes de cortar los centímetros que los separaba y besar a Jungkook. Ambos se sumieron en un beso lento, que les permitía sentir cada movimiento a la perfección y probar el sabor del otro. Tiempo después aquél contacto se tornó más veloz y se volvió un beso necesitado. Los chasquidos y las respiraciones pesadas de ambos eran lo único que se escuchaba en aquella habitación.

Entonces se alejaron para recuperar el aire, jadeantes y sin quitarse la mirada de encima.

—Jungkook... —Jimin susurró sobre los labios contrarios— Hazme sentir bien, hazme olvidar...

El menor iba a responder, pero se quedó sin habla cuando una mano ajena acarició su entrepierna, despertándola poco a poco y provocando que un agudo jadeo se escapara de sus delgados labios.

—Hazme tuyo, Jungkook... —pidió Jimin casi en una súplica.

De inmediato los ojos del castaño se abrieron en una ligera sorpresa, aquello le había tomado totalmente desprevenido. Un intenso calor se apoderó de él, algo que no había sentido desde hace mucho tiempo y sin esperar un segundo tomó la mandíbula de Jimin y estampó sus bocas en un sediento beso.

El rubio gimió cuando la lengua del castaño le invadió y no dudó en seguirle completamente sobrellevado.
Jungkook lamía, mordía y succionaba sus labios con total vehemencia, casi con hambre mientras se subía sobre su cuerpo. Le abandonó momentáneamente para enderezarse y quitarse la camisa, exponiendo su abdomen plano y deliciosamente marcado.

Park lastimó su labio inferior observándole sin pudor alguno y comenzó también a desvestirse. Estando ambos completamente desnudos, Jimin se recostó en la cama y sin pensarlo abrió lentamente sus piernas hacia el castaño en una clara invitación. Jungkook tragó veloz, y le miró intensamente antes de aceptar aquella maravillosa entrega. Gateó sobre el colchón, acercándose al rubio y tomar sus muslos para proseguir a dejar besos húmedos muy cerca de su entrepierna.

La respiración de Jimin se tornó más pesada y jadeante, dejando que las exquisitas sensaciones se apoderaran completamente de él. Sintiendo el caliente aliento de su novio que le hizo estremecerse hasta la punta de los pies. Fue cuando Jungkook tomó su miembro y lo llevó a su boca que la cordura de Jimin se fue a la mierda.

Soltó un gemido mientras arqueaba su espalda, Jungkook le saboreó completamente y veloz, chupó su glande y lamió todo su falo. Era la primera vez que hacía esto, y pensaba que no lo estaba haciendo tan mal debido a las eufóricas reacciones de Jimin. Y siguió probándolo mientras comenzaba a masturbarse el mismo.

—Mmgh... Kook... ¡ah! —Jimin gimió removiéndose, cuando un dedo se introdujo sin previo aviso en su entrada, lubricado con los fluidos del castaño.

Jungkook abandonó finalmente su hombría al presentir que el rubio se correría de esa manera e introdujo un segundo dedo en su interior mientras reclamaba su boca y ahogaba su gemido.

Hace unos días, Taehyung se había tomado el tiempo para explicarle como funcionaba tener sexo con un hombre. Al principio le pareció toda una locura, pero finalmente comprendió que todo estaba fríamente calculado. Y más bien le terminó gustando pues le fascina como Jimin se estremecía y gemía ante su toque.

Fue cuando metió un tercer dedo que Jimin no pudo más y abrió sus ojos para mirarle suplicante.

—Fóllame... —pidió completamente ido.

Jungkook se quedó sin habla. Aquellas palabras más el rostro suplicante de Jimin le calentaron tanto que no supo cómo reaccionar. Sintió que podía correrse allí mismo.

Era demasiado, completamente demasiado.

Entonces sacó sus dedos del rubio, se metió correctamente entre sus piernas y se inclinó para besar sus clavículas perfectamente expuestas. Repartiendo húmedos besos sobre su piel, y dejándole una marca. Para que al día siguiente recordasen todo lo que habían hecho.

—Jungkook... porfavor... —gimoteó tomándole de las caderas desesperadamente.

Este se aproximó a besar detrás de su oído, tomó su miembro y lo restregó sobre la entrada del rubio, haciendo una ligera presión.

—Avísame si te hago daño —susurró en su oído antes de comenzar a introducirse lentamente en su interior.

Jimin abrió su boca, soltando un largo gemido y cerró fuertemente sus ojos mientras se aferraba a los hombros del castaño, ante la intromisión en su interior. Y sintió un fuerte escalofrío recorrer su cuerpo cuando Jungkook se introdujo completamente en él.

Ambos soltaron un largo jadeo, respirando entrecortadamente. E inmediatamente se fundieron en un hambriento beso.

—¿Estás bien? —preguntó Jeon jadeante y mirándole fijamente a los ojos.

—Sí, eres tan grande... tan delicioso —gimió, rodeando con sus piernas la cintura del castaño.

Jungkook sonrió y después de unos segundos le besó en los labios para mover su cadera hacia adelante, dando un golpe certero en la próstata del rubio quién gimió fuertemente sobre su boca.

—¡Jungkook!

El nombrado no se dejó mucho de rodeos y comenzó a mecerse en un ritmo lento y tortuoso. Jimin empezó a gemir en cada estocada, echando su cabeza hacia atrás y cerrando los ojos dejando llevar por la deliciosa sensación de Jungkook penetrándole.

Por otro lado, el castaño se sentía en el maldito paraíso. Jimin le apretaba tan bien y era tan cálido que pensó correrse en cualquier momento. Los gemidos de Jimin eran cómo canto para sus oídos, una melodía que sólo le insitaba a moverse más y más rápido.

—¡Más, Jung–ah! —gimió fuertemente cuando su petición fue cumplida, estirando sus pies ante el intenso placer que recibía— ¡Ah... eres increíble! —gritó sobrellevado.

Entonces Jungkook sintió como se acercaba al éxtasis con sólo escucharlo, y se enderezó para tomar al rubio de las caderas y aumentar sus embestidas, ahora más fuertes y salvajes. Jimin soltó un fuerte gemido y se aferró a las sábanas, provocando que sus nudillos se volviesen blancos mientras su pareja empujaba más y más dentro de él.

La habitación estaba gobernada por los gemidos y jadeos de ambos, mientras sus cuerpos sudorosos se perdían en la oscuridad que la noche acababa de aportar. Habían deseado tanto este momento y ya lo estaban haciendo, se estaban entregando uno al otro, completamente. Cada embestida, cada gemido, cada beso y cada caricia era demasiado especial e íntimo en ese instante.

Un momento donde se volvían uno solo.

—¡Jungkook... no puedo...! —exclamó Jimin al sentir el orgasmo acercarse.

De pronto Jungkook se detiene y sale de él para levantar una de sus piernas y colocarla en su hombro izquierdo. Gimieron a la vez cuando se volvieron a unir, esta vez las acometidas eran rápidas y bestiales. Jimin sintió que estaba en el mismísimo cielo y más porque Jeon no paraba de golpear su sensible punto dulce.

De pronto Jungkook toma su rostro y le da un beso desgarrador, quitándole el aliento.

—Di que eres mío —masculla entredientes— Dilo, joder.

—¡Soy...! —es interrumpido por él mismo al gemir, era demasiado difícil cuando el castaño no dejaba de moverse sobre él, invadiéndole completamente— ¡Soy tuyo, Jungkook! —gritó y le miró ojos— Completamente tuyo...

A continuación se besaron apasionadamente, el clímax comenzando a acercarse más rápido. Jungkook tomó las manos de Jimin las entrelazó mientras le embestía sin parar. Entonces Jimin se tensa y finalmente se corre, gimiendo sobre su boca y liberando su esencia sobre su abdomen.

—Eso es, bebé. Dámelo todo —susurra en su oído Jungkook quién continuó follandole unos segundos más hasta terminar soltando su semilla dentro del rubio en un ronco gemido.

Suelta un largo suspiro y se deja caer sobre el cuerpo de su pareja, ambos jadeantes, escondió su rostro en el hueco de su cuello para proseguir a dejarle castos besos sobre la sudorosa piel. Jimin levanta débilmente un brazo y le acaricia el cabello mientras mantiene sus ojos cerrados. Ambos con las respiraciones agitadas, difíciles de regular y completamente exhaustos.

Por fin habían hecho el amor, finalmente se habían entregado en cuerpo y alma. Creando así su relación y unión mucho más fuerte.


Lo prometido es deuda. Lo siento si quedó muy cutre, im not really good in this lmao

Este capítulo está dedicado ohsweetbrokendoll por siempre estar apoyándome en todas mis historias, te lo agradezco y te amo ❤️

Quién quisiera ser Jungkook, lpm

Nos vemos, chau 💕

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