Salí de allí con pasos militares rápidos, cruzado de brazos y con mi boca y ceños fruncidos.

Ya era de noche, habíamos pasado el día en el edificio con sus padres, hablando de cientos de cosas que yo no entendía, y encima Jimin no paraba de tocarme cada vez que podía. ¡Delante de sus padres! Yo estaba lleno de vergüenza y rabia por dentro.

-Venga ya, Jungkook, no es para que te pongas asi.

Oí la voz de Jimin detrás de mi, antes de meterme en la limusina que nos esperaba en la acera y cerrar de un portazo.

Jimin entró segundos después, sentándose frente a mi.

-Siéntate a mi lado. -dije intentando sonar autoritario.

Jimin enarcó una ceja sonriente.

-Oh, ¿y eso?

-Porque así será más fácil ignorar tu careto.

Jimin amplió su sonrisa y se sentó a mi lado, a la izquierda, pero mi vista estaba fija en la ventana de la derecha.

-No creo que puedas ignorarme sin más...

Me arrepentí de mi decisión cuando noté como acariciaba de forma sugerente mis muslos, subiendo hacia una zona peligrosa.

-Suéltame. Me has hecho quedar como un completo estúpido. Te odio.

Jimin soltó mis piernas y suspiró cansado.

-Jungkook, esto va a sonarte a locura pero, lo creas o no nunca he intentado dejarte en ridículo. Te lo buscas tú sólo, y normalmente por desobedecerme.

-Claro, ahora es mi culpa.

Crucé mis brazos más fuerte aún, dejando notar mi enfado.

Jimin besó dulcemente mi mejilla, y no pude evitar destensarme un poco.

-Te quiero.

Mi respiración se agitó al oirle. Me permití dejar de observar el exterior para mirarle a él y depositar un breve piquito en sus labios.

Jimin sonrió e intentó rodearme por la cintura, pero no se lo permití.

-No pienso dejar que me toques, sigo enfadado contigo.

Jimin se hundió en su asiento.

-Eres realmente un repelente niño mimado, Jungkook.

-Eso es por tu culpa, papi.

Dije de forma traviesa, sonriéndole a la ventana de nuevo.

-Como vuelvas a llamarme así tendré que tomarme en serio lo de castigarte, bebé.

Mordí mi labio inferior, intentando que mi sonrisa no ocupase todo mi rostro.

-Hmm...no sé si es usted tan valiente señor Park, podría denunciarle por acoso.

-Jeon.

-¿Si?

-No mames.