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Capítulo 25

Fin del Flashback

Presente

—Y eso es básicamente todo. —le dije mientras me recosté en la cama.

— ¿Entonces esta ha sido tu primera misión?

—Sí. Una excitante primera vez.

—Imagino que sí.

—Vamos a descansar. —le dije acostándome en el lado izquierdo de la cama. Daniel se inclinó lentamente contra mi cuerpo y me abrazó por detrás.

No recuerdo a qué hora nos dormimos. Solo sé una cosa con seguridad. Ya he saldado mi cuenta pendiente con la CIA y ahora Daniel conoce mi secreto.

La alarma suena insistente. Me giré en la cama buscando a Daniel, pero no lo encontré. Abrí los ojos, apagué la alarma y me senté en la cama. Fui hacia el baño buscándolo, pero tampoco estaba allí.

— ¡Daniel! —grité llamándolo.

— ¡En la cocina!

Salí del baño hacia la cocina. Daniel se encuentra detrás de la encimera preparando el desayuno.

Ha pasado una semana desde que ha sucedido todo y hoy regresamos a trabajar. Es increíble lo rápido que se ha recuperado. Ayer le he zafado los puntos que le y ya ni su rostro ni el mío tiene rastro de golpes.

Daniel terminó de preparar el desayuno y lo colocó delante de mí con una sonrisa. Cuando terminamos, salimos hacia TecFall.

— ¿Cuándo llegó tu auto? —le pregunté mientras me monté en él.

—Hace unos días, no puedo vivir sin él.

— ¿Pensé que no podías vivir sin mi? —le pregunté haciéndome la ofendida mientras Daniel se sentó a mi lado cerrando su puerta.

—Sin ti tampoco puedo vivir Kate. —me sonrió mientras deslizó una mano por mi rostro.

— ¿Y si tuvieses que escoger entre los dos?

—Sin dudarlo, te escogería a ti—me dijo mientras tomó una de mis manos entre las suyas y la dirigió hacia sus labios para darme un beso—. Pero en estos momentos te tengo a ti y a él. Así que soy doblemente feliz. —respondió mientras encendió el auto rumbo a la empresa.

Cuando las puertas del ascensor se abrieron en nuestra planta Jessy salió corriendo hacia donde yo estaba.

— ¡Te extrañé tanto! —dijo mientras me apretó fuerte contra ella.

—Se nota. —respondí mientras la separaba de mí.

—Hola Leonard. —le dijo ella brevemente.

—Hola Jessy. ¿Hiciste lo que te pedí?

—Sí. Todo está listo y preparado como pediste.

— ¿De qué me perdí? —pregunté interrumpiendo la conversación que hay frente a mí.

—Ya lo sabrás, más tarde. —me dijo Daniel mientras me empujó hacia mi oficina.

— ¿No me lo dirás? —le pregunté mientras entramos en mi oficina.

—No. —me dijo mientras se dirigió hacia su oficina y me dejó a mi allí.

Hoy no tengo que prepararle un café ya que se lo he preparado en el apartamento. Pero después de esa conversación misteriosa con Jessy, de la cual yo no formé parte, me hizo pasar toda la mañana pensando en que será lo que han planeado.

Al mediodía mi celular sonó, es mi madre. Pero, ayer regresamos de su casa.

— ¡Mamá! ¿Sucedió algo?

—Oh nada, solo quiero saber si pueden venir hoy por aquí, estoy organizando una pequeña fiesta para unos amigos.

— ¿Una fiesta? —no creo que Daniel tenga ganas de ir a una fiesta.

—No lo sé mamá, tendré que preguntarle a Leonard y después te digo.

—De acuerdo, ponte algo lindo. Los espero a las ocho en punto, no lleguen tarde. —y me colgó.

Pero si aún no le he preguntado a Daniel.

Me levanté de mi silla y entré en su oficina. El levantó la vista de lo que está haciendo y me miró con preocupación.

— ¿Sucedió algo?

—Mi madre acaba de llamar y nos invitó, bueno más bien nos obligó a ir a una pequeña fiesta que va a hacer en su casa esta noche.

— ¿Y cuál es el inconveniente?

—Solo vine a preguntarte si te apetece ir.

—Si deseas ir, vamos.

— ¿Seguro? —pregunté dudosa.

—Ven aquí Kate. —me pidió tendiéndome su mano.

Fui donde él estaba, y cuando tomé su mano el tiró de mi hasta hacerme caer sentada en su regazo. Deslizó una mano por mi mejilla aparatando un mechón de cabello de mi rostro.

—Sabes que te amo, ¿verdad?

—Humm.

—Y también sabes que no importa lo que suceda siempre regresaré a ti, ¿verdad?

— ¿Aunque tenga que ir a rescatarte? —Daniel sonrió.

—Sí, aunque tengas que ir a rescatarme. Pero debemos tener una vida normal, ¿no crees?

Una vida normal era lo que tenía antes de conocerlo a él.

Normal y aburrida.

Mi vida cambió drásticamente después de caerme en el lobby y de que él me ayudara. A veces me pregunto, ¿qué hubiese sucedido si yo no hubiera perdido mis recuerdos y el no hubiese sido un agente secreto?

¿Hubiese habido alguna posibilidad de estar juntos si hubiésemos crecido juntos como prácticamente lo hicimos hasta que él se fue a Londres y mis padres fallecieron?

Creo que todo por lo que hemos pasado en la vida no fueron más que pruebas que debíamos superar, para demostrar que éramos dignos uno del otro.

—Mi vida no volverá a ser normal nunca más, no mientras tú estés en ella. —respondí mientras Daniel me sonrió.

—Pues entonces disfrutemos de nuestra vida como nos plazca, con nuestros amigos y seres queridos.

—Tienes razón—pero eso solo me recuerda que queda un asunto pendiente que aún el no acaba de solucionar—. ¿Cuándo le contarás la verdad?

—Que te parece si vamos a esa fiesta y después le contamos.

—Muy bien, me parece una excelente idea. ¿Cuándo le contaremos lo del compromiso?

—Creo que debemos darle tiempo primero para que asimile que su hijo no está muerto.

—Tienes razón. —le dije levantándome de su regazo y caminando hacia la puerta.

—Debemos salir temprano, mamá insistió en que debemos estar allí a las ocho en punto.

—No te preocupes, estaremos puntuales allí. —me contestó con una sonrisa mientras yo salí de su oficina.

— ¿A esto es a lo que llamas ser puntuales? —le dije mientras miré la hora en la pizarra del auto. Daniel terminó de aparcar en el bordillo de la calle frente a la casa de Stella. Hoy, no está nevando. Y llevamos veinte minutos de retraso—. Mi madre debe estar pensando que cambiamos de idea.

—Yo no tuve la culpa. —respondió inocentemente mientras abrió la puerta y saió del auto.

Dio la vuelta rápidamente abriendo la mía.

— ¿En serio? ¿Qué no fuiste tú el que me rompió las bragas que tenía puestas? —le pregunté mientras él me sonrió divertido.

—Sí, pero no me voy a disculpar por eso—me dijo mientras me acorraló contra el auto—, ni por nada de lo que le haga a la ropa que lleves puesta, es tu culpa por tener esas deliciosas curvas. —murmuró contra mis labios.

Y me olvidé de donde estoy mientras su lengua desapareció dentro de mi boca. Le devolví el beso fervientemente, rindiéndome a él y sus manos que me aprietan por la cintura. Cuando bajaron hacia mis nalgas, dejé escapar un gemido contra sus labios.

—Tenemos una fiesta a la que asistir. —dijo separándose de mi.

—De acuerdo—le dije recomponiéndome mientras Daniel me condujo hacia la casa. La puerta del frente está abierta y entramos hacia el salón. No le presté atención a nada en lo absoluto. Hasta que me percaté que estamos solo nosotros dos en medio de la sala de la casa de mi madre, y que todo está iluminado a media luz—. ¿Qué sucede? ¿Dónde están todos?— pregunté mientras él me sonrió.

Sacó un mando del bolsillo, presionó un botón, y comenzó a sonar una música de fondo.

— ¿Bailas conmigo? —me preguntó tendiéndome la mano. Tomé su mano y dejé que me guiara por el salón al ritmo de la música—. ¿Recuerdas esta canción? —me dijo mientras bajó sus manos hacia mis nalgas y yo se las volví a acomodar hacia mi cintura.

—Me es familiar. —murmuré mientras damos vueltas por la sala. Es la misma que bailamos en el baile de máscaras del Drake la noche que cedí a mis deseos por él y lo dejé hacer su camino conmigo—. ¿Cómo se llama?

—Es Without You de Mariah Carey.

—Me gusta. —respondí mientras Daniel me pegaba a su cuerpo.

—Fue la primera vez que bailamos juntos—susurró en mi oído—. Aunque en realidad fue la segunda—me susurró casi inaudiblemente—. Y después en New York, fue cuando lo supe con certeza.

— ¿Qué cosa?

—Que no podía vivir sin ti. —me dijo mientras detuvo nuestro baile.

Me miró a los ojos y se arrodilló en el suelo. ¿Pero qué está haciendo? ¿Pidiéndome matrimonio nuevamente? Lo vi sacar algo del bolsillo de su americana. Me quedé mirando la cajita negra que el sostiene en su mano.

Me está pidiendo matrimonio una vez más, y esta vez sí tiene el anillo. Abrió la cajita dejándome ver el sencillo anillo que hay dentro.

—Nunca he estado más seguro de algo en mi vida como lo estoy de querer pasar cada segundo, cada minuto y cada momento a tu lado. Sé que cometí muchos errores, pero te prometo que no habrá más secretos, no más mentiras. Te amo Kate, cásate conmigo.

Y lo ha hecho otra vez. No me está preguntando, me lo está ordenando. Y así me lo pregunte mil veces, siempre le contestaré lo mismo.

—Sí, me caso contigo. —respondí mientras le tendí mi mano y él me colocó el anillo.

Le dio un beso al anillo en mi dedo y después se puso de pie para darme un beso en los labios. Separó su rostro del mío unos centímetros y me sonrió.

—Ya pueden salir todos, ha aceptado. —gritó mientras las luces se encendieron y todos salieron de diferentes lugares en donde estaban escondidos.

Jessy vino rápidamente y se colgó de mi cuello.

— ¡Felicidades! —me gritó eufórica mientras me tendió una copa de champagne.

—Kate, no sabes lo feliz que me siento por ti—me dijo mi madre mientras me abrazó—. Felicidades hija. —me susurró al oído.

Todos nos felicitaron, Alexander, todas mis amistades del trabajo. Veo a Daniel a lo lejos que me sonríe. Sacó su teléfono del bolsillo y miró a la pantalla frunciendo el ceño. Pidió disculpas y atendió la llamada mientras salió hacia afuera.

¿Por qué está tan serio?

Me alejé de la multitud y salí en su búsqueda. Camina de un lado a otro mientras habla sin parar, está nervioso pues desliza sus manos varias veces por su cabello corto.

—Daniel, ¿todo bien? —le pregunté mientras él me miró brevemente y me sonrío antes de colgar.

—Todo bien, solo debo buscar algo en el auto. Espérame aquí. —respondió dándome un beso antes de caminar hacia el auto aparcado a unos quince metros de donde yo estoy.

Daniel dio la vuelta a su auto y me sonrió desde el otro lado. Y entonces todo pasó en cámara lenta.

La puerta abriéndose.

La explosión.

El sonido ensordecedor.

El humo invadiendo mis fosas nasales.

El fuego quemando mi vista.

Caí de rodillas en la acera de la casa de mi madre sin poder creer lo que acaba de ocurrir.

— ¡Daniel! —grité fuertemente su verdadero nombre. Sentí a alguien tomarme por el brazo y zarandearme por los hombros, pero yo no reaccioné. No puedo oír o ver nada más que no sea el auto de Daniel como es engullido por las llamas—. ¡Noooo! —grité una vez más mientras las lágrimas caen a borbotones de mis ojos.

Esto no puede estar pasando, no cuando todo ha regresado a la normalidad. Toqué el anillo en mi dedo mientras continúo mirando hacia el auto que es consumido por el fuego.

Siento las sirenas de los bomberos a lo lejos. Pero no soy capaz de pensar en nada. Lo último que pasó por mi mente fue la letra de la canción que acabábamos de bailar juntos.

¿Cómo voy a vivir ahora sin él?

Continúa en El Renacer, la pueden encontrar en mi perfil.

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Espero les haya gustado la historia. Gracias a todas por el poyo que me dan y por sus hermosos comentarios.
Déjenme sus comentarios y no olviden dejar su voto.

Xoxo
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