Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 23

Es una suerte que Daniel me hubiese dejado dos agentes. Que en estos momentos se han convertido en ayudantes. Uno de ellos conduce mientras el otro va a su lado mirando en todas direcciones. Aparcaron el auto a dos cuadras del lugar, creo que desde aquí puedo hacer perfectamente mi trabajo con todo el equipo que he traído conmigo. Saqué la antena y la coloqué en el techo del auto, orientándola a la casa. La conecté a la laptop y después comencé a hacer mi trabajo.

Un trabajo para el que he esperado seis años y para el que me he preparado todo este tiempo. Un trabajo con el cual pagaré mi deuda pendiente con la CIA.

La casa tiene un sofisticado sistema de seguridad, nada complicado para acceder desde aquí. Quince minutos más tarde ya he logrado violarlo y tengo el control absoluto de las cámaras de seguridad.

Pero he descubierto algo mientras lo hago. Todas las transmisiones dentro de la casa son interceptadas. Así que ellos pueden escuchar todo lo que Daniel habla con su equipo.

En uno de los pases de las cámaras puedo ver a varios guardias de seguridad fuera de combate. Ya han entrado.

Ahora solo queda la otra parte.

La más difícil.

Desactivar el sistema Anti-Tec.

—Bien, he terminado mi trabajo aquí, vamos dentro. Necesito acceder hasta donde está el servidor central para poder invalidar el sistema en su totalidad—les dije mientras guardé la laptop y unos accesorios en una mochila que me coloqué en la espalda—. Dejen aquí sus transmisores, todas las señales son interceptadas allí adentro. —les ordené mientras ellos se los sacaban y yo me colocaba el teléfono con la cajita decodificadora en la cintura.

Bajamos del auto y seguimos la misma ruta planeada del otro grupo.

Pistola en mano, entramos por el mismo lugar y una vez dentro del terreno de la casa cambiamos de dirección yo voy adelante mientras Black y OʹMaley me siguen.

Me coloqué las gafas térmicas y busqué señales de calor detrás de la puerta de servicio por la que estamos a punto de entrar.

Ninguna. Perfecto.

Conecté el teléfono al panel de seguridad y desactivé la puerta.

—El servidor central está en el segundo piso de la casa, tercera puerta de la derecha. Así que lo tendremos algo difícil, ya que tendremos que atravesarla completamente. ¿Listos? —me contestaron con un asentimiento.

Abrí la puerta y entramos.

Tenemos frente a nosotros un largo pasillo con dos puertas a cada lado antes de llegar a otra puerta de seguridad que da paso a la estancia principal. Les hice señas para que revisaran las puertas de atrás y yo revisaré las dos de adelante.

Me adelanté en el pasillo y llegué a la primera puerta. Lo bueno de las gafas térmicas es que puedes saber cuántas personas hay dentro sin tener que abrir la puerta. En esta hay una, y está armada.

La puerta no tiene seguridad, la abrí lentamente aprovechando que la persona dentro se encuentra de espalda a mí, y en cuanto logré divisarlo bien le disparé. Un tiro limpio en la cabeza sin darle tiempo a desenfundar el arma que ya tenía agarrada.

—Uno menos. —salí de la habitación.

Cerré la puerta sin hacer ruido y cuando fui a abrir la del frente, esta se abrió.

¡Mierda!

Reaccioné rápidamente cuando el hombre levantó el arma apuntándome.

Lancé una patada a su mano haciendo que soltara el arma y después apunté rápidamente. Sin pensarlo dos veces disparé a la cabeza y entré en la habitación disparándole al otro que cayó rápidamente al suelo.

¿Por qué tendrán guardias en esta parte de la casa?

Miré bien donde me encuentro. Esto es un cuarto de lavado.

¿Qué hacen dos guardias en un cuarto de lavado?

Me acerqué a una de las máquinas, está funcionando dentro se puede ver ropa. Las otras máquinas también. ¡Qué extraño!

Paré una de las máquinas y abrí la puerta. Para mi sorpresa la tapa es doble. Volví a cerrarla y abrirla nuevamente. La ropa está dentro de la tapa falsa.

La lavadora solo es una tapadera para lo que hay dentro. Un tubo inclinado por donde en este momento caen varias bolsas de nylon negro. Cogí dos de las bolsas y las coloqué en la mesa que hay en el centro del pequeño cuarto.

Saqué la navaja que llevo en el tobillo y le di un corte a una de ellas. Dentro hay cientos de bolsitas con una sustancia líquida dentro. Cogí dos sobres y los guardé en un bolsillo. No sé porque, pero me imagino que es alguna droga nueva.

Corté la otra bolsa y esta está llena de fajos de billetes. Busqué mi teléfono y le saqué una foto a las dos bolsas. Sentí un ruido afuera y rápido levanté mi arma hacia la puerta.

—Somos nosotros—bajé el arma—. Todo despejado.

— ¿Encontraron algo en las habitaciones?

—Sí, precinta y cajas de embalar.

—Imagino que esta gente está metida en muchas más cosas que solo tráfico de tecnología.

Salimos de la habitación y nos dirigimos hacia la puerta al final del pasillo. Detrás hay tres guardias, cada uno parado frente a una puerta de acceso, y hay otro donde termina la escalera del primer piso. Todos los guardias se mueven de un lado a otro de la habitación rotándose por los puntos, nunca en una misma posición fija.

—El de las escaleras es mío. —les dije mientras saqué una granada de humo de mi cinturón y le quité el seguro.

Abrí un poco la puerta, cuidadosamente la puse en el suelo, la hice rodar y volví a cerrar la puerta. Unos segundos más tarde. Abrí la puerta y me dirigí hacia las escaleras. Sentí el sonido amortiguado de los dos guardias cayendo al suelo mientras yo subí las escaleras y le disparé al otro. Cuando terminamos de subir las escaleras nos dividimos en dos grupos para cubrir mayor terreno.

Yo cogí hacia la derecha y ellos dos hacia la izquierda. Quedamos en encontrarnos en el mismo lugar. Comencé a revisar todas las habitaciones que hay en esta planta. Para mi sorpresa todas están vacías. Regresé rápidamente hasta el punto de encuentro y continué hacia donde fueron los dos agentes. Me los encontré a medio pasillo saliendo de una habitación.

—Todo despejado, las habitaciones están vacías.

¿Dónde estarán todos?

Subimos hacia el otro piso. Aquí también hay dos corredores y al igual que en el piso de abajo cogí el de la derecha. Las primeras dos puertas están vacías.

Llegué a la última. La puerta donde está el servidor principal de las cámaras de seguridad y el sistema Anti-Tec. Hay tres personas dentro, dos de ellas están tiradas en el suelo, muertas. La tercera persona se encuentra de pie mientras mueve sus manos imagino sobre el teclado de la computadora. La puerta está abierta, aunque no del todo. Será muy fácil para alguien como yo entrar por ahí sin ser detectada.

Respiré varias veces afuera antes de tomar impulso y saltar dentro de la habitación dando una vuelta hacia adelante y apuntándole al que está frente a la consola del servidor central. Y nos quedamos allí apuntándonos el uno al otro mientras nos miramos a los ojos fijamente.

Bajó su arma y yo hice lo mismo con la mía mientras ella me miraba ahora con mucha curiosidad.

— ¡Kate!

— ¡Leah! ¿Qué haces aquí?

— Intentando desactivar el sistema de seguridad. ¿Tú qué haces aquí?

—Me enviaron en una misión especial, todo esto es una trampa, la señal de sus transmisores fue interceptada.

—Lo sé—me dijo mientras se tocaba las costillas— ¿Te enviaron? ¿Quién te envió? ¿Daniel sabe que estás aquí?

—No, no lo sabe. ¿Te encuentras bien?

—Sí, solo es superficial. —me dijo mientras puedo ver su ropa manchada de sangre en las costillas.

— ¿Dónde está Daniel?

—Se dirigieron hacia el sótano siguiendo el rastro de la señal.

—Déjame hacerme cargo de esto, siéntate. —le pedí mientras saqué la laptop y la conecté al servidor.

Puse en una de las pantallas las cámaras de seguridad y comencé a desactivar el sistema en la otra.

Mientras trato de hackear el sistema, miro a las cámaras de seguridad buscando a Daniel, pero no lo veo por ninguna parte. Y en el sótano imagino que no hay cámaras de seguridad. Los dos agentes que vienen conmigo, se nos unieron unos minutos más tarde.

Quince minutos después ya he logrado acceder al sistema de seguridad y lo he desactivado completamente.

Recojo uno de los rifles que hay en el suelo y le disparé a los servidores destruyéndolos completamente al igual que todos los sistemas. No quiero que nadie los conecte una vez más.

— ¿Me prestas tu transmisor? —le pedí a Leah. Ella me tendió el receptor que coloque en mi oído—. Yo me encargo de buscar a los demás.

— ¿Quién te puso a cargo? ¿No creo que tengas el entrenamiento necesario para esto?

—El director de la CIA discrepa contigo en ese punto. Sáquenla de aquí. —les ordeno a los dos agentes que sin pensarlo obedecen.

Uno de ellos cargó a Leah mientras el otro salió delante cubriendo el camino. Caminé detrás de ellos, cubriendo la retaguardia hasta bajar los dos pisos. Y mientras ellos se marchaban en una dirección yo me dirigí hacia otra buscando el sótano. Encendí el transmisor en mi oreja.

— ¿Daniel? ¿Puedes escucharme?

—Así, que ese es su nombre verdadero.

Me detengo en seco al oír aquella voz. Claramente no es Daniel quien me ha respondido. Es La Reina. Giselle.

— ¿Qué hiciste con él? —pregunté mientras me detuve un momento y saqué mi teléfono.

Todos los agentes tienen un transmisor epidérmico para en caso que se perdieran poder localizarlos. El transmisor no solo da su ubicación, también comprueba los signos vitales.

—Aún no le he hecho nada, pero si deseas puedes unírtenos—mientras ella habla abrí la aplicación, introduje el código del transmisor de Daniel y esperé unos segundos. Tiene el pulso débil, y se encuentra en el sótano de la casa. ¿Qué le han hecho? Memoricé el camino hacia el sótano. Y guardé el teléfono antes de dirigirme hacia allí—...pronto tú y tus compañeros le harán compañía al resto que está tirado aquí a mis pies.

—No tienes idea de con quién estás tratando. —le dije en un gruñido mientras salí al patio para buscar la entrada trasera al sótano. Una entrada que no se utiliza desde hace años.

— ¡No! tú no tienes idea de con quién estás tratando. ¿Se creen que pueden irrumpir en mis dominios sin que yo me entere? Están equivocados si creen que los voy a dejar escapar de aquí con vida.

Eso fue lo último que me dijo, después de eso se interrumpió la transmisión, así que supongo que ha destruido el transmisor. Me deshice del mío y continué mi camino. Eliminé a todo el que se interpuso entre Daniel y yo. Cuando llegué a la entrada trasera cambié el cargador de la pistola.

La puerta está algo oxidada e hizo un ruido cuando la abrí. Activé las gafas de visión nocturna y entré con la pistola en alto.

Me deshice de dos guardias que estaban custodiando esa entrada. El sótano es oscuro y a diferencia de lo que yo creí es extenso. Ya he caminado casi 500mts esquivando cajas y doblando en diferentes direcciones. Poco a poco el sótano se va iluminando. Y entonces me detuve detrás de unas cajas y me quité las gafas.

Está nevando y ella está a diez metros de mí, parada en medio de una pequeña pista. Lleva la pequeña maleta donde está el chip en la mano. Hay cinco hombres custodiándola y otros tres cargan cosas de un auto a un Jet privado que está calentando turbinas, esperando para despegar.

—¡Terminen con esas cajas ya! —gritó ella mientras caminó hacia un extremo de la pista.

Y entonces lo vi.

Está tirado en el suelo, con una mordaza en la boca y las manos atadas al frente. Junto a Daniel están los otros dos agentes en suelo, muertos. La sangre que hay debajo de Daniel y de los dos agentes tiñe el suelo de carmín. Su rifle está en el suelo, a unos metros de él. Enfoqué mejor mi vista y pude ver algo más, de sus manos sale una soga, y la soga está atada al tren de aterrizaje del avión. Lo van a arrastrar por la pista.

Comprobé mi teléfono una vez más, su pulso es débil, pero está ahí. ¿Cómo puedo hacerme cargo de tantos guardias? Para eso necesitaré un rifle de francotirador, y no creo que tenga alguno cerca. Así que solamente me queda una opción.

Confiar en mi agilidad y velocidad con la pistola. Pero para eso, necesito acercarme lo más posible a mis objetivos. Me coloqué las gafas de visión térmica una vez más, saqué la última granada de humo y la lancé. Salí corriendo hacia el jet privado disparándole a los primeros objetivos que vi, dejándola a ella para el final.

—¡Suban en el avión ya! —escuché que gritó a sus hombres.

Pude ver como ella subió en el jet mientras yo derribé a otro guardia más. El avión no puede irse, no mientras Daniel está atado a él. Derribé al último hombre que quedó en tierra mientras el humo comenzó a disiparse y el avión comenzó a avanzar por la pista.

— ¡No, no, no, no, no! —grité mientras saqué la navaja y corrí donde está Daniel.

Me agaché junto a él y corté la soga unos segundos antes de que esta se tensara y el avión tomara velocidad.

Agarré a Daniel por el rostro.

— ¡¿Estás bien!? —le pregunté mientras él me asintió y perdió el conocimiento.

Toqué su cuello buscando su pulso, está vivo, apenas.

— ¡Mierda! —grité frustrada mientras veo el avión coger cada vez más velocidad en la pista.

Pero entonces, en un parpadeo, algo pasó rápido por mi lado estrellándose en el tren de aterrizaje del avión, haciendo que este colapsara en la pista sin poder despegar.

Apoyé la cabeza de Daniel con cuidado en el suelo y salí corriendo hacia el jet. No tengo idea de donde ha salido ese cohete, y en estos momentos no voy a averiguarlo. La puerta del jet se abrió en el momento que yo llegué allí y salió un guardia del avión. Sin pensarlo dos veces levanté la pistola y me lo cargué a ese y a otro que salió justo detrás.

Pasaron unos segundos y no bajó nadie más del avión. Así que entré cuidando que no me sorprendieran.

Dentro hay otro guardia semi-inconsciente y lo eliminé antes de que recuperara completamente el sentido. Me quedé mirando a Giselle, tiene un golpe en la cabeza y está soltando sangre.

—Ya me tienes en la mira, dispara. —murmura mientras escupe sangre.

— ¿Por qué lo hiciste? —esto ya es personal.

— ¿Qué? —preguntó media aturdida.

—Porque lo engañaste de esa forma cuando él te amaba.

—No has entendido nada cariño, nunca me interesó él—toce un poco—. Siempre supe que escondía algo y al final tarde o temprano tendría que apartarme de su lado, solo estaba con él para lograr recaudar información.

— ¿Qué información?

—Eso no es de tu incumbencia.

—Lo es cuando le has hecho daño a una persona que me importa—le dije poniéndole el cañón de la pistola en la frente—. Y vas a pagar por todo el daño que me has ocasionado.

— ¿A ti? No te conozco en lo absoluto.

—¿Ah no?— me saqué las gafas y el casco—. Me dirás que no estabas detrás de la bomba que explotó mi auto o del intento de violación de New York.

—Pero si es la puta de Chicago—apreté el cañón en su frente—. Disculpa no te reconocí con todo eso, admito que lo de la bomba fue obra mía, pero no me voy a adjudicar lo de un intento de violación, eso no va conmigo.

Pero si ella no ha sido, ¿quién?

—Lo siento, pero no puedo dejar que continúes contaminando al mundo.

Me dispuse a disparar cuando sentí mi celular sonando. Lo saqué y contesté.

—Kate no lo hagas. —es el director de la CIA. Sé que esto es una orden directa y si lo hago, por muchas ganas que tengo de eliminar a esta escoria, jamás liquidaré mi deuda. Retiré mi arma lentamente pero antes la golpeé en la frente dejándola inconsciente—. El FBI estará ahí dentro de poco, tienes cinco minutos para dejar el lugar donde estás.

Antes de salir del jet busqué el botiquín de primeros auxilios y lo llevé conmigo. Salí corriendo hacia donde estaba Daniel. Aún está nevando y tenemos que salir de aquí urgente. Me agaché junto a Daniel, aún está inconsciente. Le zafé las manos y le quité la mordaza. Lo revisé por todas partes, solamente encontré una herida visible en el brazo derecho. Con la navaja rasgué la ropa para revisar la herida por delante y por detrás, la bala ha salido y al parecer no ha causado ningún daño.

Saqué unas vendas del botiquín y se las coloqué en la herida, presionando fuertemente para detener la hemorragia. Tiene mucha sangre en el rostro, lo han golpeado fuertemente, la herida sobre la ceja se ha abierto nuevamente.

— ¡Daniel! —intenté despertarlo, pero él no reacciona. — ¡Daniel!

Daniel se movió en el suelo quejándose.

—Necesito que me ayudes, ¿puedes ponerte de pie?

Lo ayudé a incorporarse mientras se apoyó en mí con un quejido de dolor.

¿Y ahora qué hago?

Me quedé mirando fijamente el auto aparcado junto a nosotros. Y sin pensarlo dos veces fui hacia allí, senté a Daniel en el asiento del copiloto, le puse el cinturón de seguridad y di la vuelta al auto sentándome detrás del volante.

Arranqué el auto y allí me quedé, una vez más, congelada. Pero todo es diferente esta vez. Mi vida, nuestra vida, depende de que salgamos de aquí.

Anti-Tec: dispositivo que impide las señales inalámbricas o de radio.


________________________________________________________________________________

Espero les guste este capítulo. ¿Que creen que va a suceder?
Déjenme sus comentarios y no olviden dejar su voto.

Xoxo
🐦⭐

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro