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~Capitulo 12~

Elías, Giselle y Klaus se encontraban en el comedor sentados en la mesa, la cual estaba cubierta de papeles

-¿Entonces se entendió el plan?- El muchacho de gafas miraba fijo a ambos

-Dejamos que Giselle se lo lleve al punto en cuestión y ahí lo tomamos

-¿Estás seguro que va a estar solo?- La rubia preguntó al de lentes

-Pues esa es tu parte del plan. Debes asegurar que vaya solo

-De acuerdo, sí. Puedo hacer eso...

Elías y Klaus estaban camuflados sentados en un café frente a la Alexanderplatz. Giselle se encontraba en uno de los asientos de la plaza esperando a alguien. La posición en la cual estaban los muchachos permitía observar la escena con claridad.

-¿Sabes leer los labios?

-Algo, creo

-O al menos los de mi hermana si – El rubio soltó una risa –He notado que te gusta un poco

-Lo siento pero no sé de qué hablas- Elías observaba con su semblante serio al muchacho –No estoy pensando en tu hermana Klaus, solo quiero hacer lo mío y regresar a Gran Bretaña

-Pero si...

El Gryffindor hizo un ademan con la mano para cortar el tema y señaló hacia la ventana, donde un hombre rubio se estaba acercando a la posición de Giselle

-¡Es él!- Dijo rápidamente Klaus

A Elías comenzó a hervirle la sangre al ver tan de cerca al hombre que habría matado a sus padres, pero intento mantener la cordura para no levantarse y arruinar el plan. Mientras tanto Giselle se saludaba con Bach

-¡Bella Giselle! Dichosos los ojos que te ven

-No seas tonto

-Para nada, ¿Cómo estás? Hace tiempo no me buscabas, ¿Tan mal fue la última vez?

-Por favor... ¿Vamos?

-Después de ti

Ambos salieron hacia unas calles más abajo. El hombre seguía a la joven mientras hacia algunos comentarios coquetos. Elías al mismo tiempo hizo señas a Klaus para levantarse de la cafetería y seguir a los rubios.

-¿Y cómo está tu hermano? Me tenía preocupado ¿Sigue metiéndose en problemas?

-No, no- Giselle miró hacia abajo –Ya aprendió –La rubia le dedicó una sonrisa a Bach y este tomó su mentón y la beso. Rápidamente Giselle giró su cabeza y señaló una puerta. –Es aquí, no seas tan ansioso.

Los dos ingresaron por la puerta de esa casa mientras Elías y Klaus se movían sigilosamente por la parte trasera para ingresar al edificio.

-Escucha Klaus, saca tu varita, tenemos que ser rápidos, lo desarmas y lo ataco. Nada de dudas, nada de pensamientos. Vamos, actuamos y todos libres.

-Entendido

El rubio deslizó su varita a la par que lo hacía Elías.

-Ellos ya están en esta habitación, estará con la guardia baja, así que es nuestro.

Los chicos se posaron uno al lado de la puerta de la habitación, el de lentes alzó su mano y empezó a contar hasta tres

-1...2...3, ahora-

Dio un golpe a la puerta y ambos entraron alzando sus varitas, pero rápidamente sus varitas volaron de sus manos al tiempo que veían a Bach que sostenía a Giselle por el cuello usándola como escudo.

-Debo admitir que tienen agallas- Dijo Bach mirando a ambos muchachos – Es un placer señor Prewett, estaba ansioso por verlo.

-¿Cómo sabia?

-Muchacho, llevo años teniendo el control de esta ciudad, años haciendo misiones. ¿En serio pensabas que un muchacho con delirios de venganza puede hacerme algo? Por favor niño- Bach solo sonreía mientras observaba al Prewett. –Otra cosa, si vas a matar personas no sumes gente. Actúa tu solo. Tómalo como un consejo profesional.- Dirigió su mirada a Giselle –Una pena que te hayan metido en esto – Puso su rostro en el cuello de la muchacha y lamió su cuello - ¡Amadeus, ven ocúpate de estos dos!- Un hombre calvo ingresó a la habitación -Debo hablar con Giselle a solas, diviértete un rato si así prefieres, no mates al de lentes, ese lo quiero para mí-

-Entendido señor

Klaus se abalanzó sobre el hombre mientras este se desvanecía con su hermana. Amadeus lo enfrentó y le dio un golpe en la boca de su estómago dejándolo de rodillas para luego pegarle una patada en la boca. Pero pronto recibió un impacto proveniente de Elías, que aprovechó la distracción para tomar su varita.

-¡Klaus, Klaus!

El muchacho respondió con dificultad

-Mi hermana, mi hermana

-Lo sé, iremos a rescatarla, toma tu varita

De pronto unos impactos comenzaron a colmar el cuarto

-¡Nadie se va de aquí! ¡Sé que Bach dijo que no te matara pero después de eso no me voy a frenar!

Amadeus comenzó a lanzar hechizos a diestra y siniestra, Elías agarró a Klaus protegiéndolo de los impactos

-Vamos, arriba. ¡Nos van a matar!

El Prewett estaba tratando de proteger a ambos, pero Amadeus se acercaba más y más

-Elías, vete. Déjame acá

-No seas estúpido, rápido vamos

-Rescata a mi hermana, por favor

Entonces Klaus se separó de Elías y se abalanzó hacia Amadeus

-¡Klaus!

El calvo tomo su varita y conjuró

-¡Avada Kedavra!-

El destello verde chocó contra el cuerpo del alemán, el cual cayó inerte en el suelo.

-¡Ahora es tu turno desgraciado!- Y lanzó el mismo hechizo al Prewett

Si no fuera por el instinto de supervivencia, Elías se hubiese quedado ahí quieto, pero logró salir de la zona de tiro para cubrirse.

-Klaus...-

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