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1. Sharing a bed.

✩ Notas del autor: ¡Hola mis bonitos lectores! Bienvenidos a la semana de Shorter, como sigo media enfermita por la vacuna no creía que alcanzaría a participar, pero el fandom de banana fish lanza tantas actividades geniales en twitter y yo nunca participo porque, me da verguenza ser la unica de habla española metida ahí, e inseguridad. Pero Shorter merece amor, así que acá estamos. Este fic participa en la ShorterWongWeek.

✩ Género: Au de pandillas moticilistas/ Drama/ Slice of life.

✩ Ship: WongLung y AshEiji.

✩ Advertencias: Hay bastante consumo ilegal de sustancias dentro del fic (tabaco, marihuana, cocaina, entre otros) y conducción de vehiculos riesgosa, no se prentenden fomentar estas conductas, sin embargo, leer a discreción.

✩ Dedicatoria: Mi esposa preciosa _Meyagatha, sería una tremenda aberración no dedicarte mi primer short fic WongLung considerando que fue nuestra primera otp, no te prometo terminarlo, ni que quede bonito, ni decente, pero está hecho con lágrimas y amor.

¡Espero les guste!

—No puedo creer que ella me dejara, amigo. —Es más de su séptima botella de cerveza, la cabeza le martillea como si tuviese un pájaro carpintero picoteándole el cerebro, las incandescentes luces del bar de Cain son una molestia—. ¿Cómo diablos debía recordar que hoy era nuestro medio año juntos? Los chicos no estamos hechos para recordar esa clase de detalles. —La pandilla intercambia una mirada perpleja, traidores, piensa.

—Díselo al jefe. —Kong juguetea con la boquilla de la cerveza, divertido, la espuma le chorrea debajo del pulgar hasta escurrir hacia el mesón—. Él recuerda cada segundo que lleva con Eiji desde que son una pareja oficial. —Ash bufa, intentando ocultar un tenue sonrojo tras la etiqueta de la bebida.

—No es mi culpa que él sea tan lindo. —El aludido se encuentra en un partido de billar con Bones y Skipper, las tachas de las chaquetas de cuero relumbran bajo los mugrientos focos del local.

—No le tenía fe al chico. —Cain pasa el trapo por la barra, suavizando su mirada al verlos juguetear en la mesa de pool—. Me sorprendió que aprendiera a conducir una motocicleta tan rápido.

—Debes admitir que Eiji es un natural. —Aslan lo musita, cruzándose los brazos contra el pecho, orgulloso—. Aunque me gusta que conduzca su propio vehículo debo admitir que se veía sexy en mi asiento trasero.

—¡Amigo! —Shorter gimotea—. Literalmente acabo de romper con mi novia y tú estás alardeando sobre tu relación, eso es desconsiderado. —El más joven bufa, sabe que es verdad, no obstante, no es su culpa, su corazón libera una infinidad de cursilerías sin su consentimiento desde que conoció al chico japonés, un deportista quebrado con afección a las motocicletas, ni siquiera dudó en pasarle la suya aunque la adora más que a su vida.

«Fish Bone».

Ese es el nombre de su pandilla de motociclistas, no hay que gastarlo, son los prodigios que dominan la ciudad en dos ruedas, Ash Lynx es quien encabeza a este intrépido grupo de carreras, jamás han perdido un solo desafío desde que él gobierna en el trono, por eso disfrutan de un estatus de suma exclusividad, no cualquiera tiene el privilegio de unirse, Eiji Okumura es una fina excepción, ninguno de los demás integrantes le tenía fe a las habilidades del chico, no parecía haber visto de cerca uno de esos vehículos en su vida, sin embargo, gracias al comando del lince de Nueva York se ha tornado en un aporte especialmente salvaje, es extraordinaria la forma en que vuela raspando el pavimento. Que ganase el duelo lo convirtió en un igual y lo hizo digno de su propia chaqueta, por supuesto.

Hay muchas pandillas motociclistas luchando por el centro, Black Sabbath es aliado con el segundo lugar según el tablero, aunque es un juego limpio y santo, también existen escorias como Frederick Arthur y el nuevo rey de Chinatown quienes no tienen problemas con hacer trampa para triunfar. Si bien, en un comienzo a Wong le fue duro tener que abandonar al pequeño Sing en esa otra pandilla, no han quedado resentimientos entre ellos dos, además, no se profesaba cómodo liderando cuando siente que pertenece al lado de estos idiotas, siendo la mano derecha de Ash.

—He escuchado rumores realmente aterradores acerca de los chinos. —Alex niega, intentando arreglar su tremenda metida de pata—. Sabes a lo que me refiero.

—Lo sé. —Shorter se presiona el entrecejo, la mandíbula le pesa mientras sus dedos tratan de hundirse en el cristal de la cerveza—. ¿Acerca de qué escuchaste los rumores?

—El nuevo líder de Chinatown.

—Sing me ha comentado algo similar. —Pero no le estaba prestando atención para ser franco, se encontraba demasiado ocupado lamentándose por la novia cuyo nombre ni siquiera recuerda en la borrachera, él es genial, todo un caballero—. Dijo que era bonito.

—¿Bonito? —Ash frunce el entrecejo, apartando su atención de Eiji, así sabe que el tema es serio—. Mis subordinados me han reportado que es una víbora venenosa en su motocicleta, no lo espero enfrentar a menos que me desafíe.

—¿Tiene miedo jefe? —Aslan arroja una risa colérica antes de darle un profundo trago a su cerveza, el cenicero se halla rebosante de papelillos usados con tabaco y marihuana, es relajante.

—Claro que no. —Chasquea—. Pero no me da un buen presentimiento.

—Dragón de luna. —Bufa Kong—. Así escuché que lo llaman.

—Es un nombre curioso. —Y familiar, pero Shorter omite ingeniosamente esta última parte, no quiere meterse en más problemas de los necesarios, suficiente con que lo hayan botado como una de esas colillas viejas, deja los lentes en la barra, la música le martillea—. También debemos ver qué hacer con Arthur. —La simple mención gatilla una mueca de asco en los presentes.

—Escuché que ahora trabaja para Marvin. —Aquel bar de mala muerte se ha vuelto sofocante para los asistentes, el sudor se escurre desde esos rebeldes mechones púrpuras hacia su chaqueta de cuero, hace un calor infernal acá dentro, quiere salir a tomar aire, pero el aire se siente como un retorcijón de entrañas ¿o es la resaca? Ni siquiera tomó tanto—. Es un maldito perro de la mafia.

—Patético. —Alex mitiga su queja contra la boquilla de su cerveza—. Siempre te tuvo envidia, Ash.

—Lo sé, incluso trató de sabotear a Eiji durante su competencia. —Y eso es algo que claramente no es capaz de perdonar, que se metan con él es algo que le da un placer casi delirante, no obstante, quien se atreva siquiera a mirar feo a su dulce adoración, oh, es un bastardo muerto—. Estoy ansioso por desafiarlo.

—Aslan, cariño. —Eiji y el resto de los chicos se aproximan a la barra, está vistiendo la talla más pequeña que tienen en las chaquetas y aún así le queda grande, se ve jodidamente candente para ser sincero—. ¿Cómo van consolando a Shorter?

—Eres el único al que le importo, Eiji. —Shorter gimotea, arrojándose a los brazos de su amigo. Debe confesar que es especialmente protector con este chico, no sabe si la necesidad de cuidarlo nace de su intrínseca ingenuidad, de esos ojitos de ciervo o de lo enamorado que se ve Ash—. Gracias por ser el único ser humano decente en este asqueroso bar.

—¡Oye! —Cain lo golpea con el trapo—. Mi bar puede tener ratas pero te aseguro que está limpio. —Nadie se ve cómodo con el comentario.

—Dijeron que cuidarían de él. —Skipper los regaña, subiéndose a la butaca para equiparar la altura de los adultos, no debería estar acá a estas horas, sin embargo, su madre pertenece a Black Sabbath y trabaja de mesera durante la noche—. Son unos malos amigos.

—¡Estábamos cuidando de él! —Aslan se defiende, deslizando una mano traviesa hacia el bolsillo trasero de los ajustados jeans de su amante, le encanta la manera en que su influencia le dio una chispa pícara—. Pero no nos quiere escuchar. —Eiji tampoco se queda atrás, rodea la cintura del rey motociclista con suma confianza, semejante intimidad no deja de asombrar a la pandilla.

Más que un lince feroz, se asemeja a un gato mimoso restregándose contra un conejito.

Es agradable.

Se ve feliz.

—Ya es tarde, deberíamos irnos. —Skipper mira su reloj de Spiderman, alzando una ceja.

—Son las seis de la tarde.

—Pero llevamos acá dentro como diez horas y a las dos de la mañana debemos competir ¿no? —Bones lo suelta como si fuese lo más natural del mundo y lo es, para esquivar a la policía (en especial al novio de su hermana) deben mantener horarios discretos para sus carreras de motocicletas.

—Gracias chicos, han sido un dolor de culo en mi ruptura. —Shorter se queja, el corazón le pesa, pero no es de dolor amoroso, es más bien de saña.

Lo que le frustra de la ruptura no es que su novia lo haya dejado por una razón sumamente absurda, sino que él nunca fue capaz de engancharse de ella, ni de cualquiera de sus parejas en realidad, sean hombres o mujeres, el sujeto es incapaz de entablar una conexión emocional genuina, no entiende la razón, con sus amigos le es fácil, incluso con Eiji quien recién ha llegado, no ha tardado en forjar un vínculo de amistad genuina, pero con una relación seria que debe ser más que un acostón, Dios, no gracias, prefiere tragar gasolina.

Probablemente esto se debe al mal matrimonio que sus padres tuvieron, aquello no solo los guio a la destrucción a ambos, sino que dejó a Nadia a cargo de él y del pequeño Sing, cuyos padres no son mucho mejor, Shorter adora a su hermana mayor, se esfuerza por ganar dinero en las carreras para poder mantener al Chang Dai funcionando, incluso ha pasado al idiota de su novio porque ella luce contenta con Charlie, pero no tiene ganas de revivir traumas parentales esta noche. No, solo quiere emborracharse y tal vez, buscar un buen polvo para la noche.

Jodidos males de amores.

—Puedes quedarte más tiempo si quieres. —Es Cain quien habla, parece preocupado por su estado, aunque ni siquiera ha tomado tanto, uno de los paquetes de cervezas nada más. Su mirada se enfoca al lado del ventanal, el estacionamiento se aprecia a la perfección desde acá, la oscuridad se traga a la ciudad al igual que el silencio—. No prometo consolar tu patético trasero, pero es mejor que irte a llorar a casa.

—No estoy llorando por ella. —La nariz le arde, las piernas le tiemblan en la butaca, incluso colgando no tiene la fuerza necesaria para sostenerse—. Estoy enfadado porque no me afecta lo suficiente, yo estuve seis meses con ella, al menos debería dolerme ¿no?

—Seguramente no era la persona correcta. —Eiji, el dulce Eiji le acomoda la palma en el hombro, la chaqueta le queda tan grande que apenas deja al descubierto sus dedos—. No tienes que sentirte mal si no la pasaste bien en esa relación. —Aslan acomoda su mentón en el hombro de su novio y lo abraza por la cintura, manoseándole el vientre entero, mirando directamente a Shorter a los ojos, son brillantes y verdes, se asemejan a los jades.

—Este bombón tiene razón. —La pandilla contiene una arcada ante tan empalagosa muestra de afecto—. La chica ni siquiera entendía tu pasión por las motocicletas, nunca me gustó y te lo dije.

—Lo sé. —Suspira, abriendo otra cerveza barata—. Pero es frustrante, no creo poderme enamorar.

—Estás siendo dramático. —Skip golpetea sus zapatos contra la butaca—. Mírame a mí, yo tampoco me he enamorado nunca.

—¡Tienes ocho años!

—Casi nueve, muchas gracias. —Se ve genuinamente ofendido por el comentario.

—¡Sí! ¡Sí! Yo tampoco me he enamorado y me veo de maravilla. —Escuchar ese consuelo de Bones es mil veces peor, se morirá abandonado en una zanja o se va a podrir siendo el mesero del Chang Dai, maravilloso. Las contracciones en su pecho son dolorosas, como si hubiese algo roto dentro de él y los pedazos lo estuviesen desgarrando dentro, ni siquiera es por la chica. ¿Cómo se llamaba? Es una pareja de mierda si no recuerda ni eso.

—Necesito un poco de aire fresco para enfriar mi cabeza. —Ese plan no es más que una excusa para hundirse en la miseria, lo sabe—. Ustedes adelántense, nos vemos en la competencia.

—¿Contra quién es la competencia?

—Según los rumores es con el dragón de luna, pero son solo especulaciones. —Ash bufa, cabreado por el tema.

—Espero que no. —Le presiona un beso en la mejilla a Eiji—. Cariño, espérame en el asiento trasero de la motocicleta, necesito despedirme de Shorter.

—Claro. —Eiji se da vueltas, presionándole un adorable beso en la boca, dejándolo con una sonrisa que solo puede ser descrita como un idiota enamorado, bastardos con suerte, Shorter maldice para sus adentros—. Nos vemos en un rato. —En el fondo, todos quieren lo que estos dos tienen.

—Oye... —Ash se acaricia la nuca, las tachas del cuello relumbran contra los focos, confiriéndole una palidez aún más intensa a su piel, es casi angelical—. ¿Quieres quedarte con nosotros esta noche? No te ves bien. —¿Quedarse en la casa de estos recién casados? Absolutamente no.

—Estoy bien, solo debo caminar hasta el Chang Dai para quitarme la borrachera. —Aslan alza una ceja, no le compra la excusa ni se molesta en ocultar su indignación por la obvia mentira.

—Fingiré que te creo. —Musita—. Pero cuídate.

—Lo prometo.

Fish Bone desaparece con el alarido de los motores en una nube de suciedad.

Shorter suspira, observando la decadencia de la ciudad desde el sótano del bar tras un mugriento ventanal, apenas hay algunos borrachos cerca, los trabajadores con máscaras de papel se apresuran para poder tomar el tren antes de que anochezca, son tacones rojos sobre aceras quebradizas y una lluvia tan gris que ni siquiera moja, él se muerde el labio, dándole otro trago a la botella de cerveza, no quiere regresar al Chang Dai ni a su apartamento de soltero, seguramente las cosas de su exnovia siguen tiradas por doquier, el sitio se encuentra impregnado de ella, lo sabe y le da igual. Le frustra que no le importe más. ¿Hola? Es un ser humano increíblemente sensible, no desglosa esta barrera emocional entre sus parejas, se merece algo mejor, aspira ser patético y romper en llanto porque le han roto el corazón, pero no, nadie parece ser digno del encanto Wong.

—Conserva el cambio.

Musita, dejando un billete en la barra, saliendo del local.

No tiene ganas de tomar su motocicleta, ni siquiera sabe a dónde va, le toma el peso a la borrachera al no poder caminar en línea recta, mete sus manos en los bolsillos de su chaqueta, el frío del cuero le congela los dedos, debería dolerle, debería gustarle, pero no, hay un abismo en su alma que ni él mismo es capaz de comprender y mierda, no es un nerd intelectual como Ash para reflexionar sobre leopardos o algún otro disparate de libros tan aburridos que mencionarlos lo hace bostezar. Shorter no es eso, es simple, gracioso y entregado. Y todavía así, sus relaciones son estrellas fugaces, extintas antes de llegar, es triste.

Shorter vaga con la vista nublada hasta que no puede más, ya no reconoce esta parte de Harlem, se ve extraordinariamente lujosa y de clase, no hay nada familiar en esta peste a lavanda mezclada con jazmín, no le gusta, los tobillos se le tuercen, se agradece y maldice por no haber conducido en este estado de ebriedad, tiene el cuerpo frío y empapado, no puede respirar, se desploma en el suelo.

Es un blackout.

—Mierda.

Cuando despierta es de día, Ash lo asesinará por haberse perdido la carrera de anoche, aunque era bastante predecible con su deplorable estado. La cabeza le punza en un martirio, él se restriega los ojos, su habitación huele inusualmente bien, el pecho le pesa, como si estuviese contra la espada y la pared, él parpadea, es acá cuando se da cuenta de que efectivamente alguien lo está aplastando, no es idea suya, mucho cabello negro desparramado por su pecho desnudo es lo primero que capta su atención, un rostro extraordinariamente bonito lo hace ruborizarse con violencia, tiene pestañas largas y espesas, es un chico, lo sabe porque bueno, ambos están sin ropa interior bajo las sábanas, es el chico más hermoso de todo el universo y ha sido su polvo. Shorter se siente como un maldito Dios griego.

—Lo siento, ¿te desperté? —El desconocido precioso arroja un bostezo sumamente adorable antes de levantarse, la sábana le cubre el vientre, es fino y sexy, es lo más caliente que ha observado en su vida y no recuerda nada del acostón, quiere llorar.

—Estoy bien, ya me iba. —Pero no quiere que desaparezca.

—Te puedo hacer el desayuno. —Es acá cuando se percata de que se hallan en un cuarto de hotel, eso explica la comodidad de las sábanas y el ambiente romántico—. Te puedo invitar a desayunar, no quiero que pases hambre.

—No creo que esa sea buena idea, Wong. —Tiene unos ojos increíblemente profundos, son negros pero poseen el brillo suficiente para confundirse con púrpura, son preciosos y excepcionales.

—¿Por qué no? —El desconocido suspira, amarrándose el cabello.

—No recuerdas quién soy, ¿verdad?

—Lo siento. —El chico bonito le lanza una sonrisa pícara antes de extenderle la mano.

—Yut-Lung Lee. —Shorter no duda en dársela—. Mejor conocido como el dragón de luna.

Mierda.

Está jodido.

Compartió cama con el enemigo.

¿Tengo fe que terminaré esto? Como absolutamente todas las dinamicas en las que me meto, claro que no, acabo de salir del flufftober no sé qué hago acá. Pero este AU surgió gracias al promp de mañana, me gusto tanto la idea de un WongLung motoquero que acá estamos. Espero que salga bien y que luego esto muera olvidado en mi perfil.

¡Nos vemos mañana!

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